SONIDOS DEL MUNDO

viernes, 24 de noviembre de 2017

MITOMANOS, EXCENTRICOS Y DESPIADADOS: Los más sanguinarios dictadores del África

La caída del nonagenario dictador de Zimbabwe, Robert Mugabe, nos trae a la memoria una larga lista de desalmados asesinos - cada uno más despreciable que otro - que en el llamado continente negro se hicieron con el poder instaurando sangrientas tiranías, apoyadas por los EE.UU., el Reino Unido y Francia so pretexto ‘para combatir al comunismo’, gobernando durante décadas con mano de hierro, hasta que la situación se hizo insostenible y tras ser abandonados a su suerte por quienes los auparon al cargo, terminaron siendo derrocados, siendo reemplazados en la mayoría de los casos por otros déspotas igual de crueles, pero menos conocidos. Son tantos estos autócratas de ébano, que nos vamos a referir únicamente a cuatro de los más siniestros y extravagantes ¿vale? 1.- BOKASSA: Este megalomaníaco tenía sueños de grandeza: quería ser Napoleón y emular su imperio, pero era un simple congoleño, hijo de un líder tribal de escasa trascendencia. El Ejército le brindó la forma de escalar posiciones, y su ansia de poder hizo el resto: primero usó a su primo, el presidente David Dacko, para ascender a coronel y jefe personal de las Fuerzas Armadas. Y luego dio un golpe de Estado en 1966, instaurando en régimen de terror que duraría hasta 1979. Jean-Bedel Bokassa no fue de esa clase de dictadores que tratan de enmascarar en los albores de sus tiranías sus verdaderas intenciones. No jugó a ser líder de ninguna etnia, ni a hacer promesas al resto de su población. Bokassa sabía lo que quería y el límite era el cielo: abolió la Constitución, se proclamó Mariscal y presidente vitalicio. Ambicioso como ninguno, de un día para otro, proclamó de la nada el Imperio Centroafricano, se convirtió al catolicismo, coronándose como Bokassa I en unos fastos que superaron los 22 millones de dólares. Se dice que el tirano pidió al Papa Paulo VI que oficiara la ceremonia - para emular la coronación del emperador francés en París- a lo que el Vaticano se negó. Aún así, él cambió el nombre a la catedral de Bangui, llamándola 'Notre Dame'; espacio que pronto se quedó pequeño para un acto de esas dimensiones. Por ese motivo, Bokassa acabó empleando un estadio deportivo, que disfrazó como un Palacio del siglo XVIII. Los trajes que lucieron él y su decimoquinta esposa fueron confeccionados por un descendiente de los bordadores que vistieron a Napoleón, que engarzaron 800.000 perlas en el traje de él y un millón de perlas de oro en el de ella. Ocho caballos blancos, traídos desde Normandía, tiraban de las carrozas que les transportaron hasta el falso Palacio, donde un trono con el águila imperial bañado en oro esperaba recibir al Emperador sobrevenido. Delegaciones de todos los países acudieron a esta extravagante fiesta, aunque ninguno apoyó a Bokassa como lo hizo Francia, prácticamente hasta el último día de su sanguinario mandato.El país europeo proporcionó a este embuste de celebración todo cuanto el Napoleón negro quiso: cascos de metal y petos para la guardia imperial, toneladas de comida, vino, fuegos artificiales, 60 Mercedes-Benz...y lo más valioso de todo: una férrea defensa ante las feroces críticas de varios sectores de la comunidad internacional, a los
que acusaban de racismo si criticaban la fastuosidad de una ceremonia en un país poblado por millones de hambrientos. Se dice que el Emperador era un caníbal que comía la carne de sus víctimas. También un genocida, y un enfermo que disfrutaba con sus crímenes, que suponen un auténtico compendio de la atrocidad. Sus excentricidades llegaron a tal punto, que fue derrocado cuando se encontraba de visita en Libia. Condenado a muerte in absentia en diciembre de 1980, volvió de su exilio en Francia el 24 de octubre de 1986. donde fue arrestado y juzgado por traición, asesinato, canibalismo y apropiación indebida de fondos estatales El tribunal republicano condenó al emperador a muerte el 12 de junio de 1987, sentencia que fue conmutada a cadena perpetua en febrero de 1988, pero sería reducida posteriormente a veinte años. Liberado en 1993, murió víctima de un ataque cardiaco en 1996. 2.