SONIDOS DEL MUNDO

viernes, 25 de diciembre de 2020

EL CONCIERTO DE AÑO NUEVO DE LA FILARMÓNICA DE VIENA: Una celebración que no se detiene

El 1 de enero de 2021, el italiano Riccardo Muti toma la batuta para dirigir el célebre Concierto de Año Nuevo de la Filarmónica de Viena, que cumple su 81 edición en su tradicional ubicación: la Sala Grande o Sala Dorada (Große Saal o Goldener Saal) de la Sociedad Musical, el Musikverein, de la capital austríaca. En el Concierto de Año Nuevo 2021 - que será distinto a ediciones anteriores, ya que por causa del Coronavirus se llevará a cabo sin público - las actuaciones del Ballet volverán a estar a cargo de la Compañía del Ballet Estatal de Viena (Wiener Staatsballett) una de las más importantes del mundo. Desde el 2010 es el nombre de los conjuntos de danza de la Ópera Estatal de Viena (Wiener Staatsoper) y de la Ópera Popular de Viena (Volksoper Wien). El Concierto de este año de nuevo incluye dos actuaciones de ballet: la polca francesa “Margherita”, de Josef Strauss, desde la Casa Loos, en el centro de Viena; y el vals “Voces de primavera” de Johann Strauss hijo, en el Palacio Jardín Liechtenstein. Desde hace más de 300 años, el Palacio Jardín y el Palacio Urbano son propiedades en Viena de los príncipes de Liechtenstein. El Palacio Jardín deslumbra con su magnífico parque y su impresionante simbiosis de naturaleza, arquitectura y obras maestras de la pintura y del arte. Christian Lacroix ha creado los figurines para los bailarines del Concierto de Año Nuevo. Lacroix nació en 1951 en Arlés, al sur de Francia. Empezó muy joven a dibujar figurines de época, estudió Historia del Arte en Montpellier después en la Escuela del Louvre y la Sorbona de París. Trabajó para Hermès y en 1987 lanzó su primera colección propia. Lacroix pronto destacó con sus creaciones opulentas y fantásticas, con referencias a estilos de distintas épocas y al folclore de otras culturas, con los colores cálidos del Mediterráneo, combinando tejidos locales y experimentales. Lacroix también ha dedicado su talento al diseño de vestuario y escenografía para ópera, ballet y producciones dramáticas, en los principales teatros del mundo. Y se siente particularmente conectado a la Filarmónica de Viena en cuyo Concierto de Año Nuevo debutó en 1998. Repitió en el año 2000 y vuelve ahora con sus extraordinarias creaciones para los ballets del programa de televisión. Cabe destacar que el programa del intervalo se emite entre las dos partes del Concierto y cada año es un vídeo diferente con excelentes imágenes y música alusiva a la Filarmónica y a Viena y Austria. Esta vez se dedica al estado federado de Burgenland, que en 2021 cumplirá 100 años de su incorporación a la República de Austria, cedido por el Reino de Hungría en virtud del Tratado de Trianon al disolverse los territorios del Imperio