SONIDOS DEL MUNDO

viernes, 24 de septiembre de 2021

EL GRAN ROBO DEL CADAVER DE ALEJANDRO MAGNO: Un golpe maestro en la antigüedad

Viajemos hasta el lejano 323 a. C. y entremos en Babilonia. Allí, yace un hombre de treinta y tres años - Alejandro Magno - cuyo genio militar y entregadas huestes se han hecho en poco tiempo con un descomunal imperio, que abarcaba desde el Danubio hasta el norte de la India. Los más fieles generales del conquistador que ha liderado semejante hazaña rodean el lecho donde, tendido, aguarda su muerte. Uno de ellos lanza una pregunta al moribundo. ¿En qué momento deben rendirle el merecido homenaje fúnebre tras su deceso? “Cuando seáis felices”, contesta, justo antes de expirar, Alejandro Magno, ignorando que esa felicidad no será compartida por sus hombres y que su cadáver, en vez de ser honrado, se convertirá en el eje central de uno de los robos más audaces e impresionantes de la historia de la humanidad. Mucho se ha especulado sobre los últimos días de Alejandro. Su temprana muerte, que conmocionó a tantos pueblos, abonó gran cantidad de teorías de la conspiración, como la sostenida por Quinto Curcio Rufo en Historia de Alejandro, donde el autor sostiene que el conquistador fue envenenado por sus ambiciosos generales. Sin embargo, actualmente se admite como más probable la tesis defendida por Arriano en Anábasis de Alejandro Magno, donde habla de unas “terribles fiebres” que invadió al macedonio justo cuando hacia planes para invadir Arabia. Es probable que ese estado febril lo azotase tras haber liderado una expedición a través de unos pantanos próximos a Babilonia. Hoy en día se cree que allí pudo haber contraído la malaria, pero la causa real de la muerte de Alejandro sigue siendo un misterio. Lo que sí es una certeza es que su caída provocó un cataclismo en su hasta entonces naciente imperio. Por un lado, los soldados que lo habían seguido y los persas que ahora formaban parte de su reino lloraron su muerte. Por otro, sus más fieles seguidores, los conocidos como diádocos, se dispusieron a librar una lucha a muerte por sucederlo. En parte, la culpa de esa especie de guerra civil latente fue de Alejandro, por no ser demasiado claro a la hora de designar a su sucesor. Y es que, si bien dejaba un hermano, Filipo, y una mujer, Roxana, embarazada de su hijo y legítimo heredero, parece que Alejandro, en su convalecencia, manifestó el deseo de que le sucediera “el más fuerte”. Aunque quizá eso es lo que quisieron escuchar sus ambiciosos seguidores. Los mismos que pronto comprendieron que aquel hombre, ahora cadáver, había ascendido a la categoría de sagrada reliquia, que dispensaría poderes sobrenaturales y políticos a su guardián. Para los diádocos, en efecto, era evidente que el cadáver de Alejandro confería una inmensa fuerza. Aquel que poseyera su cuerpo, pensaban, recibiría algo más que unos restos. Tendría la legitimidad, como guardián de lo que quedaba del conquistador, de proclamarse heredero único y garante del imperio que había dejado atrás su predecesor. Pese a ello, si prestamos atención a las palabras de Claudio Eliano en Historias curiosas, durante treinta días, el cadáver de Alejandro se veneró más bien poco. “Sin sepultura, de la que gozan los hombres más pobres”, permaneció apartado de todos, aunque, curiosamente, sin llegar a corromperse. Hoy se sospecha que Alejandro pudo entrar en un coma profundo durante su enfermedad, pero, en la época, los embalsamadores que tuvieron que ocuparse del cuerpo, al encontrarlo en un estado de conservación tan excelso, se dejaron llevar por el terror y no hicieron su trabajo hasta que los diádocos les obligaron a ello. Sin embargo, el embalsamamiento no supuso un avance en el entierro de Alejandro. Los diádocos obviaron qué hacer con el cadáver hasta que un tal Aristandro de Telmesos pidió atención para el caído y afirmó que los dioses le habían revelado que la tierra que recibiera sus restos “gozaría de la máxima felicidad y nunca sería destruida”. Aquellas palabras proféticas no hicieron sino confirmar a los temibles diádocos la importancia de hacerse con el control de los despojos del conquistador. Poco importaban ya los designios del muerto, quien parece que habría querido ser enterrado en Babilonia. Pérdicas, comandante de la caballería de Alejandro y regente de los macedonios, decidió que debía ostentar el control del simbólico cuerpo y trasladarlo a Macedonia. La madre del propio Alejandro, Olimpia, así lo había pedido también, por lo que Pérdicas empezó a organizar los trabajos de cara al traslado del cuerpo desde Babilonia. Con este movimiento, el diádoco, que tenía un dominio sólido sobre Macedonia, sabía que todo el mundo interpretaría que él, y no otro, era el guardián del cadáver y, por tanto, de la herencia imperial de Alejandro. El conquistador fue introducido en un ataúd de oro y, durante dos años, custodiado en Babilonia, mientras se preparaba un carro en forma de templo para su traslado. El carruaje fúnebre, según parece, era gigantesco, armado con columnas