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viernes, 4 de diciembre de 2015

SUNKEN CITIES, EGYPT`S LOST WORLDS: El esplendor de una antigua civilización en el Museo Británico

Se trata de una fabulosa exposición que mostrará invaluables tesoros de la civilización egipcia, las cuales estuvieron durante siglos sumergidos bajo las aguas del Mediterráneo. La muestra, que estará abierta al público en el Museo Británico del 19 de mayo al 27 de noviembre del 2016, reunirá más de 200 objetos procedentes de Thonis y Canope, dos ciudades ubicadas a la entrada del Nilo que fueron engullidas por las aguas alrededor del siglo VIII a.C. Gracias a préstamos por parte de museos egipcios, los visitantes podrán contemplar piezas que fueron rescatadas por los arqueólogos entre 1996 y 2012. Entre esos objetos, se trasladará a Londres una escultura de granito de 5,4 metros de altura que representa a la diosa Hapi, personificación de la corriente del Nilo. Esa gran estatua "dará una calurosa, aunque imponente, bienvenida a los visitantes", señaló a The Telegraph la experta del museo Aurelia Masson-Berghoff, quien subrayó que las excavaciones submarinas de los últimos años han "transformado la comprensión" sobre las relaciones entre el antiguo Egipto y el mundo griego. "La gente asume habitualmente que cuando las dos culturas se mezclaron, la esencia de cada una de ellas se diluyó y, como resultado, se empobrecieron. Pero esta exposición demuestra lo contrario", reflexionó Masson-Berghoff. La existencia de ciudades cerca de Alejandría, en el delta del Nilo, está reflejada en diversos en textos antiguos, incluidos los del griego Herodoto, si bien su localización fue un misterio hasta finales del siglo XX. En efecto, entre los grandes tesoros bajo el mar surgieron en 1996 los restos de una grandiosa ciudad que recibió el nombre de Heraklion por los griegos y Thonis por los egipcios; floreció desde el siglo VII a. C. hasta el siglo VIII d. C., frente a la costa de la ciudad de Alejandría, en la bahía de Abukir. Heraklion, quedó a seis kilómetros del borde costero actual, luego de que se perdió completamente bajo las aguas hace poco más de 1.000 años. Es uno de los importantes testigos que sufrieron la implacable fuerza de la naturaleza, al igual que parte de la ciudad de Alejandría -fundada por Alejandro Magno en el año 331 a. C.- y la ciudad Canopus, anterior puerto principal. Las tres encontraron un mismo trágico destino, ya que sectores enteros desaparecieron bajo el mar, como resultado de desastres naturales. Heraklion se encontraba cerca de una antigua rama del Nilo, que vivía un activo tráfico de embarcaciones. Goddio primero descubrió un gran muro de 150 metros de largo, que probablemente rodeaba un gran templo. El arqueólogo identificó las plazas de la gran ciudad sumergida y luego descubrió la nave del templo, donde un tipo de capilla contenía la imagen del dios principal dedicado a Amon de Gereb, además de las indicaciones del nombre de la ciudad: Heraklion. El equipo de Goddio descubrió una placa de oro, donde estaba escrito en griego, que el rey Ptolomeo III (282 – 222 a. C) fundó (o restauró) en estos lugares un santuario dedicado a Hércules. A su vez descubrió una estela de granito negro casi intacta. La lectura del texto permitió concluir que Heraklion era el nombre griego, pero que para los egipcios la ciudad fue llamada Thonis. Debido a su posición geográfica, para los faraones, Haraklion –Thonis fue considerado como el principal puerto donde se comerciaba con los griegos y desde donde se controlaban los buques extranjeros. Se encontraron más de setecientos antiguas anclas de varias formas y sesenta naufragios que datan desde el siglo VI hasta el siglo II antes de Cristo. Cerca del santuario dedicado a los misterios de Osiris, se revelaron un gran número de piezas de granito rosa. “Se hallaron tres estatuas colosales de granito rosa con más de cinco metros de altura, de un rey, una reina y el dios de la fertilidad, la abundancia y la inundación del Nilo, que denotas un templo de gran majestuosidad”, destacó Goddio. Las estatuas eran de un diseño muy bien elaborado y junto a ellas habían muchas otras estatuas de bronce de dioses e instrumentos de rituales “que ilustran en gran manera que se realizaban cultos y ritos en el santuario”, señala el reporte sobre la ciudad. Alrededor del gran templo se ampliaron una red de canales. Los numerosos muelles en comunicación con el Nilo acogieron a numerosos buques de todos los tamaños que transportaban mercancías hacia un Lago del Oeste, que estaba vinculado con la antigua ciudad de Canopus por un canal. Era un canal que “sin duda era el canal de salida que conectaba en aquel entonces a los Ptolomeicos, la ciudad de Alexandria con Canopus”. Para el prestigioso arqueólogo Sir Barry Cunliffe de la Universidad de Oxford Heraklion quedó “protegida por la arena en el fondo del mar durante siglos y se conserva estupendamente”. Sin embargo, eventos catastróficos de la naturaleza cambiaron para siempre la vida de Heraklion, Alejandría y Canopus. Como no podía ser de otra manera, en el 2016, el Museo Británico intentará mostrar el esplendor de esta cultura, perdida en solo un instante de la historia.
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