SONIDOS DEL MUNDO

viernes, 28 de febrero de 2020

CIUDADES PERDIDAS: Micenas

Micenas (Μυκῆναι Mykênai, en griego antiguo) es un yacimiento arqueológico situado en la península del Peloponeso. Se ha utilizado el nombre de Micenas para nombrar al periodo de historia griega comprendido entre el1600 y el 1100 a. C. que se denomina históricamente micénico ya que, tras los descubrimientos de Heinrich Schliemann, se pensaba que Micenas ocupaba una posición de liderazgo, pero otros estudios posteriores indican que probablemente la civilización se componía de una serie de reinos independientes. El yacimiento arqueológico está situado a 90 km al sudoeste de Atenas, en el nordeste de la península del Peloponeso y entre sus restos más visibles se cuentan los muros ciclópeos de las ruinas de la acrópolis y las construcciones funerarias, como el llamado Tesoro de Atreo. Según la mitología griega, Micenas fue fundada por Perseo, a continuación de la muerte accidental de Acrisio, rey de Argos. Cuando la ciudad le retornó legítimamente, Perseo prefirió cederla a Megapentes, sobrino del difunto, y partió a fundar una nueva ciudad, que llamó “Mecenas”, en alusión al pomo de su espada o al hongo que encontró en el lugar. Las tradiciones concurrentes recuerdan una Micenas, hija de Ínaco, o incluso de Miceneo, nieto de Foroneo. Micenas era el reino del héroe homérico Agamenón, jefe de los aqueos durante la Guerra de Troya. Homero la describe como querida de Hera, y “rica en oro»”. Se dice que la riqueza de la ciudad era proverbial en la Antigüedad. Los primeros signos de asentamientos permanentes en Micenas se fechan hacia 3000-2500 a. C. Las primeras viviendas que se han hallado en la zona fueron construidas hacia el 3000 a. C. aunque el poblado más importante de la región en aquella época era Lerna, pero quedó abandonado hacia el 2200 a. C. Varios siglos más tarde, en torno a 1900 a. C., los restos de cerámica minia indican que se empezó a producir la llegada de las tribus griegas a la región. En los siglos XVII-XVI a. C. suelen fecharse las más antiguas tumbas en fosa halladas en Micenas, y que se considera que se corresponden con una estructura monárquica que se hallaba ya en Micenas en este periodo, donde se advierte una importante presencia de elementos minoicos. En fuentes del Antiguo Egipto, Micenas aparece mencionada como perteneciente al país de Danaya, junto a otros lugares griegos como Tebas, Nauplia, Mesenia, Citera y Élide, en una inscripción de la base de una estatua del templo funerario de Amenhotep III. Entre 1350 y 1200 a. C. se desarrolló la época de mayor prosperidad de Micenas y es la época de la que mayor número de restos arqueológicos se conservan entre los que destacan las murallas ciclópeas y el palacio real. Está documentado en Micenas el uso del sistema de escritura conocido como lineal B, y por tanto se hablaba una forma arcaica del griego, como en otras ciudades como Pilos, Tebas o Cnoso. Sin embargo, no es posible precisar cuál era la extensión del territorio controlado por Micenas ni determinar si los otros principados estaban o no subordinados a ella. Incluso se discute si la cercana Tirinto era dependiente de Micenas. Sin embargo, hacia 1200 o 1150 a. C., los testimonios arqueológicos indican que el palacio sufrió una destrucción que supuso el fin de la hegemonía de Micenas. Las causas de este declive son objeto de debate entre los historiadores: tradicionalmente se han atribuido a una supuesta invasión de los dorios pero también se han manejado otras teorías como la invasión de los Pueblos del Mar, revueltas internas, o terremotos. Hacia el año 1100 a. C. la ciudadela sufrió otra destrucción y fue abandonada. El recuerdo del poder micénico permaneció en la mente de los griegos durante los siguientes siglos y, tras la Edad Oscura, los poemas épicos atribuidos a Homero, la Ilíada y la Odisea, preservaron la memoria del periodo micénico. En ellos, se relatan sucesos ocurridos en torno a la Guerra de