- IDI AMIN: Durante los ocho años que estuvo al frente de Uganda (1971-1979) a sus súbditos no les quedó ni un resquicio del terror por conocer. El gran mariscal Idi Amin Dada, autodenominado el Rey de Escocia - quien gustaba vestirse con ostentosos uniformes llenos de medallas y condecoraciones de batallas imaginarias - llevó a cabo las monstruosidades más perversas de las que hay constancia, dejando 400.000 cadáveres a su paso. Asesinó a miles de opositores, perpetró genocidios, desmembró a sus esposas cuando se cansó de ellas, retransmitió torturas por televisión, practicó el canibalismo con sus víctimas y constató, para muchos, la existencia misma del mal. Describirlo como 'monstruo' es empequeñecer pavorosamente sus crímenes. Lo más aterrador es que gozó de suerte durante toda su vida. La tuvo cuando dio un golpe de Estado contra Milton Obote y la atención internacional lo tomó como un simple cambio de poder. Tuvo suerte cuando Israel e Inglaterra apoyaron generosamente su política de acercamiento, que más tarde sustituyó por el antioccidentalismo, el Islam y la brujería. Volvió a sonreírle el azar cuando retransmitía las ejecuciones de sus opositores por televisión, y nadie condenaba sus atrocidades. Suerte fue también que las atrocidades de los dictadores sudamericanos sirvieran de pantalla a las suyas propias: el mundo occidental había rebasado su límite de atención con las injusticias. Suerte de que el film de Barbet Schroeder que le retrataba como el carnicero que era no fuera tomado en serio, y que contribuyera a difundir la suya como una imagen de un gigante negro, con más pinta de bufón que de dictador. Pero aquel hombre malvado y sin pizca de moral  que echaba a sus opositores vivos  a los cocodrilos, que seguía los preceptos de cualquier magia negra que se cruzase en su camino, que expulsó a los asiáticos del país, que tenía decenas de esclavos y que llevaba a sus hijos pequeños a las sangrientas ejecuciones para que disfrutaran del sangriento espectáculo, tenía poco de caricatura y mucho de monstruo.
Y suerte, claro. Tanta, como para morir con placidez en el 2003 rodeado de muchas de sus esposas y decenas de hijos en su exilio dorado en Arabia Saudita tras ser derrocado en 1979, sin que nadie le hiciera rendir cuentas por sus abominables crímenes. 3.- MOBUTU SESE SEKO: Conocido bajo el apelativo de 'el carnicero del Zaire' fue el único presidente de ese país, conocido hoy como la República Democrática del Congo y como el Congo Belga en su pasado colonial. Nacido el 14 de octubre de 1930 en Lisala, junto al curso del gran río, en la región norteña de Ecuador, era hijo de un cocinero y una mucama de hotel, siendo bautizado como Jospeh Desiré. Miembro de la tribu de los ngabandis, dio los primeros pasos en la religión, el francés y el fútbol con los misioneros belgas. Tras sus problemas con los libros, ingresó en la Fuerza Pública en 1950, una tropa de choque mandada por oficiales belgas y caracterizada por una férrea disciplina. Allí fue promovido a sargento tres años después, época en la que empezará a colaborar con el diario L'Avenir Colonial Belge y donde entró en contacto con líderes independentistas, como Patrice Lumumba, el artífice de la independencia zaireña. El futuro leopardo, que hizo de su gorro de piel uno de sus atributos preferidos y un símbolo crucial de su desaforado culto a la personalidad, supo ganarse la confianza de Patrice Lumumba en cuanto el fundador del Movimiento Nacional Congoleño llegó a la metrópolis tras abandonar la prisión de Elisabethville (la actual Lubumbashi) para negociar la independencia de Bélgica. Mientras, trabó lazos con el servicio secreto belga y contactó con Maurice Tempelsman, amigo de Lawrence Devlin, el hombre que la CIA había instalado en la capital belga para forjar ‘amistad’ con jóvenes líderes congoleños. En junio de 1960, cuando se proclamó la independencia, el leopardo ya era jefe del Estado Mayor del Ejército. Ahí empieza a demostrar su talento para la intriga: el 14 de septiembre ensaya su primer golpe de Estado, aprovechando la rivalidad entre el presidente Joseph Kasavubu, y su primer ministro, Patrice Lumumba, a quien hizo asesinar. Tras cinco años de guerra civil, Mobutu se hace con todo el poder el 24 de noviembre de 1965. Desde ese momento, la historia de Zaire se unió a la suya personal, dirigiendo los destinos del país hasta marzo de 1997, y muchos le consideran uno de los grandes cómplices de los hutus en el genocidio que en 1994 asoló la vecina Ruanda. De hecho, su gestión de las fronteras en la crisis ruandesa dio lugar a la primera guerra panafricana, que logró expulsarlo del poder. Considerado el político y mandatario más corrupto de África, murió exiliado en Marruecos víctima de un cáncer de próstata. En el momento de fallecer  este criminal, tenía una fortuna estimada en más de 10.000 millones de dólares.
