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viernes, 16 de julio de 2021

CIUDADES PERDIDAS: Hattusa

Una atracción poco visitada pero de importancia histórica son las ruinas de una antigua ciudad conocida como Hattusa, situada cerca de la actual Boğazkale, dentro de la gran curva del río Kizilirmak, en la actual Turquía. La ciudad una vez fue la capital del imperio hitita, una superpotencia durante el siglo XVII cuyo reino se extendió por Anatolia y el norte de Siria, desde el oeste del Egeo del hasta el este del Eufrates. En el año 1200 antes de Cristo, fue destruida como parte del colapso de la Edad de Bronce, hasta que fue totalmente abandonada por sus 40.000-50.000 habitantes, siendo redescubierta en los inicios del siglo XX. En efecto, las primeras excavaciones realizadas en la zona datan de 1906, cuando el Instituto Arqueológico Alemán comienza a trabajar en las ruinas de la ciudad, trabajo que ha continuado ininterrumpido hasta la actualidad en las campañas arqueológicas de verano. En el yacimiento se han encontrado numerosas tablillas de arcilla, escritas en multitud de lenguas, como el luvita o el acadio, que son la fuente principal para el estudio de la cultura hitita. Los restos excavados hasta ahora corresponden principalmente al reinado de los últimos monarcas hititas quienes modificaron muchos templos antiguos para engrandecerlos, aprovechando la prosperidad del imperio en esa época y su máximo poderío militar. El imperio hitita se menciona varias veces en la Biblia como uno de los imperios más poderosos de la antigüedad. Ellos fueron contemporáneos a los antiguos egipcios y resultaron ser sus iguales. En la batalla de Kadesh, los hititas lucharon ante el poderoso imperio egipcio y a punto estuvieron de acabar con la vida del faraón Ramsés el Grande, lo que obligó a los egipcios a retirarse. Años más tarde, los egipcios y los hititas firmaron un tratado de paz, el cual se cree que es el más antiguo del mundo, con el propio Ramsés casándose con una princesa hitita para sellar el trato. Cabe destacar que los hititas jugaron un papel fundamental en la historia antigua, mucho mayor del crédito que se les da en los libros de historia moderna, pero fueron durante mucho tiempo los grandes olvidados. Los hititas desarrollaron los carros más ligeros y más rápidos del mundo y, a pesar de que pertenecieron a la Edad del Bronce, ya hacían uso de herramientas de hierro. Increíblemente, hasta una fecha tan reciente como el siglo XX, los hititas fueron considerados algo así como algo fantástico ya que nunca se llegaron a encontrar pruebas de su existencia. Esto cambió con el descubrimiento de Hattusa, junto con la excavación de decenas de miles de tablillas de arcilla que documentan muchas de las actividades diplomáticas de los hititas, la más importante de las cuales es el acuerdo de paz firmado después de la batalla de Kadesh entre los hititas y los egipcios en el siglo XIII antes de Cristo. Hattusa se encuentra en el extremo sur de la llanura Budaközü, en una pendiente a unos 300 metros sobre el valle. Antiguamente estuvo rodeada de campos de cultivo, ricas tierras de pastos y bosques que suministraban suficiente madera para la construcción y el mantenimiento de una gran ciudad. El sitio fue originalmente habitado por el pueblo indígena Hattian antes de que se convirtiese en la capital de los hititas en algún momento alrededor de del año 2000 antes de Cristo. Tras su destrucción, desapareció de la historia. Las excavaciones sugieren que la ciudad fue quemada, sin embargo, esta parece haber tenido lugar cuando muchos de los residentes de Hattusa hubiesen abandonado la ciudad, llevándose los objetos de valor, así como los registros oficiales importantes. El sitio descubierto por los arqueólogos fue poco más que un pueblo fantasma durante sus últimos días. En su auge, la ciudad cubría 1,8 kilómetros cuadrados y comprendía una parte interior y exterior con una muralla entre medias de 8 kilómetros de longitud, la cual a día de hoy es parcialmente visible. El interior de la ciudad fue ocupada por una ciudadela con grandes edificios administrativos y templos. La residencia real, o acrópolis, fue construida en una alta colina. Al sur de la ciudad había una superficie de aproximadamente 1 kilómetro cuadrado (ciudad baja de Hattusa), también amurallada, con puertas decoradas con relieves que muestran guerreros, leones y esfinges, que son uno de los ejemplos más impresionantes de la mampostería hitita. Cuatro templos se encontraban aquí, cada uno alrededor de un patio porticado, junto con edificios civiles y estructuras residenciales. Por ejemplo, el santuario de Yazılıkaya era el templo al aire libre más espectacular de esta ciudad. Compuesta por dos cámaras rupestres, el templo está dotado de muros adornados con relieves de diosas y dioses hititas. Fuera de las murallas se erigieron diversos cementerios. Se cree que vivieron en la ciudad de Hattusa entre 40.000 y 50.000 personas durante sus tiempos de gloria.
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