SONIDOS DEL MUNDO

viernes, 17 de mayo de 2024

SATANÁS ¿ERES TÚ?: Espantoso retrato de Carlos III genera burlas en la Red

“Parece salido del Averno” es el comentario general a ver semejante monstruosidad, pintada sin duda alguna por un enemigo de la monarquía y en evidente estado etílico. En efecto, el nuevo retrato del rey Carlos III del Reino Unido ha suscitado una ola de burlas en las redes sociales, donde los internautas hicieron comparaciones jocosas entre el monarca de 75 años y varios personajes notables de la ficción. A través de su cuenta en X, la Casa Real británica compartió este martes una foto del nuevo retrato del monarca, elaborado por el “artista” (?) Jonathan Yeo, y presentado oficialmente en el Palacio de Buckingham. La obra muestra al padre del príncipe Guillermo vestido con el uniforme de los Guardias Galeses, con el que fue nombrado coronel en 1975. El color rojo predomina en todo el cuadro, que tiene dos metros y medio de altura y que el propio rey se encargaba de desvelar el martes 14 de mayo. El monarca aparece en el centro de la pintura. El retrato no tiene un fondo distinguible y el rojo del uniforme se funde con el resto de la pintura para hacer destacar dos elementos: el rostro de Carlos III y una mariposa monarca que parece posarse en su hombro, siendo este el detalle más simbólico de la obra. Tal y como ha explicado el propio autor, la mariposa simboliza tanto la “transformación personal” del rey Carlos como su compromiso con las “causas medioambientales”. Tras revelarse este retrato, Yeo ha dado más detalles sobre el proceso de creación de la obra. Así, el autor ha contado que recibió el encargo en el 2020, con motivo del 50 aniversario de Carlos III, entonces príncipe de Gales, como miembro del gremio textil británico The Draper’s Company. “Fue un privilegio y un placer que The Drapers’ Company me encargara pintar este retrato de Su Majestad el Rey, el primero que se revela desde su Coronación”, comenta el artista. “Cuando comencé este proyecto, Su Majestad el Rey todavía era Su Alteza Real el Príncipe de Gales y, al igual que la mariposa que pinté flotando sobre su hombro, este retrato ha evolucionado a medida que se ha transformado el papel del sujeto en nuestra vida pública”, explica. “Hago lo mejor que puedo para capturar las experiencias de vida y la humanidad grabadas en el rostro de cada modelo, y espero que eso sea lo que he logrado en este retrato. Intentar capturar eso para Su Majestad el Rey, que ocupa un papel tan singular, fue un tremendo desafío profesional y uno que disfruté muchísimo y por el que estoy inmensamente agradecido”, concluye, sin mostrar vergüenza alguna por ese espantajo. El cuadro permanecerá expuesto desde este jueves 15 de mayo hasta el 14 de junio en la galería de arte Philip Mould, en Londres, antes de ser trasladado definitivamente a las paredes del edificio Drapers’ Hall, en el distrito financiero de la ciudad. Como podéis imaginar, la pintura, que es el primer retrato oficial que se completa desde la coronación de Carlos III, fue 'vapuleada' en redes por muchos de sus aspectos, entre ellos el color rojo intenso, que la hace parecer salida de las "profundidades del Averno", como destacaron varios internautas. "Satanás, ¿eres tú?", comentó otro usuario. Al comentar debajo de una publicación del retrato en la cuenta de Instagram de la familia real, un usuario escribió: “con el uniforme y ese color parece (la) representación visual de la masacre causada por los colonizadores”, y otro dijo: “Me hubiera encantado esto si fuera cualquier otro color que no sea rojo. Realmente capturó su esencia en el rostro, pero la dureza del rojo no coincide con la suavidad de su expresión”. Otra publicación decía: "Parece que se va directo al infierno". Me pregunto: ¿Cómo a semejante basura pueden llamar “arte”? Es horrible. Si yo fuera el rey, me hubiese sentido profundamente ofendido y de inmediato lo haría quemar, mientras que al “artista” ese, lo encerraría de por vida en la Torre de Londres por semejante afrenta a la Corona ¿A qué no?

viernes, 10 de mayo de 2024

LA NOVENA SINFONÍA DE BEETHOVEN: El máximo representante del clasicismo vienés cumple dos siglos