4.- ROBERT MUGABE: El último de la lista pero a su vez, el mas sádico y sanguinario. Hubo un tiempo en que este criminal se autoproclamaba ‘un héroe y salvador de la patria’, por su lucha contra el régimen de Rhodesia del Sur. Nada más falso. Este ladrón y asesino se hizo con el poder mediante el fraude 'ajusticiando' a todos sus opositores. Responsable de la matanza de más de 20.000 personas por motivos étnicos, pretendió gobernar con puño de hierro hasta el último día de su existencia, pero el destino le tenía reservado una sorpresa. Entre sus deshonrosos logros, está el haber convertido a su país en uno de los más pobres del mundo. Para ello generó una profunda crisis económica, disparó la inflación hasta un 160.000%, expidiendo billetes que ofrecían su valor en millones de dólares, y en el reverso de cada uno aparecía cuándo caducaba su valor. Para expiar las culpas, encarceló a 4.000 empresarios y se retiró a descansar mientras su población fallecía, prácticamente, de inanición. El 80% de los zimbabuenses no tiene empleo, y no llegaban a celebrar más allá de su 36 cumpleaños. Salvo Mugabe. Porque Mugabe no era un zimbabuense normal: él, cada año, se celebraba a sí mismo. Celebraba su llegada al mundo con una gran fiesta, porque él es muy piadoso con la estrechez ajena. Tanto, que todavía resuenan los ecos de su 85 cumpleaños en los que se consumieron 3.000 patos, 8.000 cajas de bombones, 4.000 porciones de caviar, 8.000 langostas, 100 kilos de mariscos... un opíparo menú que salió a las cuentas del país por algo más de un millón de dólares. Fue mala suerte que su onomástico coincidiera con el mayor brote de cólera de la historia del país, en el que murieron 3.000 personas y otras 60.000 enfermaron gravemente. Y es que desde el otro lado del palacio, valorado en 100 millones de dólares, se hacía difícil escuchar nada. Cuando Mugabe realizó la reforma agraria del año 2000, en la que expropió violentamente las granjas de los granjeros blancos - quienes fueron expulsados del país junto con sus familias - la vistió hipócritamente bajo la explicación de ‘un reparto más justo de las tierras’, pero resultó ser una estrategia para enfrentar una crisis de popularidad y, al final, solo se beneficiaron una minoría, de la élite y próximos al régimen quienes se quedaron con todo lo robado. Pero su declive empezó en el 2008, con el país sumido en una dura crisis económica, cuando se vio cuestionado por la oposición en las urnas. Y la respuesta fue una oleada de torturas, detenciones y represión. A sus 93 años, esta bestia sedienta de sangre no tenía intención de dejar el poder, destituyendo hace dos semanas a su vicepresidente Emmerson Mnangagwa, a quien acuso de estar fraguando una guerra de sucesión desde hacía meses en la sombra, el cual termino por estallar de todas maneras, siendo derrocado y puesto bajo arresto por los militares forzando el final, muy poco épico, de su era. Se dice que a Mugabe se le concedió inmunidad a cambio de su obligada renuncia, pero por la gravedad de sus atrocidades durante su sangrienta dictadura, es merecedor de la Pena de Muerte. En cuanto a Mnangagwa, este fue proclamado como su sucesor, anunciando ‘el comienzo de una nueva democracia’ pero lo cierto es que será otro dictador más. Tiempo al tiempo.