Austro-Húngaro luego de la Primera Guerra Mundial. Burgenland significa país de castillos y es famoso por el Lago Neusiedl. El documental que dirige Felix Breisach muestra la diversidad del paisaje de Burgenland y sus habitantes. Cuenta la documentada demarcación histórica realizada por los norteamericanos, posterior a la Primera Guerra Mundial, mientras distintas ensambles de la Filarmónica interpretan piezas de glorias locales como Franz Liszt y Joseph Haydn. Además de en los ballets y el intervalo, el Concierto de Año Nuevo también insertará otras imágenes durante la interpretación de otras piezas musicales: Ondas sonoras – Vals de Johann Strauss hijo (grabaciones históricas de ondas, exposiciones de los Museos de la Técnica y del Teléfono de Viena); Muchachas de Baden – Vals de Karl Komzák (imágenes de la ciudad balneario de Baden, cerca de Viena, con sus deliciosas memorias termales, históricas y musicales); Vals del Emperador de Johann Strauss hijo (impresiones de la Viena Imperial, los Apartamentos Imperiales y la Colección de Plata de los emperadores Francisco José y Sissi en el Palacio Hofburg). Como sabéis, el Concierto de Año Nuevo de la Orquesta Filarmónica de Viena se celebra cada año desde 1941, el día 1 de enero por la mañana, en la Sala Grande o Sala Dorada (Große Saal o Goldener Saal) de la Sociedad Musical, la Musikverein de Viena, adornado con las flores frescas de los jardines de la ciudad. Según la tradición, la música es principalmente de la familia Strauss: Johann Strauss padre, sus hijos Johann, Josef y Eduard, y el hijo de éste, Johann Strauss III. En estos tiempos de incertidumbre, la Filarmónica envía al mundo un saludo de esperanza, amistad y paz. Desde 1959 es una producción de la televisión austriaca ORF, en coproducción con la Unión Europea de Radio-Televisión (UER-EBU-Eurovisión), que la retransmite a casi un centenar de países de todo el mundo, con una audiencia media de 55 millones de telespectadores y un potencial de 1.000 millones. El director de televisión alemán Henning Kasten dispondrá de 17 cámaras para realizar el Concierto de Año Nuevo por tercera vez, y también ha dirigido el Concierto de Verano de la Filarmónica de Viena en cinco de los últimos años. Nacido en 1963, ha realizado multitud de conciertos, programas musicales y grandes espectáculos. Tras el programa principal, el concierto siempre termina con varios bises. Entonces los músicos desean colectivamente un feliz Año Nuevo (Prosit Neujahr) y tocan el vals de "El Danubio Azul" de Johann Strauss hijo, terminando con la "Marcha Radetzky" de Johannn Strauss padre. En los últimos años han sido invitados a dirigir este concierto, maestros como Daniel Barenboim, Georges Prêtre, Franz Welser-Möst, Zubin Mehta, Mariss Jansons, Gustavo Dudamel, Christian Thielemann y Andris Nelsons, además de Riccardo Muti.

