SONIDOS DEL MUNDO
viernes, 14 de febrero de 2025
GAZA: ¿“La Riviera del Medio Oriente”?
Se trata sin lugar a dudas de otro afiebrado proyecto de Donald Trump, de querer convertir la atiborrada Franja de Gaza (la mayor cárcel a cielo abierto del mundo donde miles de palestinos agonizan de hambre y sed, quienes se encuentran a merced de la bestia sionista que los asesinan sin piedad ante la indiferencia y complicidad del “mundo libre”) en un balneario de lujo al igual del que existe en Francia, con hoteles cinco estrellas, clubes náuticos, casinos, rascacielos, islas artificiales y vastas extensiones de playas para uso y disfrute de una exclusiva clientela llegada desde Europa y los EE.UU… con la salvedad de querer construirla sobre un mar de cadáveres: "EEUU se hará cargo de la Franja de Gaza (...) Lo poseeremos y seremos responsables de desmantelar todas las bombas peligrosas sin detonar y otras armas que haya en el lugar, nivelar el lugar y deshacernos de los edificios destruidos, crear un desarrollo económico que proporcione una cantidad ilimitada de empleos y viviendas para la gente de la zona, hacer un trabajo real, hacer algo diferente", pronunciaba en una rueda de prensa junto al Criminal de Guerra Benjamín Netanyahu, quien lo visito recientemente en la Casa Blanca. “Tras reasentar permanentemente a los palestinos en otros países donde vivirán felices, apostaría por construir resort en la Franja de Gaza. No quiero ser un gracioso ni un listillo, pero la Riviera de Oriente Medio... Esto podría ser tan magnífico", afirmó Trump en rueda de prensa junto al primer ministro israelí. La idea de reconstruir Gaza y convertirla en una 'Riviera' del Mediterráneo ya la defendía el yerno de Trump, el judío Jared Kushner. Los gobiernos árabes y varios de sus aliados occidentales esta idea han rechazado por tratarse de una nueva 'Nakba' en alusión al desplazamiento forzoso de los palestinos en 1948 con la creación de la entidad sionista en suelo palestino. Como era de esperar, Hamás ha dicho que no permitirá que se cumplan los planes anunciados por Trump y calificó su propuesta de "racista". "El pueblo (palestino) que se ha mantenido firme durante los de guerra frente a la máquina militar más poderosa y el Ejército más criminal como es el sionista, y que frustró el intento de desplazarlo, seguirá apegado a su tierra y no aceptará ese plan sin importar el coste", aseguró en un comunicado el portavoz de Hamás, Abdul Latif al Qanou. "La posición racista estadounidense es coherente con la posición de la extrema derecha israelí de exterminar a nuestro pueblo mediante una limpieza étnica y liquidar su causa, pero no lo conseguirán", añadió Qanou, quien hizo un llamado a la comunidad internacional para que apoyen el derecho a la autodeterminación de los palestinos frente a la brutal ocupación israelí. Lo que Trump propone no es una solución a la crisis humanitaria en Gaza. Es la culminación de un proceso de desposesión y desplazamiento que lleva décadas en marcha. Lo que se pretende no es reconstruir el territorio para la población palestina, sino reconstruirlo sin ella. Las personas que viven en Gaza no necesitan una “Riviera” construida sobre sus ruinas y las tumbas de sus muertos, sino recuperar su territorio, ocupado ilegalmente por Israel desde 1948. Sin embargo, las declaraciones de Trump dejan en evidencia un hecho innegable: incluso quienes apoyan a Israel reconocen que las condiciones de vida en Gaza son inhumanas. Y no por accidente, sino por la consecuencia directa del asedio, bombardeos y políticas de ocupación que constituyen un genocidio contra la población palestina. La destrucción de Gaza responde a una estrategia deliberada que ha convertido el territorio en un lugar inhabitable. Ahora, en lugar de permitir que la población civil reconstruya su hogar, se plantea su deportación forzada - “voluntaria” le llaman ahora - algo que es considerado un crimen de guerra por el derecho internacional humanitario. Pero cabe precisar que esta idea de convertir la Franja de Gaza en un resort no es nueva, sino que es parte de un proyecto futurista denominado Gaza 2035 que se empezó a gestar en el 2017 por Netanyahu y que con el regreso de Trump al poder, busca convertirla en realidad, así tenga que matar a todos los palestinos de Gaza y conectarla con Neom, la gran ciudad que Arabia Saudita está construyendo en medio del desierto, por lo que es preciso "reubicar permanentemente" a los palestinos de la Franja en Jordania y Egipto. En efecto, la idea de expulsar a sus habitantes, los palestinos, y reinventar sus 365 km², existe desde hace tiempo. La ilustración que acompaña esta noticia lo deja claro. Playas, rascacielos, campos solares y de cultivos, plantas desalinizadoras de agua, un nuevo corredor ferroviario a lo largo de la carretera de Salah al-Din (principal autopista de la Franja que conecta la ciudad de Gaza y Rafah), plataformas petrolíferas frente a la costa y barcos mercantes. Idílico. Y rentable: se calcula que