Troya, en la que una coalición de principados griegos liderados por el rey Agamenón de Micenas habría atacado y destruido Troya y que, según la tradición, se habría desarrollado en torno al año 1200 a. C., pero su realidad histórica, que es coherente con el contexto histórico previo al fin de los palacios micénicos, no ha sido probada. A principios del período clásico, Micenas fue habitada de nuevo, aunque no llegó a recuperar su importancia anterior. Micenas luchó en las batallas de las Termópilas y de Platea durante las Guerras Médicas. En 468 a. C., las tropas de Argos, por temor a que los de Micenas les disputasen la supremacía en la región, atacaron la ciudad. Tras ser derrotados en una batalla, los micénicos se refugiaron tras sus muros y resistieron durante un tiempo. Pero ante la superioridad de sus enemigos, sus habitantes, vencidos por el hambre, tuvieron que abandonar la ciudad. Posteriormente, en el periodo helenístico hubo una población en Micenas que debió de ser pequeña pero llegó a contar con un teatro, del que quedan restos junto a la llamada “Tumba de Clitemnestra”. Sin embargo, en el siglo II, cuando la visitó Pausanias, el lugar estaba ya en ruinas, perdiéndose bajo el peso del tiempo. Solo los versos de los poemas homéricos la mantienen en la mente de los hombres y encienden el deseo del joven Heinrich Schliemann por buscar los lugares relatados en la Iliada. Tras sorprender al mundo con el hallazgo de la ciudad de Troya, Schliemann excava en 1.870 d.C. las ruinas de Micenas. Es así como sucesivas campañas dan forma al yacimiento arqueológico que en 1999 es declarado como Patrimonio de la Humanidad.

viernes, 21 de febrero de 2020

DELIRIOS DE UN MEGALOMANIACO: La pasión neoclásica de Donald Trump

¿Volverá a brillar el neoclásico como “estilo oficial” en los EE.UU. luego de un siglo de la entrada en desuso de esa corriente arquitectónica de inspiración grecolatina? Por lo visto, el Criminal de Guerra Donald Trump (quien hace unas semanas amenazo grotescamente con destruir el invaluable patrimonio cultural de Irán) se plantea volver a imponer el estilo para todo nuevo edificio gubernamental, según indica una orden ejecutiva impulsada por la Casa Blanca y filtrada hace unos días por la publicación especializada Architectural Record. Según el documento, que se encontraría en proceso de aprobación, el estilo neoclásico deberá ser “favorecido y utilizado por defecto” en las sedes oficiales, los tribunales, las agencias federales de Washington y sus alrededores, y cualquier otro edificio público con un presupuesto superior a 50 millones de dólares. Si llega a buen puerto, la iniciativa invalidaría la normativa en vigor que rige la política arquitectónica en los EE.UU  firmada en 1962 durante el Gobierno de John F. Kennedy. Ese conjunto de líneas directrices, que se oponía “al desarrollo de un estilo oficial”, permitió una gran libertad formal y posibilitó numerosos experimentos con la arquitectura moderna. El primer círculo de Trump aspira a dar un paso atrás, revirtiendo lo que sucedió en tiempos del musulmán encubierto Barack Hussein Obama, cuando se erigieron el nuevo Tribunal de Justicia de Miami, firmado por la agencia Arquitectonica; el edificio federal de San Francisco, del estudio Morphosis; o la embajada estadounidense en Londres, del proyectista Kieran Timberlake. En el 2018, Trump ya se pronunció contra la arquitectura brutalista del cuartel general del FBI en Washington, situado frente a uno de sus hoteles, que el presidente aspiraría a remodelar, según el diario electrónico Axios, bien informado en los círculos de Washington. En realidad, detrás de esta iniciativa se encuentra la National Civil Art Society, un lobby que promueve un regreso a “las raíces premodernistas” de la arquitectura y el urbanismo en los EE.UU. Para esta organización conservadora, el modernismo rechaza los estándares de belleza y armonía y es propio de arquitectos que no escondieron su odio a la democracia, como