SONIDOS DEL MUNDO

viernes, 25 de agosto de 2023

BURMA TO MYANMAR: Una historia de 1.500 años de conexión y aislamiento en el Museo Británico

En el 2023 se celebra el 75.º aniversario de la independencia de Birmania del control colonial británico. Sin embargo, su camino desde 1948 no ha sido fácil. Las contradicciones que caracterizan al país quedan demostradas por la falta de un nombre claro: ¿debería seguir llamándose Birmania, que es su nombre histórico o Myanmar, como actualmente se le conoce de manera oficial? No hay consenso. Debido a este acontecimiento, el Museo Británico presenta por primera vez la exposición titulada Burma to Myanmar (De Birmania a Myanmar) que se inaugurara el 2 de noviembre y estará abierta hasta el 11 de febrero del 2024, donde su arte nos mostrará su atribulada historia. Situado en el extremo occidental del sudeste asiático continental, Birmania limita con Bangladesh, India, China, Laos y Tailandia, y se asienta sobre la Bahía de Bengala, el Mar de Andamán y el Golfo de Martaban, extendiéndose desde las estribaciones del Himalaya hasta la península tropical tailandesa-malaya. Es una de las regiones con mayor diversidad étnica del mundo y hogar de una variedad de religiones. Si bien la mayoría son budistas, otros son musulmanes, hindúes, cristianos y animistas. Hoy en día, alrededor de 55 millones de personas viven en Birmania (en comparación, 67 millones de personas viven en el Reino Unido), la mayoría de las cuales son agricultores, ya que el país es abrumadoramente rural. Aunque se considera una nación en desarrollo, es rica en recursos naturales además de tierras raras. Estos materiales se han convertido en objetos extraordinarios, como una carta de oro y rubíes escrita por el rey Alaungpaya a Jorge II en 1756. Son estos recursos, junto con su ubicación privilegiada, los que han asegurado el lugar de Birmania en las redes comerciales terrestres y marítimas durante varios años milenios. A pesar de estar aislada de la comunidad internacional desde principios de la década de 1960 luego de un golpe militar , alguna vez los reinos, estados, imperios que lo precedieron (basadas en alianzas consanguíneas y matrimoniales) disfrutaron de estrechas conexiones. con el mundo que los rodea. Las variadas culturas de Birmania han sido moldeadas por el compromiso con las rutas comerciales desde India y China hacia África, Medio Oriente y Europa, así como por sus redes religiosas e imperios expansionistas. Cabe precisar que el comercio ha sido un medio importante de interacción intercultural a lo largo de su historia. Por ejemplo, una moneda tanka de plata - presente en la muestra - indica las redes comerciales del reino de Arakan con sede en Mrauk U, en lo que hoy es el oeste de Birmania, a partir de 1430. Entre las décadas de 1580 y 1635, los reyes acuñaron monedas con inscripciones en tres idiomas (bengalí, persa (escrito en escritura árabe) y arakanés) para expresar el poder y la soberanía en toda la región. El rey que emitió esta moneda era conocido como Manh Khamon y Dhammaraja Hussain, este último una combinación de un título budista y un nombre musulmán, lo que demuestra la naturaleza multicultural del reino. De manera similar, las vasijas de cerámica de gres vidriado del reino de Hanthawaddy en ls Baja Birmania, también desempeñaron un papel importante en el comercio. Asociada con los pueblos Mon, la región ha sido durante mucho tiempo un espacio multicultural, habiendo tenido contactos tempranos con los pueblos Pyu del centro de Birmania, los Dvaravati del centro de Tailandia y los Haripunchai del norte de Tailandia. Situadas en la Bahía de Bengala, sus ciudades portuarias estaban llenas de comerciantes chinos, indios y del sudeste asiático, y más tarde de comerciantes armenios, persas, abisinios, venecianos y portugueses. La región es particularmente conocida por sus vasijas de cerámica que se utilizaban para transportar agua y alimentos, incluidos productos secos o salados como pimienta y mangos, en barcos mercantes hacia y desde muchas partes del mundo desde al menos el siglo XIII. Las regiones montañosas, en particular lo que hoy son los estados de Kachin, Chin, Kayah y Kayin y parte de la división de Sagaing, también son muy diversas. Aunque no formaban parte de un estado unificado antes de 1948, cuando Birmania se independizó de Gran Bretaña, los pueblos de las tierras altas tenían un poder considerable ya que controlaban el acceso a pasos estratégicos de montaña con fines comerciales y diplomáticos. El amplio contacto y comercio de la región de Kachin con China se indica en parte por el hecho de que los pueblos Kachin adoptaron la pólvora en una fecha temprana (la pólvora se inventó en China en algún momento del primer milenio d.C.), y los europeos que buscaban una ruta comercial hacia China en A finales del siglo XIX se recolectaron objetos Kachin asociados con armas en cantidades sustanciales. Los textiles también demuestran