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viernes, 13 de diciembre de 2019

LA ORDEN DEL TOISON DE ORO: Distinción para quien lo merece

Es una de las órdenes de caballería más prestigiosas y antiguas de Europa, y está muy ligada a la dinastía de los Habsburgo y a las coronas de Austria y España. El actual gran maestre de la rama española es Felipe VI, rey de España, y el actual de la rama austriaca es Carlos de Habsburgo-Lorena, jefe de la Casa de Habsburgo. Llevan anexo el tratamiento de Excelencia, siempre que su titular no posea otro de mayor rango. La orden fue creada el 10 de enero de 1429 en la ciudad de Brujas (actual Bélgica) por el duque Felipe III el Bueno de Borgoña. Con este acto, el duque pretendía erigir una orden en contraposición a la Jarretera, fundada en el siglo XIV por el rey Eduardo III de Inglaterra. Como sabéis, el ducado de Borgoña era el más potente de la Francia de finales de medievo y la Orden del Toisón de Oro nacía precisamente como una oposición francesa a la insigne orden inglesa. El momento en que se crea la Orden del Toisón coincide con los años finales de la Guerra de los Cien Años que enfrentó a Francia e Inglaterra y definió la política europea durante siglos. Por ello, comprender la historia de la Orden del Toisón de Oro supone realizar un recorrido por la historia europea de los últimos 600 años, con sus luchas dinásticas y de poder. El Ducado de Borgoña fue convirtiéndose, desde los tiempos de Ricardo I en el 880 hasta la llegada de Felipe III de Borgoña en 1419, en un territorio económicamente poderoso. Felipe III intentó convertir el Ducado en un nuevo Estado situado entre Francia y el Sacro Imperio, recuperando así el antiguo reino de la Lotaringia, surgido de la herencia de Carlomagno. Felipe III, fue incorporando a su poder los condados de Flandes, Artois, los ducados de Brabante, Luxemburgo y Limburgo, junto a los feudos de Henao, Zelanda y Holanda. Por ello, Felipe III el Bueno fue llamado también Gran Duque de Occidente. Para lograr su propósito, decidió que los primeros caballeros de la orden sean nobles y magnates que el duque quería atraerse y que funcionaron como un consejo de asesores en cuestiones políticas y militares. La jefatura de la Orden del Toisón de Oro recayó en la casa imperial de los Habsburgo tras la muerte de Carlos el Temerario, hijo del duque Felipe III. Carlos tuvo una hija, María, que fue la heredera en la jefatura de la orden y del ducado de Borgoña. Sin embargo, el rey Luís XI de Francia no dejó escapar esta oportunidad para ocupar el ducado, así que María de Borgoña tuvo que casarse precipitadamente con el archiduque Maximiliano de Habsburgo (de Austria). De esta manera, el archiduque pasó a ostentar la jefatura de la Orden del Toisón de Oro por mandato de los estatutos de la propia orden. El heredero de Maximiliano fue Felipe El Hermoso. Y es en 1496 cuando la orden pasa a la Casa Real Española. En ese año, Felipe, como heredero de los Países Bajos, se caso con Juana, infanta de Castilla y Aragón, hija de los Reyes Católicos, uniendo la monarquía española con la austriaca, creando un poderoso imperio que ponía límites a las ansias expansionistas de Francia y de Inglaterra. Felipe y Juana concibieron un hijo, Carlos, que pronto sería reconocido como caballero de la Orden y que fue el futuro rey Carlos I de España. La inesperada muerte de Felipe el Hermoso y los problemas mentales de Juana hicieron que Maximiliano de Habsburgo recuperase la jefatura de la orden, debido a que Carlos sólo contaba con 6 años de edad. Entretanto, Fernando de Aragón quedó en la península como regente hasta la coronación de Carlos, ya que no podía ser el rey titular. De esta manera, con Carlos I como primer rey de la casa Austriaca en España, y unificador en su persona de la monarquía castellana y aragonesa, la Orden del Toisón recae nuevamente en la Corona española. Así se llega hasta el rey Carlos II, conocido como El Hechizado, que en 1700 muere sin descendencia y en su testamento ‘instituye’ a Felipe de Anjou, de la casa de Borbón, como heredero al trono de España. La posterior Guerra de Sucesión con la casa de Habsburgo confirma este deseo del monarca fallecido, que también significa el paso de la jefatura de la Orden del Toisón de Oro a la rama borbónica, que es la que actualmente reina en España de la mano de Felipe VI. Por su parte, a partir de 1711 Carlos de Austria pasó a ser Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico y otorgó toisones por su cuenta, naciendo así la rama austriaca de la orden, separada de la española. En 1725 Felipe V y Carlos VI firmaron el Tratado de Cambray por el que, aunque Felipe V no renunció al maestrazgo, se permitió al emperador usar los títulos adquiridos de forma vitalicia, para no despojarlo de sus dignidades, aunque este derecho sobre ellos se habría de extinguir con su muerte, cosa que él no cumplió, y el título de gran maestre fue heredado por los subsiguientes emperadores y jefes de la Casa de Austria hasta la actualidad. El collar de la Orden se compone de eslabones entrelazados de piedras centelleantes inflamadas de fuego con esmalte azul y rayos de rojo rematando con un cordero. Los eslabones están formados por la letra B de Borgoña entrelazada, formando aspa, rememorando a San Andrés. Según los estatutos fundacionales, el collar tendría 26 eslabones. Los collares son propiedad de la orden, están numerados y los caballeros (hoy también se han admitido damas) pueden usarlos en vida, pero sus herederos deben devolverlos a su fallecimiento. Por su lado, el vellocino de oro, el carnero que cuelga, tiene su origen en los mitos griegos. Se refiere al vellocino de oro, la piel de carnero, que Jasón y los argonautas buscaban en sus viajes. A esta piel también se la denomina toisón. La significación proviene del hecho de que quien poseía el vellocino de oro era quien ostentaba el poder. Por lo tanto, es un símbolo de la realeza. El fusil, los eslabones, simulan las llamas que lanzaba el dragón que conservaba el vellocino en la mitología. Viene a representar la presencia del fuego en la orden. San Andrés es el patrón de la orden y su famosa crucifixión en una cruz en forma de aspa (como una equis) es la que dio origen a la cruz de San Andrés y que la casa de Borgoña asumió como Cruz de Borgoña.
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