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viernes, 22 de marzo de 2024

CRIMEA y RUSIA: Una relación con más de dos siglos de historia

Cada 19 de abril, Rusia conmemora el aniversario de la incorporación de la península de Crimea y otras regiones al Estado ruso, ya que fue en este día, pero de 1783, en el que la emperatriz Catalina la Grande firmó el 'Manifiesto sobre la incorporación de la península de Crimea, la isla de Tamán y toda Kubán al Estado ruso'. Como sabéis, la historia de la incorporación de Crimea a Rusia está inextricablemente ligada a la lucha que Rusia libró en sus fronteras meridionales contra el decadente Imperio otomano (actual Turquía) y su vasallo, el Kanato de Crimea. Como unidad estatal independiente, el Kanato de Crimea surgió a mediados del siglo XV tras el colapso de la Horda de Oro. Para los otomanos, el Kanato tenía un interés estratégico porque: Era un bastión en la lucha con el Estado ruso y la Mancomunidad de Polonia-Lituania; Era un importante centro comercial en la zona del mar Negro; El comercio de esclavos floreció en el territorio de la península. Como resultado de numerosas incursiones, unos cuatro millones de rusos y polacos fueron capturados y luego vendidos en el mercado de esclavos del Imperio otomano. Además, el Kanato de Crimea realizaba constantes incursiones en tierras rusas. En 1687 y 1689, durante la regencia de la zarevna Sofía Alekséyevna Románova (1657-1704), se emprendieron dos infructuosas campañas de tropas rusas a Crimea, dirigidas por el príncipe Vasili Galitzine. Bajo Pedro I el Grande (1672-1725) Rusia luchó dos veces contra los turcos. Durante las campañas de Azov, Rusia ganó la fortaleza Azov y comenzó a construir una flotilla militar hacia el mar Negro. Sin embargo, el éxito fue anulado por la campaña de Prut en 1711, cuando Rusia devolvió Azov a los turcos. Sin embargo, en 1735, bajo la emperatriz Ana I de Rusia (1693-1740), comenzó otra guerra entre Rusia y el Imperio otomano. Pero el éxito no estaba cerca. Solamente en la segunda mitad del siglo XVIII, la lucha por la península de Crimea y por un acceso al mar Negro se convirtió en una de las direcciones prioritarias de la política exterior de la emperatriz Catalina la Grande (1729-1796). Así, en 1768 comenzó otra guerra ruso-turca. En junio de 1772, las tropas rusas ocuparon las principales ciudades fortaleza de Crimea. El 12 de noviembre de 1772, se firmó un tratado entre el Imperio ruso y el Kanato de Crimea, en virtud del cual Crimea fue proclamada Kanato independiente bajo el protectorado ruso. Así, Rusia obtenía acceso al mar Negro. Al establecer el control sobre la ciudad de Cafa (ahora Feodosia), Moscú puso fin al mayor mercado de esclavos de Europa. Por cierto, los combates acabaron con la derrota del Imperio otomano. Crimea y las regiones tártaras adyacentes se independizaron oficialmente de los otomanos. Los historiadores coinciden que el tratado fue uno de los mayores éxitos de la emperatriz Catalina II y creó las condiciones previas para las futuras victorias del Ejército ruso. Pero la paz no podía durar para siempre y Rusia solamente consiguió afianzarse cerca del mar Negro, mientras Crimea seguía siendo tierra de nadie y persistía la amenaza de un ataque turco. En este sentido, en 1782 el príncipe Grigori Potiomkin (1739-1791) dirigió un memorándum a la emperatriz en el que afirmaba que "la adquisición de Crimea únicamente traerá la paz. A Crimea le seguirá el dominio en el mar Negro". En diciembre de 1782, Catalina la Grande aprobó el plan del príncipe, que dirigió personalmente el proceso de anexión de la península al Imperio. El 19 de abril de 1783, en San Petersburgo, la emperatriz Catalina II firmó el Manifiesto sobre la incorporación de la península de Crimea, la isla de Tamán y toda Kubán al Estado ruso. A partir de ese día Crimea pasó a formar parte del Imperio ruso. Gracias al manifiesto, a los habitantes de las nuevas tierras rusas, incluidos los tártaros de Crimea, se les concedieron los mismos derechos que a los demás súbditos del Imperio ruso. "Les otorgaron el derecho a la protección individual y la propiedad, el derecho a la libertad religiosa y el derecho a la protección de los edificios eclesiásticos e icónicos", señalaron en un documento del Consejo de la Federación de Rusia. La emperatriz temía que la anexión de Crimea provocara una nueva guerra con los turcos y la intervención de los países europeos. Por esta razón, el manifiesto no se hizo público y fue