SONIDOS DEL MUNDO

viernes, 26 de julio de 2019

LA MALDICION DEL ORLOV NEGRO: El Diamante de la Muerte

Su historia es tanto misteriosa como desconocida ya que se cuenta diferentes versiones del origen de tan hermosa joya, la cual recibe diferentes nombres como “El Ojo de Brahma”, “El Orlov Negro” o “El Diamante de la Muerte”. Cuenta la leyenda que este diamante fue robada de la estatua del Dios hindú Brahma en Pondicherry (India) por un soldado francés, que murió de forma trágica al poco tiempo. Otra versión afirma que fue robado por un monje del medievo y que por eso la gema quedó maldita para quien la poseyera. Lo siguiente que se dice sobre esta joya es que fue obsequiado a la zarina Catalina II por su amante el conde Grigory Orlov. Durante años, permaneció en posesión de la realeza rusa, hasta que vino la revolución de 1917 y desapareció. Luego cayó en manos del empresario de diamantes estadounidense, J. W. Paris en 1.932, quien lo trajo a New York, para morir a los pocos días de su llegada, arrojándose por la ventana de un rascacielos. Quince años después, las princesas rusas Nadia Vygein-Orlov y Leonila Galitsine-Bariatinsky, que habían sido dueñas de este diamante, se suicidaron con meses de diferencia, al saltar desde un edificio en Roma. En un intento por escapar a la maldición y tras estos terribles sucesos, el diamante fue cortado en tres partes y tuvieron distintos destinos y cuyos propietarios hasta el momento han sobrevivido a la maldición de la joya. ¿Se puede decir que esta ha quedado rota luego de ser dividida? Quien sabe, cuentan que del diamante, cuyo peso original estaba entre 200 y 300 quilates, uno de sus trozos de mayor tamaño - el de 67.5 quilates - se conserva desde 1.943 en el Natural History Museum de Londres, donde se exhibe como una pieza tanto única como misteriosa. El segundo trozo termino a su vez en el Natural History Museum de New York, mientras que la tercera pieza fue adquirida por un joyero neoyorkino, Charles Winson o Harry Winston (otro dato el cual no se pone de acuerdo la historia de este diamante), a un precio de 150.000 mil dólares, el cual comenzó a exhibirlo en 1.950 y termino por venderlo a 300.000 dólares en 1.969. Desde ese momento, el diamante fue cambiando de manos en muchas ocasiones. En 1.990 fue comprada por Sotheby`s a 900.000 dólares y pasado cinco años, lo subasto por 1.500.000 de dólares. Para finalizar, su actual dueño, Dennis Petimezas, declaró que se siente “seguro” que la maldición de la joya sea historia: “En pleno siglo XX, los medios de prensa describieron a este diamante como “La joya de la Muerte”, pero nunca me sentí nervioso de poseerla. He pasado todo el año estudiando su oscura historia y estoy convencido que la maldición ha terminado”, agregó. ¿Será cierto aquello?

