SONIDOS DEL MUNDO

viernes, 30 de junio de 2017

MARTIN LUTERO: A 500 años de una Reforma que cambio al mundo

En 1517, hace justo 500 años, Martín Lutero clavó sus 95 tesis contra las indulgencias en la puerta de la iglesia de Wittenberg, denunciando los abusos cometidos por la corrupta y decadente Iglesia Católica, un acontecimiento que supuso el cisma de la Iglesia Romana de Occidente, transformando el mundo de un modo como pocas veces lo ha hecho otro hombre antes o después de él. En aquel momento, Lutero tenía 34 años, desempeñaba desde hacía cinco el cargo de profesor en la facultad de teología de la Universidad de Wittenberg, una profesión que mantuvo de por vida, y vestía desde hacía doce el hábito de los agustinos recoletos. En los grabados que Lucas Cranach, el Viejo, hace de él podemos ver a un hombre robusto, de gesto severo y firme, de ojos pequeños y expresión reconcentrada. Lutero fue un revolucionario que no se amilanó frente al poder totalizador de la iglesia de su tiempo, y gracias a él, el cristianismo comenzó a hacerse plural. Lutero nació como Martin Luder en 1483, y se cambió el apellido en 1517 por el de Luther (que venía de la forma grecolatina Eleutherius, es decir, el libre) justo el día en que le enviaba una carta al arzobispo Alberto de Maguncia, responsable del comercio de las indulgencias en la archidiócesis de Magdeburgo, en la que además de remitirle las 95 tesis, exigía suspender la publicidad en favor de las indulgencias. Éstas, aparecidas en el siglo XI y otorgadas escandalosamente por los papas, constituían una oferta adicional de la iglesia para ‘compensar’ los pecados temporales que había que expiar tras la muerte en el purgatorio, o ‘para acortar los plazos o completarlos’ mediante el pago de generosas sumas de dinero. Las indulgencias llegaron al extremo de otorgarse a los difuntos que sufrían en el purgatorio, y se expedían como seguros espirituales a todo riesgo para garantizarse la salvación y evitar pagar las penas del infierno. Como era de esperar, eran sus deudos quienes tenían que pagar hasta el último centavo para ‘salvar’ sus almas, De no hacerlo, eran denunciados por herejes y la Inquisición se hacía cargo de ellos. Pero las indulgencias fueron solo la piedra de toque de Lutero. La Iglesia Católica vivía inmersa - como hoy - en una crisis fundamental de credibilidad, acusada de falta de espiritualidad, degradación moral, pederastia, tráfico de prebendas, mantenimiento de una curia impía e imponer una interpretación unívoca de la Biblia, entre otras graves y fundamentadas acusaciones. Pillado infraganti, el Papa de los Médici, León X, pronunció sentencia de ‘herejía’ contra Lutero en 1520, y el mismo día que entró en vigor la excomunión, Lutero se revolvió en el púlpito y con voz fuerte y poderosa hizo algo inédito, de una valentía enorme: pronunció sentencia de herejía contra la iglesia pontificia, que había caído en falsedad, y proclamó que el verdadero Anticristo era precisamente el Papa. Y fue más allá: entregó a las llamas, delante de la puerta de Elster, en Wittenberg, el Derecho canónico, algunos libros de penitencia y de enseñanza escolásticos y la bula de amenaza de excomunión de León X. El segundo suceso clave en relación a la ruptura con la iglesia se dio al regreso de Lutero del castillo de Wartburg, donde luego de la Dieta de Worms - donde se enfrento valerosamente al Emperador Carlos V, quien no pudo doblegarlo con todo su poder - fue recluido por razones de seguridad. Los nueve meses que Lutero pasó en los bosques de Turingia le sirvieron para poner