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viernes, 17 de marzo de 2023

THE BAKOR MONOLITHS - ENDAGERED HERITAGE: Patrimonio en peligro de extinción en el Museo Británico

Menospreciada y relegada al olvido por los colonizadores europeos, el arte del África negra es la gran desconocida para nosotros. A excepción de Etiopia - un Imperio cristiano en un océano musulmán - que siempre llamo la atención y simpatía por su capacidad de resistencia a la amenaza islámica que nunca pudo conquistarla, la cultura e historia de aquellos pueblos animistas más allá del Sahara simplemente fueron ignorados hasta tiempos recientes, cuando nació un interés por conocerla. Con la consigna de que nunca es tarde para remediar lo hecho en el pasado, el Museo Británico con el apoyo del Asahi Shimbum Company, presenta la exposición titulada The Bakor Monoliths: Endagered heritage (Los monolitos de Bakor: Patrimonio en peligro de extinción) que va hasta el 26 de marzo y donde podremos apreciar estos monolitos que se encuentran entre las tradiciones de piedra en pie más importantes de África occidental, pero su futuro está amenazado. Conocidos por los nativos con el nombre de akwanshi, están catalogados como monumento nacional por las autoridades nigerianas y son considerados como patrimonio cultural en peligro de extinción por el Fondo Mundial de Monumentos, pero esos reconocimientos de poco le han valido, ya que los akwanshi ahora enfrentan serias amenazas ambientales, económicas y culturales para su preservación. La exposición al sol, la lluvia ácida y los incendios forestales han causado –y siguen causando – daños irreparables. A ello debemos agregar que la necesidad económica ha llevado a algunas comunidades a trasladar los akwanshi a las carreteras principales como atracciones turísticas, y muchos han terminado siendo vendidos en el mercado internacional de antigüedades. Como si ello no fuera suficiente, el cambio religioso ha llevado a los nativos - convertidos en cristianos - a abandonar los akwanshi a su suerte debido a su asociación tradicional con el poder mágico, por lo que varios de aquellos monolitos incluso terminaron siendo destruidos por los propios conversos. Para salvar los que quedan de su desaparición, desde el 2016 los equipos colaborativos nigeriano-europeos han realizado estudios digitales integrales para obtener una comprensión más detallada de los akwanshi. Los resultados han contribuido significativamente a aumentar la conciencia internacional sobre las amenazas a su supervivencia. El trabajo de la Fundación Factum con sede en España, apoyada por la Fundación Carène, ha ayudado a abogar por que los akwanshi sean designados como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Por cierto, los monolitos están construidos principalmente de basalto o piedra caliza extraídos de los ríos cercanos. Pueden tener entre 20 cm a 3 m de alto. Sus creadores realizaron tallas de rasgos faciales, barbas, marcas decorativas (probablemente indicadoras de escarificación), ombligos, etc. Cada uno distingue a un líder de un clan ancestral. Las esculturas se encuentran al norte del valle del río Cross. Se lo considera un arte único de esculturas de piedra dura. Se estima que fueron obra de los antepasados de un restringido grupo de bantúes ekoid que vivían en el norte, específicamente los nta, nselle, nnam, abanyom y akagu. Diseminadas en unos 1000 km² las esculturas se encuentran en un territorio delimitado por la margen derecha del río Cross a su altura media y el río Ewayon, confluente del Cross. En los años 1961 y 1962 un trabajo de campo de Philip Allison registró 295 piedras labradas con figuras humanas. De ellas 22 esculturas estaban en el país de los abanyom, distribuidas en tres zonas. Los abanyom tallaron principalmente sobre piedra caliza, fácil de trabajar pero menos resistente que otras rocas a las inclemencias del tiempo. La edad de los monolitos sigue siendo objeto de especulaciones, sobre todo en ausencia de una investigación arqueológica adecuada. Parece probable que la tradición se desarrolló a lo largo de varios siglos, y que gradualmente dejó de ser práctica durante el período de la influencia colonial británica. Una investigación posterior a los trabajos de Philip Allison (1961-1962), permitió detectar el robo de monolitos y su presencia en colecciones de museos internacionales, así como en varias galerías privadas y coleccionistas. Los monolitos fueron robados durante la década de 1970, tras la Guerra Civil de Biafra, y se pasaron de contrabando a través de la frontera cercana con Camerún antes de ingresar al mercado negro de antigüedades. Los estudios sobre las esculturas akwanshi de Philip Allison fueron reinterpretados luego de dos décadas por B. W. Andah y J. R. Anquandah que analizando la complejidad de las construcciones los llevó a datar la presencia de sus creadores, entre ellos los abanyom entre los siglos I y II. Según esta teoría, la construcción del complejo megalítico akwanshi podría ser el resultado de la existencia de un reino en la zona, similar al de los bini o el país yoruba. Cabe recalcar que la exhibición de los monolitos - que va hasta el 26 de este mes - es posible gracias al apoyo de The Asahi Shimbun Company, patrocinadores corporativos del Museo Británico desde hace mucho tiempo. Como sabéis, el Asahi Shimbun es un periódico líder en Japón y la empresa también ofrece un importante servicio de información a través de Internet. La compañía tiene una tradición de un siglo de apoyo filantrópico, en particular organizando exposiciones clave en Japón sobre arte, cultura e historia de todo el mundo. Además de sus exhibiciones patrocinadas, The Asahi Shimbun Company es un partidario comprometido del programa de exhibiciones itinerantes del Museo Británico en el Japón.
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