viernes, 19 de julio de 2019

ESCITAS: Guerreros de las estepas

Cuando a finales del siglo VI a.C. los griegos atravesaron el Bósforo para establecer varias colonias en la costa septentrional del mar Negro, entraron en contacto con un misterioso pueblo de guerreros nómadas que ocupaba las infinitas estepas de lo que hoy es Ucrania y el sur de Rusia. Los escritores helenos, en particular el historiador Heródoto, recogieron múltiples referencias e historias sobre esos hombres «de ojos azules y cabello color de fuego», jinetes invencibles, maestros en el manejo del arco y con costumbres tan inquietantes como la de beberse la sangre del primer enemigo que abatían y recoger las cabezas de sus rivales muertos para ofrecérselas a su rey. A partir de informaciones de este tipo, los griegos se imaginaron a los escitas como un modelo de pueblo «bárbaro», contrapuesto en todo a su modo de vida «civilizado». Unos «bárbaros» que, sin embargo, fueron capaces de desafiar a los mayores imperios de Mesopotamia y crear un Estado complejo, una poderosa monarquía que tuvo un destacado papel histórico hasta su declive y desaparición en el siglo II a.C. Sobre los orígenes de los escitas, Heródoto recogía un relato que al parecer aún corría en su época, el siglo V a.C. Los escitas decían que en una tierra anteriormente desierta nació un primer hombre, Targitao, hijo de Zeus y de la hija del río Borístenes, antiguo nombre del Dniéper. Targitao tuvo tres hijos: Lipoxais, Arpoxais y Colaxais. A la muerte de su padre pasaron a reinar conjuntamente, hasta que en una ocasión cayeron del cielo unos objetos de oro: un arado, un yugo, una copa y un hacha de doble filo. Cuando los dos hermanos mayores intentaron asirlos, el oro se tornó rojo incandescente, por lo que tuvieron que renunciar a él. Sin embargo, al acercarse el pequeño pudo tomarlo y llevárselo a casa, por lo que sus otros dos hermanos convinieron en entregarle el reino. Naturalmente, el relato es un mito sin base histórica, pero contiene quizás una clave para entender el origen último de los escitas. Según los estudiosos actuales,la historia sería una metáfora de la organización de la sociedad en «tres órdenes» típica de los pueblos indoeuropeos, es decir, de una sociedad compuesta por una clase dedicada a rezar –simbolizada por la copa–, otra especializada en la guerra –encarnada en el hacha– y una tercera ocupada en trabajar la tierra, a la que harían referencia el arado y el yugo. En efecto, hoy sabemos que, desde un punto de vista étnico y lingüístico, los escitas eran indoeuropeos, pertenecientes al grupo nordiranio, emparentados con otros pueblos nómadas de Asia, como los sármatas, los masagetas y los sacios. La procedencia geográfica exacta de los escitas es incierta y ha dado pie a diversas hipótesis, pero su aparición en la historia escrita se sitúa en el siglo VIII a.C. Se sabe que por entonces entraron en conflicto con los cimerios, otro pueblo nómada estepario al que vencieron gracias a su dominio del combate a caballo y al que finalmente expulsaron de la región septentrional del mar Negro. Más tarde atravesaron el Cáucaso y en 676 a.C., coaligados con los maneos, atacaron el Imperio asirio, pero el rey Asarhadón logró derrotarlos. Las fuentes asirias los llaman ishkuzai, término muy parecido a la denominación griega skythai, lo que anula la pretensión de Heródoto de que el nombre de escitas se lo pusieron los griegos.Poco después, los escitas reaparecieron como conquistadores en Mesopotamia. Hacia 650 a.C. se habían apoderado de Media –en la Mesopotamia central–, del norte de Siria y de la costa levantina. Más tarde llegaron incluso a la frontera de Egipto, donde Psamético I tuvo que comprar su retirada. Heródoto explica que su dominio en Mesopotamia se prolongó 28 años, hasta que fueron expulsados por los medos. El cronista griego supone incluso que a su vuelta los guerreros escitas se toparon con un ejército formado por los esclavos con los que se habían casado sus mujeres, hartas de su ausencia, y en vez de masacrar a esos esclavos en una batalla, los guerreros habrían decidido usar el látigo para devolverlos a su condición servil y seguir explotándolos. En cualquier caso, tras su derrota frente a los medos, la mayoría de los escitas se replegaron a la región meridional de la actual Rusia y fue allí donde fundaron el reino de Escitia propiamente dicho. La etapa de la historia escita que se inició entonces estuvo marcada por la llegada de los griegos a la costa septentrional del mar Negro. Las nuevas