SONIDOS DEL MUNDO

viernes, 29 de diciembre de 2023

EL CONCIERTO DE AÑO NUEVO DE LA ORQUESTA FILARMONICA DE VIENA: Un espectáculo a otro nivel

Como sabéis, el popular Concierto de Año Nuevo de la Orquesta Filarmónica de Viena se celebra cada año desde 1941, el día 1 de enero por la mañana, en la Sala Grande o Sala Dorada (Große Saal o Goldener Saal) de la Sociedad Musical, el Musikverein, de la capital austríaca. Desde entonces, por más de ochenta años, el concierto se ha posicionado como el evento indispensable para dar inicio a un feliz Año Nuevo, por lo que las entradas para este concierto de gran tradición se agotan por completo hasta con un año de anticipación. Se trata de una producción de la televisión austriaca ORF, en coproducción con la Unión Europea de Radio-Televisión (Eurovisión) que la retransmite a más de 90 países de todo el mundo, con una audiencia de más 55 millones de telespectadores solo en Europa. Cabe precisar que la Filarmónica de Viena celebró su primer concierto en 1842. Sin embargo, pasaron unas décadas cuando se incorporó como central la música de la familia Strauss, otro de los pilares del concierto de Año Nuevo. El más popular de la dinastía fue Johann Strauss II, conocido en su momento como el Rey del Vals y autor de obras como El Danubio azul. También destacan las figuras de su padre, Johann Strauss, cuyos trabajos se interpretan en el evento del 1 de enero, y de sus hermanos Josef y Eduard. "Durante un largo periodo de tiempo, la Filarmónica ignoró en general la música más 'vienesa' jamás escrita. Probablemente los músicos no querían poner en peligro el ascenso social que habían experimentado con la introducción de los conciertos filarmónicos asociándose con la 'música popular'. Esta actitud hacia la dinastía Strauss solo cambió gradualmente", cuenta la orquesta. Un factor clave para este cambio, dice, fue el respeto de grandes compositores como Franz Liszt y Richard Wagner por el trabajo de los Strauss y los encuentros directos de la orquesta con el compositor de valses y operetas más popular del núcleo, lo que les permitió ver el alcance de su música. La primera edición del concierto tuvo lugar cuando Austria formaba parte del III Reich, el 31 de diciembre de 1939. Una figura clave en esta etapa fue la de Clemens Krauss, quien condujo los conciertos hasta el fin de la guerra y desde 1948 a 1954, luego de una prohibición de dos años que le impusieron los aliados. El concierto continuó celebrándose en las décadas posteriores a la Segunda Guerra Mundial hasta llegar a una nueva etapa en 1979, cuando quien iba a dirigir la edición de 1980 debió suspender su participación por problemas de salud. La Filarmónica decidió entonces elegir a un conductor internacional que estuvo seis años al frente del concierto y de ahí en más se decidió seleccionar cada año a un director diferente (aunque muchos de ellos han repetido). Así, en los últimos años han sido invitados a dirigir este concierto, maestros como Georges Prêtre, Franz Welser-Möst, Zubin Mehta, Mariss Jansons, Gustavo Dudamel, Christian Thielemann, Andris Nelsons, Riccardo Muti y Daniel Barenboim. En esta oportunidad el famoso concierto estará dirigido por el director alemán más destacado del momento Christian Thielemann, actualmente director musical de la Ópera de Dresde y a partir de septiembre del 2024 reemplazará a Barenboim al frente de la Staatsoper Unter den Linden de Berlín en su ciudad natal. Según la tradición, el Concierto de Año Nuevo suele contar con una música muy popular formada por valses, polkas y marchas principalmente de la familia Strauss: Johann Strauss padre, sus hijos Johann, Josef y Eduard, y el hijo de éste, Johann Strauss III. Además, en los últimos años, se ha ido incorporando la compañía del Ballet Estatal de Viena (Wiener Staatsballett) con una serie de actuaciones en directo en el mismo Musikverein u otros espacios y jardines de Viena. Por cierto, esta compañía es una de las más importantes del mundo. Desde el 2010 es el nombre de los conjuntos de danza de la Ópera Estatal de Viena (Wiener Staatsoper) y de la Ópera Popular de Viena (Volksoper Wien), protagonista destacado con sus actuaciones cada 1 de enero en el Concierto de Año Nuevo. Como podéis imaginar, en el programa musical de este 2024 no podrán fallar algunas de las piezas más características, como son el vals de “El Danubio Azul” de Johann Strauss hijo, o la “Marcha Radetzky” de Johannn Strauss padre. El Concierto de Año Nuevo es quizás el más conocido de la Filarmónica de Viena, que tiene una nutrida agenda. Cada año brinda más de 40 conciertos en Viena, incluido el Concierto de una Noche de Verano en el Palacio de Schönbrunn y su actuación en el Festival de Salzburg. Desde comienzos del siglo XX, la orquesta también comenzó giras mundiales y ha hecho más de 50 conciertos fuera de Austria. A no perdérselo por ningún motivo.