viernes, 17 de noviembre de 2017

SALVATOR MUNDI: La obra de Leonardo da Vinci más cara de la historia

La expectativa estaba servida este miércoles en la casa Christie's de Nueva York . En su subasta de Arte Contemporáneo se incluía la redescubierta y recuperada pintura Salvator Mundi, de Leonardo da Vinci. La "última obra maestra" del renacentista italiano que fue redescubierta en 2005 y que data del año 1500, según los expertos. Se trata de un Cristo que levanta la mano derecha, dando la bendición, y en la otra sostiene el globo terráqueo. Luego de seis años de recuperación del lienzo y comprobación de su autenticidad - había dudas de que fuera de uno de sus discípulos - volvió a exponerse públicamente y a estar en el mercado. La noche del miércoles, tras 19 minutos de pujas, el cuadro fue adjudicado por 450.312.500 dólares (382 millones de euros), una cifra que batió todos los récords, según informó Christie's a minutos de la subasta. Mientras otros lotes duraban en pantalla poco más de un minuto, el Salvator Mundi, que algunos denominan la 'versión masculina de la Mona Lisa' y representa a Jesucristo como el salvador del mundo, fue larga y tensa. A los 200 millones de dólares (169,68 millones de euros) se llegó rápido. En ese momento se escucharon los primeros y sonoros murmullos; esa cifra era el doble de la estimación más baja hecha por Christie's para la venta de la obra. A partir de ahí la subasta se convirtió en especie de partida de ping-pong entre dos compradores 'telefónicos' cuyo ritmo se redujo ligeramente y en la que las ofertas fueron aumentando de dos en dos millones desde los 260. Los aplausos volvieron a escucharse en la sala cuando alcanzó los 300 millones. "Esperamos. Es un momento histórico", decía el subastador, Jussi Pylkkänen, mientras uno de los interesados pedía algo de tiempo para determinar si hacía una nueva oferta -que vino en forma de dos millones más. Así, a dos y a cinco millones, más algún incremento de 15 millones de golpe, la puja alcanzó los 400 (a los que hay que sumar tasas). Momento en el que Pylkkanen cerró la subasta. "La emoción del público por esta obra de arte ha sido abrumadora y muy alentadora", señaló el subastador. De esta manera, el Salvator Mundi se convirtió en la obra de arte más cara adquirida en una puja.El vendedor de la pintura es un coleccionista ruso, Dmitry Rybolovlev, que la adquirió en el 2013 por 127,5 millones de dólares. La casa de subastas presentó esta obra como el “primer descubrimiento” de un Leonardo desde 1909, cuando la Benois Madonna salió a la luz. El Jesucristo salvando al mundo del genio renacentista permaneció perdido durante medio siglo hasta su recuperación en 2005. Se cree que da Vinci lo pintó para la familia real francesa y que la reina Enrique María de Francia lo llevó a Inglaterra en 1625 al casarse con Carlos I. A los dos años de su redescubrimiento fue sometido a un profundo proceso de restauración por la investigadora y conservadora Dianne Dwyer Modestini del Instituto de Bellas Artes de la Universidad de Nueva York. Tras numerosos estudios y exámenes de la obra, por expertos de diferentes museos y universidades, llegaron a la conclusión de que el artista italiano era el autor indiscutible de la considerada hoy obra más cara en la historia. Tras unos minutos en los que la sala volvió a recuperar el resuello, la subasta continuó con Il Duce de Jean Michel Basquiat, que alcanzó los 24 millones de dólares más comisión.

