SONIDOS DEL MUNDO

viernes, 22 de noviembre de 2019

LA BIBLIOTECA DE ASURBANIPAL: Tesoros rescatados para la posteridad

La voluntad por abarcar el máximo conocimiento posible no es una tarea exclusiva del mundo moderno, ni siquiera comenzó en tiempos clásicos. Mucho antes de la aparición de imperios como el griego o el romano, incluso antes de los rollos de papiro, las antiguas civilizaciones ya se habían dado cuenta de la importancia de preservar y difundir su cultura y conocimientos. Ese fue el motivo del nacimiento de la Biblioteca de Asurbanipal, fundada, en el 722 antes de Cristo. El verdadero creador de la biblioteca fue el mítico rey asirio Sargón II, aunque fue su sucesor, Asurbanipal, el responsable de su posterior ampliación y relevancia, quien, según las noticias escritas que se conservan sobre su vida, mostró un gran interés por el saber y la ciencia de Mesopotamia y dio orden de buscar y confiscar todas las tablillas posibles, sobre todo en Babilonia. El rey Asurbanipal fue educado como un príncipe cuyo destino, en principio, no sería el de reinar, sino el de sacerdote o algún otro cargo importante de la corte. Educado en las artes y las ciencias, fue un rey guerrero y culto. Las tablillas conservadas en la real biblioteca, llevaban su sello de propiedad, es decir una especie de ex libris, que contenían el siguiente texto: “Yo Asurbanipal, rey del mundo, rey de Asiria, a quien Nabu, y a su esposa han otorgado aguda comprensión y clarividencia para captar la brillante esencia de la escritura, que ninguno de los reyes que me precedieron jamás comprendió, escribí en las tablillas la sabiduría de Nabu, la pericia de los signos cuneiformes en toda su extensión, y los comprobé y colacione. Los deposite para la posteridad en la biblioteca del templo de mi señor Nabu, el gran señor, que se encuentra en Nínive para acompañarme, para guardar mi alma y protegerme de la enfermedad, y para mantener firme el fundamento de mi trono real. Oh Nabu, contempla con satisfacción y bendice mi realeza. Cuando acuda a ti, atiéndeme. Si paseo por tu templo, no dejes de guardar mis pasos. Y si este trabajo es depositado en tu templo y colocado ante ti, contémplalo y recuérdame con favor." Los asirios usaban la escritura cuneiforme, y consideraban que el mejor soporte para conservar la información era la tablilla de arcilla, hecha de la mejor calidad. La Biblioteca de Asurbanipal gozó de gran fama y renombre dentro de los grandes imperios de la antigüedad, y se calcula que pudo llegar a albergar más de 22.000 tablillas en las cuales se trataban los más diversos temas, desde tratados de lingüística a textos sobre matemáticas y astronomía; la religión también era importante, así como la ciencia y un apartado dedicado a la magia. La historia y la literatura eran dos temas que se solapaban en este periodo mítico, como bien demuestra una de las piezas más famosas de esta biblioteca, el Poema de Gilgamesh, que está considerada como una de las obras más antiguas de la literatura universal y que fue encontrada en los restos del edificio. Lamentablemente, la biblioteca -que se encontraba dentro del palacio de Senaquerib - fue arrasado por los babilonios en el 612 antes de Cristo tras la conquista de Nínive, quienes destruyeron gran parte de su contenido. En el siglo XIX, y gracias al trabajo de los arqueólogos, se encontró este asombroso lugar. En 1847, Austen Henry Layard, un joven viajero con vocación de arqueólogo, descubrió bajo un montículo de la ciudad antigua de Nínive las ruinas del palacio de Senaquerib, entre las que se encontraba la biblioteca de Asurbanipal. Los ladrillos encontrados fueron depositados en el Museo Británico. Por otra parte, el arqueólogo Henry Rawlinson encontró una inscripción en la roca de Behistún con un texto políglota de la época del rey persa Darío en persa antiguo, elamita y babilonio. Fue un hallazgo tan importante como el de la piedra de Rosetta ya que su estudio sirvió para poder traducir e interpretar la escritura cuneiforme de los textos de las tablillas de la biblioteca, develando los secretos de una cultura que, hasta aquel momento permanecía en la oscuridad. Actualmente, un equipo de académicos y arqueólogos iraquíes trabajan en un proyecto para restaurar la antigua biblioteca. Para esta empresa pidieron la colaboración del museo Británico (donde están depositadas las antiguas tablillas) para hacer unas réplicas de las mismas. El Museo acepto colaborar con ello, pero existen grandes obstáculos para llevarlo a cabo, especialmente de tipo económico. Por ese motivo, los arqueólogos esperan que la UNESCO les ayude a financiar el proyecto.
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