jónicas, cubierto de oro y decorado con pinturas que representaban a Alejandro y su ejército, tal como recoge el historiador Tristan Hughes en un reciente podcast de History Hit. Tan inmenso era que se necesitaban sesenta y cuatro mulas para moverlo, sin que aquello le diera tampoco mucha velocidad. Su ligereza iba a ser lo de menos. Otro de los diádocos, Ptolomeo, que lideraba Egipto, tenía planes alternativos para Alejandro. Y no incluían que aquel estrambótico carro llegase a Macedonia. Ptolomeo, al igual que Pérdicas antes que él, era consciente del poder simbólico que le daría controlar el lugar de enterramiento de Alejandro Magno. Eso, sumado a que era uno de los diádocos más poderosos, hacía el choque con Pérdicas inevitable. Antes de que el cadáver comenzase su viaje a Macedonia, Ptolomeo entró en tratos con Arrideo, el oficial al mando de la comitiva fúnebre. Desde Egipto, Ptolomeo conoció el itinerario de la expedición y ordenó a Arrideo que, una vez llegase a Siria, pusiera rumbo a Egipto. Arrideo así lo hizo. A la semana, Pérdicas recibió noticias de este movimiento, y al instante envió a un grupo de sus más fieles jinetes para solventar el entuerto. Confiaba en alcanzar el lento carro con sus veloces aurigas antes de que llegase a las fronteras de Egipto, controladas por las tropas de Ptolomeo. Átalo y Polemón, hombres de confianza de Pérdicas, lideraron la operación y consiguieron alcanzar su objetivo. El problema era que el carruaje con el cadáver de Alejandro estaba protegido por una tropa, fuertemente armada, enviada por Ptolomeo, consciente quizá de que Pérdicas no tardaría en reaccionar. Al verse los hombres de Pérdicas en inferioridad numérica, no llegaron siquiera a desenvainar las espadas. Se dieron media vuelta y partieron a informar a su señor de la situación. Claudio Eliano da una versión aún más tramposa de aquel golpe de mano, según la cual Ptolomeo habría hecho fabricar una estatua de Alejandro, a la que adornó con ropajes reales y sus “magníficos sudarios”. Luego tumbó aquella imagen sobre el majestuoso carro fúnebre construido en Babilona y trasladó el cadáver de Alejandro a un carro carente de pompa, pero mucho más rápido, que envió a Egipto “por caminos ocultos y poco transitados”. De esta forma, aunque Pérdicas finalmente se hizo con el carro en forma de templo, tardó en descubrir que ya no contenía el cadáver del conquistador macedonio. Alejandro, ya en Egipto, fue trasladado a Menfis, donde probablemente acabó siendo enterrado en el sarcófago de Nectanebo II, el último faraón puramente egipcio. Pese a la derrota sufrida, Pérdicas no tenía intención de rendirse. Quería recuperar el cuerpo de Alejandro Magno y, nuevamente según Claudio Eliano, temeroso de las profecías que auguraban un brillante futuro al poseedor del cadáver del conquistador, partió con su ejército hasta Egipto. Allí iba a toparse con los hombres de Ptolomeo, pero parece que también con numerosos veteranos de las guerras de Alejandro, que, sabiendo que su cuerpo estaba allí, decidieron acudir al territorio donde yacía su antiguo líder, engrosando de esta forma las huestes de Ptolomeo. Corría el año 321 a. C., y Pérdicas se lanzó sobre las tierras de Ptolomeo, dando comienzo así a la primera guerra de los diádocos, esa sucesión de conflictos por los despojos del imperio de Alejandro Magno que protagonizarían sus generales. Pérdicas intentó forzar el Nilo dos veces, atacando por Pelusio, y, durante la batalla, perdió alrededor de dos mil hombres, muchos de los cuales serían devorados por los cocodrilos en un memorable festín. Incapaz de derrotar a Ptolomeo y en retirada, Pérdicas no encontró perdón. Sus oficiales lo asesinaron. Ptolomeo respiró tranquilo: se había asegurado la posesión del preciado talismán que representaba el cadáver de Alejandro. Y la suerte, en parte, lo acompañó, ya que acabó fundando una dinastía que gobernaría Egipto durante varios siglos hasta que el romano Octavio - proclamado luego como emperador Augusto - se anexionó aquellas tierras en 31 a. C. Cabe destacar que durante el Imperio Romano, Alejandro siguió siendo venerado como dios y su magnífico mausoleo levantado en el centro de Alejandria - ciudad que el fundo - recibió la visita de Julio César y varios emperadores hasta Constantino que iban a homenajearlo . La última visita imperial documentada es la del emperador Caracalla, en el año 215 d.C., quien dejó el anillo imperial y su cinturón como tributo a Alejandro. Se sabe que en el año 365 un gran terremoto que arrasó toda la costa del Mediterráneo Oriental y gran parte de Alejandría se hundió en el fondo del mar. Esta es la ocasión más probable de la total destrucción del mausoleo. Pero pasado 25 años, Teodosio (emperador romano del Imperio Oriental ya cristiano) publicó una serie de decretos prohibiendo el culto a los dioses paganos entre los cuales se encontraba Alejandro, lo que originó que turbas de cristianos saqueasen varios templos paganos. Desde entonces, los restos y la tumba de Alejandro Magno desaparecieron de la historia.