viernes, 22 de diciembre de 2023

SAN NICOLAS DE BARI: El verdadero Santa Claus

Generalmente, cuando en la temporada navideña se habla sobre San Nicolás o Santa Claus, el problema es cómo explicar a los niños cómo llegan realmente todos los regalos debajo del árbol. Pero hay otra pregunta que bien portamos hacernos por estas fiestas: ¿Quién fue el verdadero San Nicolás y cómo se le asoció con la Navidad? Se le asocia generalmente con San Nicolás, quien fue obispo de la ciudad de Mira, en Licia, Asia Menor (corresponde a la localidad turca llamada actualmente Dembre), en el s. IV, y sus reliquias se veneran en Bari (Italia). Muy pocos son los datos que se conocen de la vida de este santo, debido a que no existen testimonios auténticos contemporáneos. Sus biografías más antiguas son de algunos siglos posteriores a la época en que se cree que vivió. Se considera que nació en Patara (Asia Menor) alrededor del año 270, y que murió un día 6 de diciembre de un año entre 345 y 352. Su familia tenía una excelente posición económica y eran devotos cristianos. Pero sus padres fallecieron víctimas de la peste siendo Nicolás adolescente. El joven heredero entonces donó toda su fortuna a los más necesitados y se dedicó al sacerdocio. Prontamente fue nombrado obispo de Mira. Las versiones del meteórico ascenso son varias e imprecisas. La leyenda hagiográfica habla de una disputa irresuelta entre sacerdotes que lo encontró en el momento preciso en el lugar indicado. Había muerto el obispo de Mira y no se ponían de acuerdo en quién debía ser su reemplazante; hasta que alguien hastiado de la situación dijo que sería consagrado obispo de la ciudad el próximo sacerdote que ingresara al templo. Y ese fue el joven Nicolás. Aunque no se pueda comprobar nada de eso, probablemente, la historia real tenga menos de casual y el poderío económico de su familia haya tenido mucho que ver. A Nicolás se lo suele describir blandiendo una personalidad decidida pero con carácter amable. Decisiones firmes y buenos modos con una gran capacidad de oratoria y sentido práctico, virtud de la que han carecido (y carecen) muchos religiosos. En su lucha contra el paganismo hizo derribar el templo dedicado a Artemisa y fue uno de los principales impulsores de la condena al arrianismo (negaba la divinidad de Cristo) en el Concilio de Nicea. Como gran parte de los personajes públicos y cristianos de la época fue perseguido y encarcelado. Hasta se sostiene que uno de los castigos que le infligieron fue la quema de su barba. Y que mientras el penetrante olor al pelo quemado inundaba la sala, el calor subía hasta sus ojos, y la piel del rostro empezaba a lacerarse por el fuego, Nicolás siguió firme en su diatriba contra la adoración a dioses paganos. Pasado unos años, el emperador Constantino lo liberó de la prisión. Murió en Myra el 6 de diciembre del 343 (también pudo haber sido en el 344 o en el 345 o, tal vez, en el 353: nadie sabe con certeza). ¿Pero por qué se lo conoce como San Nicolás de Bari si vivió y murió en Mira? Sucede que tras la invasión musulmana, a 700 años de su muerte, un grupo de fieles sacó a escondidas, sus reliquias y las trasladó al ciudad italiana de Bari, donde se encuentran en la actualidad. Esta doble radicación y la atribución generosa de múltiples milagros hacen que San Nicolás -para algunos de Mira y para otros de Bari- sea venerado tanto en Oriente como en Occidente. Su nombre era invocado ante catástrofes naturales, peligros inminentes, tragedias, naufragios y demás desgracias. Su nombre se difundió por todo el mundo. Tanto es así que llegó a haber más de dos mil templos dedicados a él. Asimismo, fue declarado patrono de Bizancio, Grecia y Rusia. Y también es a quien oran los marineros en caso de tempestades violentas. Todos estos datos e informaciones son más que inciertos. Las primeras biografías (hagiografías, en realidad) que se intentaron sobre él se encararon a casi dos siglos de su muerte. Por lo tanto, más que en testimonios o en documentos, la información proviene de leyendas orales que se fueron transmitiendo de generación en generación. Eran tiempos difíciles y estos relatos orales solidificaban la comunidad, y la construcción de héroes o santos se hacía necesaria más allá de la precisión en los datos biográficos. Son muy escasos los datos fehacientes que se cuentan sobre San Nicolás. Esa carencia es proporcionalmente inversa a su popularidad. Dentro de los milagros atribuidos a su figura hay uno que lo relaciona con los niños. Un criminal había herido de muerte a tres chicos (otros dicen que se habían caído ¡simultáneamente! de un árbol) y que las oraciones de Nicolás permitieron la cura milagrosa. Otra leyenda habla de que en una casa muy necesitada, con tres hijas, lanzó tres monedas de oro por la chimenea y estas cayeron dentro de tres medias. Suena conocido. Por otro lado, la relación de San Nicolás con Santa Claus dista de estar totalmente clara. Un indicio podemos encontrarlo en esta última leyenda mencionada. Otros sostienen que el 6 de diciembre, día de su santoral, se entregaban dulces y regalos a los niños en virtud de la cercanía y compasión por estos que mostró a lo largo de su vida. Y que esta costumbre dio inicio a la tradición de Santa Claus. Este nombre proviene de su condición de santo y de su diminutivo en alemán (Niklauss). O podría provenir también de Sinterklaas, el nombre con el que se conocía al santo en Holanda, lugar en el que era muy venerado, y que el escritor norteamericano Washington Irving deformó en Santa Claus a principios del Siglo XIX. En su obra Knickerbocker's History of New York Irving satiriza entre otras cosas a la enorme colonia holandesa de Nueva York y convierte a Santa Claus en alguien llegado en barco del Viejo Continente que reparte regalos a los chicos lanzándolos por las chimeneas. Este personaje se convirtió en "El guardián de Nueva York" y su popularidad fue enorme. Al cabo de unos años- en 1823 - un poema escrito por Clement Moore también tuvo una increíble repercusión. Y fue vital para difundir la figura de Santa Claus y la nueva fisonomía que iba adquiriendo. Todas las representaciones gráficas de San Nicolás de Bari hasta mediados del siglo XIX lo mostraban como alguien enjuto, espigado, con barba rala y mirada firme. Nada de ese viejito afable y rechoncho que conocemos hoy. Con el libro de Washington Irving y el poema de Moore, el personaje de Santa Claus fue adquiriendo peso, portaba una larga y fina pipa y tenía barba abundante. Las novedades del poema de Moore exceden a los kilos que habría ganado Santa Claus. Allí aparecen por primera vez el trineo tirado por renos y las grandes medias en las que se depositan los regalos que se entregan cercanos a la época navideña. Hubo que esperar hasta 1864 para que la imagen de este personaje se fuera unificando. Thomas Nast en unas ilustraciones para Harper's Weekly lo dibujó bajo, con rasgos de duende, anciano, con su pipa y el traje característico. Hasta ese momento cada uno lo dibujaba cómo le parecía. Había Santa Claus que eran bajitos, otros altos, también flacos, gordos, lampiños, risueños o algo malignos. Los dibujos de Nast se difundieron rápidamente y su Santa Claus se convirtió en la imagen icónica. Entrado en kilos y en años, con barba cana, enorme bigote manubrio, pipa holandesa y pómulos salientes. Como la mayoría de las publicaciones eran en blanco y negro no todos sabían que el color del traje era el rojo con el pompón del gorro y el cinturón blancos. Muchos lo pintaban de verde todavía. Nast se inspiró en el ropaje de los obispos para darle color a la ropa de su personaje. Ya en 1931, la Coca Cola le encargó los dibujos de una campaña al ilustrador descendiente de suecos Haddon Sundblom quien definitivamente brindó al personaje los rasgos actuales. Un anciano rechoncho, afable, simpático e inofensivo. El mito sostiene que los colores de su ropaje fueron inspirados por la Coca Cola pero lo cierto es que ya en representaciones anteriores el rojo y el blanco eran los colores de Santa Claus. Año a año, hasta mediados de los sesenta, Sudblom fue actualizando sus dibujos asociándolos a la gaseosa cada mes de diciembre. De esta manera, la leyenda de Santa Claus se diseminó por el mundo. Todos saben que la noche del 24 llega proveniente del Polo Norte, cargado de regalos, con su trineo tirado por renos y que va dejando casa por casa sus regalos a los chicos, quienes esperan impacientes su llegada.