viernes, 10 de noviembre de 2017

LENINOPAD: A la caza de Lenin

Como sabéis, durante las revoluciones, las estatuas son protagonistas. Y como peones en un tablero de ajedrez, son a menudo las primeras en caer. Y esto ocurre tanto en Ucrania como en cualquier otra parte del mundo. En efecto, desde la proclamación de su independencia en 1991, miles de estatuas de Vladimir Lenin (fundador de la URSS, de la cual fue parte Ucrania) han sido derribadas violentamente en varias partes del país, eliminando así cualquier vestigio de la brutal época soviética. Pero, ¿dónde están todas esas estatuas destruidas? ¿Puede haber vida después de la muerte para lo que queda de aquellos monumentos execrados y malditos? Al respecto, el fotógrafo suizo Niels Ackermann y el periodista francés Sebastien Gobert buscaron las respuestas a esas preguntas mientras recorrían Ucrania en búsqueda de los 'Lenines' perdidos. Su proyecto Lost in Decommunisation (Perdido en la 'descomunización') documento el destino de estas estatuas, para lo cual viajaron por ese país durante un año buscando evidencias de su existencia, plasmando sus hallazgos en un libro publicado en junio de este año, titulado ‘Looking for Lenin’ en el cual Ackermann y Gobert dan a conocer que en otro tiempo, Ucrania poseía alrededor de 5.500 estatuas de Lenin, un número impresionante si tenemos en cuenta que en la propia Rusia, un país 28 veces más grande que Ucrania, solo existían 2.000. Aproximadamente la mitad de ellas desaparecieron con la independencia de Ucrania, pero Ackerman y Gobert estiman que aproximadamente unas 1.200 habían ‘sobrevivido’ a la destrucción, debido a la llegada al gobierno de un partido proruso. Todo cambio en el 2013 con el golpe fascista promovido por la CIA, que derroco al gobierno constitucional de Víktor Yanukóvich al negarse este a ‘aliarse’ a la OTAN, siendo reemplazado por el traidor colaboracionista Petro Porochenko, quien dentro de sus planes de la descomunizacion del país, prohibió cualquier símbolo, imagen, himno, bandera, nombre de calle o de ciudad que tenga algún tipo de relación con la URSS , lo cual incentivo a sectores ultranacionalistas a entrar en acción, quienes con una furia descontrolada arrasaron con todas las estatuas de Lenin que pudieron encontrar. Hoy, ninguno está oficialmente en pie. Este proyecto surgió a partir de un hecho que presencio Ackerman el 8 de diciembre del 2013 en la plaza Bessarabska de Kiev, donde se desarrollaban las protestas organizadas por la CIA denominadas Euromaidán, en las que una multitud derribó la estatua de Lenin. El fotógrafo registró esa acción y al día siguiente regresó al lugar de los hechos, pero no encontró rastro alguno del monumento. Entonces se preguntó “¿A dónde había ido Lenin?” Ese hecho comenzó a repetirse en todo el territorio ucraniano, por ello fue que Ackerman y Gobert decidieron salir a registrar cada lugar sin intervenir en él, fotografiando como lo encontraban. Muchas estatuas fueron destruidas, otras pintadas, intervenidas o reemplazadas por otros símbolos. Según Ackerman y Gobert, la destrucción de los monumentos - conocido como ‘Leninopad’ (o la caída de Lenin) - tienen una carga simbólica y rebelde. "Todas (las estatuas) son propiedad de los municipios, al menos en papel" explica Ackermann. En algunas comunidades los gobiernos locales habían votado para retirar los monumentos. En otros lugares sin embargo, hubo quienes se les adelantaron y derribaron las estatuas con estrépito, destruyéndolas a mazazos una vez caídas. No contentos con ello, asaltaron los depósitos donde se encontraban las estatuas que habían sido retiradas por las autoridades con anterioridad y acabaron con todas ellas. "La forma en que los ‘Lenines’ cayeron, se ha hecho de una manera muy disfuncional", dice Gobert. "No hay un solo proceso, no hay una forma única en la que se realizo”. Gobert dice que el rastreo de ‘Lenines’ caídos ha dejado al descubierto dos características presentes de la Ucrania contemporánea: Una frondosa burocracia, la falta de respeto a la ley, así como un secretismo a capa y espada" Los funcionarios a menudo evitaron el tema al ser abordados y los particulares en posesión de restos de las estatuas - que conservan como ‘trofeos’ - a menudo se negaron a revelar su ubicación. “Negociamos durante semanas para que nos permitieran fotografiarlas, pero ello fue imposible debido al recelo y desconfianza generalizada en nuestro trabajo", recuerda Gobert. "Enviamos un numero impresionante de solicitudes, pero fue en vano. Nos hemos perdido en la burocracia". Ackerman agrega por su parte que en una ocasión quiso ganarse la confianza del personal de una municipalidad al sureste del país. “Comenzamos a llamarlos insistentemente, pero nos decían: ‘no, no queremos mostrarles en donde están’. Entonces les enviamos una carta, y cortésmente nos dijeron que no” aseveró. A pesar de sus negativas, Gobert y Ackermann visitaron la municipalidad y trataron de negociarlo en persona, pero los funcionarios no cambiaron de parecer. "'No queremos mostrarles los ‘Lenines’ porque su proyecto no retrata a nuestro país de una manera positiva" indicaron. El fotógrafo describe a quienes secuestran las reliquias de Lenin como ‘bandidos’. Muchos esconden a los ‘Lenines’ en establos lejos de las miradas indiscretas. En ocasiones, estas estatuas destrozadas se encuentran junto a las de Marx, Stalin u otras figuras comunistas, arrancadas de sus pedestales con las cabezas partidas y llenas de inscripciones injuriosas. “Los nacionalistas las guardan como trofeos y se niegan a mostrarlas en publico", dice Gobert. Aunque Ackermann y Gobert lograron finalmente localizar la cabeza destruida de la estatua que se encontraba ubicada en la plaza Bessarabska de Kiev - el cual ilustra nuestra nota - esperan que algún día aparezca el resto del monumento. Mientras tanto, el pedestal donde alguna vez estuvo Lenin aun permanece vacío, como el síntoma más claro acerca del futuro de Ucrania, donde hay más preguntas que respuestas.