A principios de 1824, 30 miembros de la comunidad musical de Viena enviaron una carta a Ludwig van Beethoven solicitando al gran compositor que reconsiderara sus planes de estrenar su última sinfonía en Berlín y, en su lugar, lo hiciera en Viena. Beethoven vivía en Viena desde 1792, cuando abandonó su ciudad natal de Bonn (Alemania) para dedicarse a la composición. Pese a que había alcanzado fama mundial, en la década de 1820 su estrella no brillaba tanto: había caído en desgracia entre los mecenas vieneses, que en aquella época se sentían atraídos por los sonidos y estilos de los compositores italianos. Beethoven no aparecía ante el público vienés desde hacía doce años, pero se sintió conmovido por el sentimiento de la carta y aceptó estrenar su nueva obra, la Sinfonía nº 9 en re menor, en la ciudad. El estreno tuvo lugar el 7 de mayo de 1824, en el teatro Kärntnertor. Los promotores del concierto prometieron al público que el legendario –y legendariamente antisocial– compositor estaría presente en la interpretación de su última sinfonía. De hecho, durante toda la representación estuvo en el escenario, de espaldas al público, según describe Maynard Solomon en su aclamada biografía de Beethoven. El compositor insistió en dirigir la sinfonía desde un atril. El director oficial del concierto, Michael Umlauf, había dado instrucciones a los músicos - una orquesta y un coro vieneses - para que ignoraran a Beethoven, que era completamente sordo y con quien teóricamente no se podía contar para llevar el compás. La interpretación fue interrumpida varias veces por los aplausos de los aproximadamente 2.000 asistentes, pero Beethoven no pudo oír la reacción. Según testigos presenciales, el compositor “se lanzó de un lado a otro como un loco” y se retrasó varios compases en su “dirección”. Pero la entusiasta respuesta al estreno de la sinfonía presagió su acogida en la comunidad musical europea, a nivel mundial y a lo largo del tiempo. La Sinfonía nº 9, a veces denominada la Sinfonía Coral, fue el broche de oro de la extraordinaria carrera de Beethoven. En los 200 años transcurridos desde su estreno, se ha convertido en una composición esencial del repertorio orquestal y a menudo se la cita como el mayor logro de la música clásica occidental. Uno de los principales motivos por los que la sinfonía llegó a un público tan amplio fue la incorporación por parte de Beethoven del poema de 1785 “An die Freude”, u “Oda a la alegría”, de Friedrich Schiller, destacado escritor, historiador y filósofo alemán. Combinado con una melodía memorable en el cuarto movimiento, este texto, con su sentimiento edificante y humanitario, contribuyó a que la sinfonía se considerase un himno. Ampliamente interpretado como el alegato de Beethoven a favor de una “hermandad global”, el cuarto movimiento fue incorporado a actos patrióticos durante el III Reich y posteriormente en ceremoniales patrocinados por organizaciones internacionales como la UNESCO, los Juegos Olímpicos, el Consejo de Europa y la Unión Europea. La Sinfonía nº 9 es extraordinaria en muchos sentidos, según Teddy Abrams, director musical de la Orquesta de Louisville (Kentucky, Estados Unidos) y ganador de un Grammy. Por un lado, aunque no fue la primera obra musical larga de la época, las demás se construían generalmente encadenando muchas secuencias más cortas. En cambio, Beethoven creó la Novena sinfonía -de 74 minutos - a partir de sólo cuatro movimientos largos. “Las proporciones son asombrosas”, afirma Abrams. Cada uno de los cuatro movimientos de la Novena es una única declaración musical cohesiva y coherente. Esto, más que la innovación de utilizar un coro en una sinfonía, fue lo que la hizo revolucionaria, según Abrams. Al principio del último movimiento, Beethoven retoma elementos de los tres anteriores. Esta “cita” era una técnica muy inusual en la época, según Abrams. “De estos ‘recuerdos’ musicales surge el tema intemporal de la ‘Oda a la Alegría’”, afirma. La sinfonía ha influido en artistas de todo el espectro cultural, incluidos miembros de varios géneros musicales modernos y vanguardistas. El compositor británico Gabriel Prokofiev, nieto del famoso compositor ruso Sergei Prokofiev, recibió en el 2011 el encargo de una orquesta francesa de crear una nueva obra, Beethoven9 Symphonic Remix, que interpretaba la sinfonía a través de una fusión de música clásica y electrónica. Cuando fue entrevistado para el documental del 2020 La ‘Novena’ de Beethoven: sinfonía para el mundo, Prokófiev comentó: “Muchas de las técnicas y enfoques que utilizaba Beethoven, en particular sus finales culminantes y sus codas y el dramatismo y la sensación de energía y empuje que tenía, los encontramos en todas partes, especialmente en la música de baile y la música electrónica”. Durante más de un siglo, la Sinfonía nº 9ha desempeñado un papel icónico dentro de la industria discográfica. Dada la continua popularidad de la obra de Beethoven, desde 1923 las compañías han intentado lanzar grabaciones comerciales de la misma. Sin embargo, en los primeros discos no cabía toda la sinfonía. Entonces, hacia 1980, dos compañías discográficas - Sony y Philips - negociaron la duración del nuevo formato de disco compacto digital en algo más de 74 minutos por CD. Según Joop Sinjou, un ingeniero de Philips que desempeñó un papel clave en el desarrollo de la tecnología, el Presidente de Sony, Akiyo Morita, y su esposa insistieron en que el nuevo formato fuera diseñado para que cupiera la Sinfonía nº 9 completa. Sin embargo, existen variaciones de la historia, por lo que no es seguro que la decisión de las empresas de fabricar CD capaces de contener más de una hora de música fuera específicamente para dar cabida a la Novena de Beethoven. El cuarto movimiento de la sinfonía contiene un mensaje de paz que tiene especial resonancia en el siglo XXI. Millones de personas han visto en YouTube vídeos de esta interpretación. La aspiración de la sinfonía de “buena voluntad” de Beethoven sigue inspirando la visión de una humanidad unida y en paz. Un deseo que hoy lamentablemente no puede ser realidad por las pérfidas acciones criminales de EE.UU. y la entidad sionista, tanto en Ucrania como en Gaza.