las bases del edificio de la iglesia evangélica, ya que de allí no sólo dio a luz a la traducción del Nuevo Testamento, sino que también demolió los muros religiosos del monacato al expresar que todo cristiano bautizado era igual ante Dios, una afirmación revolucionaria para la época. Lutero se hizo monje a los veintidós años, cuando un rayo le cayó a pocos metros, mientras regresaba de una visita a sus padres en Mansfeld, lo que le provocó una angustia moral enorme, ante la fragilidad y el azar inexplicable de la vida. Dos semanas después de aquel episodio, antes de desaparecer tras los muros del monasterio agustino de Erfurt, se despidió de sus amigos con estas solemnes palabras: "¡Hoy me veis, y nunca más!". Lutero luchó contra las convenciones y las imposiciones eclesiásticas y sociales de su época, lo que demostró a lo largo de su vida. Así, se casó, en contra de la corriente dominante, con la monja Catalina de Bora en 1525, con la que tuvo seis hijos, a dos de los cuales tuvo que enterrar él mismo. En el excelente libro de Thomas Kaufmann, que acaba de publicar la editorial Trotta, un exquisito libro a caballo entre la biografía y la introducción al pensamiento religioso e histórico de la Reforma, se nos presenta a Lutero como el primer publicista de la historia, en tanto que supo ver la trascendencia de la recién inventada imprenta para la propagación de sus ideas reformistas. Lutero leyó por primera vez la Biblia completa en la biblioteca de la universidad de Erfurt cuando era estudiante, y desde entonces no dejó de estudiarla. De hecho, la leía entera dos veces al año, lo que le procuraba un desasosiego tortuoso, puesto que cuanto más la conocía más dudas le surgían. Después de muchos años de estudio de las Sagradas Escrituras, Lutero decidió traducir la Biblia al alemán, lo que supuso un punto de inflexión en la divulgación popular del texto para los laicos y los pobres. Tardó doce años en traducirla completamente y la primera edición apareció en 1534, con una tirada de 3.000 ejemplares. Para este empeño partió de la base del texto original griego y de la Vulgata (la traducción oficial que el padre de la iglesia, San Jerónimo, había fijado en el siglo IV), y revisó minuciosamente, con una perspectiva filológica y siguiendo la filosofía nominalista de Guillermo de Ockham, las ediciones en hebreo y latín. El texto de Lutero, primorosamente volcado al alemán, cuidaba las construcciones rítmicas de la frase, las figuras retóricas y aportaba numerosos neologismos. La Biblia en lengua alemana modificó el cristianismo de Occidente en su totalidad, y fue espejo para las traducciones a otras lenguas vernáculas del continente. Entre 1522 y 1546, la Biblia de Lutero tuvo más de 430 ediciones y se vendieron más de medio millón de ejemplares. Lutero murió en su lugar natal de Eisleben, a los 62 años, saciado de vivir, con el orgullo de haber dedicado su vida a la traducción de las Sagradas Escrituras y dado un golpe mortal al predominio de la Iglesia Católica, del cual nunca pudo recuperarse. Fue enterrado en la iglesia de Wittenberg, y en su lapida aparece una inscripción en el cual figura una sentencia profética: "Vivo, había sido la perdición del Papa, y muerto, su muerte". La acción de Lutero animo a que otros reformadores en Europa lanzaran sus propuestas ya fuese por motivaciones religiosas, como la realizada por Calvino o políticas como fue el caso de la Iglesia Anglicana en Inglaterra. En conclusión, Martín Lutero no revolucionó solo la religión, sino que también impulso a Europa hacia el mundo moderno.

