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viernes, 29 de abril de 2016

PATRIMONIO MUNDIAL: El sitio arqueológico de Al Hijr – Madain Salih (Arabia Saudita)

Petra en Jordania es, sin duda, el testimonio más importante dejado por los nabateos. Sin embargo, unos kilómetros más al sur, en Arabia Saudíta, se esconde un lugar igual de mágico, con restos arquitectónicos de la época preislámica. Este lugar se llama Madain Salih (ciudad de Saleh en árabe). Conocida en tiempos de los nabateos como Hagra se encuentra a unos 800 kilómetros al norte de Jeddah en la Provincia de Al Madinah. Después de Petra, es el segundo testimonio más importante dejado por la civilización nabatea cuyo apogeo se sitúa entre los años 100 a.C. -150 d.C. Se exige más que buena voluntad para penetrar el secreto de la antigua ciudad, sobre todo si no se reside en Arabia Saudíta. El país no otorga visados turísticos por lo que no es fácil visitar lo que fue el primer yacimiento del reino incluido en el Patrimonio Mundial de la Humanidad de la UNESCO en el 2008. Alcanzar Hagra (Madain Salih) requiere cierta preparación. Por ejemplo, un no musulmán no puede pasar por las llamadas “ciudades santas”, en este caso Medina, y debe fijarse en los carteles para coger la carretera reservada a los no musulmanes. Eso significa hacer algunos kilómetros adicionales. También, para visitarla, se debe pedir un permiso a la Saudi Commission for Tourism and Antiquities (la Comisión Saudita para el Turismo y las Antigüedades). El paisaje que recibe al visitante no decepciona: unas rocas se levantan en medio de un desierto inmenso y en función de la hora del día, se reflejan unos colores que magnifican el escenario. Allí, los nabateos construyeron una ciudad entera de piedra unos 500 años antes de Cristo. Mientras Petra, en Jordania, era la capital del reino, Hagra (Madain Salih) la segunda ciudad más importante. Querrían de esta manera, controlar las rutas mercantiles desde el Sur hacia el Norte de la Península Arábica. Tres civilizaciones vivieron en el lugar: los thamudis, los lihyanitas y los nabateos. De hecho, según el Corán, el primer asentamiento en la ciudad de Hagra data de alrededor del tercer milenio antes de Cristo durante el Reino de los Thamudis. Una leyenda cuenta que el Profeta Saleh fue enviado allí por Allah para que cambiaran de religión pero al fallar, Allah les castigó con un terremoto. Fueron los nabateos quienes dejaron esos vestigios arquitectónicos, los cuales demuestran su ingeniosidad e inteligencia. Según la costumbre, sus construcciones se dividían en tres partes: la vivienda, el templo y la habitación funeraria. Excavaron tumbas dentro de inmensos bloques de piedra en los cuales aún se puede ver la fachada con figuras talladas y la cámara mortuoria en la parte trasera donde inhumaban a los muertos. Se han contabilizado unas 131 tumbas. Se encontraron también inscripciones, probablemente thamudis que remontan al segundo milenio antes de Cristo. Están mejor conservadas que las de Petra, siendo la ciudad de Hagra (Madain Salih) menos expuesta al viento y a la erosión. También se encuentran restos de murallas, cisternas y torres repartidos sobre 13,4 kilómetros cuadrados. Según las investigaciones arqueológicas, la ciudad fue abandonada cuando los romanos desplazaron la ruta mercantil hacia el Mar Rojo. No hay evidencia de población hasta el siglo XVI, cuando los invasores otomanos construyeron allí un fuerte. Cabe destacar que éstos se quedaron hasta principios del siglo XX y aún se puede visitar lo que queda de la estación de tren Al Hijaz Railway, conocida por haber visto pasar al infame mercenario británico Lawrence de Arabia. A pesar de las dificultades para visitarla en la actualidad, Hagra (Madain Salih) constituye un testimonio excepcional de la civilización nabatea. Sus pozos y sus sepulturas monumentales, son una muestra excepcional de las realizaciones arquitectónicas de los nabateos y de su dominio de las técnicas hidráulicas.
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