viernes, 17 de septiembre de 2021

LE’ ARC DE TRIOMPHE, WRAPPED: El proyecto póstumo de Christo en París

A un año de la muerte del artista de origen búlgaro Christo (1935-2020), París inauguro su último proyecto: L’Arc de Triomphe, Wrapped o, lo que es lo mismo, el “empaquetado” del Arco de Triunfo de París. Situada en la Place de l’Etoile, en el punto más alto de los Campos Elíseos, esta intervención es la culminación de un largo sueño que abarca casi 60 años en la vida de Christo y su esposa y colaboradora artística, Jeanne-Claude (1935 - 2009), quienes a los tres años de conocerse en 1961, comenzaron a crear obras de arte para espacios públicos y acabaron “envolviendo” edificios enteros e incluso parajes naturales. Cuando Christo llegó a París en 1958 como refugiado político, una familia aristocrática francesa le dio cobijo en una pequeña habitación de servicio en la Avenue Foch, con vistas al Arco de Triunfo y desde entonces se sintió atraído por el monumento. Tenía la costumbre de bromear diciendo: “Me divierto a la manera de Monet. Voy a dibujar el Arco del Triunfo en diferentes momentos del día”. En 1962, realizó un fotomontaje del Arco del Triunfo envuelto, y en 1988, un collage. La idea de este proyecto fue recuperada en el 2017 coincidiendo con la exposición Christo y Jeanne-Claude.¡París! que organizó el Centre Pompidou, en el 2020. Finalmente, este “empaquetado” será una realidad. El Arco del Triunfo está ya envuelto en 25.000 metros cuadrados de tejido de polipropileno azul plateado reciclable y 3.000 metros de cuerda de polipropileno rojo reciclable. Será la mayor obra de arte público en todo el mundo en el 2021 pero solo se podrá disfrutar de ella durante 16 días, del sábado 18 de septiembre al domingo 3 de octubre. “Será como un objeto vivo que se moverá con el viento y reflejará la luz. Con sus pliegues móviles, la superficie del monumento se volverá sensual. La gente querrá tocar el Arco de Triunfo. Le dará una imagen de audacia a Francia”, explicaba Christo en el 2020. Para que los visitantes puedan disfrutar del Arco de Triunfo, la Place de l'Etoile será excepcionalmente peatonal durante los tres fines de semana de su presentación al público. Además, la avenida de los Campos Elíseos permanecerá cerrada al tráfico el domingo 19 de septiembre y el domingo 3 de octubre, con uso exclusivo para peatones. La compleja operación de envolver este emblemático arco de 50 metros de alto y 45 de ancho, monumento histórico clasificado y protegido, y encargado por Napoleón para conmemorar la victoria de la batalla de Austerlitz, comenzó el pasado 15 de julio. Todo se hecho de acuerdo con los deseos de Christo por su equipo, en colaboración con el Centro de monumentos nacionales (CMN) que supervisa los monumentos públicos, y con el apoyo del Centro Pompidou y Ayuntamiento de París. Todo el proceso ha sido realizado bajo la dirección de Vladimir Yavachev, director del proyecto del Arco de Triunfo, y sobrino de Christo y Jeanne-Claude. “Comencé a trabajar con ellos cuando tenía 17 años. Me gustó tanto que se convirtió en mi vida. Nunca quise hacer nada más”, cuenta Vladimir Yavachev, que continúa: “Como le gustaba decir a Christo, 'Nuestros proyectos están vivos', y hoy el Arco del Triunfo está cobrando vida. Podemos hacer este proyecto porque Christo aprobó todos los aspectos visuales y artísticos del mismo a lo largo de dos años, y hasta el final de su vida. Este proyecto es 100 % de Christo y Jeanne-Claude. Era su deseo que esto sucediera, incluso luego de que él se fuera. Simplemente estamos realizando su idea”. Y