viernes, 15 de diciembre de 2023

LA BIBLIA: El libro sagrado del Cristianismo

De la importancia y trascendencia de la Biblia, da idea el hecho de que ha sido el libro más editado, aparte del más antiguo. Ha sido traducida a 2.454 idiomas. 2.500 millones y 6.000 millones de ejemplares en 438 lenguas diferentes. La palabra Biblia procede, a través del latín biblĭa, de la expresión griega τὰ βιβλία τὰ ἅγια (ta biblía ta hágia; ‘los libros sagrados’), acuñada por primera vez en el Primer Libro de los Macabeos 12:9,5 donde βιβλία que es el plural de βιβλίον significa papiro, rollo o libro). Hay una teoría según la cual la palabra es un diminutivo del nombre de la ciudad de Biblos, la primera ciudad fenicia, que era un importante mercado de papiros de la antigüedad, hoy reconocida como la ciudad más antigua del mundo habitada ininterrumpidamente. No obstante, dado que Biblos solamente con dificultad podría ser un préstamo del nombre original de dicha ciudad que en fenicio es Gubla, existe la posibilidad de que fuera la ciudad la que recibiera su nombre griego a partir del término que designaba a la planta de papiro, y no al revés. La palabra biblos fue empleada por los hebreos helenizados (aquellos que habitaban en ciudades de habla griega) mucho antes del nacimiento de Jesús de Nazaret para referirse al Tanaj o Antiguo Testamento. Posteriormente empezó a ser utilizada por los cristianos para referirse al conjunto de libros que forman el Antiguo Testamento así como los Evangelios y las cartas apostólicas, es decir el Nuevo Testamento. La Biblia es una recopilación de textos que en un principio eran documentos separados (llamados “libros”), escritos primero en hebreo, arameo y griego, durante un periodo muy dilatado y luego reunidos para formar el Tanaj (Antiguo Testamento para los cristianos) y además el Nuevo Testamento que contiene los Evangelios y las Cartas apostólicas. Ambos testamentos forman la Biblia cristiana. La Torá es el texto que contiene la ley y el patrimonio identitario del pueblo israelita, base y fundamento del judaísmo. Según la tradición común al judaísmo y al cristianismo, la torá contiene la totalidad de la revelación y enseñanza divina otorgada al pueblo de Israel, comprende tanto la tradición ley escrita como la ley oral. El término torá se refiere específicamente a los cinco primeros libros bíblicos, el Pentateuco, al que se conoce también como los cinco libros de Moisés (Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio). Cuando el término Torá implica todos los libros de la Biblia hebrea, los israelitas suelen denominarla “Tanaj”, acrónimo para designar a los 24 libros de la Biblia hebrea: T de Torá, N de Nevi’im (Profetas) y J de Ketuvim (Escritos). Los libros bíblicos comenzaron a escribirse alrededor del siglo X a.C., en la corte del Rey Salomón, donde había lugar para el ocio (el “otium” griego), la lectura y la escritura. En la corte del hijo del Rey David comienza, por lo tanto, también la actividad literaria. En sí, los textos que componen la Biblia fueron escritos a lo largo de aproximadamente 1.000 años (entre el 900 a. C. y el 100 d. C.). Los textos más antiguos se encuentran en el Libro de los Jueces (Canto de Débora) y en las denominadas fuentes E (tradición elohísta) y J (tradición yahvista) de la Torá (llamada Pentateuco por los cristianos), que son datadas en la época de los dos reinos (siglos X a VIII a. C.). Los lugares principales de los hechos bíblicos, para los hechos del Antiguo Testamento son principalmente la Antigua Mesopotamia, hoy compuesta por Siria, Irak e Irán, además de Palestina, la Península Arábiga y Egipto. Para los creyentes, la Biblia es la palabra de Dios, de inspiración divina, aunque su redacción se realizó a través de hombres elegidos que usaron de sus facultades como verdaderos autores. Se trata de una obra eminentemente espiritual que los creyentes interpretan como la forma que tuvo Dios de revelarse a sí mismo y manifestar su voluntad de salvación de la Humanidad, además de su carácter y atributos. Para los creyentes cristianos, la Biblia es la principal fuente de fe y doctrina en Cristo. Para los hechos del Nuevo Testamento, se agregan los territorios conquistados por el griego Alejandro Magno, y en tiempos de Jesús ocupados por el Imperio Romano, que abarcan prácticamente la actual Europa, el norte de África y las Islas Británicas. El libro completo más antiguo, el de Oseas es también de la misma época. El folklore judío identifica a la Biblia con el Tanaj, para el que carece de sentido y no es aceptada la denominación como Antiguo Testamento al no aceptar la validez del Nuevo Testamento que añaden los cristianos. El Antiguo Testamento narra principalmente la historia de los hebreos y el Nuevo Testamento la vida, muerte y resurrección de Jesús, su mensaje y la historia de los primeros cristianos. El Nuevo Testamento fue escrito en lengua griega koiné. En él se cita con frecuencia al Antiguo Testamento de la versión llamada de los Setenta, traducción al griego del Antiguo Testamento realizada en Alejandría (Egipto) en el siglo III a. C. Para los creyentes, la Biblia es la palabra de Dios, de inspiración divina, aunque su redacción se realizó a través de hombres