colonias helenas potenciaron la actividad económica de los escitas, en particular los intercambios comerciales. Los escitas vendían a los griegos ganado, pieles curtidas y cereales, así como numerosos esclavos, pues los antiguos nómadas se habían convertido en traficantes de personas capturadas entre los pueblos limítrofes. Asimismo, algunos artesanos griegos empezaron a trabajar para los escitas, creando un estilo artístico greco-escita extraordinariamente interesante. Como resultado de ello, el arte escita alcanzó unas cotas de calidad altísima, que le reservaron un lugar destacado en la orfebrería y otras producciones suntuarias. En paralelo a este proceso de enriquecimiento, las tribus escitas se fueron uniendo en una estructura estatal. En su cúspide se hallaba un monarca hereditario, al que aparentemente se otorgaba una condición divina, aunque su poder parece limitado por una asamblea en la que estaban representadas las tribus. La manifestación más visible del poder de estos soberanos la encontramos en sus enterramientos, los famosos kurganes, el término turco con el que se designan los grandes túmulos que cubrían una o varias cámaras funerarias de los reyes o príncipes escitas, en los que los arqueólogos han descubierto riquísimos ajuares funerarios con armamento, vajillas de oro y plata, cerámica griega, adornos de fina orfebrería, estatuas e incluso alimentos. La unificación política impulsada por los reyes vino acompañada por un reforzamiento de su poder militar. Así lo experimentó el rey persa Darío cuando en 512 a.C. lanzó una gran campaña contra los escitas con el objetivo de cortar las rutas de aprovisionamiento de grano a las ciudades griegas que se proponía conquistar. Darío en persona dirigió su ejército más allá del río Don y durante más de dos meses se dedicó a perseguir a las huestes de los escitas, los cuales habían decidido evitar la batalla y retirarse cada vez más hacia el este. Heródoto, en su detallado relato de la campaña, supone que Darío envió a los escitas un mensaje para reprocharles su cobardía y exigirles sumisión, a lo que el rey escita Idantirso habría respondido: «Yo jamás he huido por temor ante hombre alguno y, en estos momentos, tampoco estoy huyendo ante ti. Voy a explicarte por qué no te presento batalla: nosotros no tenemos ciudades ni tierras cultivadas que podrían inducirnos, por temor a que fueran tomadas o devastadas, a trabar de inmediato combate con vosotros para defenderlas. Pero si descubrís y violáis las tumbas de nuestros antepasados, sabréis si lucharemos contra vosotros. Por eso a ti, en lugar de ofrecerte la tierra y el agua, te aseguro que te vas a arrepentir».Finalmente, Darío decidió emprender la retirada y escapó a duras penas del acoso de los escitas.El momento culminante de la expansión escita se produjo a mediados del siglo IV a.C., bajo la dirección del rey Ateas. Según Estrabón, Ateas reunificó todas las tribus bajo su mando y, animado por su éxito político, decidió experimentar la gloria militar extendiendo su reino hasta el Danubio. Pero Filipo II de Macedonia decidió frenar su avance y los derrotó en una batalla junto a aquel río, en la que murió el propio Ateas. Pocos años después, sin embargo, los escitas repelieron una expedición de castigo enviada por Alejandro Magno y dieron muerte a su general. A partir del siglo II a.C. se inició la desintegración del reino escita. Los celtas ocuparon la región balcánica, mientras los jinetes sármatas merodeaban por sus territorios del sur de Rusia, de los que terminaron por apoderarse. Los reyes escitas Esciluro y Palaco aún fueron capaces de enfrentarse al rey Mitrídates VI del Ponto en el siglo I a.C. por el control del litoral de Crimea y otras zonas del mar Negro. Pero poco a poco, las informaciones sobre los escitas se fueron desvaneciendo en las fuentes clásicas, hasta que se les pierde totalmente la pista coincidiendo con el fortalecimiento de los galos y los sármatas. No obstante, algunas noticias aún permiten fantasear con la leyenda de los escitas, pues habrían sido capaces de sobrevivir en un nuevo territorio. En efecto, a finales del siglo II a.C. un grupo de tribus escitas habría emigrado hacia Bactria, Sogdiana y Aracosia, las satrapías más orientales del viejo Imperio persa. Al frente iba el rey Maues, cuya gesta superó incluso el viaje de Alejandro Magno, pues tras cruzar el Indo, como hizo el macedonio, alcanzó Cachemira y el Punjab. Allí se asentarían los últimos escitas hacia el año 85 a.C. Nada más se sabe de ellos.