concluye: “Este proyecto, para el que pensaron que nunca obtendrían el permiso necesario, es, en cierto modo, un monumento a la vida y al trabajo que Christo y Jeanne-Claude crearon juntos en París y en todo el mundo, que siempre excedió los límites de lo posible”. Cabe destacar que el “empaquetar” el Arco del Triunfo fue uno de sus dos últimos proyectos de Christo, junto con el de la Mastaba en Abu Dabi. El proyecto que tiene un coste de 14 millones de euros y, como todos los proyectos de Christo y Jeanne-Claude, no han recibido fondos públicos ni patrocinios. Se autofinancia en su totalidad por el Estate de Christo y Jeanne Claude, a través de la venta de obras de arte originales de Christo, que incluyen estudios preparatorios, dibujos y collages, maquetas, obras de las décadas de 1950 y 1960 y litografías. “Nuestra obra de arte es un grito de libertad”, decía el artista, que rechazó sistemáticamente el patrocinio, las subvenciones, el trabajo voluntario y todas las formas de comercialización. “Para mantener esa libertad absoluta no podemos estar obligados a nadie”, señaló. Sus obras originales garantizaron esta independencia artística y la preservaron hasta el último aliento. Será el segundo proyecto de arte público en París, donde pasaron siete años de intensa creación (1958-1964), cuando se mudaron a Nueva York, ciudad en la que permanecieron hasta el final de sus vidas. El primero fue el “empaquetado” de Le Pont Neuf, que tardó diez años en realizarse, de 1975 a 1985. Anne Hidalgo, alcaldesa de París, manifiesta: “Treinta y cinco años luego del proyecto del Pont-Neuf, uno de los proyectos más ambiciosos de Christo y Jeanne-Claude verá la luz, el Arco de Triunfo se cerrará según los deseos de Christo para enfatizar este monumento simbólico de nuestra capital y nuestra historia. A un año de la muerte de Christo, París continúa la obra de este gran artista. Es una oportunidad para agradecerle y defender nuestro apego a la creación contemporánea” indico. Philippe Bélaval, presidente del Centro de Monumentos Nacionales, añade: “Será un evento con resonancia mundial, y el Centro de Monumentos nacionales se complace en hacerlo posible. Luego de dos años difíciles, el patrimonio y la creación artística se unen para ofrecer al público un momento inolvidable de alegría compartida”. Con el fin de preservar la integridad del monumento del Arco del Triunfo todas las operaciones emprendidas para el montaje y desmantelamiento del Arco de Triunfo, han estado sujetas al monitoreo científico y técnico por parte de equipos del Ministerio de Cultura. La Llama Eterna, frente a la Tumba del Soldado Desconocido en el Arco de Triunfo, continuará ardiendo durante todo este tiempo. Paralelamente del 18 septiembre al 3 de octubre en Sotheby’s París tendrá lugar una exposición histórica The Final Christo que reúne y pone a la venta los últimos 25 dibujos de Christo del Arco del Triunfo realizados antes de que las empresas de ingeniería con las que trabaja su equipo comenzaran a adaptarlos, y que provienen del Estate de Christo, y nunca han estado en el mercado. Una muestra que explora a Christo como un maestro del pastel y el crayón, y también del collage ya que yuxtapone en sus dibujos mapas, planos arquitectónicos, o muestras de la tela utilizada para envolver el monumento. Es este enfoque multimedia traduce su genio único, y su personalidad cálida llena de joie de vivre. A modo de reflexión final, como decía Christo: “En la vida, y sobre todo en el arte hay muchas cosas que llegan sólo con el tiempo y el ímpetu de llegar hasta el final”.

