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viernes, 8 de julio de 2022

PATRIMONIO MUNDIAL: Los túmulos funerarios de Dilmun (Bahréin)

La pequeña nación insular de Bahréin ubicada en el Golfo Pérsico alberga uno de los cementerios más antiguos y grandes del mundo, que se remonta a la civilización Dilmun con más de 4.000 años de antigüedad y que fue una de las naciones mercantiles más antiguas de la parte oriental de la Península Arábiga, ocupando un lugar importante en la mitología de Mesopotamia, figurando en la Epopeya de Gilgamesh, que durante mucho tiempo se ha considerado como la primera gran obra de la literatura. Se cree que Dilmun es la residencia del inmortal Ut-napishtim a quien Gilgamesh persigue en busca del secreto de la inmortalidad. Dilmun también fue mencionado en la saga de Enki y Ninhursag donde fue retratado como un paraíso terrenal y una tierra de pureza: “En Dilmun el cuervo aún no graznaba, la perdiz no cacareaba. El león no mataba, el lobo no se llevaba corderos, el perro no había aprendido a acurrucar a los niños, el cerdo no había aprendido que el grano debía comerse”. Debido a su posición estratégica en el Golfo Pérsico, Dilmun se convirtió en un centro de comercio que unía el Medio Oriente y el sur de Asia. Esto otorgó a la región en ese momento una prominencia económica que condujo al crecimiento de la población y a un sofisticado y diverso tejido social. El cementerio comprende unos 170.000 túmulos funerarios antiguos construidos originalmente como torres bajas cilíndricas durante un período de 450 años entre 2.200 y 1.750 a.C. Los montículos prehistóricos reflejan la tradición funeraria y la arquitectura de la temprana cultura de Dilmun, y aunque tal vez no sean tan llamativos estéticamente como los numerosos rascacielos de Bahréin o incluso sus muchos otros sitios antiguos como Qal'at Al-Bahrain o el Fuerte de Riffa, el notable número y escala de estos montículos presta al reino un paisaje distintivo y un lugar único que ostenta algunos de los patrimonios culturales más perdurables del mundo antiguo. Los montículos se extienden a lo largo de 30 kilómetros cuadrados en la isla principal de Bahréin, lo que equivale al 5% de su superficie total, y varían en tamaño. Los montículos más antiguos y más grandes son las "Tumbas Reales", construidas como torres sepulcrales de dos pisos que miden hasta 15 metros de altura y 45 metros de diámetro. Las tumbas reales se caracterizan por elaboradas cámaras funerarias con objetos y artefactos de valor, en contraste con muchos de los montículos más pequeños, formados en su mayoría por cámaras vacías. Los montículos se han visto constantemente amenazados por las crecientes presiones del desarrollo residencial y de infraestructura, en particular debido al pequeño tamaño de la isla y a su alta densidad de población. De hecho, muchos de los montículos han sido demolidos para dar paso a la construcción de calzadas y nuevas urbanizaciones, y los que aún quedan, se encuentran acorralados entre decenas de coquetas villas que han sido erigidas literalmente sobre el espacio funerario. A ello debemos agregar que los intentos de proteger los túmulos se han topado con la férrea oposición de los fundamentalistas religiosos que los consideran “antiislámicos” y han pedido que se los rellene de hormigón para construir viviendas encima. Al respecto, durante un debate parlamentario el 17 de julio del 2005, el líder del partido chiita al Asalah, Sheikh Adel Mouwda, dijo: “La vivienda para los vivos es mejor que las tumbas para los muertos. Debemos estar orgullosos de nuestras raíces islámicas y no de alguna civilización antigua de otro lugar y época, que solo nos ha dado un frasco aquí y un hueso allá” aseveró, dando una muestra palpable de la ignorancia y fanatismo de los musulmanes, para quienes lo que no es islámico, merece ser destruido. A pesar de haber sido declarados como Patrimonio Mundial de la Humanidad por la Unesco en un intento por salvarlos, su futuro sigue siendo incierto. “Las grúas y excavadoras continúan trabajando día y noche destrozando los túmulos de Aali y Saar entre otros lugares para dar paso a lujosas villas y edificios de varios pisos. Es muy triste ver como nuestra historia se evapora a manos de los VIP y al menos que las autoridades adopten alguna medida real, creo que podemos decir adiós al reconocimiento (de la Unesco)”, manifestó recientemente Yousif Al Boori, un concejal de la zona norte del país. Lamentablemente, la desaparición paulatina de los túmulos de Dilmun es tan sólo un reflejo de la primacía que ha conseguido el desarrollo vertiginoso que se registra en el Golfo frente a los defensores de la preservación de un legado aplastado poco a poco bajo el peso de una visión absurdamente “futurista”.
actualidad cultural
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