viernes, 12 de julio de 2019

EL ENIGMA DE LAS PIRÁMIDES DE BOSNIA: ¿Las estructuras más antiguas del mundo?

Bosnia Herzegovina podría ocultar un secreto milenario: cuatro pirámides construidas por una desconocida civilización hace 12.000 años AC. e inclusive pudieran ser mas antiguas y tener unos 25.000 años AC. lo que los convertiría en los mas remotas del planeta. De vez en cuando acaparan la atención de los medios de comunicación y siguen siendo todo un misterio, eso sí, no falto de polémica. Se encuentran ubicadas en la pequeña localidad de Visoko bajo la apariencia de montañas con una densa vegetación. La misma que había ayudado a que el complejo piramidal pasara desapercibido a ojos de la comunidad científica hasta el 2005, cuando se convirtieron en noticia a raíz de una campaña mediática promovida por el empresario bosnio Semir Osmanagic, quien aseguró entonces que bajo un grupo de colinas del valle de Visoko se escondía ese complejo piramidal y que, además, estaba interconectado mediante una red de túneles subterráneos. Las 'pirámides' en cuestión miden 30 kilómetros y están situadas a unos 24 kilómetros al noreste de Sarajevo. Osmanagic se considera a sí mismo arqueólogo. Un calificativo que se ha encargado de utilizar para dirigirse a sí mismo. No posee formación alguna como arqueólogo o científico, pero sí un doctorado en Ciencias Sociales. Asimismo no solo asegura haber descubierto cuatro pirámides, sino que se ha afanado por promover el turismo en la región con el foco puesto en las pirámides, que cuentan con su propia página web. Osmanagic es el propietario de una empresa de construcción afincada en Texas (EEUU), donde reside actualmente. Su tesis sostiene que tanto las pirámides mesoamericanas como las egipcias son obra de las mismas personas que construyeron las cuatro pirámides de Bosnia Herzegovina y que el complejo piramidal podría ser, según sus palabras, "la madre de todas las pirámides". El arqueólogo inició en el 2006 su plan para restaurar la cima de la que llamo pirámide del Sol. Asegura que es la más importante de las cuatro y que mide 360 metros de altura, mas que las pirámides de la Luna, la del Amor y la de la Tierra, nombres con los que decidió bautizarlas. La campaña de propaganda de Osmanagic había comenzado incluso antes de que lo hiciesen las excavaciones. Y no sin éxito. El Gobierno bosnio le proporcionó entonces los fondos necesarios para seguir con los trabajos de excavación en la región de Visoko. El empresario y arqueólogo aseguraba que, con el paso de los siglos, algunas de las pirámides habían perdido su forma y que la maleza no permitía apreciar su geometría, por lo que era necesario desenterrarlas. La decisión del Gobierno bosnio levantó ampollas en la Asociación Europea de Arqueólogos, que se vio obligada, en el 2006, a redactar un manifiesto en contra de la atrevida decisión del Gobierno. "Nosotros, los arqueólogos profesionales de todas partes de Europa abajo firmantes, deseamos expresar nuestra más rotunda condena al continuo apoyo de las autoridades bosnias al proyecto 'piramidal' que se está llevando a cabo en las colinas cercanas a Visoko. Se está engañando cruelmente a un público desprevenido y no tiene cabida en el mundo de la ciencia genuina. Se están desperdiciando unos recursos que son escasos, que estarían mejor invertidos en proteger el verdadero patrimonio arqueológico y que hacen que no se preste atención a los problemas realmente acuciantes de los arqueólogos profesionales de Bosnia