viernes, 23 de junio de 2017

NEUSCHWANSTEIN: Un castillo de ensueño en Alemania

Parece salido de un cuento de hadas, pero existe en realidad. Es el castillo de Neuschwanstein, ubicado en el estado federado de Baviera, cerca de Füssen, Alemania y fue mandada construir por el rey Luis II de Baviera en 1866. El ambicioso proyecto comenzó a tomar forma en 1869 con el encargo del diseño del castillo a un escenógrafo teatral que, según las ideas del rey, proyectó un espacio más estético que funcional. A pesar del aspecto medieval con el que se construyó el castillo, éste incorporó numerosas modernidades para la época. Contaba con calefacción central de aire caliente, luz eléctrica, agua caliente y fría, e incluso una línea telefónica. Neuschwanstein es una construcción que refleja los ideales y anhelos del rey Luis II. Construido como un mundo imaginario y poético en el que podía refugiarse y soñar, el castillo cuenta con pinturas inspiradas en las óperas de Richard Wagner, a quien el rey admiraba hasta límites insospechados. Cuenta con 200 habitaciones entre los que destacan llamativas estancias como la Sala del Trono, con 13 metros de altura, la Sala de los Cantores, que a pesar de su gran tamaño y su escenario no estaba dedicada a acoger fiestas de la corte, o bien el dormitorio del rey y la capilla, realizados en estilo neogótico. Conocido a nivel mundial como símbolo de la arquitectura romántica idealizada y por la peculiar historia de su dueño, el Castillo de Neuschwanstein es una maravillosa construcción de ensueño que inspiró al mismísimo Walt Disney para la creación del castillo de la Bella Durmiente. A pesar de su trágico y prematuro final, el legado de Luis II de Baviera mantiene un gran protagonismo en la actualidad. Además de esta impresionante fortaleza, reconstruyó dos castillos más, el de Linderhof y el Palacio de Herrenchiemsee, los cuales son un gran atractivo turístico que completan la visita a un entorno de una majestuosa belleza natural. Abierto al público desde 1886, tan solo unas semanas después de la muerte del rey, el castillo de Neuschwanstein recibe en la actualidad cerca de 10.000 visitantes al día en temporada alta, llegando a conseguir más de 1.4 millones de visitantes al año, convirtiéndose en uno de los monumentos alemanes más visitados del país. Si queréis hacer un paseo virtual por el castillo, podéis echar un vistazo a la web oficial, donde además se explica muy bien la historia del rey, del castillo, de las sagas medievales en las que se inspiró para decorarlo y mucho mas.

viernes, 16 de junio de 2017

OSIRIS, EGYPT´S SUNKEN MYSTERIES: Tesoros submarinos del Antiguo Egipto resucitan el mito en Suiza