en la zona costera de la Franja hay 1.700 millones de barriles de petróleo. El objetivo, según The Jerusalem Post “sería reintegrar a Gaza en la economía regional mediante grandes inversiones económicas y en infraestructuras”. La propuesta llegaba a menos de un año de que Netanyahu presentara en la ONU su plan "Gran Israel", que planteaba la absorción de Cisjordania, Gaza y Jerusalén Este en las fronteras oficiales del Estado de Israel. En el plan "Gaza 2035" se establece "el objetivo de reconstruir Gaza para moderar su política". Es decir, se trata de garantizar prosperidad para que la población de la Franja deje de confiar en Hamás. Porque los redactores de esa propuesta político-inmobiliaria califican a Gaza de "puesto avanzado iraní" que "sabotea las cadenas de suministro emergentes" y "frustra cualquier esperanza de futuro para el pueblo palestino". El plan "Gaza 2035" propone además la construcción de la "Zona de Libre Comercio Gaza-Arish-Sderot" y es en esencia lo que ahora parece recuperar Trump desde el Despacho Oval de la Casa Blanca para sorpresa del mundo. La base es hacer tabla rasa tras la guerra con lo que ha quedado en pie y su masiva destrucción. Parte del esfuerzo consistiría en "reconstruir de la nada" y diseñar nuevas ciudades desde cero, que contarían con diseños y planificación modernos. Todo este planeamiento comenzaría con un plan económico y político en tres fases. Primera fase: Titulada Ayuda humanitaria, duraría un año. Israel crearía zonas seguras libres del control de Hamás, empezando por el norte y extendiéndose lentamente hacia el sur. Una coalición de países árabes (Arabia Saudíta, EAU, Egipto, Bahréin, Jordania y Marruecos) distribuiría y supervisaría la ayuda humanitaria en las zonas seguras. Los palestinos de Gaza gestionarían las zonas seguras bajo la supervisión de los Estados árabes; Segunda fase: Tendría lugar en los próximos 5-10 años. Se trasladaría la responsabilidad de la seguridad a Israel, mientras que la coalición árabe crearía un organismo multilateral denominado Autoridad para la Rehabilitación de Gaza (GRA) que supervisaría los esfuerzos de reconstrucción y gestionaría las finanzas de la Franja. La GRA estaría dirigida por palestinos de Gaza y asumirá la responsabilidad de gestionar las zonas seguras. Se haría en coordinación con la aplicación de una especie de "Plan Marshall" y un programa de desradicalización; Tercera fase: En el plan toma el nombre de "Autogobierno", pero Israel conservaría el derecho a actuar contra las "amenazas a la seguridad". El poder se transferiría lentamente a un gobierno local de Gaza o a un gobierno palestino unificado (junto a Cisjordania). El paso final sería que los palestinos gestionaran Gaza de forma totalmente independiente y se adhirieran a los Acuerdos de Abraham. En cualquier caso, el documento afirma que la GRA no supondría la creación de un Estado palestino y no hace referencia a un sistema de dos Estados. Eso fue al inicio, Ahora los sionistas quieren expulsarlos a la fuerza lo antes posible y el principal motivo es el económico: En el 2019, los analistas de Naciones Unidas calcularon que bajo la zona portuaria de Gaza y Cisjordania yacen más de 3.200 millones de barriles de petróleo cuyo valor se estima en miles de millones de dólares. Según la ONU, la cuenca de Levante del mar Mediterráneo puede poseer 1.700 millones de barriles, y Cisjordania, 1.500 millones. De manera más amplia, el plan consiste en impulsar e implantar en un Sinaí “libre de palestinos” megaproyectos como el que quiere ejecutar Arabia Saudita en la provincia de Tabuk. Se trata del NEOM, que, según los planes, incluiría una ecociudad lineal inteligente llamada The Line, un centro de esquí en el desierto, un complejo industrial flotante y un resort turístico de lujo. Los planos que llegaron en el 2024 a las manos de Netanyahu también prevén la creación de una zona de libre comercio que abarcaría Sderot-Gaza-El Arish: Sderot, ciudad israelí al norte de Gaza, y el puerto de El-Arish, al sur de Gaza, en la península egipcia del Sinaí. En teoría, eso permitiría a Israel, Gaza y Egipto aprovechar la ubicación, de forma cooperativa, sin palestinos obviamente. Los autores del plan consideran que con proyectos así Gaza podría funcionar como un importante puerto industrial en el Mediterráneo. Idealmente, sería el principal entrepuerto para la exportación de mercancías israelíes, pero también de petróleo saudita y otras materias primas del Golfo. Una de las ideas del plan es convertir Gaza en un centro clave para la fabricación de vehículos eléctricos. También se mencionan los yacimientos de gas recién descubiertos justo al norte de Gaza, que ayudarían a sostener la floreciente industria, y la construcción de campos de energía solar en el Sinaí junto con plantas desalinizadoras... Venga ya, soñar no cuesta nada. Solo exterminando a todos los palestinos podrían llevar a cabo sus demenciales planes ¿no os parece?
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