afirma en referencia a Le Corbusier. Distintas asociaciones profesionales ya han protestado contra esta hipotética imposición. “La arquitectura debe diseñarse para la comunidad a la que sirve, reflejando la diversidad de lugares, culturas, pensamiento y climas de nuestra nación”, expresó el Instituto Estadounidense de Arquitectos. También la prensa estadounidense se ha hecho eco de los controvertidos planes de Trump. “Quiere volver a una era lejana donde las mujeres llevaban tocado, los hombres lucían sombrero y el único diseño aceptable para un edificio federal era una copia de una estructura clásica griega o romana”, rezaba un editorial de The Chicago Sun-Times. Solo una sorprendente tribuna, publicada este lunes en The New York Times, veía en los planes de Trump una medida “despolarizadora” y capaz de provocar un consenso estético (y tal vez político) entre clanes enfrentados. Nada en este movimiento es simple casualidad. El neoclásico es un estilo profundamente arraigado en el imaginario colectivo de los estadounidenses desde que fue utilizado para construir muchos de los edificios gubernamentales en Washington. Desde mediados del siglo XVIII, la imitación de la antigüedad clásica se convirtió en el estilo de moda en todo el mundo occidental, tras el descubrimiento de ciudades como Pompeya y Herculano, enterradas por la erupción del Vesubio en el año 79 de nuestra era. En los EE.UU, el neoclásico cobró una importancia especial. En la Costa Este, un sinfín de tribunales y museos adoptaron su grandilocuente solemnidad, que simbolizaba la razón y el orden, pero también los propietarios de las mansiones de los esclavistas del sur del país. La joven nación había modelado su democracia siguiendo el patrón grecolatino. En los siglos XVIII y XIX, evocar esa antigüedad clásica era una forma de inscribirse en el proyecto original de los padres fundadores. De ahí surgieron los mayores ejemplos de neoclásico estadounidense, como la Casa Blanca, el Capitolio, el Tribunal Supremo, el Monumento a Washington o bien Monticello, la residencia de Thomas Jefferson, uno de los principales valedores de este estilo. Desde entonces, el neoclásico ha sido considerado un símbolo de la nación. Para Barry Bergdoll, profesor de arquitectura de los siglos XIX y XX en la Universidad de Columbia, los planes de la Casa Blanca responden a una decisión política y no estética. “Está intentando llevar su guerra cultural a otro nivel. Toda su estrategia de búsqueda de apoyos se basa en crear divisiones. Ahora le ha tocado el turno a la arquitectura”, analiza Bergdoll, que afirma que, si la medida se confirma, sería una decisión sin precedentes en la historia estadounidense. “Nunca ha habido un estilo oficial dictado por la ley. El Gobierno federal nunca ha impuesto eso. Es un gesto antidemocrático y autoritario. Ese es el problema real”, sostiene el experto. “Este decreto parece estar basado en el poder absoluto de sus propulsores, más que en el estilo”, coincide el arquitecto Charles Renfro, socio del vanguardista estudio neoyorquino Diller Scofidio + Renfro, recordando que “el primer estilo arquitectónico propio de los EE.UU. fue el modernismo corporativo y no el clasicismo”. “Basta con pensar en la devoción de Adolph Hitler por Albert Speer para recordar que la arquitectura es un reflejo del poder. Debemos estar muy preocupados”, añade Renfro. El arquitecto recuerda que no es un debate nuevo, rescatando un libro de su biblioteca: The Golden City, de Henry Hope Reed, que en 1959 ya reflejaba “la furiosa controversia entre la moda clásica y la moderna” en la arquitectura estadounidense, según rezaba su subtítulo. “El autor utiliza una comparación entre el Metropolitan Museum y el Guggenheim neoyorquino. Para mí, eso invalida su argumento: la arquitectura del Met podría ser la de cualquier librería, estación de tren, edificio gubernamental o gran almacén. La especificidad del Guggenheim refleja un refinamiento cultural y arquitectónico”, sentencio.