Una exposición del Museo Rietberg, ubicado en Zúrich (Suiza), resucita a través de trescientos objetos extraídos del Mediterráneo en excavaciones marinas, en “Osiris, Egyipt´s Sunken Mysteries” (Los Misterios de Osiris) uno de los mayores mitos fundadores de Egipto y que marca el inicio del reino de los faraones. Cada una de esas piezas proviene de los fondos marinos, de los restos exhumados del mar por los arqueólogos entre las estructuras que subsisten de Canope y de Thonis-Heracleión, en la bahía de Aboukir, a pocos kilómetros al este de Alejandría. "Estas ciudades quedaron bajo el agua en el siglo VIII de nuestra era, en un área de aproximadamente 100 kilómetros cuadrados de la que se cree que sólo se ha recuperado el 10 % de lo que es posible rescatar", explicó el comisario de la exposición, Axel Langer. Como sabéis, esas ciudades, donde se multiplicaban santuarios y templos, quedaron sumergidas a causa de terremotos y otros incidentes geológicos, y de allí se han podido recuperar miles de objetos, estatuas y piezas que atestiguan de la importancia religiosa del lugar. Acompañan a las piezas provenientes de los fondos marinos (propiedad del Estado egipcio) cuarenta artefactos procedentes de los museos de El Cairo y Alejandría, que permiten completar la perspectiva que se ofrece al espectador sobre la leyenda de Osiris y varias de las cuales pueden ser vistas por primera vez fuera de Egipto. Completan la exposición una serie de fotos y vídeos que muestran el desafío de desenterrar objetos arqueológicos que yacen bajo el mar y que fue asumido por el Instituto Europeo de Arqueología Submarina (IEAS). Las piezas extraídas requieren de un tratamiento especial para evitar que su contacto con el oxígeno, tras más un milenio en agua salada, acelere su erosión. Este dato permite apreciar en toda su espectacularidad objetos en perfecto estado de conservación, como la Estela de Thonis-Heracleion, del año 380 a.C., que contiene el texto de un decreto del faraón Nectanebo I que regula la parte de los impuestos a las mercancías que entraban por el puerto y que debía destinarse al templo. Gracias a que la parte que relata las contribuciones religiosas yacía de cara a la arena el texto pudo conservarse hasta hoy, explicó Langer. Los vestigios también vencieron a la contaminación marina causada por la circulación de barcos y que dificultó la excavación marina ya que, en ciertas temporadas, los buzos no tenían una visibilidad mayor de 50 ó 60 centímetros a pesar de tratarse de un área que no es muy profunda. El comisario de la muestra, que estará abierta hasta el próximo 13 de agosto, explicó que las necesidades tecnológicas que surgieron de estas excavaciones submarinas condujeron al desarrollo de nuevos instrumentos y aparatos que hicieron posible los trabajos en esas difíciles condiciones. El descubrimiento fue posible gracias a la colaboración establecida entre el ministerio de Antigüedades de Egipto y el experto en arqueología submarina, Franck Goddio, fundador del IEAS. Las prospecciones geofísicas a gran escala que realizó Goddio para hacer una cartografía de la sumergida región de Canopia permitió delinear sus contornos, identificar la posición de los principales yacimientos arqueológicos, así como el trazado del antiguo lecho del brazo occidental del Nilo. El primer descubrimiento en la segunda mitad de los años noventa fue la ciudad de Thonis-Heracleión, en particular de su puerto y templo, a 7 kilómetros de la costa; y luego llegó el hallazgo de Canope, a 2,5 kilómetros de distancia. Desde entonces, cada año se realizan una a dos campañas arqueológicas de varias semanas cada una. Al término de cada una se cubren de arena los restos para protegerlos de las actividades pesqueras, en la perspectiva de que recobrar la totalidad de los tesoros hundidos constituye un desafío de muy largo aliento.