viernes, 10 de septiembre de 2021

PERU - A JOURNEY IN TIME: Tesoros milenarios del Perú en el Museo Británico

Desde la antigua civilización Chavín hasta el presente, pasando por los Nazca, Chimú y el Imperio Inca, el Museo Británico explorará 3.000 años de historia del Perú en una exposición sin precedentes para la que 40 piezas excepcionales se sumarán a su ya impresionante colección. “Es la primera gran exposición que se realiza en el Reino Unido dedicada al Perú y a sus culturas antiguas”, explicó a The Guardian Cecilia Pardo, excuradora jefe del Museo de Arte de Lima contratada por la institución británica para coordinar esta muestra titulada Peru - a journey in time (Perú - un viaje en el tiempo), que se podrá visitar en Londres del 11 de noviembre al 20 de febrero del 2022, donde mostrará unos 120 objetos, un tercio de los cuales serán prestados por nueve instituciones peruanas, entre ellas varios complejos arqueológicos y que serán vistos por primera vez en la capital británica. “La historia se construye permanentemente y en el Perú la arqueología es una actividad que continúa en proceso”, afirma Pardo, que trabajó durante año y medio preparando esta muestra, concebida para coincidir con el bicentenario de la independencia del Perú, el pasado 28 de julio, pero retrasada por la pandemia mundial del Coronavirus. Entre los objetos que viajarán desde el país andino destaca un tocado de oro de 2.500 años de antigüedad y unas orejeras funerarias, halladas en el centro ceremonial de Kuntur Wasi, en Cajamarca, decoradas con motivos en relieve de rostros humanos con colmillos de felino y apéndices de serpiente. Cabe destacar que el objeto más antiguo que se prestará es una vasija ceremonial de la cultura Cupisnique, datada en torno al año 1200 a.C, con la forma de un cuerpo humano retorcido, posiblemente una persona con una enfermedad que causaba flexibilidad inusual, una habilidad venerada en esta cultura. También se expondrá un llamativo tambor ceremonial que data de alrededor del año 100 a.C. - 650 d.C. que se utilizaba en rituales durante la captura de enemigos derrotados en combate, una de las principales escenas de la cosmovisión Nazca. Estos objetos, la mayoría de los cuales no se ha visto nunca en el Reino Unido, se sumarán a unas 80 piezas propiedad de las inmensas reservas del Museo Británico, algunas de las cuales nunca han sido expuestas. Incluyen desde una túnica inca de algodón de mil años de antigüedad con la representación simbólica de océanos, montañas y junglas (los tres paisajes de este país de inmensa diversidad geográfica) hasta minúsculas figuras ceremoniales humanas realizadas en delicada orfebrería. “La posibilidad de trabajar con las colecciones del Museo Británico, que son muy importantes, en diálogo con piezas que vienen de museos y también excavaciones arqueológicas recientes del Perú nos permiten reconstruir mejor estas historias sobre las cosmologías antiguas”, señala Pardo. “Vamos a invitar a los visitantes a viajar a una de las regiones más cautivadoras y exóticas del mundo”, afirmó por su parte Hartwig Fischer, director del British Museum, en la primera presentación en persona realizada por la institución desde el inicio de la pandemia en marzo del 2020. A través de tejidos (excepcionalmente preservados por las condiciones de humedad y temperatura de los Andes), instrumentos musicales, objetos funerarios o de la vida cotidiana, la exposición explorará la concepción del poder, la economía, el género, la agricultura o las creencias desde la antigua cultura Chavín (1200 a.C. a 500 a.C.) hasta la caída del Imperio Inca ante los conquistadores españoles en 1532. “El público británico puede haber oído hablar de Machu Picchu pero generalmente se queda ahí y con esta exhibición los llevamos mucho más atrás en el tiempo”, explicó el arqueólogo inglés Jago Cooper, comisario del museo para las Américas. De los Paracas y Nazca (del año 100 al 650) en el sur, a los Mochica (100-800) y Chimú (100-1470) en el norte, la exposición buscará “descubrir y entender” seis sociedades diametralmente distintas a las occidentales. Por ejemplo, “entre las sociedades andinas, el tiempo se concebía de forma completamente diferente: el pasado, el presente y el futuro ocurren en el mismo momento, el pasado no está grabado en piedra, sino que puede modificarse mediante actividades en el presente”, explicó Cooper, considerándolo una forma mucho más realista de pensar en el pasado. “Es de destacar que fotografías y videos impactantes a gran escala de sitios icónicos, incluidos los geoglifos de Nazca y la ciudadela de Machu Picchu, también brindarán a los visitantes un sentido vívido del lugar y una apreciación de la destreza artística y arquitectónica de esas antiguas civilizaciones. El recorrido termina con una mirada al legado andino, mostrando cómo el Perú actual es reflejo de una combinación de culturas, religiones y transformaciones durante 3.000 años” puntualizó.