viernes, 3 de mayo de 2024

DIALOGUES D´ ANTIQUITÉS ORIENTALES - THE MET AU LOUVRE: Vinculando la historia de sus colecciones

Desde el pasado 29 de febrero, los visitantes del Louvre tienen la rara oportunidad de disfrutar de diez grandes obras de arte antiguo de Oriente Próximo del Museo Metropolitano (Met) de Nueva York, actualmente cerrado por renovación. Pero no lo harán en una muestra tradicional, sino en una suerte de "juego de pistas" concebido por los dos museos. La decena de obras - que han viajado a París en un préstamo también muy poco habitual, con una duración hasta septiembre del 2025 - proceden de lugares desde Asia central a Siria y están datadas entre el final del cuarto milenio antes de Cristo y el siglo V de nuestra era. Se trata de piezas como la delicadamente grabada cabeza de un gobernante con turbante mesopotámica, en cobre corroído, un plato persa de plata dorada que representa a un rey sasánida cazando ciervos, una estela cubierta de inscripciones y caracteres cuneiformes, así como diversos objetos decorados con animales tallados, entre ellos un extraordinario toro arrodillado sosteniendo una vasija de pico, de plata procedente de Irán, que se podrán encontrar repartidas entre las obras y objetos del ala de Antigüedades Orientales del Louvre. En ese lugar, que acoge tesoros como el Código de Hammurabi (1750 a.C.), el visitante deberá seguir las indicaciones en rojo -el color del logotipo del Museo Metropolitano de Arte- si quiere encontrar todos los elementos de esta particular exhibición temporal, bautizada como Dialogues d´antiquités orientales - The Met au Louvre (Diálogos de Antigüedades Orientales - El Met en el Louvre). "Ha sido simplemente una alegría y un privilegio y también algo que nos ha abierto un poco los ojos y experimental. Hemos podido hacer cosas que normalmente no habríamos pensado", explicó con satisfacción Kim Benzel, directora del Departamento de Arte del Antiguo Oriente Próximo del Met, durante la apertura al público de la muestra. “Es asombroso. Es una oportunidad maravillosa. Cuando sacas los objetos de su ubicación normal, fuera de casa, por así decirlo, incluso yo que los conozco desde hace 30 años en mi carrera, se ven diferentes. Parecen diferentes. Al verlos entre los objetos del Louvre y las historias del Louvre ha habido todo tipo de nuevas y maravillosas narrativas que han salido de esto. Cada una como que ayuda a expandir la narrativa del otro. Ha sido simplemente una alegría y un privilegio y también algo que nos ha abierto un poco los ojos y experimentarlo. Hemos podido hacer cosas que normalmente no habríamos pensado antes de que esto empezara, así que ha sido un proyecto absolutamente maravilloso” aseveró. “Al integrarse ambas colecciones, se introducen ‘correspondencias’ reconstituyendo conjuntos y completando la información vinculada a la historia específica de cada pieza” añadió por su parte Ariane Thomas, curadora francesa de la exposición. Como ejemplo de esta colaboración única, cita "un fragmento encontrado en las excavaciones en Tello, en Mesopotamia, y conservado en el Louvre, permite atribuir y datar una cabeza adquirida por el Met hasta entonces difícil de localizar en el tiempo y en el espacio. Por el contrario, esta pieza permite comprender mejor qué parte corresponde al único fragmento encontrado en el Louvre. Entre las obras expuestas se encuentra “uno de los rarísimos testimonios de orfebrería en Mesopotamia”, según los comisarios. Se trata, explica Kim Benzel, "de un conjunto heterogéneo de piezas de joyería descubiertas en un alijo monetario, presentado durante décadas por el Met como un collar. La exposición nos permite deconstruir esta historia: mirándola durante mucho tiempo, descubrí que los grandes colgantes se habían fundido, algunos quedaron sin terminar o fueron reutilizados. “Se trataba probablemente de piezas heterogéneas de orfebrería que debieron pertenecer a un joyero, con colgantes que también eran emblemas divinos, protectores, muy poderosos en Mesopotamia”, añade Benzel. “Esta colaboración con el Louvre es única para el Met durante su renovación y le permitirá diseñar una presentación completamente nueva de las obras cuando el departamento (de antigüedades orientales) vuelva a abrir a finales del 2026”, concluyo.
actualidad cultural
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