SONIDOS DEL MUNDO

viernes, 31 de enero de 2014

MARAVILLAS DE LA ANTIGÜEDAD: La Estatua de Zeus en Olimpia

El siguiente de nuestra lista es la estatua de Zeus, considerado en la mitología griega como el padre de los dioses y conocido por los romanos con el nombre de Júpiter. Fue una escultura crisoelefantina elaborada por el famoso escultor clásico Fidias sobre el 432 a. C., en Olimpia, Grecia, y formo parte de las Siete Maravillas del Mundo Antiguo. La estatua ocupaba la totalidad del ancho del pasillo del templo construido para albergarla. De acuerdo con una fuente contemporánea medía aproximadamente doce metros de alto. Zeus fue esculpido en marfil (o modelado, pues en la realización el marfil se remojaba en un líquido que lo hacía más maleable). Según Pausanias, Zeus aparecía sentado en un trono con el torso desnudo y el manto en torno a las piernas, llevaba la cabeza coronada de olivo y la mirada, dirigida hacia abajo le confería aspecto paternal. En la mano izquierda sostenía una estatua de Niké (la diosa alada de la victoria) y en la derecha el cetro rematado por un águila; el manto estaba adornado de lirios y las sandalias eran de oro. El trono era en sí mismo una obra de arte, hecho a base de marfil, ébano, oro y piedras preciosas; el respaldo, los brazos, las patas y los travesaños entre ellas iban labrados y decorados con relieves posteriormente copiados y reproducidos por separado, como en el caso de la escultura Atenea Partenos, que custodiaba el Partenón. Especial repercusión tuvo el relieve con la matanza de los hijos de Níobe, esculpido en el travesaño de las patas delanteras del trono. Al igual que había hecho en Atenas, para decorar el basamento de la estatua de Zeus Fidias eligió el tema del nacimiento de una divinidad, en este caso Afrodita, y lo trata de nuevo como un acontecimiento de orden cósmico presenciado por dioses olímpicos y divinidades astrales. Pausanias dice que se veía a Afrodita, que emergía del mar y era acogida por Eros. Las únicas reproducciones conocidas del Zeus de Olimpia que nos dan una idea de cómo era la estatua, nos las dan las medallas conmemorativas, acuñadas en Elis en época de Adriano, en una de cuyas caras aparece Zeus entronizado y en la otra el detalle de la cabeza. Pese a la representación de perfil y al formato reducido, los aspectos esenciales coinciden con la descripción de Pausanias, de donde viene el interés especial de la reproducción de la cabeza con su noble porte y su peinado de rizos que cuelgan a ambos lados. Según las fuentes literarias más confiables, el aspecto más deslumbrante del Zeus de Olimpia era el religioso, ya que, como resume Quintiliano, Fidias había logrado añadir algo nuevo a la religión tradicional porque, hasta entonces, cada cual había tenido una idea de Zeus hasta que Fidias fijó la idea de lo que el dios debiera ser. Si bien el final de la estatua es motivo de discusión, el rastro de la misma se pierde en el siglo V de nuestra era, cuando durante el reinado del emperador Teodosio II, fanáticos cristianos incendiaron el templo y la estatua fue destruida. Sin embargo, algunos afirman que sobrevivió y que fue rescatada por un coleccionista de Constantinopla, mientras que otros dicen que la estatua fue destruida en los terremotos que pusieron fin al templo en el siglo VI. Sea como fuere, en 1820, una expedición de arqueólogos franceses descubrió el templo. Estas excavaciones fueron continuadas por una expedición alemana entre 1875 y 1881, durante la cual se confeccionó un plano de los edificios. Si bien muchas otras excavaciones se han hecho en el lugar, no se han encontrado rastros de la estatua, lo que acrecienta el misterio de su desaparición.
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