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viernes, 19 de abril de 2019

NOTRE DAME: La catedral que guarda entre sus muros la historia de Francia

Ubicada en Paris y considerado uno de sus monumentos más emblemáticos, la Catedral de Notre Dame se vio afectada por un devastador incendio que se inicio en la parte superior de la estructura, la cual se propagó rápidamente provocando que la torre en forma de aguja que coronaba el edificio y el techo del templo se derrumbasen. Los motivos del desastre todavía se desconocen, pero el cuerpo de bomberos dice que el fuego pudo ser causado por un cortocircuito o por los trabajos de restauración de la aguja central añadida en el siglo XIX al templo medieval, que contaba con seis millones de euros de presupuesto para unos trabajos que tenían que terminarse en el 2022. Por su parte, la fiscalía de Paris confirmó este martes que se trataría "de un accidente". El voraz incendio - que se inicio el lunes a las 18.50 hora local - avanzo con tal rapidez, y puso en peligro las emblemáticas torres que al final afortunadamente pudieron salvarse. "La estructura principal de Notre Dame ha sido salvada y preservada", anunció el funcionario, agregando "lo peor se ha evitado". Declarado patrimonio mundial en 1991, es el monumento más visitado de Francia, con 13 millones de personas al año, Notre Dame es, junto a la torre Eiffel, uno de los grandes atractivos de la ciudad y una de las obras maestras del arte gótico de todos los tiempos. Comenzó a construirse un domingo del mes de junio del año 1163, donde anteriormente se erigían las iglesias de Santa María y Saint-Etienne. La colocación de la primera piedra fue un acontecimiento extraordinario: el papa Alejandro III acudió a París para presenciarlo. Cuando en 1163 se diseñó la cubierta de Notre Dame todavía no se había inventado el arbotante, el arco volado que permite transmitir al exterior a través de los contrafuertes el empuje de las bóvedas y abrir así el muro en su altura. En 1220 se decidió cambiar la cubierta y sustituirla por otra; se construyeron arcos de doble vuelo que permitieron abrir unos ventanales muchos mayores y se construyó la flecha sobre el crucero, demolida durante la Revolución. En 1260 el Notre Dame estaba casi acabado y unas luminosas vidrieras cubrían sus inmensos ventanales; se construyeron los impactantes arbotantes de la cabecera, de 15 metros de vuelo, que le dan su aspecto tan característico. Durante los siglos XV, XVI y XVII apenas se realizaron obras pero en el XVIII sufrió terribles agresiones: se destruyeron numerosas estatuas del siglo XIII y las vidrieras de los siglos XII y XIII, que fueron sustituidas por cristaleras blancas; sólo se salvaron los tres rosetones; además fue derribado el pilar de la portada central para permitir el paso de las grandes carrozas procesionales barrocas. En 1789, tras el estallido de la Revolución, algunos parisinos se cebaron con su catedral, en la que veían el símbolo del poder y de la opresión a que la Iglesia y la monarquía habían sometido al pueblo. El templo fue asaltado y se destruyeron las 28 estatuas de la galería de reyes de la portada, creyendo que se trataba de imágenes de los de Francia cuando en realidad eran representaciones de los reyes de Judá. A comienzos del siglo XIX la catedral presentaba un aspecto deplorable. Sólo quedaba en pie la obra arquitectónica de piedra, ya que las vidrieras habían sido destruidas y las esculturas arrancadas o mutiladas; los pájaros entraban por los ventanales abiertos y construían sus nidos en el interior. En 1801 se hicieron obras de limpieza y cierre de ventanas, y Napoleón pudo coronarse en ella como emperador en 1804. El urbanista Haussman derribó las casas que la rodeaban y se contempló toda su grandiosidad desde la plaza abierta ante su fachada. En 1844, en pleno auge del romanticismo, se decidió restaurarla: los parisinos y las autoridades de la ciudad volvieron sus ojos hacia el templo. La obras se encomendaron al joven arquitecto Éugene Viollet-le-Duc, quien durante 20 años se afanó en devolver a Notre Dame su esplendor. Contrató a los mejores escultores, restauró las fachadas y repuso la galería de reyes, aunque colocó en ella a los de Francia y no a los bíblicos. Viollet-le-Duc reconstruyó elementos arquitectónicos, ordenó tallar esculturas para las portadas y las gárgolas, repuso las vidrieras y diseñó la esbelta flecha de 96 metros sobre el crucero, construida por el maestro Henri Georges, que fue precisamente la primera en arder durante el incendio. En 1871 estalló la revolución de la Comuna y de nuevo sufrió la catedral la ira de los más alterados; las sillas y bancos de madera se colocaron en una pira en el centro y se les prendió fuego. Notre Dame estuvo a punto de arder y se hubiera perdido, tal vez para siempre, de no haber sido por la rápida intervención de los parisinos, que acudieron a apagar las llamas. En 1960 las vidrieras altas fueron sustituidas por unas nuevas que se elaboraron siguiendo fórmulas y tonos de colores medievales; por último, entre 1992 y 2005 se restauró y limpió la fachada principal. Este año su icónica aguja estaba rodeada de andamios por los trabajos de restauración y precisamente allí se inicio el fuego que por poco consume el edificio por completo. Pero estamos seguros que así como resistió al paso del tiempo, las guerras y toda clase de adversidades, el Notre Dame superara los estragos del incendio ocurrido en una tarde de Pascua - ante el espanto y la incredulidad de quienes en reiteradas ocasiones paseamos por su explanada y bajo sus bóvedas - levantándose de sus cenizas cual ave fénix, un vez mas.
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