viernes, 3 de noviembre de 2017

VICTIMA DEL SECTARISMO Y LA INTOLERANCIA: La irreversible agonía del Taj Mahal

Cuando el poeta Rabindranath Tagore describió el Taj Mahal como "una lágrima en la mejilla del tiempo" seguramente pensaba en un amor imperecedero, no en la eternidad que dura el debate sobre el origen de este mausoleo musulmán a orillas del Yamuna. Se trata de una discusión en la que poco se puede discutir -por mucho que el fundamentalismo hindú lleve tiempo reivindicando su patrimonio- pero en la India no es difícil hacer o decir algo que levante la polémica en torno a la joya arquitectónica del país. El último en echar gasolina al fuego se llama Sangeet Som, un controvertido parlamentario del BJP, el partido nacionalista hindú que gobierna en India y en Uttar Pradesh (el estado donde se ubica el mausoleo). En un mitin, la semana pasada, afirmó que el Taj Mahal fue construido por "traidores" y que la época bajo dominio islámico en la que se levantó es una "mancha" en los libros indios de historia. Som se preguntaba cómo se puede mitificar a alguien que "encarceló a su padre" y que "atacó a hindúes", en referencia al emperador Shah Jahan, que erigió el Taj Mahal sobre la tumba de su difunta esposa, Mumtaz, en el siglo XVII. Una referencia errónea, ya que fue Jahan el que tuvo que vivir encarcelado por orden de su hijo Aurangzeb. "No me opongo al Taj Mahal, es un hermoso patrimonio. Me opongo a los mogoles que lo construyeron y a cómo han sido retratados en la historia", dijo más tarde. Som se mostró convencido de que los gobiernos del BJP "están trabajando para situar la historia en el camino correcto" luego de los "intentos de distorsionarla" de gobernantes anteriores. Varios miembros del BJP han salido a desvincular la opinión de Som de la postura del partido para dejar claro que es un comentario individual. Pero algunos en sus respuestas han dejado caer algún que otro matiz. Como G.V.L. Rao, que en el diario The Indian Express ha reprobado las palabras de Som sobre el Taj Mahal, pero no sobre la época histórica de su construcción. "El significado del Taj Mahal como monumento patrimonial no se verá menoscabado por la opinión contraria de ningún individuo. Pero sería ridículo que olvidásemos y distorsionemos nuestra historia, que está bien documentada". Para Rao no hay duda de que "la época islámica fue un periodo de una extrema explotación, una barbarie enajenada y una intolerancia sin precedentes hacia otras creencias". Después, el jefe de Gobierno de Uttar Pradesh, Yogi Adityanath, respondió a las turbulencias que provocaron las palabras de Som: "No importa quién lo construyó y por qué razón. Fue construido con la sangre y el sudor de los trabajadores indios". Pero Adityanath no es ni mucho menos ajeno a este tipo de polémicas. En junio, él mismo afirmó que el Taj Mahal "no representa a la cultura india". Lo dijo cuando hablaba sobre las réplicas en miniatura del mausoleo que reciben los mandatarios extranjeros que aterrizan en Delhi. Para Adityanath, una copia del Bhagavad Gita y del Ramayana, textos clásicos del hinduismo, sí representan a la cultura india. Aquellas declaraciones no fueron a más; entraban en el discurso habitual de Adityanath, un líder religioso de la extrema derecha hindú que gobierna el estado más poblado de India, que sigue escrupulosamente los pasos de la Hindutva (ideología que defiende que India es el país de los hindúes mientras las demás religiones son ‘invitadas’) y que desde que asumió el cargo en marzo ha vivido varios episodios controvertidos con la minoría musulmana que habita en ese estado. Pero, ahora, las palabras de su compañero de partido Som llegan pocos días después de que el gobierno de Uttar Pradesh no incluyese el histórico sepulcro en un folleto del departamento estatal de turismo, una decisión insólita