el movimiento de personas por la región a través de la aparición de diferentes patrones, Técnicas de tejido y modas. El patrón de diamantes de esta manta es compartido por muchos grupos Kachin, mientras que los mechones y las manchas se encuentran principalmente entre los pueblos Nung-Rawang. En dos ocasiones, los reinos con sede en el centro de Birmania se convirtieron en grandes imperios que se extendieron a través de vastas áreas desde Assam y Manipur en el oeste hasta Tailandia y Laos en el este, y hasta la península tailandesa-malaya. La guerra permitió la transferencia cultural en Birmania, ya que el énfasis estaba en adquirir personas, que se integraran a la sociedad local, en lugar de territorio. Por ejemplo, el saqueo del reino de Ayutthaya en el centro de Tailandia por el ejército birmano en 1767 provocó el movimiento de decenas de miles de personas al centro de Birmania, y su posterior entorno multicultural infundió al arte y la producción material nuevas ideas, materiales y técnicas. En tanto, las compañías teatrales tailandesas que interpretaban la narrativa épica del Ramayana fueron muy admiradas en la corte birmana, lo que dio lugar a la popularización de la historia en Birmania. Pero a medida que el reino de Konbaung, fundado en 1752 en el centro de Birmania, se expandió a principios del siglo XIX, se enfrentó a los británicos en la India y las disputas sobre derechos territoriales llevaron a la primera guerra anglo-birmana en 1824-1826. La segunda y tercera guerras, por disputas sobre multas impuestas a empresas británicas, siguieron en 1852 y 1885. Anexada poco a poco luego de cada una de estas guerras, la Birmania británica fue gobernada como una provincia de la India hasta 1937, cuando formalmente se convirtió en una colonia separada. Partes del país fueron administradas directamente mediante un sistema parlamentario, lo que provocó un importante choque cultural, mientras que otras, como las regiones del norte de Kachin, los estados de Shan y las colinas de Chin al norte de Arakan, fueron controladas indirectamente a través de gobernantes locales. El período colonial británico provocó enormes cambios en el país, que afectaron ampliamente al arte, la cultura, la religión y la sociedad. Una de las modificaciones fue la imposición de fronteras definitivas con Tailandia, China y la India británica. Mientras que varios principados Shan alguna vez se extendieron a través de las fronteras actuales, en la década de 1880 los administradores británicos, chinos y locales trabajaron para definir una frontera entre los estados Shan del norte y China. En la esposicion . se aprecia un mapa de un área a lo largo del río Nam Mao (Shweli en birmano) que muestra los estados de Namhkam (rojo), Selan (negro) y Mong Mao (amarillo) a lo largo de un tramo de aproximadamente 47 km del río. Antes de finales de la década de 1880, Namhkam había sido independiente con Selan bajo su influencia política; luego de 1888, pasaron a formar parte de la división administrativa de Hsenwi (ahora Birmania) establecida por los británicos, mientras que Mong Mao pasó a formar parte de la provincia de Yunnan en China. Otro resultado de la anexión británica fue que, a medida que decayó el control político de los reyes birmanos, estos se esforzaron por ampliar su papel en el mundo budista. El rey Mindon (que reinó entre 1853 y 1878) organizó una reunión de monjes de toda la región para examinar textos budistas en 1871, por ejemplo. De acuerdo con los cambios que se produjeron en el mundo budista durante el siglo XIX, las imágenes del Buda birmano adquirieron un aspecto más naturalista y, además de la postura sentada estándar, también se produjeron en posturas de pie y reclinadas para reflejar los diversos acontecimientos de la vida del Buda histórico. Por cierto, la Segunda Guerra Mundial aceleró su independencia de los británicos, que se produjo el 4 de enero de 1948. En ese momento, Birmania estaba económica y físicamente devastada, y el gobierno tenía la tarea de unir grupos y territorios que nunca habían formado parte de un solo estado. Las guerras civiles comenzaron en 1949 porque el sistema federal prometido nunca se materializó. Luego, los militares lanzaron un golpe de estado en 1962, colocando al país en el "Camino al Socialismo" birmano que resultó en un severo aislamiento, violencia y pobreza endémica. En el 2008, el gobierno militar adoptó una nueva constitución y hubo una transición a un gobierno semicivil en el 2010, pero la influencia de los militares era total. Por ello, cuando la Liga Nacional para la Democracia ganó las elecciones del 2020, los militares declararon inválida la votación y retomaron el control en febrero del 2021, restableciendo una fuerte censura. Desde entonces, hacer arte en Birmania se ha convertido una vez más en un acto de rebelión al régimen golpista y una forma de reinventar la política y dar fe de su papel fundamental en la encrucijada de Asia.