viernes, 18 de diciembre de 2020

LITUANIA: El Árbol de Navidad mas surrealista de Europa

No cabe duda que los lituanos se han propuesto liderar los ránkings navideños y si el año pasado presumieron de árbol de Navidad más bonito de Europa, en el 2020 las circunstancias inusuales provocadas por la pandemia del Coronavirus han inspirado en la capital lituana (Vilnius) un concepto inusual de árbol navideño: una creación surrealista que combina tradición, modernidad y sostenibilidad. La instalación, de forma cónica y dispuesta junto al campanario de la iglesia de San Juan, en la plaza de la Catedral, es una composición moderna de 24 metros de altura rodeada por 6.000 ramas vivas y fragantes decoradas con casi cuatro kilómetros de luces navideñas que cambian de color, 800 adornos plateados y 150 m2 de espejos brillantes. Toda una instalación de vanguardia en la que la disposición de los paneles lumínicos crea un singular efecto óptico y que esconde en su interior un árbol de Navidad vivo decorado con piñas y linternas. Como todo se ha tenido en cuenta, se trata de un árbol surrealista pero sostenible: las luces se alimentan con electricidad generada al procesar viejos posos de café. "La instalación
de vanguardia es doble: la ubicación espacial de las estructuras metálicas crea varias áreas adornadas con espejos, mientras que el interior está hecho para lucir acogedor, hogareño e íntimo, con un árbol de Navidad vivo decorado con piñas y farolillos", informan desde el Ayuntamiento. Como sabéis, desde hace unos años los árboles de Navidad de Vilnius destacan gracias a sus temas originales, decoraciones únicas y la atmósfera mágica que evocan. El árbol del año pasado, por ejemplo, se parecía a una reina del ajedrez con un vestido azul y una capa plateada, custodiada por filas de peones, mientras que su predecesor con temática del tiempo representaba un reloj estilizado con copos de nieve en movimiento. "Este año estuvo marcado por profundas transformaciones en muchas áreas de la vida. Sentí por ello la necesidad de cambiar la forma tradicional de un árbol de Navidad, transformándolo en algo impredecible, moderno y auténtico", confiesa Dominykas Konceviius, el artista local que firma el árbol del 2020. El árbol mutó y ‘traspasó sus fronteras’,un concepto que refleja la realidad del mundo moderno”, agregó. Es fácil de adivinar que en Vilnius se toman muy en serio
la Navidad. Tanto, que la decoración llega hasta los balcones del centro histórico, que se visten de gala con luces, plantas e incluso originales decoraciones creadas para estas fechas. Por cierto, la capital de Lituania y se ubica a 30 kilómetros de la frontera con Bielorrusia y cuenta con poco más de 554 mil habitantes. Esta ciudad ha cautivado al turismo durante décadas, principalmente por su casco antiguo barroco que fue declarado por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad. Capital del Gran Ducado de Lituania desde el siglo XIII hasta finales del XVIII, Vilnius tuvo una gran influencia en el desarrollo cultural y arquitectónico de una gran parte de Europa Oriental. Pese a las invasiones y destrucciones de que fue víctima, la ciudad ha conservado un impresionante conjunto de edificios góticos, renacentistas, barrocos y neoclásicos, así como su trazado medieval y el paisaje natural circundante. Casi la mitad de la ciudad está cubierta por áreas verdes: parques, jardines públicos, reservas naturales, y otros. Además cuenta con numerosos lagos, donde residentes y turistas se bañan y pueden hacer asados en el verano. Cabe destacar que el árbol permanecerá instalado en la plaza de la Catedral de Vilnius hasta el 7 de enero del 2021.

viernes, 11 de diciembre de 2020

THE ANCIENT GREEK - ATHLETES, WARRIORS AND HEROES: La pasión por competir en una gran colección del British Museum