viernes, 14 de febrero de 2020

¿REESCRIBIENDO LA HISTORIA?: Chile arrasa con su pasado

A raíz de los trágicos sucesos que desde hace meses vienen ocurriendo en Chile - donde un estallido social ha puesto en jaque al país - con saqueos e incendios de propiedades publicas y privadas, originando como respuesta una brutal represión a cargo de las “fuerzas del orden” que han dejado hasta el momento una treintena de muertos, miles de heridos e incontable número de detenidos y “desaparecidos” a manos de los esbirros fascistas, quienes los someten a violaciones y brutales torturas. Pero aun así en medio de estos terribles sufrimientos, la revuelta se ha convertido en una revolución. Como es obvio en esta clase de situaciones, aquellos símbolos que representan al odiado régimen son destruidos por los manifestantes, como los monumentos y estatuas que adornan plazas y calles - pertenecientes tanto a la colonización europea como a militares chilenos - que han sido derribados y reemplazados por líderes indígenas mapuches, lo que puede interpretarse como una ruptura con el orden. Son varios los espacios públicos que asimismo han sido rebautizados tratando de reescribir su historia. Se trata de acciones que resignifican y levantan nuevos ídolos, nuevos emblemas que representan sus ideales. "La apropiación de símbolos y espacios de la ciudad ha sido uno de los fenómenos más relevantes de este periodo, y tiene que ver con una ciudadanía que ha sentido, o sueña, con que por fin puede escribir su propia historia, que puede cambiarla a su favor", explico Marcia Fernández, historiadora del arte de la Universidad de Chile. Igor Goicovic coincide. Para el historiador de la Universidad de Santiago, "los sectores populares rebautizan los lugares que ocupan porque de esa forma se hace efectivo el control territorial, algo no menor en un proceso de movilización social"."Además es una forma a través de la cual se hace un homenaje a los que son parte del movimiento y que han desarrollado conductas heroicas", remarco. La frase "hasta que la dignidad se haga costumbre" se ha repetido en forma permanente durante las distintas protestas sociales en Chile. Expresión que pretende resumir el descontento ciudadano por las desigualdades económicas, sociales y de acceso a los servicios básicos, como salud, educación, vivienda, pensiones y transporte. En el caso del transporte, fue justamente el puntapie de las movilizaciones en Chile. El alza en el precio del boleto generó las evasiones masivas en el metro de Santiago que dieron inicio al estallido social el 18 de octubre del 2019. Desde entonces se mantienen las manifestaciones diarias en las calles del país.
