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viernes, 2 de noviembre de 2018

LOUIS-PHILIPPE ET VERSAILLES: Descubriendo al rey historiador

Por primera vez, el Palacio de Versalles dedica una gran exposición a Louis-Philippe I "El Rey de los franceses", que hizo de la residencia real un museo dedicado a todas las glorias de Francia, con pinturas y esculturas que representan a famosos héroes rememorando sus grandes victorias. Último rey de Francia (1830-1848), amante de las artes y gran apasionado por la historia, fue quien remodelo el soberbio edificio creando grandes galerías, como la Sala de la Coronación, que muestra la célebre pintura de la coronación de Napoleón I por Jacques-Louis David; el Salón de las Batallas; conmemorando victorias francesas con pinturas a gran escala; y el Salón de la Revolución de 1830, que celebró la llegada al poder del propio Louis-Philippe I. Algunas pinturas fueron traídas del Louvre, incluyendo obras que representan eventos en la historia francesa de Philippe de Champaigne, Pierre Mignard, Laurent de La Hyre, Charles Le Brun, Adam Frans van der Meulen, Nicolas de Largillière, Hyacinthe Rigaud, Jean-Antoine Houdon, Jean-Marc Nattier, Élisabeth Vigée Le Brun, Hubert Robert, Thomas Lawrence, Jacques-Louis David y Antoine-Jean Gros. Otras fueron encargadas especialmente para el museo por destacados artistas de principios del siglo XIX, incluido Eugène Delacroix, que pintó a Saint Louis en la victoria francesa sobre los británicos en la Batalla de Taillebourg en 1242. Otros pintores destacados incluyen a Horace Vernet y François Gérard. Una pintura monumental de Vernet presenta además a Louis-Philippe I con sus hijos, posando a caballo frente a las puertas del Palacio. ."Es él quien, en el siglo XIX, transformará Versalles, un Palacio para uso exclusivo de la familia real, en un museo abierto para todos", explica Catherine Pégard, directora del establecimiento. La exposición, titulada "Louis-Philippe et Versailles" y que estará abierta hasta el 3 de febrero del 2019, ofrece una descripción muy completa al gusto de Louis-Philippe I. Un largo viaje que lleva al visitante a varios ambientes del Palacio (alas norte y sur) pero también, para los más curiosos, al Trianon donde se podrá apreciar los apartamentos privados de la familia real. Las sorpresas comienzan en el ala norte de palacio en las galerías dedicadas al África, Crimen e Italia casi nunca vistas desde hace 20 años y recientemente restauradas, sorprenden por los lienzos monumentales que relatan las batallas de África, la campaña en Italia y las guerras de Crimea. En la planta baja entretanto, las salas de las Cruzadas albergan diversos episodios de su tumultuosa historia. La idea para crearlo proviene directamente de la monumental Historia de las Cruzadas de Joseph-François Michaud, (publicada entre 1812 y 1822), lo cual animó al rey a encargar una colección iconográfica de casi ciento cincuenta pinturas destinadas a ser colocadas en una excepcional decoración neogótica, donde todos sus elementos fueron diseñados a propósito. Entre los artistas encargados se encuentra Eugene Delacroix, que pintó la Entrada de los cruzados en Constantinopla (finalizada en 1840). Transferida al Louvre en 1885, la pintura fue reemplazada en Versalles por una copia. Estas salas se utilizaban para exposiciones temporales y rara vez eran visibles en su totalidad. Al visitar la opera real, llama la atención los sets del escenario que eran intercambiables a medida que se realizaba la obra. Creados bajo Louis-Philippe I, se conservan en todo su esplendor. Asimismo, la exposición nos invita a descubrir los salones dedicados al Sacro Imperio y al Consulado. Ubicadas en la planta baja del ala sur, debajo del Salón de las Batallas, se trata de un conjunto de trece salas que datan de los primeras modificaciones realizados por Louis-Philippe I en Versalles. Luego de algunas dudas, el rey eligió ilustrar las campañas militares del Directorio, el Consulado y el Imperio. Las pinturas - muchas de las cuales fueron ordenadas por el propio Napoleón - inmortalizan las campañas militares del Gran Corso. Finalmente, llegamos al Salón de las Batallas, la más importante de las galerías históricas creadas en Versalles por Louis-Philippe I. Ocupa casi todo el piso del ala sur del Palacio y está dedicado a la ilustración, en treinta pinturas, de casi quince siglos de éxitos militares franceses, desde Clovis hasta Napoleón. Con 120 metros de largo y 13 metros de ancho, se inauguró solemnemente el 10 de junio de 1837 y marca el momento culminante de la visita al Palacio. En ella se evocan todas las dinastías que reinaron sobre Francia: merovingios, carolingios, Capetos, Valois y Borbones. De una manera hábil, Louis-Philippe I estaba ansioso por agregarle las victorias de la Revolución y el Imperio. Su mensaje es simple: Francia ha estado luchando contra enemigos desde adentro y desde afuera; ahora es glorioso, pacífico y listo para entrar en una nueva era basada en la paz y la prosperidad. Es un espacio solemne, salpicado de pilares, iluminado por ventanas abovedadas y ricamente decorado con mármol. La galería también se concibe como un panteón de las glorias nacionales, ya que presenta una serie de ochenta bustos de militares muertos en batalla, así como placas de bronce con los nombres de príncipes, mariscales y almirantes que también combatieron y murieron por Francia. Para Louis-Philippe I, este museo fue creado para contribuir simbólicamente a la reconciliación de los partidarios de los diferentes regímenes que se habían sucedido en Francia desde 1789 y así fortalecer su propia legitimidad como “Rey de los franceses”, reuniéndose alrededor de la historia nacional, de la cual el nuevo soberano reclamó ser su heredero y continuador.
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