elegidos que usaron de sus facultades como verdaderos autores. Se trata de una obra eminentemente espiritual que los creyentes interpretan como la forma que tuvo Dios de revelarse a sí mismo y manifestar su voluntad de salvación de la Humanidad, además de su carácter y atributos. Para los creyentes cristianos, la Biblia es la principal fuente de fe y doctrina en Cristo. No sabemos con certeza cuándo comenzaron los judíos a reunir los Libros Sagrados en colecciones y cuando fue cerrado su canon. Para unos sería en tiempo de Esdras y Nehemías (s. V a.C.); para otros, en la época de los Macabeos (s. II a.C.). Lo cierto es que los judíos tenían en el siglo I de nuestra era una colección de libros Sagrados, que consideraban como inspirados por Dios, y contenían la revelación de la voluntad divina hecha a los hombre. En este sentido tenemos testimonios clarísimos de Josefo Flavio, del cuarto libro de Edras y del Talmud. Lo que sabemos con plena seguridad que los judíos poseían libros que consideraban como sagrados de gran veneración. Jesucristo, los apóstoles y la Iglesia primitiva recibieron de los judíos el canon del Antiguo Testamento. Luego de la destrucción de Jerusalén en el año 70 d. C., el grupo judío predominante fue el de los fariseos, que sí considera al canon como conformado por la Ley, los Profetas y los Escritos. El canon de la Biblia que conocemos hoy los cristianos fue sancionado por la Iglesia católica, bajo el pontificado de Dámaso I, en el Sínodo de Roma del año 382, y esta versión es la que Jerónimo de Estridón tradujo al latín. Este canon consta de 73 libros: 46 constitutivos del llamado Antiguo Testamento, incluyendo 7 libros llamados actualmente Deuterocanónicos (Tobit, Judit, I Macabeos, II Macabeos, Sabiduría, Eclesiástico y Baruc) - que han sido impugnados por judíos y protestantes - y 27 del Nuevo Testamento. Fue confirmado en el Concilio de Hipona en el año 393, y ratificado en el Concilio III de Cartago (en el año 397), y el IV Concilio de Cartago, en el año 419. Para los judíos ortodoxos, obviamente, el Nuevo Testamento “no tiene validez”. El judaísmo rabínico considera como fuente de doctrina el Talmud, que recoge las discusiones rabínicas sobre leyes judías, tradiciones, costumbres, narraciones y dichos, parábolas, historias y leyendas. Los caraítas por su parte desde el siglo VIII el Tanaj como única fuente de fe. Por su parte la Iglesia en el Concilio de Roma del año 382, instituyó el Canon Bíblico con la lista del Nuevo Testamento de San Atanasio y los libros del Antiguo Testamento de la Versión de los LXX; esta versión fue traducida del griego al latín por San Jerónimo (la Vulgata) por encargo de la iglesia, que en la práctica sería la primera Biblia en el sentido concreto y pleno de la palabra. Posteriormente los Concilios regionales III de Hipona del 393, III de Cártago del 397 y IV de Cártago del 419, en los cuales participó San Agustín, aprobaron definitivamente dicho canon. En el siglo XVI en el cristianismo los diferentes movimientos de la Reforma protestante comenzaron a experimentar un alto desgaste en discusiones filosóficas y a separarse unos de otros; para menguar este problema se definió el principio llamado «sola escritura», que significa que solamente la Biblia puede ser considerada fuente de doctrina cristiana. Para la Iglesia católica romana, además de la Biblia, también son fuente doctrinal la tradición, las enseñanzas de los Padres de la Iglesia (discípulos de los apóstoles), y las decisiones emanadas de los Concilios. Esta divergencia entre cristianos se intensificó luego de 1870, cuando el papa Pío IX promulgó la constitución Pastor Aeternus, del Concilio Vaticano I, que reafirma el Primado Romano y proclama la infalibilidad del papa en asuntos de fe, moral y doctrina cristiana (dogma de la infalibilidad papal) cuando habla ex cathedra (18 de julio de 1870) en cuanto único “sucesor de Pedro” y, en consecuencia, “custodio y depositario de las llaves del Reino de los Cielos”. Por otro lado los cristianos protestantes rechazan esta aseveración y consideran como cabeza única de la iglesia a Jesucristo. Para ambas partes esta gran diferencia ya no es considerada tan solo en términos filosóficos o religiosos, sino como designios divinos plasmados y asentados en la Biblia misma. En 1512 Martín Lutero compadecía ante Carlos V en la Dieta de Worms. Francisco de Enzinas, humanista y protestante español (Burgos, 1518 – Estrasburgo, 1552), es autor de la primera traducción del Nuevo Testamento del griego, su lengua original, al castellano. Mantuvo una estrecha relación con el famoso reformador religioso y erudito alemán Philipp Melanchthon (Bretten, 1497-Wittenberg, 1560) que en 1529 firmó junto a otros la Protesta de Espira, por la que los príncipes luteranos en minoría del Imperio reclamaron la tolerancia religiosa al emperador Carlos V, acto del cual tomó su nombre el protestantismo. Por cierto, la palabra “cristianismo” proviene del griego χριστιανους, christianóus, ‘cristiano’, la cual a su vez proviene del nombre propio Χριστός, Christós, traducción del hebreo “Mesías” que significa “Ungido”. El origen del término se indica en el libro de los Hechos de los Apóstoles. Así se lee exactamente en Hechos, 