Un lema que también sintetiza los distintos petitorios sociales y que comenzó a enarbolarse con fuerza en la Plaza Baquedano - habitualmente conocida como Plaza Italia - el primer día de las protestas. En el se encuentra la estatua ecuestre de Manuel Baquedano, un general chileno que representa la victoria en la Guerra del Pacífico. Su imagen fue repetidamente pintarrajeada y dañada desde los primeros días de las protestas. Es mas, la escultura del "militar desconocido" que acompañaba a Baquedano en la obra, fue derribada. Este lugar es uno de los símbolos más significativos de la capital de Chile, donde antes del 18 de octubre era el principal espacio de celebraciones de Santiago y tras el estallido social, se transformó en el epicentro de convocatorias de los distintos manifestantes. Fue a partir de esa emblemática frase y tras la marcha más grande de la historia de Chile, del 25 de octubre del 2019, que el lugar fue rebautizado como Plaza de la Dignidad por quienes se dieron y dan cita ahí. "Hoy para todos los chilenos y chilenas que estamos luchando por cambiar este país, para que sea más justo, más digno y más solidario esta plaza es la Plaza de la Dignidad, nada de Plaza Italia o Plaza Baquedano", nos señalo Tamara Velásquez, una joven manifestante que asiste a la plaza. Y agrega, "de hecho, ahora se mucho más sobre quien fue Baquedano, mucho más que antes, pero es justamente porque aquí nos reunimos, pero lo cierto es que él no representa el espíritu de lucha y resistencia que hoy tiene este lugar". Las redes sociales también fortalecieron el cambio de nombre, porque muchos usuarios utilizaron la opción que aparece en Google Maps, la plataforma de mapas de la gigante estadounidense, para sugerir oficialmente que realizara la modificación. Fue el 9 de noviembre cuando, para sorpresa de los que abrieron la aplicación, durante ese día se pudo leer el nuevo nombre del lugar: Plaza de la Dignidad. A su vez, el 3 de diciembre se inauguró en Valparaíso la Plaza de la Resistencia, actividad simbólica en el sector central de la Plaza Aníbal Pinto. El motivo del nuevo nombre responde a que precisamente en este lugar es donde se producen los mayores enfrentamientos entre protestantes y la policía de Fuerzas Especiales. Jóvenes de la llamada primera línea escogieron la figura de Carlos Condell - marino de la Guerra del Pacífico - para colocar un afiche con el nuevo nombre de la plaza. La estatua del militar de la armada chilena además fue ornamentada con los implementos característicos de estos emblemáticos manifestantes: una capucha y un escudo con la leyenda  titulada ACAB (All Cops Are Bastards, en español, "todos los policías son bastardos").Además de una bandera mapuche que le fue colocada en el brazo izquierdo de la figura. El viernes 27 de diciembre en las inmediaciones de la Plaza de la Dignidad, Mauricio Fredes, obrero de 33 años, perdió la vida al caer a una fosa de 1,8 metros de profundidad en la esquina de la calle Irene Morales con la Alameda - principal avenida de Santiago- mientras escapaba del carro lanza aguas, símbolo de la represión neopinochetista.
Fredes, integrante de la primera línea, evadía la violenta represión de los efectivos de la policía militarizada en el contexto de la estrategia de "copamiento" de la Plaza de la Dignidad y de "tolerancia cero" con las protestas ciudadanas por parte del genocida Sebastián Piñera, a quien las masas quieren colgar. Al cumplirse un mes de su trágica muerte, la calle Irene Morales fue rebautizada con el nombre del joven obrero, en una ceremonia que contó con la presencia de músicos, muralistas, integrantes de los piquetes sanitarios y público en general. "Es muy importante este cambio de nombre porque es una resignificación, es cambiarle la mirada, es que la gente tenga que cuestionarse y que Mauricio Fredes este en el inconsciente y consciente colectivo" contó la profesora Lorena Reyes Anderson, asistente al acto. Y puntualiza, "por eso estoy aquí y porque es fundamental celebrar a los compañeros de la primera línea, como Mauricio, porque es una forma de decirles que aquí estamos y seguiremos en la lucha hasta que la dignidad realmente se haga costumbre". "Es un orgullo porque estamos representando a Chile con el nombre del Mauricio en esta calle, y nosotros estamos día a día luchando por él y por sacar a este país adelante, porque estos ladrones culia’os del estado nos están robando cada día más, y ese es mi aporte", nos cuenta el joven encapuchado El 2 de enero el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio inició un catastro georreferenciado de alteraciones y daños a bienes e inmuebles patrimoniales en todas las regiones del país; abarca monumentos nacionales, públicos, históricos en