viernes, 18 de agosto de 2023

EL PALIMPSESTO DE ARQUÍMEDES: Descifrando unos escritos perdidos

Como sabéis, Arquímedes fue considerado uno de los pensadores más importantes de la antigüedad clásica. Sus aportaciones en el campo de la física y las matemáticas han dejado un legado de gran importancia para el avance de la ciencia. Supo unir la lógica matemática a la experimentación, por esta razón se le puede considerar un hombre que se adelantó a su tiempo y precursor de Galileo. Nacido en la ciudad de Siracusa en el año 287 a.C. y, desde joven, mostró gran inquietud por las matemáticas. Estudió en Alejandría y, junto a Heratóstenes de Cirene, logro medir la circunferencia terrestre. Al regresar a Siracusa dedicó su vida al estudio y la investigación de las matemáticas, física, geometría, mecánica, astronomía… Dos de sus manuscritos se perdieron al poco tiempo de ser traducidos del griego; el tercero y último, llamado el Palimpsesto de Arquímedes, es el único texto que ha sobrevivido hasta nuestros días. La obra de Arquímedes, como la de tantos otros, fue borrada y sobrescrita con textos litúrgicos, convirtiéndose así en libros de oraciones. Esta técnica era muy usual en la época antigua, sobre todo en el siglo VII, debido a la gran escasez de material donde escribir. De esta manera, cuando el texto primitivo se consideraba de poco interés, se borraba y se volvía a reescribir. El Palimpsesto es un manuscrito medieval que consta de 174 folios de pergamino. Contiene siete tratados, algo confusos y sesgados, de Arquímedes. En la actualidad, el manuscrito es un libro de oraciones bizantino cuyo nombre técnico es Euchologion. Se finalizó en abril de 1229 y la autoría se le atribuye al sacerdote Johanes Myronas quien escribió los textos del científico griego. En 1998 el manuscrito fue vendido, en una subasta, a un coleccionista privado. Más tarde el comprador cedió el libro al museo de Arte Walters en Baltimore para su posterior estudio y publicación. El libro contiene dos tratados que son únicos a nivel mundial. El estudio de los textos permite la datación aproximada de los manuscritos y conocer la fecha en que fueron escritos. En este caso es Constantinopla y en la segunda mitad del siglo décimo donde tuvieron su origen ya que los análisis realizados concluyen que no existía otro lugar conocido en la antigüedad donde se estudiara, de forma sistemática, las matemáticas y el copiado para la conservación de los textos, desde la antigüedad hasta la Edad Media. Este proyecto ha estado dirigido por Michael B Toth, presidente y director de tecnología de RBToth Associates. En él intervinieron más de 80 científicos y expertos en cultura clásica. Tras aplicar todos los avances de la tecnología, se consiguió recuperar un 80% de las página legibles. Las más complicadas se estudiaron en la Universidad de Stanford. El resultado fue espectacular, porque, entre otras cosas, muestra cómo trabajaba Arquímedes, con aproximaciones y cálculos que se anticiparon 20 siglos a las modernas matemáticas, entre ellas la matemática combinatoria. Entre los otros textos revelados están un discurso de un famoso político y orador ateniense del siglo IV antes de Cristo, llamado Hipérides, y un comentario sobre una obra de Aristóteles, del siglo III de nuestra era. El estudio de los textos del gran matemático, a través del proyecto Palimpsesto de Arquímedes, dio a conocer más profundamente al científico, así como otros manuscritos del mundo clásico. Dichos textos incluyen, entre otros, los discursos de Hipérides (siglo IV a.C.) y un comentario de la obra de Aristóteles (siglo III d.C.). Hasta ahora la conjugación de lo nuevo y lo viejo ha hecho posible que el pasado hable, y aporte la información que contiene en sus diferentes soportes. Gracias a ello podemos conocer mejor quienes fuimos y posiblemente saber la historia que subyace en una época marcada por los descubrimientos y el afán por el conocimiento y el saber. Los viejos documentos han demostrado, sobradamente su valía, ya que luego de sufrir no solo las inclemencias del tiempo, han sobrevivido hasta nuestros días. En esta era de la tecnología digital el interrogante sobre la supervivencia de los nuevos dispositivos sigue vivo y sin una respuesta clara. Estos nuevos formatos tienen un periodo de vida muy corto y su obsolescencia programada los convierte en soportes frágiles... Por el contrario y hasta ahora, el libro ha seguido desafiando el tiempo y guardando la información desde siglos.