11-25-26: “Luego de esto, Bernabé fue a Tarso a buscar a Saulo, y cuando lo encontró, lo llevó a Antioquía. Allí estuvieron con la iglesia un año entero, enseñando a mucha gente. Fue en Antioquía donde por primera vez se les dio a los discípulos el nombre de cristianos”. El cristianismo por lo tanto, es una religión monoteísta que se basa en el reconocimiento de Jesús de Nazaret como su fundador y figura central. Sus seguidores creen que Jesús es el hijo de Dios y el Mesías (o Cristo) profetizado en el Antiguo Testamento, muriendo por los pecados del género humano y resucitando al tercer día. Dentro de sus escritos sagrados, comparte con el judaísmo el Tanaj, llamado Antiguo Testamento por los cristianos. Por este motivo es considerada una religión abrahámica junto al Judaísmo y al Islam. Los inicios del cristianismo datan del año 33 aproximadamente, cuando era considerada una secta judía al igual que otras creencias de la época. Desde que el cristianismo se convirtió en la religión oficial del Imperio Romano en el siglo IV, ha influido de manera significativa en la cultura occidental y en muchas otras culturas a través del mundo. Según un estudio del Pew Forum Research Center, el 31% de la población mundial es cristiana: un total de 2.200 millones de personas, siendo la religión con más seguidores del mundo. El concepto “judeocristianos primitivos” es utilizado a menudo al discutir sobre el cristianismo primitivo. Jesús, sus doce apóstoles, los ancianos y la mayor parte de sus seguidores eran judíos. Como lo eran los 3.000 convertidos en Pentecostés tras de la crucifixión descrita en los Hechos de los Apóstoles 2, donde todos los judíos, prosélitos y todos los convertidos al cristianismo eran no gentiles antes de la conversión del oficial romano Cornelio por Simón Pedro en Hechos 10, quien es considerado según la tradición como el primer gentil en ser convertido al cristianismo. La mayor división en el cristianismo antes de ese tiempo se presentó entre los judíos helenísticos y no helenísticos o los de habla griega y los de habla aramea (Hechos 6). Hacia el año 62, el sumo sacerdote del judaísmo, Ananías, hizo arrestar a Santiago, que encabezaba la Iglesia de Jerusalén y le ajustició. Uno de sus hermanos, Simón, fue llamado a sucederlo, pero la situación política de Israel se agravaba y los conflictos internos del judaísmo eran cada día mayores. Con el emperador Vespasiano, el cristianismo siguió extendiéndose. Los grandes propulsores de la expansión del Cristianismo fueron los Apóstoles. El Apóstol Pedro, se estableció en Antioquía, posiblemente en Corintio y finalmente en Roma, capital del Imperio, de cuya Iglesia fue primer obispo martirizado en la persecución de Nerón (a. 64). Se cree que Pablo fue decapitado. Al final del siglo I, de los apóstoles originales vivía tan solo Juan, que se había trasladado a Éfeso, cuya iglesia se considera madre de muchas de Asia Menor y Grecia, donde se manifestaban brotes gnósticos. El apóstol Juan se trasladó a Éfeso (Turquía). Con su muerte (hacia el año 100) concluye la etapa apostólica. La Didaché y otros escritos de los Padres Apostólicos documentan las principales prácticas de la iglesia primitiva. Al sonar la hora de la libertad de la Iglesia, en el siglo IV, el Cristianismo había arraigado con fuerza en diversas regiones del Oriente Próximo, como Siria, Asia Menor y Armenia; y en Occidente, en Roma y su comarca y en el África latina. La presencia del Evangelio fue también considerable en el valle del Nilo y varias regiones de Italia, España y las Galias. La historia del cristianismo es difícil de separar de la de Europa occidental (y de varias otras culturas y regiones). En resumen, podemos notar la expansión inicial del cristianismo a través de la cuenca del Mediterráneo, su legalización bajo Constantino I el Grande (siglo III) y el establecimiento como religión oficial del Imperio Romano bajo Justiniano I (siglo VI). Las disputas de doctrinas comenzaron en los inicios del cristianismo. La Iglesia cristiana organizó concilios para resolver estos asuntos. Los concilios que representan a toda la Iglesia cristiana fueron llamados concilios ecuménicos. Algunos grupos fueron rechazados por herejes, como por ejemplo: Judaizantes, Gnosticismo, Montanismo, Adopcionismo, Nestorianismo, Arrianismo o Docetismo entre otros. Fundamentalmente el cristianismo sufre dos fracciones importantes que la separan de la obediencia al Papa de Roma, que pasaría a ser el pontífice de los católicos romanos, mientras ellas serían el comienzo de otras iglesias cristianas: Ortodoxa y Reformada (protestante). Católicos y Ortodoxos son idénticos hasta el la escisión del año 1054 razón por la que los que llamamos ortodoxos siguen denominándose “Iglesia católica apostólica ortodoxa” como una confesión cristiana, cuya antigüedad, tradicionalmente, se remonta a Jesús y a los doce apóstoles, a través de una sucesión apostólica nunca interrumpida. Entretanto, la Protestante o Reformada se separara de Roma en 1540. Desde entonces, e cristianismo se ha esparcido por el mundo, destacando la división del protestantismo en cientos de denominaciones pentecostales y evangélicas, cuyo rápido crecimiento del no puede ser ignorado.

