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viernes, 30 de abril de 2021

ENIGMAS DE LA HISTORIA: El jeroglífico de Abydos

Los teóricos de la conspiración siempre están buscando respuestas sobre el origen de la vida en la Tierra, y muchos de ellos afirman que anteriormente hemos sido visitados seres alienígenas quienes proporcionaron tecnología moderna a nuestros ancestros. Al respecto, una popular teoría asegura que unos jeroglíficos encontrados en el templo funerario de Seti I en Egipto, lo demuestran, pero ¿Todo esto es verdad? Cabe destacar que dichos jeroglíficos existen, pero todo lo que ahí se muestra tendría una explicación bastante lógica. Este jeroglífico supuestamente representaría un helicóptero moderno, junto a otras imágenes que recordarían la forma de un submarino, un avión, un zeppelín o un OVNI, según distintas interpretaciones. Dicho hallazgo ha despertado la curiosidad de los ufólogos, los esoteristas y los creyentes en la teoría de los antiguos astronautas, quienes piensan haber encontrado en Abydos una prueba más de la existencia de alta tecnología en las civilizaciones antiguas, posiblemente facilitada por los extraterrestres. No obstante, científicos y egiptólogos coinciden en que se trata de un efecto pareidólico (es cuando un objeto es percibido erróneamente como una forma reconocible) debido, en primera instancia, al deliberado retoque de las imágenes que se muestran en los medios y, en segunda, a que las caprichosas formas de los jeroglíficos son producto de un palimpsesto, es decir, de un re-grabado que, con el paso de los siglos, se hizo evidente gracias a la erosión, uniendo dos escritos diferentes en una sola imagen. La costumbre de reaprovechar documentos para reescribirlos se hizo bastante frecuente en la Edad Media, a partir del siglo VII d.C., debido a las dificultades que experimentó la importación de papiro egipcio y lo escasa -por tanto cara -que resultaba su alternativa, el pergamino. Como el papel todavía no había llegado a Europa, se recurrió a raspar la tinta de viejos libros manuscritos -faltaban ocho siglos para que Guttemberg inventase la imprenta- y tener así hojas en blanco. A esos volúmenes se los denomina palimpsestos pero, por extensión el término puede aplicarse a otros formatos como la arquitectura o la escultura. De hecho, era casi una tradición en el antiguo Egipto que los faraones aprovechasen templos, tumbas, sarcófagos e incluso estatuas de predecesores, cambiándoles el nombre para poner el suyo. A veces era una versión sibilina y descarada de la damnatio memoriae, pero otras simplemente se terminaba lo empezado por otro, adaptándolo al nombre del que lo concluyó. Hay muchos ejemplos, siendo sin duda Ramsés II el mayor usurpador artístico que ha existido. Él era hijo de Seti I y cuando el padre falleció sin llegar a terminar el Memnonium (el templo funerario, llamado así por el nombre de coronación del faraón, Men-Maât-Rê), su vástago y sucesor se encargó de ello. Se trata de un complejo estructurado sobre terrazas para salvar el desnivel del terreno, con planta en forma de L invertida, al que Ramsés II añadió dos patios hípetros porticados - el primero con jardín - y un enorme pilono del que apenas quedan restos. El templo, que estaba dedicado a siete dioses (Ptah, Osiris, Amón-Ra, Isis, Horus, Ra-Harajty y el propio faraón), contaba con otras tantas puertas y capillas, habiendo sido excavado y estudiado en el siglo XX por Dorothy Eady. La parte del complejo que nos interesa aquí es la primera sala hipóstila, donde en 1987 la caída de una capa de yeso de un arquitrabe sorprendió a un matrimonio estadounidense, dejando al descubierto los jeroglíficos. Los turistas se llamaban Ruth McKinley-Hover y su esposo Harry, aunque la que alcanzaría la fama sería ella. No era egiptóloga sino una trabajadora social y psicoterapeuta que además, vaya por dios también tenía una gran afición al esoterismo y los OVNIS. De hecho, su especialidad era el tratamiento a base de terapia de grupo de personas que aseguraban haber sido abducidas por extraterrestres. Como podéis imaginar, en Abydos encontró un filón que explotaría el resto de su vida (falleció en el 2012). Si los antiguos egipcios hubieran tenido helicópteros, submarinos y aviones, uno esperaría encontrar alguna evidencia de esto en los descubrimientos realizados en ese país. Este tipo de maquinaria tan grande requiere una gran cantidad de componentes (incluyendo combustible, piezas, fábricas, etc.) pero no hay rastro de tal en todo Egipto. La literatura egipcia también carece de cualquier alusión a que hayan tenido estos objetos, y mucho menos mención pasajera, de aviones avanzados. Pero entonces ¿qué significarían los jeroglíficos? Se cree que la inscripción que se halla superpuesta, fue modificada por el hijo de Seti I, Ramses II, quien retoco la inscripción original que decía “El que rechaza a los nueve [enemigos de Egipto]” mientras que Ramsés, una vez retocada la inscripción y aplicando yeso, lo hace aparecer como “El que protege a Egipto y derrota a los países extranjeros” Ése es la parte que se cayó, dejando visible la inscripción original. Si bien hay quienes están firmemente convencidos de su origen extraterrestre, lo cierto es que la explicación dada no dejara satisfechos a todos.
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