viernes, 11 de agosto de 2023

URUK: La primera ciudad de la historia

Hace poco más de cinco mil años tuvo lugar en el sur de Mesopotamia, en el actual Irak, una revolución inaudita: el nacimiento de la civilización urbana. El antiguamente conocido como país de Sumer (Sumeria) una región de los cursos bajos del Éufrates y el Tigris en la que zonas desérticas se alternaban con llanuras pantanosas, fue el escenario del primer gran asentamiento urbano. Su nombre: Unu para los sumerios, Uruk para los posteriores acadios, Erech según la Biblia y Warka en su denominación actual (tomada de la ciudad moderna más cercana). En Uruk apareció una sociedad urbana, compleja y de índole estatal, que levantó una arquitectura esplendorosa, predominantemente de carácter religioso. Por si esto fuera poco, fue el lugar donde surgió la escritura. El naturalista y arqueólogo aficionado británico William Kennett Loftus descubrió sus restos a mediados del siglo XIX y emprendió en el sitio una breve prospección. Pero las verdaderas excavaciones no empezaron hasta 1912 de la mano de la Sociedad Oriental Alemana. Esta organización arqueológica estaba entonces dirigida por Robert Koldewey, el artífice de las excavaciones en Babilonia y Asur durante la década anterior. La entrada de los alemanes en la arqueología mesopotámica a partir del siglo XX tendría un impacto mayúsculo. De hecho, marcó el inicio de una nueva era en esta disciplina, con la introducción de métodos rigurosos y meticulosos que descartaban por completo la prisa y el azar, y que en adelante serían adoptados por el resto de especialistas. La exploración de Uruk se encomendó a dos discípulos de Koldewey, primero a Julius Jordan y, a partir de los años treinta, a Arnold Nöldeke. Lo único que se conocía de la ciudad con certeza era su ubicación. Su historia, en cambio, seguía envuelta en el mito. Y el mito asegura que Uruk fue fundada por el monarca Enmerkar, al que se atribuye un reinado de más de cuatrocientos años. Aparte de la Biblia, las referencias más importantes al lugar procedían de la Epopeya de Gilgamesh, poema épico protagonizado por este mítico soberano de Uruk. Jordan y Nöldeke dejaron a un lado las leyendas e impulsaron una actividad arqueológica paciente y metódica. Su trabajo se prolongó hasta el estallido de la Segunda Guerra Mundial, y sacó a la luz impresionantes ruinas de templos y palacios, así como otros hallazgos que harían de Uruk uno de los descubrimientos más destacados del siglo XX. La larga etapa de las culturas neolíticas de Oriente Próximo llegó a su final en el milenio IV a. C., cuando el crecimiento demográfico se hizo notable y la población tendió a concentrarse en núcleos cada vez más amplios. Estos cambios vinieron impulsados por el auge de la producción agrícola, gracias al desarrollo de sistemas de riego y a la introducción del arado de tracción animal mediante hoces de barro. Además, contribuyeron a la aparición de nuevas estructuras sociales: dirigentes político-religiosos y grupos de población especializados en lo laboral. Aquel no solo fue el comienzo de la estratificación social. También se gestaron unas transformaciones económicas, religiosas y arquitectónicas que evolucionarían a lo largo de los siglos y se extenderían más allá de las fronteras de Mesopotamia, alcanzando incluso Occidente. En Uruk, por ejemplo, se erigió por vez primera un zigurat, plataforma diseñada como una pirámide escalonada, en cuya cúspide se encontraba el templo consagrado a una divinidad. Una construcción que se convertiría en el modelo de la arquitectura religiosa por excelencia de Mesopotamia. Las excavaciones han aportado pruebas de una creciente concentración de población en Uruk entre 3500 y 3200 a. C., cuando el emplazamiento ocupaba poco menos de 1 km2. En ese período, el poblado inició su transición a ciudad, que culminó hacia 3000 a. C. En realidad, Uruk surgió de la unión de dos antiguos asentamientos, Eanna (al este) y Kullaba (al oeste). En el área del primero han aparecido restos de construcciones de finales del milenio IV a. C., aunque muchas de ellas fueron demolidas y sustituidas mil años más tarde por templos. Es el caso de un impresionante zigurat dedicado a la diosa Innana que se levantó entre 2112 y 2004 a. C., en época de la III dinastía sumeria de Ur. Esta zona se considera la más importante de todas, ya que en ella se ha descubierto la arquitectura más monumental, así como los primeros textos escritos de la historia. La arqueología ha demostrado que, además de centro religioso, Eanna constituía el núcleo político, administrativo y económico de la ciudad. Pese a que la vecina Kullaba también acogió estas funciones, nunca adquirió tanta relevancia: el número de edificios que albergó este asentamiento era menor, y la arquitectura de sus templos menos espectacular. Algunos de sus vestigios acumulan más años de historia que los de Eanna, pese a que el área también fue objeto de una intensa edificación durante la III dinastía sumeria de Ur. Apenas se dispone de información del resto de la ciudad, debido a los escasos sondeos realizados. No obstante, parece seguro que en ella se concentraba la población, agrupada en barrios según el oficio de sus habitantes. Diferentes estudios señalan que, a finales del milenio IV a. C., Uruk alcanzaba ya una superficie de 5,5 km2 y cobijaba a cerca de cuarenta mil personas. Entre ellas, miembros de la familia real, el amplio cuerpo de sacerdotes y escribas, unidades militares, artesanos, comerciantes y un buen número de esclavos. El recinto estaba rodeado por una muralla de 9,5 km de largo. Según la leyenda, esta contaba con 900 bastiones de 12 m de altura y Gilgamesh fue quien ordenó levantarla. Lo cierto es que este elemento defensivo indica la existencia de conflictos con territorios vecinos. Uruk fue testigo de otras muchas innovaciones con un impacto aún visible en nuestros días. Se desarrolló un sistema económico que favoreció la aparición de un comercio basado en el trueque de productos –locales o importados– a partir de una escala de valores. Sabemos que 300 litros de cebada equivalían a 15 gramos de plata o a 12 litros de aceite de sésamo. Y que estos, a su vez, se intercambiaban por 5 kilos de lana o 1,5 de cobre. La administración era capaz de alimentar a una población cada vez más numerosa y de controlar el suministro de agua. Con todos estos avances, no resulta extraño que surgiera en Uruk la primera forma de escritura. Los arqueólogos alemanes que la descubrieron a comienzos de los años treinta se quedaron atónitos. Tenían ante sí un conjunto de tablillas de barro con una escritura de tipo pictográfico grabada con caña. Su antigüedad se remontaba en unos casos a 3200 a. C. y en otros a entre 3100 y 3000 a. C. Entre unas y otras se apreciaba una ligera evolución, pero no había duda de que todas eran resultado de la revolución urbana acontecida en Uruk y, en concreto, de la necesidad de la administración de realizar con eficacia registros contables. Los pictogramas de los llamados textos arcaicos de Uruk representan objetos, números, nombres propios, títulos... Algunos de los cerca de setecientos identificados son fácilmente reconocibles, como cabezas de toro o espigas de cebada; otros, en cambio, aún entrañan una gran complejidad de interpretación, caso de las combinaciones de signos. Con el tiempo, esta escritura pictográfica daría nacimiento a la escritura cuneiforme típica de Mesopotamia. Los especialistas también hallaron un sistema de registro de cuentas de arcilla de distinta forma (conos, cilindros...) y tamaño, utilizadas para representar una amplia gama de productos y cantidades. En Uruk se cimentaron las bases del esplendor científico sumerio. No en vano, allí se concibió el sistema sexagesimal, lo que facilitó enormemente el cálculo de las raciones de comida, las horas de trabajo, la división de las parcelas de cultivo... Sin olvidar que se estableció un calendario solar en el que un año sumaba 360 días y se dividía en 12 meses de 30 días cada uno. El emplazamiento fue perdiendo población a partir del milenio III a. C., pero mantuvo su relevancia religiosa. Prueba de ello es que monarcas de sucesivos reinos mesopotámicos no solo se dedicaron a rehabilitar, ampliar y embellecer los santuarios, sino que también añadieron sus propias construcciones. Además, la ciudad fue la mayor de Mesopotamia por espacio de dos mil años, tan solo superada en tamaño por la Babilonia de Nabucodonosor II en el siglo VI a. C. En Uruk, los arqueólogos han tenido que enfrentarse a uno de los sitios con una ocupación más prolongada: los restos hallados más antiguos datan del período de el-Ubaid (5000-3800 a. C.) y los más recientes, de la época parta (siglo III d. C.). El elevado número de estratos de población y construcción ha dificultado las excavaciones. El zigurat de Anu, por ejemplo, se edificó por encima de una serie de templos de entre 3200 y 3000 a. C. (en el denominado período de Uruk tardío), que, a su vez se levantaron sobre un zigurat anterior. Esta circunstancia, sumada al hecho de que, hasta la fecha, las labores se han concentrado en la zona sagrada de la ciudad, explica en parte por qué después de un siglo de excavaciones y cuarenta campañas arqueológicas solo ha salido a la luz el 5% del yacimiento. La mirada de los especialistas se centra en la periferia de Uruk y en la conservación y presentación de lo ya descubierto.