viernes, 8 de diciembre de 2023

EXPOLIO INSTITUCIONALIZADO: Cada vez más países reclaman al Museo Británico su patrimonio robado

El aumento de tensiones entre el Reino Unido y Grecia por la repatriación de frisos y esculturas del Partenón, conocidas también como los Mármoles de Elgin, que se exhiben en el Museo Británico, da cuenta de una problemática más amplia, debido a que otras naciones también reclaman la devolución de valiosas piezas de arte que se encuentran en museos de ese país europeo. En medio de las negociaciones en curso, queda claro que Grecia no está sola en su empeño por la restitución de tesoros culturales. Desde la chilena Isla de Pascua hasta Egipto y Etiopía, diversas naciones han planteado demandas de repatriación de piezas históricas, destacando la necesidad de abordar la devolución de manera más amplia. Esta semana resurgió la controversia con Grecia, que ha persistido en su reclamo de las 17 esculturas sustraídas del Partenón hace dos siglos, alegando que fueron saqueadas entre 1799 y 1803, cuando Grecia estaba bajo el dominio del imperio británico. La cancelación de una reunión entre el primer ministro británico Rishi Sunak y su homólogo griego, Kyriakos Mitsotakis, exacerbó la situación, mientras el Gobierno británico explora vías legales para bloquear cualquier exportación de las esculturas robadas. Londres sostiene que el embajador británico de Imperio Otomano,Lord Elgin, “adquirió legalmente”, en medio de escombros, las esculturas en 1802 y las vendió al Museo Británico, mientras que Grecia alega -a partir de estudios científicos- que fueron extraídas con sierras
a pedido de Elgin. Se trata de 15 metopas, 17 esculturas y 75 de los 160 metros de largo del friso original, en mármol, con 2500 años de antigüedad en disputa, que decoraban el templo dedicado a la diosa Atenea, el Partenón, en la Acrópolis de Atenas construida entre el 450-430 antes de Cristo. Esas piezas se exhiben ahora en la sala 18 del museo londinense que las expone desde 1817, luego de su “adquisición” en 1816, por aprobación del Parlamento de los fondos necesarios. En la actualidad se conservan en esta institución en virtud de la Ley del Museo Británico de 1963. El largo recorrido diplomático para la recuperación del patrimonio griego comenzó de manera formal en octubre de 1983 con el pedido de Grecia al Gobierno británico, a partir del apoyo de la Unesco en 1982, pero fue rechazado por el Reino Unido en abril de 1984 y en enero del 2022. La posición del Gobierno británico se asienta en que “las cuestiones relativas a la propiedad y la gestión de las esculturas del Partenón son competencia de los administradores del Museo Británico”, según detalla el informe del Parlamento y es algo que se replica en las respuestas actuales. “Los Mármoles de Elgin deben permanecer en la colección permanente del Museo Británico”, declaró por estos días un vocero del Gobierno británico, enfatizando que no hay intenciones de facilitar la devolución de estas piezas históricas. “Estoy profundamente decepcionado por la abrupta cancelación de la reunión con Sunak en Londres”, expresó el primer ministro de Grecia, mientras Mark Harper, ministro de Transporte, confirmó que se ofreció una reunión con el viceprimer ministro Oliver Dowden como alternativa, que Mitsotakis rechazó. También se pronunció sobre la situación el ministro del Gabinete griego, Adonis Georgiadis, quien en declaraciones al programa World at One de BBC Radio 4, dijo que la disputa era un “mal día” para las relaciones entre Gran Bretaña y Grecia y que la decisión de Sunak había sido un “error”. En la misma línea, el.
vocero del Gobierno griego, Pavlos Marinakis, dijo que “la actitud de Gran Bretaña no muestra ningún respeto por el primer ministro y nuestro país”. A su vez, Lord Vaizey, presidente del consejo asesor del Proyecto Partenón, que aboga por devolver los esculturas de Elgin a Grecia, expresó su sorpresa por la cancelación de la reunión por parte del primer ministro. Según Vaizey, esta situación está relacionada con las controversias culturales, por las cuales cuestionar la perfección de la historia británica se percibe como antipatriótico. A pesar de ello, Vaizey destacó en el programa Today de la BBC, que las encuestas de opinión indican que la mayoría del público británico está a favor de devolver las esculturas. Pero Grecia no es la única nación que exige la devolución de piezas preservadas en los museos británicos. Nigeria solicitó la restitución de los Bronces de Benín, robados tras la invasión británica en 1897. Los Bronces de Benín, esculturas elaboradas de bronce y latón, datan del siglo XVI y se crearon en el Reino de Benín, África Occidental. Estas piezas incluyen placas decoradas, figuras humanas y animales, destinadas a altares ancestrales y rituales que registran la historia dinástica y social del reino, destacando sus primeros contactos con los europeos, especialmente con Portugal en el siglo XV. Estas obras no solo poseen valor artístico, sino que también sirven como registros visuales de las relaciones comerciales y diplomáticas entre Benín y Europa. A fines del siglo XIX, durante la expansión colonial, los Bronces de Benín llegaron al Museo Británico. El traslado se produjo en el contexto de la “lucha por África”, donde las potencias europeas saquearon a mas no poder miles de artefactos africanos. Actualmente, más de 900 objetos del Reino de Benín están en la colección del Museo Británico, y más de 100 se exhiben en exposiciones
permanentes, marcando un episodio controvertido en la historia de las colecciones coloniales. Egipto también busca la devolución de la Piedra Rosetta, considerada un ícono de su identidad. En julio de 1799, soldados franceses descubrieron la famosa Piedra Rosetta mientras excavaban los cimientos de un fuerte en la ciudad de Rashid (Rosetta), a 65 kilómetros al este de Alejandría, durante la campaña egipcia de Napoleón. Este fragmento de una antigua estela se convertiría en la clave para descifrar los jeroglíficos egipcios, luego de que las fuerzas del imperio británico la sacaran de Egipto como botín de guerra en 1801. La importancia del hallazgo se reconoció rápidamente, siendo la Piedra Rosetta una valiosa reliquia que cambiaría la comprensión del mundo antiguo. El descubrimiento se dio mientras las tropas se preparaban para la batalla terrestre de Abuqir el 25 de julio de 1799, durante el conflicto entre Francia y el Imperio Otomano. El Museo Británico, alega que Egipto “no reclamó la piedra” y que el traslado se hizo “tras firmar un acuerdo en el año 1801”. Por su parte, Etiopía logró la repatriación parcial de la Colección Maqdala, con esperanzas de recuperar más artefactos saqueados por soldados británicos en 1868. Por otra parte, la capa de oro de Mold -hallada en 1833 por trabajadores de una cantera en esa localidad del norte de Gales- y el escudo de Moel Hebog también son objeto de demanda de ese país del Reino Unido que cuestiona la afirmación de que estos objetos “están más seguros en Londres”. Otro de los reclamos al Reino Unido lo lleva adelante Chile en relación al moai Hoa Hakananai’a de la Isla de Pascua, una majestuosa figura de basalto que originalmente miraba el cráter del volcán Rano Kau, y que los británicos sustrajeron en 1868. El Gobierno chileno, respaldado por el presidente del Consejo de Ancianos de la Isla de Pascua, busca su repatriación pero también fue rechazada por el Museo Británico. Y esta es solo una pequeña muestra de todo lo expoliado por esos piratas a lo largo de los siglos. Si algún día, el Museo Británico decidiera devolver todo lo ilegalmente “adquirido” quedaría prácticamente vacío, para daros cuenta de la magnitud de sus delitos.