viernes, 9 de junio de 2017

CHRISTIE´S: 250 años a golpe de martillo

Cono sabéis, es una de las firmas que lidera, junto a Sotheby’s, las subastas internacionales, que fue fundada hace poco más de 250 años por el escocés James Christie (1730-1803). La primera venta tuvo lugar el 5 de diciembre de 1766 en Pall Mall, su primera sede en Londres. Hoy celebra unas 350 subastas al año; tiene 54 oficinas en 32 países y doce salas de ventas. Pese a que en el 2016 obtuvo unos mil millones de dólares menos que en el 2015 (la caída fue generalizada en el sector), cerró el año pasado con unas ventas que ascendieron a 4.400 millones de dólares. Fue en el 2015, un año histórico para el mercado del arte. Hace unos días atrás celebró sus ventas de arte impresionista, moderno y contemporáneo en Nueva York, las más importantes del año, que constituyen el termómetro del sector. Y no le ha ido mal. Brancusi mejoró su récord: uno de los seis bronces que hizo en el 1913 de “La musa dormida”, icono de la escultura moderna, se remató en 57,3 millones de dólares. Un retrato de Dora Maar pintado por Picasso, “Mujer sentada con vestido azul”, alcanzó los 45 millones. Dos días después, obras de Bacon y Cy Twombly superaron los 50 millones. Aunque esta vez su rival Sotheby’s le ganó la partida con un Basquiat vendido por 110,5 millones. Al respecto, la editorial Phaidon ha publicado un libro que recorre los dos siglos y medio de vida de Christie’s a través de 250 objetos vendidos a lo largo de su historia. El prólogo lo firma Lord Rothschild, un apellido muy ligado al coleccionismo. En este volumen podemos apreciar cómo ha evolucionado el mercado del arte en estos 250 años, los nuevos gustos de los coleccionistas (hoy prima el arte contemporáneo), las modas y cómo han subido los precios hasta cifras estratosféricas. El libro cuenta jugosas anécdotas de las piezas seleccionadas. Hay historias fascinantes. Como la que esconde el voluptuoso retrato de Amy Lyon, lady Hamilton, pintada como Ariadna por Élisabeth Vigée-Le Brun. Hija de un herrero, se casó con el aristócrata y diplomático Lord Hamilton, que encargó el cuadro. Acuciado por las deudas, se vio obligado a venderlo. El pirata Nelson (quien murió en Trafalgar) amante de su esposa, no quiso ver en venta el retrato y lo adquirió por 300 libras. Pidió total discreción. La lista de objetos vendidos en Christie’s en estos 250 años es de lo más variopinta: desde un meteorito caído en Francia en 1803, vendido en 1998 por 253.000 libras; hasta un esqueleto de mamut de hace unos 15.000 años, que vivió en Siberia, por el que pagaron 260.000 euros. También resulta curiosa la forma en que muchos de estos preciados objetos fueron hallados. Así, un bajorrelieve, que decoró el palacio de un rey asirio, fue encontrado por John Russell en la tienda de alimentos de un colegio privado para chicos en Dorset (Inglaterra). El friso se vendió por 7,7 millones de libras. O el casco de desfile de la caballería romana, conocido como “Crosby Garrett”, encontrado en el 2010 por un estudiante de 20 años con un detector de metales. Una espléndida pieza que alcanzó los 2,2 millones de libras. Cuando una obra única llega al mercado suele tener muchos pretendientes. Las pujas apenas suben del minuto, pero una pugna telefónica entre dos coleccionistas superó los 42 minutos. Fue en 2014 en Hong Kong. La codiciada pieza era una thangka imperial de seda, procedente de China, rematada en 45 millones de dólares. Los amantes de la Historia han podido pujar en Christie’s por un gorro de dormir con el que Carlos I de Inglaterra fue decapitado, uno de los bicornios de Napoleón (se conservan muy pocos de los 120 que fabricó Poupard &Cie para el emperador), un diario y el cuaderno de bitácora del capitán Cook... Asimismo, son muchos los documentos históricos que han pasado por el mercado, cambiando de unas manos a otras. Desde la carta autógrafa conocida como “El secreto de la vida”, que Francis Crick envió a su hijo Michael, en la que le cuenta su revolucionario descubrimiento: la estructura y función del ADN. Superó los 6 millones de dólares. Bill Gates adquirió por más de 30 millones el “Códice Hammer” de Leonardo da Vinci: 72 hojas en las que el genio renacentista reflexionó entre 1506 y 1510 sobre asuntos tan diversos como la astronomía o la geología. Un tesoro. Y una curiosidad: algunos de los principios de Arquímedes aparecieron en el Santo Sepulcro de Jerusalén ocultos bajo un texto litúrgico que se copió encima. Pero, para sonoro, el descubrimiento de una sinfonía perdida que Verdi escribió al comienzo de su carrera. Días antes de la subasta en el 2001 en Roma, la obra sonó en Milán bajo la batuta de Chailly. Hay auténticos frikies de los objetos de las celebridades. Algunos, convertidos en iconos. Como el vestido en el que iba embutida Marilyn Monroe cuando le cantó el “Happy Birthay” a John F. Kennedy tres meses antes de que la actriz fuera asesinada por la CIA. Su precio: 1,2 millones de dólares. Los seguidores del Agente 007 pudieron pujar por la máquina de escribir dorada con la que Ian Fleming escribió algunas de las aventuras de James Bond. Y los fans de “Star Trek”, por una maqueta de la nave Enterprise. Aunque, para altos vuelos, el caza derribado, reconstruido y subastado en el 2015 por 3,1 millones de libras. Pero la estrella de las subastas es la pintura. Además del ya citado récord de Picasso, son muchas las historias que encierran algunos de los lienzos vendidos: como el Tiziano (“La muerte de Acteón”) que movilizó a la sociedad británica para que no saliera del país, o el “Retrato del Dr. Gachet”, de Van Gogh. El empresario japonés Ryoei Saito dijo que quería ser incinerado con el lienzo. Se creía que era una broma, pero desde que murió no hay ni rastro del cuadro.

