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viernes, 18 de octubre de 2024

WAR RUGS/ AFGHANISTAN´S KNOTTED HISTORY: Mostrando su enmarañada historia a través de sus alfombras en el Museo Británico

Como sabéis, Afganistán siempre ha sido un punto de conexión para diferentes culturas, pero también un territorio de importancia estratégica por el que lucharon dinastías e imperios. Cuando el 24 de diciembre de 1979, las tropas soviéticas cruzaron la frontera hacia Afganistán, se dio inicio a una prolongada guerra que duró diez años. A medida que el país se transformaba a causa del conflicto, los tejedores afganos comenzaron a incluir imágenes de la guerra moderna en sus alfombras y tapices. Los pájaros fueron reemplazados por helicópteros militares. Las armas ocuparon el lugar de las flores. Los demonios lucharon junto a los tanques. En el 2001, cuando EE.UU. invadió el país so pretexto de “luchar contra el terrorismo” - y de la cual fue expulsada en forma vergonzosa por los Talibanes en el 2021 - se renovó esta costumbre, fusionando de esta manera las artesanías tradicionales con el registro de la historia contemporánea creando una nueva forma de arte: las alfombras de guerra afganas. Es por ello, que el Museo Británico ha decidido montar una exposición titulada War Rugs: Afghanistan´s knotted history (Las alfombras de la guerra: Mostrando la enmarañada historia de Afganistán) abierta desde el pasado 4 de octubre, donde presenta algunas de las alfombras más destacadas de su colección, junto con una selección de objetos que exploran el complejo pasado y el turbulento presente de Afganistán. Cabe precisar que el tejido de alfombras en Afganistán es una de las artesanías más antiguas e importantes del país, a la que se dedica un gran número de ciudadanos, especialmente las mujeres. Tejen a mano, un arte que se ha transmitido de generación en generación desde la antigüedad y que se conserva en Afganistán en su forma más antigua. Según las estadísticas publicadas en los últimos años, alrededor del 45% de las exportaciones de Afganistán en los últimos años fueron alfombras, por un valor de 231 millones de dólares. En la industria del tejido de alfombras en Afganistán, las mujeres tienen un papel importante: hilan lana de oveja y recolectan las plantas necesarias para dar color. Por otro lado, la terminación de cada alfombra lleva meses, y hombres y mujeres trabajan duro para completar una de ellas. En el pasado, las mujeres de ascendencia turca en el norte de Afganistán ganaron popularidad en el tejido de alfombras y consideraban propia esta profesión, pero poco a poco otros ciudadanos también se dedicaron a este trabajo. La alfombra de Afganistán se comercializa primero en las principales ciudades del país y luego es exportada a los mercados extranjeros por hombres de negocios. Si bien las mujeres de Afganistán llevan tejiendo alfombras desde hace cientos de años pero a finales de los años 70 hubo un evento que cambió su artesanía: La ocupación del país por la Unión Soviética. El mundo de las mujeres afganas de repente estaba rodeado de metralletas, granadas, tanques y soldados, empezando a retratar en las alfombras aquello que veían. Y así nacieron las alfombras de guerra. Puede sonar violento pero es realmente un género muy extraño que a día de hoy sigue existiendo. En el 2015 aparecieron los primeros drones en las alfombras de guerra y es muy chocante ver ese contraste de artesanía tradicional con elementos tecnológicos del siglo XXI pero las artesanas solo tejen una especie de diario histórico. Tanques, metralletas y drones se han colado en los motivos de las alfombras tradicionales para crear un género nuevo. Ahora las alfombras de guerra se han convertido en una de las pocas fuentes de ingresos de las mujeres afganas, y otra vez más, su conocimiento artesanal salva la economía familiar. Los tapetes producidos en respuesta a estos eventos, pueden bien constituir la más rica tradición mundial de arte bélico del siglo XX y XXI. Cabe precisar que los términos Balochi y tapete de guerra son generalizaciones asignadas al género por los comerciantes de alfombras, galerías mercantiles, coleccionistas y críticos. La característica distintiva de este tipo de alfombrilla, es su cualidad de poder transmitir las experiencias de sus fabricantes, así como también las interpretaciones de las circunstancias bélicas, políticas y sociales de la región. Las alfombras de guerra, que en un principio eran compradas por militares, periodistas y personal diplomático y humanitario que trabajaba en la región, ahora se coleccionan y exhiben en todo el mundo y siguen produciéndose hasta el día de hoy para reflejar el cambiante panorama político de Afganistán, una historia que es contada en War rugs/ Afghanistan's knotted history y que estará abierta hasta el 29 de junio del 2025.
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