Herzegovina" indicaron. Con la ayuda de voluntarios, el pseudoarqueólogo asegura haber descubierto bloques de piedra bajo la superficie de las colinas. También sistemas de túneles subterráneos parecidos a los de las pirámides de Egipto. Lo cierto es que las afirmaciones de Osmanagic no las comparte ningún arqueólogo o geólogo cualificado. En el 2006, Stjepan Coric, un geólogo bosnio de la Universidad de Viena (Austria), declaraba a la revista Science que nada de lo que decía Osmanagic tenía sentido: “Las losas de piedra no son más que pedazos de sedimentos fracturados conocidos como brechas que a su vez son los restos de un lecho marino de hace siete millones de años”, explicaba entonces Coric, y añadía que los túneles no eran más que una antigua mina. “Veredicto final: no es más que una colina" afirmó. La historia resulta incluso más rocambolesca porque el propio geólogo fue invitado por Osmanagic al complejo 'piramidal'. Sin embargo, tanto el manifiesto de la comunidad arqueológica europea como la falta de apoyo científico en los planteamientos de Osmanagic no han servido para que el bosnio se detenga en su cruzada contra la razón. Con un sombrero atado a la cabeza, el empresario se ha hecho con parte de los fondos gubernamentales dedicados a yacimientos arqueológicos. De ahí que a la comunidad arqueológica bosnia no le haga ninguna gracia que la denominada pirámide del Sol siga contando con fondos estatales. En su defensa, Osmanagic asegura tener "serios argumentos científicos", todos ellos basados en las conclusiones de Amer Smailbegovic, un geofísico de la Universidad Internacional de Sarajevo. "Me percaté de que el área tenía unas características peculiares y en parte triangulares que no se ven a menudo en climas templados", dijo en el 2006 a Science. El análisis por satélite que Osmanagic le encargó a Smailbegovic revelaba que la colinas eran "algo fuera de lo normal", según las declaraciones del geofísico, y recomendó al bosnio "buscarse a un arqueólogo y a un geólogo para que comprobasen la zona". Los siguientes pasos de Osmanagic los supo el profesor por los periódicos, que afirmaban con toda rotundidad que "las imágenes por satélite confirmaban que Osmanagic había descubierto pirámides en Bosnia". Pero las colinas de Visoko resultaron esconder más secretos: enormes piedras esféricas. Si bien lo dicho hasta ahora por el pseudoarqueólogo no ha dejado de ponerse en duda, nadie ha conseguido desvelar el origen de estas descomunales esferas. Según Osmanagic, la más grande pesa más de 30 toneladas. "Los materiales de la roca todavía no han sido analizados, pero sus colores - marrón y rojizo - revelan un alto contenido en hierro", asegura. En una entrevista a la BBC, el empresario afincado en Texas explica que la mayoría de las piedras esféricas están ubicadas cerca de la ciudad de Zavidovici, y que solía haber "unas 80" en la década de 1930. "Pero la mayoría fueron destruidas en los años 70 porque los rumores decían que ocultaban oro en su interior. La naturaleza no ha podido darles esa forma esférica”, insistió. A catorce años del descubrimiento de Osmanagic, el bosnio continúa excavando el lugar. Cuenta con un equipo de personas al que paga de su bolsillo y con un grupo de voluntarios, mientras en las calles de Visoko se pueden encontrar tiendas de promoción comercial de las pirámides, como camisetas y gorras. Organiza seminarios, charlas, debates donde explica sus hallazgos. Y todo bajo la mirada incrédula de la comunidad arqueológica.

