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viernes, 5 de junio de 2020

LA TABLILLA DE GILGAMESH: ¿El final de una larga odisea?

Robada del Museo de Mosul durante la Guerra del Golfo y tras sus ajetreados 3.500 años de vida, la tablilla de Gilgamesh ha acabado en un almacén del gobierno estadounidense en el barrio de Queens de Nueva York, a la espera de que un juez de Washington decida si puede volver, por fin, al lugar donde se la creó, que entonces era Babilonia y hoy es Irak. En efecto, en una demanda presentada el 18 de mayo, el ministerio fiscal norteamericano alega que varios comerciantes de antigüedades ocultaron el origen real de esta tablilla, que fue objeto de contrabando antes de su última venta registrada, por importe de 1,5 millones de euros y para ser expuesta en el Museo de la Biblia en Washington. La tablilla en sí es todo un tesoro arqueológico, histórico y literario. Mide unos 15 centímetros de largo y 12 de ancho, una de las mayores que sobreviven de su época. De hecho, quedan apenas una treintena de fragmentos similares del poema épico de Gilgamesh tallados durante el periodo babilonio antiguo o medio, y los demás son más pequeños que el de este ejemplo. El cuneiforme que contiene esta tablilla es claro y fácil de leer para los expertos, y narra una conversación entre la prostituta Shamhat con el salvaje Enkidu, en la que le revela unos sueños que ha tenido Gilgamesh, el héroe de la mitología mesopotámica. Se la conoce por ello como la Tablilla del Sueño de Gilgamesh. La policía federal norteamericana requisó la tableta del Museo de la Biblia en Washington el 24 de septiembre del 2019 y la entregó a la agencia de Aduanas del gobierno, que la tiene bajo su custodia. En 2014 la había adquirido en una venta privada con un precio de cierre de 1,5 millones de euros la cadena de tiendas Hobby Lobby, cuyos dueños, la familia Green, impulsaron y financiaron el Museo de la Biblia. Esa familia y esa cadena de tiendas ya se han visto obligadas a devolver miles de antigüedades a Irak por haber sido fruto del expolio del patrimonio artístico de ese país. En el 2017, Hobby Lobby tuvo que pagar una multa de 2,7 millones de euros por contrabando. La demanda presentada narra el periplo de la tablilla desde que en el 2001 un comprador estadounidense la vio en el suelo del apartamento de Londres de un comerciante de antigüedades jordano llamado Ghassan Rihani, quien murió a los pocos meses de la visita. En el 2003, sus descendientes, que decían no saber su origen, la vendieron a un coleccionista dentro de un lote mucho más amplio por el que cobraron unos 50.000 euros, convencidos de que era un artefacto menor, dado que la cal incrustada en la superficie la hacía ilegible. Enviada a los EE.UU. por correo, el coleccionista la limpió y la envió para su examen a un profesor de Princeton, que certificó su antigüedad y origen. Aquel coleccionista que trajo la tablilla a los EE.UU. le vendió en el 2007 por poco menos de 50.000 euros, un precio irrisorio dado su valor real, pero sin añadir un certificado de origen, necesario para asegurar al comprador que no era un objeto de contrabando. Este comprador exigió el certificado y el coleccionista lo falsificó, según la fiscalía, inventándose que la Tablilla del Sueño de Gilgamesh fue adquirida en 1981 en una subasta de la casa Butterfield & Butterfield en San Francisco como parte de un lote del que no había registros detallados. Luego, comenzó a aparecer en todo tipo de libros y catálogos como uno de los mayores tesoros de su índole y su época, siempre como un objeto adquirido “siguiendo todas las leyes de antigüedades vigentes en EE.UU.” cuando ello no era cierto ya que era producto de un robo al patrimonio de Irak. Entre 2007 y 2014 fue cambiando de manos, hasta que la empresa Hobby Lobby la compró para el Museo de la Biblia, que abriría sus puertas en el 2017. La idea era exhibirla como parte de literatura escrita antes del periodo bíblico. Esa última adquisición fue una venta privada, pero según ha revelado Hobby Lobby en otra demanda, al vendedor le representó Christie’s. Según esa denuncia de Hobby Lobby, la célebre casa de subastas creó la falsa impresión de que la tablilla había sido introducida en los EE.UU. “con todos los permisos legales”. Tras varios años de pesquisas, la fiscalía norteamericana está convencida que es patrimonio robado a Irak introducido ilegalmente en los EE.UU. y pide su devolución definitiva a Bagdad. Según Richard P. Donoghue, fiscal de distrito en Nueva York que ha instruido la causa, “siempre que identifica patrimonio cultural saqueado, el gobierno estadounidense hace todo lo posible para devolverlo donde pertenecen, como va a hacer en este caso concreto” aseveró. "En este caso, Christie’s no cumplió con sus obligaciones minimizando la preocupación de que la procedencia había sido inventada y no facilitó esa información al comprador y debe ser sancionada por ser cómplice del delito", añadió. Es de esperar que este tesoro expoliado inicie el camino de retorno a Irak lo antes posible.
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