que desató la indignación entre los partidos de la oposición. "Excluir el Taj Mahal de un folleto sobre turismo es mitad cómico, mitad trágico", afirmó Abhishek Manu Singhvi, portavoz del Partido del Congreso, que aseguró que tras esa decisión había "un claro sesgo religioso que está completamente fuera de lugar". Los críticos acusan a las autoridades de Uttar Pradesh de estar dejando morir al Taj Mahal, castigado además por la polución que amarillea sus paredes de mármol, a orillas de un río tan contaminado que se considera muerto, y por un turismo internacional en descenso desde el 2012 (en los tres años posteriores cayó de 800.000 visitantes foráneos a menos de 500.000, si bien el turismo local ha crecido). Desde el sector turístico de Agra, ciudad del Taj Mahal, denuncian que el mausoleo no entra en los planes estatales en los que se están incentivando lugares de peregrinaje hindú (como la ciudad sagrada de Varanasi o el templo de Gorakhpur) y que en los presupuestos del próximo año no se han asignado fondos para su mantenimiento, una acusación que niega el gobierno estatal señalando los 20 millones de euros que ha destinado a su conservación con la ayuda del Banco Mundial. "Es parte de nuestro patrimonio cultural. Desde un punto de vista turístico, estamos orgullosos del Taj Mahal", aseguró la responsable de turismo de Uttar Pradesh, Reeta Bahuguna Joshi. Aunque la última polémica de Som ha girado en torno al papel histórico que jugaron los mogoles que levantaron el Taj Mahal, todavía persiste en el país la idea de que esta tumba patrimonio de la Humanidad fue originariamente un templo hinduista. Se da, entonces, una situación curiosa: mientras algunos radicales hindúes tratan de restar el valor histórico del Taj Mahal asumiéndolo como musulmán, exigiendo su demolición, de forma paralela otros extremistas reclaman el origen hindú de su gloria y su belleza. Las reivindicaciones hinduistas del Taj Mahal suelen basarse en un libro publicado en 1989 por Purushottam Nagesh Oak en el que el autor contaba la supuesta historia del monumento; una que los invasores mogoles se apropiaban de las estructuras hindúes para convertirlas en mezquitas. Oak, fallecido en 2007, defendía que tanto el cristianismo como el islam son hijos del hinduismo, y que lugares como el Vaticano, la Kaaba o la Abadía de Westminster fueron en su día templos hindúes. Asimismo, desde hace dos años se encuentra en los tribunales un caso presentado por seis abogados que aseguran que el Taj Mahal era un templo hindú llamado Tejo Mahalaya en el que se veneraba a Agreshwar, una de las versiones de Shiva, mucho antes de que llegasen los musulmanes a la India. Aseguran que es una quimera que haya una mujer musulmana enterrada entre tanto mármol y piden que se permita rezar a los devotos hindúes en el monumento, tal como hacen en la actualidad los fieles del islam en la mezquita adyacente. Durante este caso, del que todavía se espera sentencia, se ha podido escuchar por activa y por pasiva que esa teoría no hay por dónde cogerla. Primero en boca del propio ministro de Cultura, que reconoció en la Lok Sabha (cámara baja del Parlamento) que no había encontrado "ninguna prueba" que sustentase el supuesto templo hindú original. Más recientemente han sido los investigadores de la organización Servicio Arqueológico de India (ASI), encargada de proteger el patrimonio nacional y cultural del país, quienes han defendido ante los jueces que el Taj Mahal es y ha sido siempre una tumba musulmana y no un templo hindú. Pero viendo quienes gobiernan en la India y el odio exacerbado que existe hacia los musulmanes - como podemos verlo estos días en Birmania - no nos sorprenderá si el celebre monumento termine como una victima de las circunstancias.
actualidad cultural
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