La historia griega está repleta de actos gloriosos de héroes, atletas y guerreros. Desde los relatos épicos de Homero hasta los triunfos deportivos en Olimpia, pasando por las victorias de grandes generales, en la antigua Grecia una intensa rivalidad dominaba todos los aspectos de la vida. La competición impregnó incluso el universo de las artes, con certámenes de música, teatro, escultura y pintura. Precisamente, The Ancient Greek: Athletes, Warriors and Heroes (Los Antiguos Griegos: Atletas, Guerreros y Héroes) es otra exposición itinerante del British Museum que examina este espíritu competitivo característico de la sociedad de la antigua Grecia. Ellos pensaban que el espíritu competitivo era inherente a la naturaleza humana y que podía transmitir una fuerza positiva, innovadora y dinámica. Frente al individualismo que domina muchos aspectos de la vida actual, en la antigua Grecia la competición representaba la personalidad colectiva y era un elemento de cohesión social. Esta exposición ofrece una oportunidad única de contemplar una colección extraordinaria relacionada con el juego, el deporte y la competición en aquella Grecia. Presenta un conjunto de obras que van desde las canicas y los dados que utilizaban los niños de hace 2.200 años hasta un fragmento del friso del Mausoleo de Halicarnaso. Niké, la diosa de la victoria que conecta el mundo de los mortales con el mundo de los dioses, dará la bienvenida a la exposición, que invita a descubrir la idea de competición que dominaba todos los aspectos de la vida griega: desde la guerra, el deporte y los juegos infantiles hasta la creación artística, pasando por la vida cotidiana y el momento de la muerte. Los griegos aspiraban a alcanzar la excelencia mediante el equilibrio entre el cuerpo y el espíritu, por un lado, mediante el deporte y, por el otro, a través de la filosofía, las artes y las ciencias. Héroes, atletas y guerreros ilustraban esta rivalidad. Los griegos eran fanáticos del deporte. Los Juegos Panhelénicos, que se celebraban en Olimpia, Delfos, Istmia y Nemea, atraían a los mejores atletas. Los ganadores eran considerados héroes y podían conseguir grandes premios, ya fueran materiales o bien fama y prestigio. Los acontecimientos deportivos atraían a grandes multitudes y constituían una de las principales formas de entretenimiento. Los certámenes teatrales y musicales también atraían a miles de espectadores. Escritores como Esquilo, Eurípides, Sófocles o Aristófanes participaron en estos concursos. Otro ámbito en el que se manifestaba el espíritu competitivo era la guerra. Los estados y reinos griegos vivieron en un conflicto casi constante entre sí y con sus vecinos. Las escenas de batallas, tanto reales como imaginarias, son habituales en el arte griego: desde pequeñas gemas hasta grandes esculturas arquitectónicas y monumentos conmemorativos en honor de soldados caídos. Como ocurre hoy en día, la gente de diferentes clases y entornos sociales competía en la vida civil, aunque en este caso el campo de batalla eran los espacios públicos y los cementerios. Los poderosos rivalizaban por lograr mayor presencia pública y más reconocimiento. Esta lucha se traducía en un gusto por los objetos de lujo y, más allá de la muerte, en tumbas y mausoleos suntuosos. En esta exposición, que desde hace años recorre el mundo, se exponen juntas un gran número de obras maestras de la renombrada colección del British Museum, que con más de 100.000 objetos tiene uno de los fondos de antigüedades más grandes y completos del mundo clásico. La amplia selección, formada por 172 piezas antiguas, comprende desde una decena de estatuas de grandes dimensiones hasta pequeñas figuras, desde sellos exquisitamente grabados hasta monedas. Es el caso de la parte final de la muestra, que ahonda en el tema de la muerte a través de las esculturas del Mausoleo de Halicarnaso, la tumba del rey Mausolo, una de las siete maravillas del mundo antiguo. Si bien estaba programado para realizarlo este año en Auckland (Nueva Zelanda), debido a la pandemia del Coronavirus - que ha tenido un gran impacto en las exposiciones itinerantes en todo el mundo - se decidió posponerla hasta mediados del 2022. Se trata a no dudarlo de una exposición de clase mundial que bien vale la pena esperar por verla.

viernes, 4 de diciembre de 2020

EL MISTERIO DE HATSHEPSUT: La usurpadora al trono de Egipto que fue sistemáticamente borrada de la Historia