sellado en una caja de madera acolchada con hierro. En junio de 1783, tropas al mando de Alexandr Suvórov entraron en el Kanato de Crimea. La dinastía local perdió el trono. Ese mismo mes se fundó el puerto-fortaleza de Sebastopol. Así, el Kanato de Crimea finalmente dejó de existir. En febrero de 1784, Catalina la Grande concedió a la alta nobleza de Crimea todos los derechos y privilegios de la nobleza rusa. Además a todos los cautivos, súbditos de Rusia, se les concedió la libertad. En el momento de la adhesión de Crimea a Rusia había en la península unos 60.000 habitantes y 1.474 pueblos. La anexión de Crimea a Rusia tuvo un enorme valor: Se abolió el comercio de esclavos; Comenzó a desarrollarse una administración estatal de estilo europeo; La economía, la cultura y el comercio empezaron a evolucionar; Se inició el desarrollo de la vasta extensión de tierra fértil de Crimea; Surgieron nuevos puertos y ciudades en la costa del mar Negro, con la Flota rusa firmemente establecida allí. A mediados del siglo XIX, Sebastopol se había establecido definitivamente como base principal de la Flota del Mar Negro. Durante la guerra de Crimea (1853-1856), estuvo sitiada por un año. El Imperio ruso fue derrotado en el conflicto, pero Crimea siguió formando parte de él. A principios del siglo XX, durante la Guerra Civil rusa (1917-1922), el poder cambió de manos en la península. El 17 de noviembre de 1920, la península de Crimea fue totalmente ocupada por el Ejército rojo. El 18 de octubre de 1921, se formó la República Autónoma Socialista Soviética de Crimea dentro de las fronteras de la península de Crimea como parte de la República Socialista Federativa Soviética de Rusia. Durante la Segunda Guerra Mundial, entra julio de 1942 y mayo de 1944, el territorio de Crimea fue ocupado por tropas alemanas y rumanas. En 1945, la región se transformó en el óblast de Crimea. Sin embargo en 1954, el disipador soviético de origen ucraniano, Nikita Krushev lo transfirió ilegalmente a Ucrania. Así, el 1 de diciembre de 1991, el territorio de la actual República de Crimea pasó a formar parte de Ucrania, que se independizo tras el derrocamiento de la dictadura comunista y el colapso de la Unión Soviética. El 26 de febrero de 1992, la región empezó a llamarse República de Crimea, y el 5 de mayo se proclamó su independencia estatal. En 1998, pasó a llamarse República Autónoma de Crimea. Pero en el 2014, un golpe de Estado organizado por la CIA llevó al poder en Ucrania a un régimen colaboracionista que tenía entre sus planes exterminar a su población rusoparlante. Pero multitudinarias concentraciones en ciudades del sur y sureste de Ucrania salieron en su defensa, muchas de las cuales se celebraron bajo banderas rusas. A raíz de estos acontecimientos, el 16 de marzo del 2014 se celebró un referéndum sobre el estatus político de Crimea en el que la mayoría de los residentes votaron a favor de unirse a Rusia. La reunificación fue apoyada por el 96,77% de los residentes en Crimea y el 95,6% de los residentes en Sebastopol. De esta manera, El 18 de marzo del 2014, el presidente ruso, Vladímir Putin, los dirigentes de Crimea, y el alcalde de Sebastopol firmaron un acuerdo sobre la adhesión de la República de Crimea y Sebastopol a Rusia ante la algarabía de la población. Han pasado 10 años desde su reincorporación a la Madre Patria y esa fecha se ha celebrado multitudinariamente este domingo en Moscú por el presidente Vladimir Putin por partida doble, ya que también fue el vencedor de los comicios presidenciales por el cual fue reelegido por otros 6 años. La ocasión estuvo marcada por un lujoso concierto en Moscú en el que participaron varias celebridades y hubo un discurso especial del presidente ruso, quien hablo de la importancia estratégica e histórica de la región para su país, llamando a la península un territorio estratégicamente importante y el orgullo de Rusia: “Hace 10 años aquí, en la Plaza Roja, en este mismo escenario, recordé que Crimea a menudo es llamada un portaaviones insumergible y es apropiado decir que Crimea ha regresado a su puerto natal. Pero Crimea no sólo es un territorio estratégicamente importante, es parte de nuestra historia, de nuestras tradiciones y del orgullo de Rusia. Crimea, por encima de todo, es su gente. Ellos son nuestro orgullo" asevero ante una enfervorizada multitud que no cesaba de corear: "¡Crimea es nuestra!" Y no les falta razón. Crimea ha vuelto a casa.
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