viernes, 1 de diciembre de 2023

HAL SAFLIENI: El enigmático templo oculto de Malta

Lo que un arqueólogo consideraría las mejores noticias, para un constructor podrían ser las peores. Más que una alegría, los albañiles que en 1902 excavaban los cimientos de un barrio nuevo a las afueras de Paola, en Malta, debieron de llevarse un buen disgusto. Bajo las casas que intentaban edificar, descubrieron una serie de túneles artificiales que contenían miles de huesos humanos. ¿Se trataría, tal vez, de alguna antigua catacumba cristiana? ¿Podría el hallazgo obstaculizar las obras? Por si acaso decidieron no informar: reforzaron la bóveda con arcos y pilares, cavaron tranquilamente sus pozos y siguieron con el trazado de las calles como si tal cosa. Afortunadamente, el secreto no se mantuvo durante mucho tiempo. El rumor se extendió y unos meses más tarde un reducido grupo de expertos descendió al subsuelo. Todos quedaron maravillados. Aquello era mucho más antiguo que unas catacumbas romanas. Sus 500 m2 de salas y galerías conectadas entre sí se repartían en tres niveles. En el superior se arracimaban los restos de unas 7.000 personas. El inferior, en cambio, se hallaba prácticamente vacío. El nivel intermedio, por su parte, era asombroso. Allí, la piedra se había tallado con mimo, formando cornisas y escalones perfectamente rectilíneos. La luz se filtraba con inteligencia desde el nivel superior: en las paredes y techos más iluminados se apreciaban restos de pinturas rupestres. El acceso a varias de las salas imitaba las entradas monumentales de los templos megalíticos: dos grandes rocas rectangulares en posición vertical que sostienen un bloque horizontal. Lo más peculiar era que, en casi todos los casos, no se trataba de auténticos bloques de piedra, sino de formas talladas en relieve en las paredes de la gruta. Todo apuntaba a que el conjunto era obra de un pueblo prehistórico, pero se desconocía otro caso igual de arquitectura subterránea. De inmediato se formó un comité para fundar un museo arqueológico y se asignó la misión de excavar el sitio al jesuita Manuel Magri, un famoso historiador y folclorista maltés. Pero los esfuerzos de este cayeron en saco roto. No obtuvo permiso para acceder al nivel superior, ya que era de propiedad privada. El terreno pertenecía a las viviendas cuyos cimientos se asentaban allí. Los otros dos pisos, en cambio, sí pudieron excavarse, pero en 1907 Magri se vio obligado a abandonar los trabajos para partir como misionero a Sfax, en Túnez. Allí falleció inesperadamente y los informes de sus hallazgos jamás se encontraron. Fue preciso empezar de cero. Esta vez se designó como responsable a Temistocles Zammit, conocido como el padre de la arqueología maltesa. Zammit era un humanista comparable a los del Renacimiento: médico en ejercicio, catedrático y más adelante rector, analista en el Departamento de Salud del gobierno... y arqueólogo en sus ratos libres. Fue él quien organizó el nuevo museo y, además de estudiar el hipogeo (templo subterráneo) de Hal Saflieni durante treinta años, descubrió otra de las joyas de la prehistoria maltesa: los templos de Tarxien. Zammit abrió al público las cámaras del nivel intermedio en 1908 y logró que el gobierno comprara el piso superior, que por fin pudo estudiarse. A pesar de los daños sufridos, el doctor pudo fotografiar varios megalitos y analizar los enterramientos colectivos. Comprobó, por ejemplo, que este nivel del complejo se había empleado como cementerio durante muchos siglos, tal vez milenios. Consistía en un pasillo central con cámaras mortuorias a los lados. Algunos de los cuerpos habían sido enterrados con un ajuar de joyas y herramientas. Sin embargo, ninguna de ellas era de metal. Por lo tanto la construcción del hipogeo de Hal Saflieni se remontaba, sin duda, al Neolítico. Los artesanos habían creado estructuras arquitectónicas impecables y, por si fuera poco, lo habían hecho sirviéndose únicamente de rudimentarias herramientas de sílex. ¿Quiénes eran los autores de aquel mausoleo y por qué invirtieron tanto esfuerzo en él? Los historiadores aún no han logrado responder a estas preguntas, pero han seguido algunas pistas. Se sabe que los primeros pobladores de Malta eran agricultores procedentes del sur de Sicilia, que surcaron el estrecho para instalarse en el archipiélago hacia 5000 a. C. Eran un pueblo típicamente mediterráneo: bajos, robustos, relativamente sanos y bien alimentados, gracias a los cultivos de cereales y olivas que constituían la base de su dieta. Se cree que durante milenios se organizaron en pequeños clanes, puesto que enterraban a sus muertos en grupos poco numerosos, excavando pequeñas tumbas en la roca. Pero entre 3600 y 3000 a. C. sus costumbres cambiaron. De pronto, y sin razón aparente, se embarcaron en una loca carrera de excelencia arquitectónica. En un territorio de no más de 316 km2 se levantó al menos una veintena de santuarios, algunos de ellos compuestos por dos o tres templos contiguos. Todos son anteriores a otros conjuntos megalíticos más conocidos, como Stonehenge, y, a diferencia de este, tenían paredes, puertas y distintas salas en forma de ábside. Se ha barajado gran número de explicaciones para esta insólita fiebre inmobiliaria. Una de las primeras teorías se basó en el aislamiento geográfico de Malta. Pero se ha demostrado que los isleños tenían contacto con el mundo exterior, puesto que importaban obsidiana, piedras verdes y tinte ocre.También se ha supuesto que los distintos clanes rivalizaban entre sí para crear el templo más grande y complejo: en lugar de guerrear por tierras o comida, competían por el favor de los dioses. Esto no sería