viernes, 4 de agosto de 2023

LA AGÓNICA MUERTE DE STALIN: ¿Quién mató al sanguinario dictador?

La noche del 28 de febrero de 1953, Josef Stalin celebró una reunión en Kúntsevo con su círculo de hombres de confianza. En dicho encuentro los invitados vieron una película y se retiraron a altas horas de la madrugada, cuando Stalin se fue a dormir . No obstante, según una versión no oficial, el mayor genocida que el mundo haya conocido (superando con mucho por la magnitud de sus abominables crímenes a Atila, Tamerlán y Genghis Khan) se retiró luego de discutir gravemente con dos de sus seguidores, Lázar Kaganóvich y Voroshílov . Al día siguiente, Stalin no salió de su cuarto y no llamó ni a los criados ni a los guardias. Nadie se atrevió a entrar en su habitación hasta que, sobre las diez de la noche, su mayordomo forzó la puerta y lo encontró tendido en el suelo, junto al diván, vestido con la ropa que llevaba la noche anterior y sin apenas poder hablar. El sátrapa había sufrido un ataque cerebrovascular que, tras unos días de agonía, le causó la muerte el 5 de marzo. Al menos así reza la teoría oficial, sobre la que rondan innumerables incógnitas y la sospecha de su asesinato . “El miedo y el odio contra el viejo tirano casi podían olerse en el aire”, escribió el embajador americano sobre los últimos meses de vida del que fue durante más de 30 años Secretario General del Partido Comunista de la Unión Soviética. El ascenso al poder de Josef Stalin se caracterizó por los brutales métodos empleados contra cualquier persona crítica con su figura. Poco tiempo antes de fallecer, el propio Lenin hizo un llamamiento para frenar a Stalin, que terminó elevado, a ser el genocida más sangriento de la historia. Con 50 millones de muertos a su espalda y terminada la II Guerra Mundial , la salud de monstruo empezó a declinar a partir de 1950, cuando la Guerra Fría iba tomando su forma más característica. Durante su vida, Stalin había padecido numerosos problemas médicos. Nació con sindactilia (la fusión congénita de dos o más dedos entre sí) en su pie izquierdo. A los 7 años padeció la viruela, que le dejó cicatrices en el rostro durante toda su vida. Con 12 años tuvo un accidente con un carro de caballos, sufriendo una rotura en el brazo, que le dejó secuelas permanentes. A todo ello había que añadir que su madre y él fueron maltratados continuamente a manos de su alcoholizado padre. Ya siendo adulto, Stalin además padeció de psoriasis (una enfermedad de la piel que causa descamación e inflamación). A los 70 años de edad, su memoria comenzó a fallar, se agotaba fácilmente y su estado físico empezó a decaer. Vladímir Vinográdov , su médico personal, le diagnosticó una hipertensión aguda e inició un tratamiento a base de pastillas e inyecciones. A su vez, recomendó al genocida que redujese sus funciones en el gobierno. Obviamente, Stalin en su paranoia, vio una conspiración en el consejo médico y no solo se negó a tomar medicinas , sino que despidió a Vinográdov. Sus problemas de salud coincidieron con uno de los pocos reveses políticos que sufrió durante su rígida dirección del Partido Comunista. Pocos meses antes de su muerte, en octubre de 1952, se celebró el XIX Congreso del PCUS, donde Stalin dejó entrever sus deseos de no intervenir militarmente fuera de sus fronteras. Frente a esta opinión, Gueorgui Malenkov –colaborador íntimo del dictador y Presidente del Consejo de Ministros de la URSS a su muerte– hizo un discurso en el cual reafirmó que para la URSS “era vital estar presente en todos los conflictos internacionales apoyando las revoluciones socialistas”, lo que luego sería una constante de la Guerra Fría . Como un hecho inédito tras décadas de un férreo marcaje, el Congreso apoyó las intenciones de Malenkov y no las de Stalin. Fue entonces cuando Stalin reanudó sus purgas, si es que alguna vez habían parado. Lo hizo motivado por el pequeño tropiezo político y alertado por una carta de la doctora Lidia Timashuk, una especialista del Policlínico del Kremlin , que acusaba a su antiguo médico, Vinográdov, y a otros ocho galenos de origen judío de estar recetando tratamientos