Al intentar conocer la Historia de 2.000 o 4.000 años atrás, los investigadores se enfrentan a numerosos sesgos, desde la propia interpretación de aquello que encuentran y ven, a la dificultad por establecer las ocultas intenciones que pudiera tener una mente de una sociedad ancestral para actuar de una u otra manera. Una de las “víctimas” de esta interpretación de la Historia ha sido Hatshepsut, la ambiciosa e inescrupulosa hija de un faraón que accedió al trono de Egipto, a pesar de que ese derecho no le correspondía por ser mujer. Su habilidad para mantenerse en el poder durante 22 años (en torno a 1490-1468 a. C.), las representaciones de su imagen con cuerpo y barba de hombre, más la campaña de destrucción de su memoria en grabados y estatuas tras su muerte, la hicieron acreedora de una fama de mujer malvada y gobernante manipuladora, con tal sed de poder que usurpó el trono a Tutmosis III, hijo de su marido con otra mujer. Tanto es así que durante décadas fue considerada por muchos historiadores como la más perversa de las cinco reinas que existieron en el antiguo Egipto y la peor de todas. Uno de los argumentos para el rechazo que genero se basa en el hecho de que las otras cuatro reinas egipcias gobernaron durante periodos de tiempo más breves, pero, a la vez, no se ha obtenido una mayor información sobre ellas para poder emitir juicios de valor. “Nitocris, la primera, se estima que gobernó solo dos años (de 2183 a 2181 a. C.) y apenas se han hallado rastros de información de su gobierno. Caber destacar que este cómputo de reinas no incluye a Cleopatra, ya perteneciente a la dinastía ptolemaica, aunque cuyo trágico final también la asemeja a sus predecesoras. Neferusobek fue la siguiente y reinó durante cuatro años (de 1777 a 1773 a. C.), pero tampoco existen datos precisos sobre su reinado, salvo la rivalidad con su hermano para ascender al trono, que se zanjaría con la muerte de éste. Por su parte, “Nefertiti ha sido siempre adorada porque sabemos muy poco de ella, apenas gobernó unos meses (1340 a. C.) hasta que fue sucedida en el trono por su insignificante yerno Tutankamón, por entonces un niño de unos 8 años de edad. El hallazgo de la momia de Tutankamón engrandeció también la figura de esta reina”, resalta Abdel-Razek. Por último, Tausert fue la quinta y última reina y también gobernó por un breve periodo de dos años (de 1188 a 1186 a. C.). Todas ellas, Hatshepsut incluida, tuvieron que afrontar la continua presión de gobernar en una corte eminentemente conservadora y de ser sucedidas por un heredero varón. A pesar de ello, Hatshepsut consiguió gobernar durante más de dos décadas en Egipto y mantener una paz apenas perturbada por pequeñas escaramuzas con otros pueblos fronterizos, saldadas siempre con victoriosas campañas militares. Hatshepsut era una de los cuatro hijos de Tutmosis I y la esposa real Ahmose, pero sus tres hermanos fallecieron antes de llegar a la edad adulta, por lo que su padre, a quien se le atribuye la mayor expansión de Egipto de la época, la nombró heredera al trono, algo que en el antiguo Egipto solo era posible en el caso de que no hubiera un heredero varón, lo cual fue visto como algo ilegitimo. A ello debemos agregar los prejuicios de los altos funcionarios de la corte ante el hecho de ser gobernados por una mujer. De ese modo, un complot urdido por el primer magistrado y por el arquitecto real consiguió que fuera nombrado faraón Tutmosis II, nacido de la relación de Tutmosis I con otra de las mujeres de la corte y, por consiguiente, hermanastro de Hatshepsut. De ese modo, la usurpadora al trono tuvo con conformarse en convertirse en esposa real de su hermanastro. Un matrimonio que solo tuvo una hija, la princesa real Neferura, y que duró trece años, hasta la muerte de Tutmosis II en 1479 a. C. Dado que el mayor de los dos hijos habidos con otra mujer, el futuro Tutmosis III, era demasiado joven para gobernar, Hatshepsut pudo asumir la regencia. Desde ese puesto supo negociar hábilmente con el alto funcionario Djehuty, con el sumo sacerdote y visir Hapuseneb y el segundo sacerdote de Amón, Senmut, que en los años siguientes sería nombrado arquitecto de la reina, garantizándose así el apoyo del poderoso clero de Amón para mantenerse en el poder hasta el punto de que, cuando Tutmosis III fue nombrado faraón, ella siguió manteniéndose ilegalmente en el trono como corregente del Alto y el Bajo Egipto. Durante su largo reinado no dudó en poner en marcha