incompatible con la hipótesis más aceptada, que originó este repentino fervor religioso a una serie de hambrunas. La prosperidad de los primeros siglos habría dado pie a un gran crecimiento demográfico, y como consecuencia los agricultores, cada vez más numerosos, habrían deforestado por completo la isla, lo que provocó la erosión del terreno y, a la larga, su esterilidad. La escultura de la época parece confirmarlo. Tanto en los templos de Malta como en el hipogeo se han hallado multitud de estatuillas que representan a personas entradas en carnes. Algunos autores han creído ver en ellas un culto a la Madre Tierra o a una diosa de la fertilidad, pero lo cierto es que hay tantas figuras masculinas como femeninas. Lo único que tienen en común es la rotundidad de sus formas. Sea como fuere, tiene bastante sentido que una sociedad donde escasea el alimento rinda culto a la obesidad y la adopte como ideal de belleza. Las tumbas familiares también quedaron pequeñas para la mentalidad de estos nuevos malteses, tan dispuestos a hacerlo todo a lo grande. Los servicios funerarios se centralizaron, aparecieron necrópolis de mayor tamaño, el hipogeo se amplió y reformó para dar cabida a un número cada vez mayor de cuerpos. Se excavó el segundo nivel, destinado probablemente a ritos fúnebres, y el tercero, que habría servido como almacén. Quedan muchas preguntas en el aire. ¿Quiénes tenían acceso a las salas decoradas del nivel intermedio? ¿Había, como se ha argumentado, un espacio reservado a los sacerdotes? ¿Por qué desaparecieron los clásicos ajuares funerarios con objetos personales y en su lugar aparecieron estatuillas durmientes y orondas? ¿Los malteses del Neolítico concebían la muerte como un viaje o como un sueño? Arqueólogos de todo el mundo siguen buscando respuestas, pero conservar Hal Saflieni se ha convertido en una prioridad aún mayor. La humedad es uno de sus principales enemigos. Además, a raíz de que la Unesco lo declarara Patrimonio de la Humanidad en 1980, el número de visitantes se disparó. Entre 1991 y 2000 fue preciso cerrarlo al público para acondicionarlo e instalar sistemas de control climático. Hoy solo se permite acceder a ochenta personas por día. Si alguna vez viajas a Malta y no quieres perderte la visita, te recomendamos reservar con antelación [en febrero de 2017, el yacimiento estaba cerrado por trabajos de conservación]. Aunque en la superficie apenas quedan restos del santuario neolítico, el subsuelo del templo de Xemxija (4100-3800 a. C.) es muy interesante. Excavadas en la roca se hallaron unas tumbas aún más antiguas que el hipogeo, aunque mucho más pequeñas. La cavidad tiene forma de trébol, una silueta que posteriormente adoptarán los primeros templos megalíticos. Junto a los restos humanos, en Xemxija se hallaron también huesos de animales domésticos (ovejas, cerdos, perros, gatos, ponis...) y salvajes (conejos, ratas, pájaros y ciervos). El complejo de Ta’Hagrat (3600-3000 a. C.) se compone de dos templos de distinto tamaño, ambos en forma de trébol. Es posible, aunque no ha podido confirmarse, que tuvieran techo. El conjunto es uno de los más pequeños de las islas, pero también uno de los más antiguos y mejor conservados, a pesar de que sufrió algunos daños en el siglo XIX, cuando el dueño de las tierras empleó algunos de los megalitos para construirse una casa. Este material pudo recuperarse y devolverse a su sitio en 1937. Este templo (3600-3000 a. C.) se levanta a tan solo un kilómetro de distancia de Ta’Hagrat y comparte con él la típica forma en tres pétalos del período. Su estado, no obstante, es peor: la fachada y dos de los tres ábsides están completamente derruidos. Pese a su modestia, reservaba una grata sorpresa a los arqueólogos: en él hallaron cerámica todavía más antigua que los megalitos, creada hacia 4850 a. C. por los primeros habitantes en llegar a la isla. Gantija, en maltés, significa “torre de gigantes”. No en vano, la muralla que rodea el templo (3600-2500 a. C.) cuenta con megalitos de cinco metros de altura y hasta cincuenta toneladas de peso. El interior se compone de un pasillo central y cinco ábsides. En realidad, se trata de dos templos unidos: en algún momento derribaron uno de los muros del templo original para ampliarlo con otros tres lóbulos. En 1826 se retiraron sus escombros sin seguir ningún procedimiento científico, por lo que todos los restos de valor que contenía se perdieron. Es el más misterioso y uno de los más sofisticados. El templo de Mnajdra (3600-2500 a. C.) lo construyeron en un lugar de difícil acceso, en los acantilados del sur de la isla, sin por ello conformarse con un simple templo: el santuario consta de tres. El más antiguo y el más reciente son sencillos, pero el intermedio, de la época Tarxien, cuenta con cinco ábsides muy regulares y proporcionados, pequeñas estancias y ventanas. Sus constructores poseían conocimientos de astronomía: en los solsticios y equinoccios el sol ilumina zonas concretas del edificio. Está compuesto por cuatro templos distintos, de diversa complejidad, y se cree que sus ritos tenían algún tipo de relación con los que se celebraban bajo tierra en el vecino Hal Saflieni. En el templo de Tarxien (3000-2400 a. C.) es muy probable que se sacrificaran animales: en el suelo hay agujeros para drenar líquidos y en las paredes, relieves muy detallistas de bueyes y otras especies domésticas. También se han hallado rodillos de piedra, tal vez empleados para trasladar los megalitos. Aún hay mucho por investigar sobre estas edificaciones, cuyo propósito y sus constructores siguen envueltos en el misterio.
actualidad cultural
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