inadecuados a altos mandos del Partido y del Ejército. Sin esperar a recibir ninguna otra prueba, Stalin ordenó el arresto de los nueve médicos y aprobó que fuesen torturados salvajemente en lo que fue bautizado como “ el Complot de los médicos “. La persecución afectó en total a 37 doctores de todo el país, 17 de ellos judíos, mientras que su paranoia se trasladó también a su círculo cercano. A finales de enero de 1953 su secretario privado desapareció sin dejar rastro. El 15 de febrero, el jefe de sus guardaespaldas fue ejecutado bajo extrañas circunstancias. Conocedores del régimen de extremo terror impuesto por Stalin en el pasado, entre los miembros más veteranos del Politburó (el máximo órgano ejecutivo) corrió el miedo a que una purga masiva estuviera en ciernes. Solo la muerte de Stalin en marzo pudo frenar la escalada de asesinatos que había empezado tras el congreso de octubre. Precisamente por este clima de desconfianza, -aunque la causa oficial de la muerte fue un ataque cerebrovascular - la sospecha del asesinato del genocida por sus propios colaboradores temerosos de perder la vida en cualquier momento, ha perseguido el suceso hasta la actualidad. Una vez descubierto al dictador tendido sobre el suelo de su habitación, su hombre más fiel entre los fieles, Lavrenti Beria, fue el primero en asistirle, pero lo hizo al parecer con cierta parsimonia. Se dice que no convocó a los doctores hasta pasadas 24 horas del ataque. Demora tan prolongada, sostienen los defensores de la teoría de la conspiración solo pudo ser un acto deliberado para precipitar una muerte que se sabía segura, o una decisión basada en la certeza de que esta sería inmediata y no corría prisa contar con médico alguno para certificarla. Pasado ese tiempo, la Academia de Ciencias Médicas se reunió con carácter extraordinario para intentar salvar al hombre más poderoso de Rusia. El propio ministro de Salud de la URSS , Tretiakov, dirigió el consejo médico para debatir un posible tratamiento. La agonía de Stalin se alargó varios días más sin que ninguno de los cirujanos se decidiera por una intervención o algún tratamiento específico. Según el testimonio de su hija Svetlana Alliluyeva , en ocasiones el dictador abría los ojos y miraba furibundamente a quienes lo rodeaban, entre los que estaba Beria –jefe de la policía y el servicio secreto (NKVD) –, quien le cogía de la mano y le suplicaba que se recuperase. “Era aquella una mirada horrible, una mirada de locura, de cólera tal vez, y de pavor ante la muerte y ante los desconocidos rostros de los médicos que se inclinaban burlonamente sobre él. Aquella mirada se posó en todos durante una fracción de segundo. Y entonces alzó de pronto la mano izquierda ( la que conservaba el movimiento ) y pareció como si señalara con ella vagamente hacia arriba o como si nos amenazara con matarlos a todos si pudiera en ese instante. El gesto resultaba incomprensible, pero había en él algo amenazador, y no se sabía a quién ni a qué se refería...”, describió su propia hija. La cada vez más angustiosa respiración de Stalin marcó los últimos días del dictador, mientras su rostro se ennegrecía a causa de la mala circulación. El día 4 de marzo pareció por un momento que estaba recuperándose y una enfermera comenzó a darle de beber leche con una cuchara. En ese instante, sufrió un nuevo ataque y entró en coma. Los médicos que atendían a Stalin le practicaron reanimación cardiopulmonar en las diversas ocasiones en que se le detuvo el corazón, hasta que finalmente a las 22:10 del día 5 de marzo no consiguieron reanimarlo. Los sanitarios siguieron esforzándose hasta que su sucesor, Jrushchov, dijo: “Basta, por favor... ¿No ven que está muerto?”. 