cuanto fuera necesario para intentar afianzarse en el poder al cual no tenia derecho alguno. Desde reforzar “su origen divino”, haciéndose llamar MaatKaRa, que significa “El espíritu de Ra es justo”, nombrándose como Hatshepsut-Jenemetamón, o “La primera de las nobles damas unida a Amón” en algunos monumentos en los que aparecía su imagen, o vistiendo los atributos de los faraones hombres: el tocado, la falda shenti y la falsa barba, sin mostrar rasgo femenino alguno, lo que escandalizo a muchos egipcios. Para ganarse el apoyo de los sacerdotes, dedicó su reinado a la construcción y restauración de templos y otras obras. Se atribuyen a su periodo la construcción de la Capilla Roja en Karnak, los obeliscos de mayor tamaño construidos hasta el momento, y el templo funerario Dyeser-Dyeseru (el sublime de los sublimes) en Deir el-Bahari. Fue allí donde, finalmente, tras 3.000 años desaparecida, su momia fue encontrada. Su relación con el arquitecto Senenmut fue muy estrecha y se le atribuye la posible paternidad de su hija Neferura, sospecha acrecentada al poner a su hija bajo su cuidado. En este periodo, Hatshepsut tuvo que afrontar seis campañas militares, obteniendo la victoria en todas ellas. En las dos últimas, Tutmosis III dirigió las tropas alzándose como Rey Guerrero, lo que supuso el resurgimiento de su influencia en palacio y el principio del declive del poder de Hatshepsut. Con el creciente poder de Tutmosis III, la usurpadora sufrió la pérdida de todos sus apoyos en el plazo de un año, desde el representante del clero, Hapuseneb, cuyo favor tenía; a su arquitecto Senenmut; y a su hija, la princesa Neferura. Abatida, Hatshepsut decidió retirarse de la esfera de poder, permitiendo que el faraón Tutmosis III gobernara con libertad, falleciendo en la soledad de su palacio de Tebas. Tras su muerte, los monumentos y grabados con su figura y nombre sufrieron una campaña de destrucción con el objeto de borrar su rastro de la Historia. Las primeras teorías de esa persecución giran alrededor de una acción emprendida por Tutmosis III para evitar que familiares de Hatshepsut pudieran reclamar alguna vez el trono, aunque investigaciones posteriores han demostrado que la operación se llevó a cabo de forma paulatina, sobre todo durante las dinastías XIX y XX. Tras Hatshepsut, las reinas Nefertiti y Tausert sufrieron también trágicos finales y persecuciones de su memoria. Pero a pesar de los esfuerzos de aquellos que tuvieron interés por hacerlas desaparecer, la labor de los investigadores las rescato de la oscuridad. Transcurridos algo más de 33 siglos desde su muerte, el arqueólogo Howard Carter halló en 1903 el sarcófago de Hatshepsut, en la vigésima tumba descubierta en el Valle de los Reyes (la KV20), con la sorpresa de que la momia de Hatshepsut no estaba en su interior. En el 2005, Zahi Hawass, director del Egyptian Mummy Project, inició una nueva investigación que, por fin, resolvería el misterio del paradero de su cadáver, al centrarse en la identificación de una momia, denominada KV60a, que había sido desempolvada más de un siglo antes. Descubierta sin ataúd y despojada de los tesoros que generalmente acompañaban a todos los faraones, el cuerpo se hallaba en una postura relevante: el brazo izquierdo estaba doblado en la posición típica de las reinas difuntas. La clave para su identificación fueron las pruebas de ADN, que confirmaron la identidad de la momia de Hatshepsut. Este hallazgo arqueológico, anunciado en el 2007, fue calificado por algunos como el más importante desde que Howard Carter halló la tumba de Tutankamón en 1922. Actualmente, Hatshepsut es el eje central de una de las dos salas de Momias Reales del Museo Egipcio de El Cairo. Se dice que la Historia la escriben los que ganan, pero nadie gana para siempre. También se dice que la Historia pone a cada uno en su lugar y, en este caso, así ha sido. Los arqueólogos tuvieron conocimiento de su existencia mucho antes de encontrar su cuerpo momificado, pero la persecución de la que fue objeto, unida al providencial hallazgo de algunos de sus monumentos que se salvaron de la destrucción tras ser maldecida su memoria, permitió reconstruir ese vacío en el tiempo de una usurpadora cuyo recuerdo quisieron borrar. Hoy, la figura de Hatshepsut es considerada - junto a Akhenaton y Nefertiti - como una de las más controvertidas ocupantes del trono del antiguo Egipto.
actualidad cultural
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