viernes, 2 de junio de 2017

PIERRE LE GRAND, UN TSAR EN FRANCE.1717: Una excepcional muestra sobre Pedro El Grande en Versalles

Coincidiendo con la visita del Presidente ruso Vladimir Putin a Francia, el Gran Trianón del Palacio de Versalles presenta la exposición titulada ‘Pierre le Grand, un tsar en France. 1717’ (Pedro El Grande, un Zar en Francia.1717) el cual fue inaugurado el pasado martes el 30 de mayo y que estará abierto al público hasta el 24 de septiembre. Se trata de una exposición conmemorativa acerca del tercer centenario de la visita del Zar de Rusia a Paris, entre mayo y junio de 1717. Gracias a una colaboración excepcional entre el Palacio de Versalles y el Museo del Hermitage, la muestra presenta más de 150 obras de excepcional valor - entre pinturas, esculturas, artes decorativas, tapices, mapas, medallas, instrumentos científicos, libros y manuscritos - dos tercios de los cuales pertenecen al prestigioso museo de San Petersburgo. Pedro I (1672 - 1725) nació en la dinastía Romanov, fue hijo del zar Alexis Mikhailovich (1645 -1676) y Natalya Naryshkina (1651-1694). 20 años después de la "Gran Embajada", que lo llevó a Europa por primera vez entre 1697 y 1698, Pedro El Grande viajó de nuevo a Occidente, llegando a Francia el 21 de abril de 1717, donde permaneció hasta el 21 de junio. La exposición recorre su estancia en Paris. Aunque ostensiblemente se trataba de una visita oficial, Pedro I era de naturaleza impredecible a quien no le gustaba cumplir las reglas de etiqueta, burlándose del protocolo en reiteradas ocasiones, para escándalo de la corte versallesca, muy estricta en ese sentido. Su encuentro con Luís XV, en particular, causo una impresión duradera, ya que ignorando la rigurosa ceremonia de la corte, en un gesto espontáneo levantó en sus brazos al niño-rey que tenía siete años de edad. Aunque el viaje de Pedro I tenía objetivos políticos y económicos, como forjar una alianza con Francia contra Suecia así como la firma de un acuerdo comercial, este zar reformista, fundador de la Rusia moderna, quería por encima de todo descubrir todo lo que era novedoso en Francia con el fin de adaptarlo a su imperio. Durante los dos meses que pasó en París, Pedro I fue a la Academia de Ciencias, de la que fue miembro de honor, el Observatorio, y la Casa de la Moneda, donde se acuñó una medalla en su honor. Sus visitas a diversas instituciones y encuentros con renombradas personalidades influyeron poderosamente en su pensamiento. La exposición también pone de relieve las relaciones del Zar con los artistas franceses. De hecho, ya en 1716, atrajo a varios maestros a la corte de San Petersburgo, entre ellos Louis Caravaque (1684-1754), el arquitecto Jean-Baptiste Le Blond (1679-1719), y el escultor Nicolas Pineau para encargarse de las obras arquitectónicas que se levantaban en la capital imperial rusa, embelleciéndola con una serie de grandes monumentos que podemos admirar al día de hoy. Asimismo, durante la estancia de Pedro I en Francia en 1717, dos famosos artistas, Jean-Marc Nattier (1685-1766) y Jean-Baptiste Oudry (1686-1755), pintaron su retrato.Pedro el Grande fue un monarca al que gustaba viajar, recorriendo el mundo durante casi cuatro décadas, desde el Mar Blanco hasta el Mar Caspio, de Holanda a Moldavia, de Inglaterra a Persia. A juicio de la posteridad, estos viajes enriquecieron sus conocimientos a tal grado, que le sirvió para modernizar a su país colocándola por encima de las grandes potencias europeas, por lo cual es considerado con toda razón como el creador de una nueva Rusia.
actualidad cultural
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