zonas típicas y de conservación histórica que se hayan visto afectados desde el 18 de octubre de 2019. Entre el 2 y el 7 de enero se catastraron 669 monumentos nacionales, de los que 421 presentaron alteraciones, que van desde rayados a retiros o reemplazos de monolitos. Varias estatuas de conquistadores y figuras españolas han sido derrumbadas o decapitadas, como la escultura de Cristóbal Colon - considerado el descubridor de América - derribada el 1 de noviembre en Arica. O la estatua de Francisco de Aguirre, fundador de La Serena, destruida por un grupo de personas el 20 de octubre y escribió "genocida" en su base y la reemplazó por estatua de Milanka, mujer diaguita que en esa ciudad. Para la historiadora Fernández, el desplome de varias figuras hispanas, propias de la historia oficial, responde a otro tipo de despertar. "Hoy ya no hay vergüenza en ser descendiente de mapuches, en ser mestizos o morenos. Hay orgullo, valentía, persistencia y resistencia", observa.Cabe precisar que este pueblo indígena - que se enfrento ferozmente tanto a los Incas como a los españoles - fue sistemáticamente reprimido por la violencia de la élite chilena en los siglos XIX y XX. Esto significó una rabia acumulada de parte de los vencidos, que se transmitió de generación en generación. Entre otros monumentos de conquistadores derribados están: Diego de Almagro, descubridor de Chile, el 19 de noviembre en Santiago; García Hurtado de Mendoza, Gobernador de la colonia, el 2 de noviembre en Cañete; Pedro de Valdivia, conquistador de Chile, también el 2 de noviembre en Cañete, pero también en las ciudades de Valdivia, Temuco y Concepción.
No solo los monumentos a españoles - los que suman más de una decena a lo largo del país -han sido intervenidos o derribados, sino varios personajes que son parte también de esa historia oficial que nos habla de la formación de la República y de los militares que participaron en distintos conflictos bélicos que delinearon el territorio nacional. Por ejemplo, la Guerra del Pacífico, que enfrentó a Chile con Perú y Bolivia entre 1879 y 1884. Es el caso del llamado Padre de la Patria de Chile, Bernardo O' Higgins, cuyos bustos fueron sacados o intervenidos en las ciudades de Antofagasta y La Serena, además de Santiago. También los del expresidente Manuel Montt (1851-1861) y el de Cornelio Saavedra, militar y político chileno, que anexó en forma violenta el territorio mapuche. O el del llamado rey de la Patagonia, José Meléndez, estanciero que por su creciente expansión de terrenos impulsó agresivas prácticas contra los aborígenes selk'nam contribuyendo a su trágico exterminio. Para Goicovic, "hay una expresión de rechazo de los símbolos a través de los cuales los sectores dominantes tienden a apropiarse de la historia y a partir de ello construir los símbolos y dar significado a la misma. Esta desmonumentalización o derribamiento de los monumentos es un cuestionamiento a la historia oficial, de la manera en que la élite construye los significados del pasado, una destrucción de la iconoclastia que ha acompañado todas las revoluciones". La historia oficial está llena de batallas donde los héroes son generalmente militares y que hoy, en la revuelta social en Chile, también fueron desacralizados, resignificados popularmente y muchos destruidos, como el monumento de los Héroes del morro de Arica, donde los cuatro bustos fueron decapitados y una de las cabezas extraviadas en los primeros días de noviembre. La estatua de Arturo Prat, uno de los símbolos del sacrificio en Guerra del Pacífico, fue arrancada de su pedestal y puesta en una barricada el 14 de noviembre en la ciudad de Temuco. Pero quizás la imagen más icónica de estos días fue la realizada al militar y aviador Dagoberto Godoy, a quien le decapitaron la cabeza y se la colocaron colgando en la estatua de Caupolicán, caudillo mapuche que luchó contra la ocupación española y fue empalado. Una imagen contrastante al mostrar a un héroe de la historia oficial en manos de los considerados "perdedores" de la historia. En manos de un representante del bajo pueblo, de los marginados, de los que hoy se identifican con los jóvenes de la primera línea, como Mauricio Fredes, y con todos aquellos que no se sienten representados por el sistema. "No hay que olvidar que los sectores populares son los protagonistas de la historia, ellos protagonizan los acontecimientos, llevan a cabo los cambios o las transformaciones. Los sectores populares son los protagonistas, aunque las élites se han apropiado del relato histórico, y lo que hoy está pasando no solo es la reivindicación de los hechos protagonizados por los pueblos, sino la reapropiación de los símbolos y los significados de la historia", concluyo Goicovic.