90 minutos antes de su último aliento, a las 20:40, representantes del Comité Central del PCUS , el Gobierno y la presidencia del parlamento habían celebrado una reunión conjunta para decidir la sucesión del dirigente comunista. Había demasiada prisa por enterrarlo y cerrar su sucesión, incluso para esperar a que estuviera definitivamente muerto. El primero en propagar la teoría del envenenamiento fue su alcoholizado hijo Vasily, que, desde el principio, denunció las negligencias médicas que rodearon la muerte de su padre. Sin embargo, el máximo sospechoso, más allá de los médicos a los que el propio Stalin acusó de conspiradores, siempre ha sido Beria. Según las memorias de Nikita Jrushchov , que se alzó como el líder principal del país e inició un proceso de desestalinización, Beria llegó a confesar ante el Politburó : “Yo lo maté, lo maté y os salvé a todos”. Ciertamente, si alguien podía frenar los planes de purga del dictador ese era el siniestro jefe de la policía y el NKVD. Si la teoría de la conspiración exige enemigos, a Stalin le sobraban. Sin embargo, los capaces de atentar contra él, de envenenarlo o de inducir a alguien a hacerlo se reducían a su corte, al cuarteto que compartió su última cena en Kúnstevo. ¿Tenían aquellos hombres motivos para asesinarlo? Obviamente. Desde finales de 1952, Stalin representaba una amenaza para su supervivencia política, desde que anunció una remodelación profunda de los órganos de poder para incorporar savia nueva a la dirección del país. Así, para los que afirman que hubo conspiración, Lavrenti Beria sería el mejor candidato para urdirla. Reunía las condiciones idóneas. Era despiadado, sanguinario, ambicioso y, más importante aún, como antiguo jefe de los servicios secretos, tenía acceso a medios y personal para ejecutarla. Otros indicios refuerzan su candidatura. Parece que Beria estuvo detrás de la sustitución de los hombres clave en el sistema de seguridad personal de Stalin meses antes de su muerte. El objetivo bien podría ser desproteger a su futura víctima o colocar cerca de ella al envenenador. Por otro lado, el comportamiento de Beria durante la agonía de Stalin fue propio de alguien deseoso de su muerte. Svetlana apunta en sus memorias que en aquellos días “se conducía de manera casi indecorosa”. Hay testimonios que lo recuerdan maldiciendo a Stalin en su lecho de muerte, pero tan pronto como el moribundo mostraba algún atisbo de conciencia, Beria se arrodillaba servil y le besaba la mano. Años más tarde, Viacheslav Mólotov, otro estrecho colaborador de Stalin, diría que Beria se jactó de haberlo matado. Sin embargo, cuando fue detenido luego de perder el pulso por el poder con Jruschov, fue acusado de los todos crímenes imaginables, excepto de asesinar a Stalin, y ejecutado sumariamente. Para los partidarios de la tesis de la conjura, ese dato solo prueba el miedo de los rivales de Beria a revelar la existencia de la conspiración y evitar que se los pudiera relacionar con ella. En el 2003, los historiadores Jonathan Brent y Vladimir Naumov avivaron el debate sugiriendo que Beria, con la complicidad de Jruschov, envenenó a Stalin con warfarina, un anticoagulante letal en grandes dosis, usado también como raticida. Argumentaron que, al ser un fármaco incoloro e insípido, pudo pasar desapercibido disuelto en las bebidas de la última velada en Kúntsevo. Brent y Naumov llegaron a la conclusión del envenenamiento siguiendo la pista de los vómitos de sangre registrados en el informe elaborado por los médicos que atendieron a Stalin. Los vómitos implicaban una hemorragia gastrointestinal, y esta solo podía ser consecuencia de la intoxicación por warfarina. Ambos autores creían haber encontrado la prueba concluyente que certificaba la teoría de la conspiración. A partir del 2011, cuando se hizo pública la autopsia del genocida, diversos médicos, a través de la palestra de las revistas académicas, se sumaron al debate y concedieron con la hipótesis de Brent y Naumov al considerar la intoxicación por anticoagulantes la causa más probable de las hemorragias gastrointestinales detalladas en la autopsia. En el 2021, cuando el caso parecía zanjado, The Times se hizo eco de la petición de Selim Bensaad, biznieto de Stalin, de exhumar sus restos para analizarlos y dilucidar si sus rivales políticos lo habían envenenado. No parece probable que las autoridades del país vayan ahora a perturbar el descanso del monstruo, por lo que la teoría del complot continuará.
actualidad cultural
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...