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viernes, 30 de mayo de 2025
VIKINGOS: Los primeros exploradores del África
Pensemos en los vikingos y nos viene a la cabeza aquellas hordas nórdicas que desataron el terror en toda Europa, atacando por sorpresa, saqueando y matando a todos los que estuvieran a su paso, llegando a cruzar Rusia y sitiar por sorpresa Constantinopla, aunque no llegaron a tomarla. Sus ansias de aventuras los llevaron incluso hasta las costas de Terranova y fundar Vinlandia (Canadá) en el Nuevo Mundo, adelantándose por siglos a la gesta de Cristóbal Colon. Sin embargo, hubieron dos vikingos quienes lideraron su propio asalto - condenado al fracaso - en un territorio mucho más al sur: Marruecos. Se trata de una historia poco conocida y del que no tenemos mucha información por parte de los vikingos, pero si de sus victimas, en este caso los musulmanes, quienes al momento de estos ataques, controlaban casi toda la península ibérica, a excepción de una región ubicada en el noroeste de España: Galicia. Cabe precisar que "moros" es un nombre común que se le daba a las personas de ascendencia árabe o bereber que habían vivido en una zona conocida como Mauritania desde la época romana. Este no era el país del mismo nombre que conocemos hoy, sino una gran extensión del norte de Marruecos. Para cuando los vikingos se aventuraron más al sur, el norte de África también era musulmán. En el año 859, una flota de 62 barcos vikingos partió del Loira con destino a Iberia. Al frente de ella se encontraban dos jefes de los que se sabe poco. Uno era Björn Järnsida, cuyo nombre suele traducirse como Björn Ironside; el otro era un extraño personaje llamado Hastein según la mayoría de las fuentes. Björn Ironside era hijo de Ragnar Lothbrok , un rey danés y sueco que dirigió numerosas incursiones en las Islas Británicas en el siglo XIX. Como era costumbre en aquella época, Lothbrok envió a sus hijos más jóvenes a participar en esas incursiones para que no le causen problemas en casa, como querer arrebatarle el trono. Ironside partió con una gran flota hacia Francia, y que fue testigo de innumerables incursiones vikingas a principios de la Edad Media. Lideró un asalto a París y construyó su propia fortificación con vistas a Ruán. Su base se encontraba principalmente en torno al Sena. Entretanto, se menciona a Hastein como el padre adoptivo de Ironside. Sabemos poco de su vida anterior, salvo que era danés y que ambos hombres participaron codo con codo en numerosas incursiones por Francia. Sus aventuras los llevaron primero al reino de Asturias, ubicada al norte de España, donde fueron derrotados. Con la esperanza de tener mejor suerte más al sur, navegaron por toda la Península, realizando escaramuzas en los alrededores de Lisboa, hasta llegar a Andalucía, donde se dirigieron tierra adentro hacia Sevilla. Pero al ser detenidos por los musulmanes, continuaron hacia el sur, rumbo a Algeciras. Allí, encontraron menor resistencia, por lo que incendiaron la mezquita local y procedieron a navegar por el estrecho de Gibraltar que separa Europa de África, la puerta de entrada al Mediterráneo desde el Atlántico. Fue entonces cuando comenzó la breve aventura vikinga en Marruecos. Alrededor del año 859 d.C., los vikingos ya habían establecido los primeros contactos con las culturas africanas. En el Libro de caminos y reinos, un texto de geografía del siglo XI (un texto fragmentado y que ha dado pie a numerosas interpretaciones), el geógrafo, botánico e historiador hispanoárabe Abu Abdullah al-Bakri describe a los vikingos como majus, un término utilizado para definir a los paganos y a los adoradores del fuego. Cuando Hastein, Ironside y sus hombres continuaban saqueando el corazón de Marruecos, llegaron a una ciudad conocida entonces como Nekor. Fundada 200 años antes por Idris ibn Salih, reconocido a su vez como el fundador histórico de Marruecos, Nekor era el centro cultural, aunque ya no político, de la región del Rif. Definida y bautizada en honor a las montañas del Rif, Nekor personificaba la civilización musulmana contra la que los vikingos llevaban meses luchando. La ciudad fue tomada y saqueada durante ocho días, siendo sus habitantes capturados para venderlos en los mercados de esclavos de Irlanda, en un punto determinado del río Liffey. Allí se estableció el gran asentamiento vikingo que con el tiempo dio lugar a la actual Dublín, capital de Irlanda. El asalto de Nekor es también mencionado por la crónica de Abdullah al-Bakri que lo describe así: "Majūs, que Dios los maldiga, llegaron a Nakūr en el año 244 (858–859). Tomaron la ciudad, la saquearon y esclavizaron a sus habitantes, excepto a los que se salvaron huyendo. Hoy en día, no queda nada de la ciudad de Nekor, ya que sus restos yacen enterrados bajo las aguas de la presa de Abdelkrim Khattabi. La ciudad actual más cercana es Bni Bouayach, a medio camino entre Tánger y la actual frontera con Argelia. En total, los nórdicos permanecieron en Nekor durante ocho días, decidieron que ya habían tomado todo lo que necesitaban, se dirigieron a la costa en dirección al sur de Francia. Cruzando el Mediterráneo, llegaron a Córcega para pasar el resto del invierno en la isla, antes de atacar Narbona y Nimes. Posteriormente, los vikingos causaron estragos en Italia, abriéndose paso hasta la ciudad de Luni, en el sureste de Liguria, pero sin llegar hasta Roma, que era la intención original. Continuaron hacia el este y luego regresaron a lo largo de la costa norteafricana. Los detalles de este viaje de regreso son escasos, salvo que recogieron más esclavos, pero luego se encontraron con tormentas cerca del Estrecho de Gibraltar. Cuando regresaron a su base en el Loira, sólo quedaban 20 barcos de los 62 de la flota original. Mucha gente había sido desarraigada, ya sea llevada como esclava a Irlanda, mientras que a algunos vikingos que se convirtieron al Islam, se les permitió establecerse en Jerez de la Frontera, cerca de Cádiz. Es pura conjetura, pero pasado 500 años, quizás descendientes de estos vikingos navegantes se encontraban entre los marineros que partieron con Cristóbal Colón rumbo al Nuevo Mundo en 1492...
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