viernes, 5 de julio de 2019

TROY – MYTH AND REALITY: El Museo Británico descifra los grandes misterios de Troya

Se trata de la mayor exposición que se realizará en noviembre en el Museo Británico, y se producirá luego de que se rechazara una oferta para adquirirlas al arqueólogo alemán Heinrich Schliemann hace casi 150 años, por lo que terminaron en Berlín. En una conferencia de prensa, la co-curadora de la muestra Desleí Fitton dijo que el Museo Británico finalmente busca compensar esta pérdida, con una ambiciosa exposición que tratará sobre las excavaciones realizadas por Schliemann en Troya, ubicada en la actual Turquía, al sur de Constantinopla (Estambul). Según la mitología griega, registrado en la Ilíada de Homero, este fue el lugar donde se libro una larga e infructuosa guerra contra los troyanos por parte de los griegos, los cuales solo mediante una artimaña pudieron llegar a tomar y destruir la ciudad. La muestra - que consta de 300 piezas - no solo presentará los hallazgos arqueológicos realizados en Troya, excavados principalmente entre 1870-90, sino que también examinará cómo se ha interpretado el mito homérico en los últimos siglos y en nuestros tiempos. Junto con 100 valiosos objetos procedentes del Pergamon Museum de Berlín, habrá 200 más de la propia colección del Museo Británico y otras fuentes, incluyendo el Museo Ashmolean de Oxford y el Museo Nacional de Dinamarca, en Copenhague. Como sabéis, Schliemann originalmente quería que sus hallazgos terminaran en el Reino Unido y se acercó al Museo Británico en la década de 1870, ofreciendo venderles toda su colección, incluyendo el famoso Tesoro de Priamo (Priam's Treasure), por £ 50,000 de ese entonces (aproximadamente £ 5m al día de hoy). Pero tanto los fideicomisarios del museo como el Primer Ministro consideraron que era demasiado caro. La siguiente oferta que les hizo para interesarlos fue un préstamo. Sin embargo, como por esos tiempos el Museo Británico rara vez montaba exposiciones temporales, no aceptó su propuesta. Entonces Schliemann se lo ofreció al South Kensington Museum (hoy el Victoria and Albert Museum) en 1877, que exhibió la colección durante tres años. Al ver frustrados sus deseos, Schliemann decidió donarlo en 1880 al Pergamon Museum de Berlin, donde fueron exhibidos desde entonces. Sin embargo, en 1945 parte de la colección cambio de manos cuando a finales de la II Guerra Mundial, los invasores rusos tomaron Berlín y saquearon la capital del III Reich, llevándose entre la multitud de objetos robados, el Tesoro de Priamo, tan famoso como el Oro de Tutankhamon, que termino en Moscú. Ahora se encuentra en el Museo Pushkin considerado como ‘botín de guerra’ y Rusia ha rechazado numerosas solicitudes alemanas para devolverlos. Por lo tanto, la exposición en el Museo Británico no podrá contar con dichos tesoros. Teniendo en cuenta además el tenso estado de las relaciones culturales germano-rusas sobre las restituciones, no se ha solicitado ningún préstamo al Pushkin. Entre las obras que se exhibirán en la exposición, destaca un ánfora de figuras negras atenienses que data de 530 a. C., que muestra a Aquiles matando a Penthesilea - la reina de las Amazonas - en el momento en que se enamora de ella. Otra será una exquisita copa de plata romana, datada en el siglo I d.C. y encontrada en una antiquísima tumba en Dinamarca, que muestra el momento en que el rey Priamo besa las manos de Aquiles, que acababa de matar a su hijo Héctor. Otro objeto que llama poderosamente la atención, es la tapa de un sarcófago romano con un caballo de madera con ruedas - procedente del Museo Ashmolean - que representa al famoso Caballo de Troya, cuyas representaciones son bastante raras en el arte antiguo, el cual lleva un casco y esconde a unos guerreros griegos en su interior. Un préstamo llamativo para la exposición es la escultura de mármol de Filippo Albacini (1777 1858), titulada La muerte de Aquiles, cedida por Chatsworth House. Al ser el mas conocido de los guerreros griegos, era también un despiadado asesino y que murió a manos del príncipe Paris durante la caída de la ciudad al introducirse una flecha en el talón, la única parte de su cuerpo que no había sido protegida por los dioses. De esta manera, la exposición cruzará la línea entre el mito y la realidad que ha fascinado desde los antiguos griegos y romanos hasta nuestros días. Gracias de Schliemann, Troya sigue presente, sobre todo porque ofrece la esperanza de descubrir la verdad histórica detrás del mito antiguo, como lo demuestran las muchas y emocionantes reinvenciones contemporáneas realizadas luego de milenios de ocurrido, demostrando que la historia de Troya no ha perdido ninguna relevancia. Esta exposición - que estará abierta desde el 21 de noviembre del 2019 hasta el 8 de marzo del 2020 - permitirá a los visitantes conocer a los personajes, sumergirse en la arqueología de Troya y descubrir el mito y la realidad de Troya por sí mismos.
actualidad cultural
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