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viernes, 13 de enero de 2023

CIUDADES PERDIDAS: Sardis

Conocida tambien como Sardes, fue una antigua ciudad de Asia Menor fundada por el rey lidio Giges (680-644 a. C.) como capital del antiguo reino de Lidia, que corresponde con la actual Sart, en la provincia turca de Manisa, en la ladera septentrional del monte Tmolo (actual Boz Dag), en el valle medio del río Pactolo (actual Gediz), que desemboca en el mar Egeo. Si bien durante el siglo VIII a. C. Lidia permaneció eclipsada por la vecina Frigia, con la llegada al poder de la Dinastía Mermnada (c. 687 a. C.) se inicia un período de expansión, el cual se plasma en el crecimiento de su capital, Sardis. Hacia el 644 a. C., invasores cimerios saquearon la ciudad pero a pesar de ello, siguió funcionando como capital de Lidia, hasta la conquista persa por Ciro el Grande, hacia el 546 a. C. Los persas dieron el nombre de Sardis a toda la satrapía (Sparda en persa). Cabe precisar que en ella comenzaba el camino real que conducía a Susa, una de las capitales del Imperio Persa. Tras ser incendiada por los jonios, apoyados por los atenienses en el 499 a. C., durante la revuelta jónica, fue el motivo que dio origen a la invasión de Grecia por Persia. Tras la conquista macedonia en el siglo IV a. C., pasó a formar parte del reino seléucida, formado tras la muerte de Alejandro Magno y la división del Imperio por sus generales. Tras la batalla de Magnesia, que enfrentó a las fuerzas seléucidas de Antíoco III contra Roma, la región pasó a formar parte del reino helenístico de Pérgamo, aliado de los romanos. Al morir el rey Átalo III de Pérgamo, dejó su reino en “herencia” a la República romana (133 a. C.), convirtiéndose en la provincia de Asia en 129 a. C. Tras ser destruida por un terremoto en el año 17 d.C. durante el gobierno de Tiberio fue reconstruida en su integridad, llegando a ser cabeza de conventus durante el Imperio romano, y capital de la provincia de Lidia durante el Imperio bizantino. Empezó a decaer tras los saqueos del rey sasánida Cosroes II (617). Además, fue perdiendo importancia al estar alejada de las más importantes rutas de comunicación bizantinas. Los turcos selyúcidas invadieron la región a finales del siglo XI, aunque si bien los bizantinos pudieron recuperarla. Los selyúcidas volvieron a asolar la zona, tomando la ciudadela de Sardis por traición en 1306. Finalmente, la ciudad sería definitivamente destruida con la invasión de Tamerlán de Asia Menor, en 1402. Actualmente Sardis es una de las zonas arqueológicas más gratificantes de Turquía, enmarcada en un medio ambiente bien conservado, convertido en un gran punto turístico. Las ruinas de la ciudad quedan divididas en dos por una carretera. La zona norte está ocupada por un camino monumental flanqueado por tiendas, un gimnasio y una sinagoga, que datan de la época de los asentamientos judíos en Sardes. Siguiendo el camino se encuentran las ruinas de un teatro helénico y un estadio. Entre los templos destaca el de Artemisa, en cuyas inmediaciones se conserva el altar, una torre de mármol de la época de Antíoco III el Grande (finales del siglo III a. C.) y ruinas de iglesias bizantinas. A cierta distancia se enclava una necrópolis, en la que destacan dos grandes túmulos antiguos. Por cierto, Sardis era una de las Siete Iglesias de Asia menor que aparece en el libro del Apocalipsis. Según las Sagradas Escrituras, la iglesia en Sardis estaba “muerta”, aunque conservase el nombre de cuando estaba viva. Esto es aplicado según los protestantes al estado espiritual de los integrantes de esas comunidades cristianas, ya que el estar “muerto bíblicamente” significa “estar o vivir en apostasía”. Sardis como sabéis, significa "los escapados" o "sobrevivientes", lo que da idea de cuál era el significado del mensaje de Juan para esa iglesia. Sin embargo, el recuerdo del nombre antiguo de la ciudad perdida no se perdió nunca: sus ruinas fueron identificadas por Ciríaco de Ancona en 1426. Cuando durante la primera mitad del siglo XVII fue descrita por el explorador y viajero francés Jean-Baptiste Tavernier aún estaban en pie, coronadas por el arquitrabe, seis columnas del gran templo de Atenea.
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