Es el título de una suntuosa exhibición organizada en París en estrecha colaboración con Bulgaria en el Museo del Louvre. Se trata de un magnífico homenaje a la antigua Tracia, que agrupó a varios pueblos aguerridos y poderosos entre el mar Negro y el mar Egeo, en Europa oriental y fueron los vecinos más próximos de los griegos, los cuales comenzaron a desarrollarse en la Edad del Bronce, en el II milenio a.C. y conocieron su esplendor entre los siglos V y III a.C., Esta exposición - que estará abierta hasta el 20 de julio - se centra en la dinastía de los odrisios, que ocuparon en la antigüedad un importante y olvidado lugar junto al mundo griego que la exposición intenta esclarecer, según uno de los cuatro comisarios científicos de la muestra, Alexandre Baralis. Numerosos personajes legendarios están asociados con la antigua Tracia: Orfeo, el célebre cantor que embelesaba a todos con su lira; los reyes tracios que formaban parte de los poemas homéricos, como Reso, Tereo, Diomedes, Fineo y Licurgo; e incluso Espartaco, quien lidero una revuelta de los esclavos en la época romana. La figura inmortal de Orfeo abre la exposición, junto con obras que evocan a los reyes tracios y manuscritos medievales que corroboran la transmisión y transformación de estos mitos antiguos. En contraste a estas figuras mitológicas aparecen representados personajes tracios anónimos: hombres ataviados como guerreros mercenarios, más conocidos como los peltastas; y mujeres reconocibles por sus tatuajes. Por primera vez se pueden contemplar algunas de las tumbas tracias más importantes con su ajuar funerario completo, en las que resultan patentes las influencias de otras civilizaciones cercanas. Asimismo, la muestra se detiene en el breve período de la estructuración política surgida en el territorio tracio, del norte del mar Egeo al río Danubio, tras la derrota persa en la batalla de Platea, en el 479 a.C., un año después de que los persas iniciaran la invasión de la antigua Grecia en la segunda guerra médica. El reino odrisio y con él toda Tracia fue conquistado luego, en 356 a.C., cuando Felipe II, rey de Macedonia, controló con su ejército los Balcanes, pero su aristocracia no desapareció. Al contrario, acompañó a Alejandro el Grande, sucesor de Felipe II, en sus conquistas al Asia, y continuó enriqueciéndose. Tanto que entre 325 y 320 a.C. el también odrisio Seutes III se reveló contra Macedonia y creó un nuevo reino, que mantuvo su independencia hasta la conquista romana, y de quien se expone en el Louvre su impresionante busto en bronce de tamaño natural, que conserva todavía sus ojos de pasta de vidrio y alabastro y que fue encontrado en su tumba, cerca de Kazanlak, junto a su tesoro funerario, también ahora en París. El museo presenta además, conjuntos tan valiosos como el tesoro Sveshtari, descubierto con sus numerosos objetos de oro en 2012 en un complejo funerario vecino del pueblo del que toma su nombre, por primera vez expuesto fuera de Bulgaria. Junto a él deslumbran al visitante otros ya conocidos tesoros funerarios de oro y plata como el de Panagyuristhe, una muestra del poderío del reino odrisio, así como de su cultura, sus costumbres y la pasión de sus monarcas por el oro.