viernes, 7 de febrero de 2020

VAN EYCK. AN OPTICAL REVOLUTION: La exposición más grande de Van Eyck

En el 2020, el Museo de Bellas Artes de Gante (Bélgica) rinde homenaje a Jan van Eyck con la exposición titulada “Van Eyck. An optical revolution” (Van Eyck. Una revolución óptica). A nivel mundial solo se han guardado una veintena de obras de este maestro flamenco y más de la mitad de estas obras viajarán de forma excepcional a Gante para ser expuestas junto a obras de artistas contemporáneos. La exposición también echa un vistazo único sobre Flandes durante la baja Edad Media como núcleo creativo para artistas y artesanos. Conozca la vida exuberante de Felipe el Bueno, duque de Borgoña, y la cultura dinámica de la ciudad flamenca en la que Van Eyck no solo se desarrolló como artista sino también como consejero y diplomático. Asimismo, pinturas, esculturas, dibujos, tapices y miniaturas de artistas contemporáneos del oeste de Europa e Italia ilustran el sentimiento estético y la riqueza cultural de este periodo. Jan van Eyck (1390-1441) fue pintor de la corte del Duque Felipe el Bueno (1396-1467). Este excéntrico duque y su compañía siempre estaban rodeados de los mejores artistas. En ese mismo momento también empezaron a desarrollarse Gante y Brujas como ciudades mercantiles. Mercaderes ricos y políticos admiraban la magnificencia de la corte y fueron los primeros en adquirir productos de lujo. Esto describe perfectamente el ambiente creativo de Jan van Eyck, entre la corte y la ciudad, entre el arte y la artesanía. Van Eyck destacó entre sus contemporáneos y desencadenó una auténtica revolución óptica. Con su técnica inigualable y su capacidad de observación elevó la pintura al óleo a un nivel desconocido y determinó el rumbo del arte de la pintura. Su obra maestra es “La Adoración del Cordero Místico” (la Catedral de San Bavón, Gante), encargado por el concejal de Gante Joos Vijd, que terminó al fallecer su hermano Hubert van Eyck en 1432. Asimismo, la restauración de los paneles exteriores de “La Adoración del Cordero Místico” también forma una parte fundamental de esta exposición. La restauración comenzó en el 2012 y se está llevando a cabo por el Instituto Real de Patrimonio Artístico (KIK). Los visitantes podrán admirar el resultado espectacular de cerca y entrar en dialogo directo con otras obras maestras de Van Eyck. Esto llevará a una revaluación de sus obras y del contexto histórico en el que se crearon. Para poder vivir la revolución óptica de Van Eyck, se colocarán sus obras al lado de pinturas de sus contemporáneos más talentosos procedentes de Alemania, Francia, Italia y España. También estos maestros se movían por los círculos más importantes creando obras prestigiosas. La exposición enfoca tanto en similitudes como en diferencias artísticas. “Van Eyck. An optical revolution” revela los mitos del artista y abre una nueva perspectiva sobre su técnica, obra e influencia. Con esta exposición - que estará abierta hasta el 30 de abril - se quiere provocar las mismas sensaciones de admiración que sentían sus contemporáneos al ver su obra por primera vez: una experiencia de una vez en la vida.
actualidad cultural
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