viernes, 3 de septiembre de 2021

MONASTERIO DE HOREZU: Una joya con estilo rumano

De las regiones históricas de Rumanía, la de Valaquia es sin duda la más nuclear. Allí se configuró el presente del actual país, que tantas vueltas ha dado en el último siglo. Uno de sus dirigentes más históricos fue Constantin Brancoveanu, príncipe de Valaquia entre 1688 y 1714. En esos tiempos, Valaquia estaba ocupada por los turcos, que si bien dominaba las relaciones internacionales de Valaquia, en el día a día el príncipe tenía margen para sus propias políticas internas. De ahí parte su apuesta por renovar el estilo de edificios laicos y religiosos que finalmente tomaría su nombre: el estilo brancovenesco. Es más, con el apoyo del arquitecto Ion Mincu, se convirtió en el estilo oficial rumano a comienzos del siglo XX, reflejado en varios edificios de la época que buscaron rememorar el brancovenesco. Este estilo es una original y única mezcla en la que se pueden advertir rasgos bizantinos, renacentistas y barrocos. De todos los edificios, el monasterio de Horezu es el ejemplo más perfecto. Valaquia, situada entre los Cárpatos y el río Danubio, comenzó a tomar entidad sobre el siglo XIII gracias a la debilidad de los húngaros. Ellos eran los dirigentes por entonces, pero estaban acosados por los mongoles. A comienzos del XIV, Basarab I se rebeló contra el húngaro Carlos I y se declaró independiente. Pero paso un siglo y Valaquia caería bajo el control del imperio otomano. Se convirtió en una suzeranía: gobierno compartido y tributos para los odiados ocupantes turcos. Como es obvio, la región vivió de forma tumultuosa. A las luchas internas por el poder se sucedieron también conatos de ruptura con los otomanos. En medio de la Gran Guerra Turca, Brancoveanu negoció con los Habsburgo austriacos y con Pedro el Grande de Rusia con quienes buscaba una alianza para deshacerse de la peste musulmana. Stefan Cantacuzino, un familiar enemistado, denunció la situación a los turcos, quienes lo llevaron a juicio y decapitaron en Constantinopla. Convirtieron así a Brancoveanu en héroe de la causa rumana y mártir para la Iglesia. El traidor Cantacuzino tampoco corrió mejor suerte y los otomanos, cansados, impusieron un gobierno títere, pero su molesta presencia en los Cárpatos ya estaba condenada y no paso mucho tiempo para que los invasores turcos fueran expulsados, por lo que Rumania pudo declararse independiente. En sus más de 25 años de gobierno, Brancoveanu tuvo tiempo de impulsar un estilo propio de cultura. Por aquella época, solo el conjunto monacal del Monte Athos destacaba en la zona. Su tradición se trajo a Valaquia. A esto le sumó fondos por el aumento de la recaudación y la riqueza de su familia para promover muchas obras. Suya es también la instalación de la primera imprenta del país en Bucarest y la fundación de la Real Academia. A diez kilómetros de Bucarest erigió el Palacio Mogosoaia, la mejor construcción laica de su estilo. Este edificio fue muy dañado en guerras. En cuanto a lo religioso, una de sus primeras obras y la más importante fue el monasterio de Horezu. Fue consagrado en 1690 a San Constantino y Elena y la idea era que se convirtiera en su mausoleo. El monasterio destaca por sus líneas puras y equilibradas, además de por sus composiciones religiosas, retratos y frescos. Horezu sigue los preceptos del Monte Athos en su disposición: un catholicon (iglesia) rodeado de murallas y unos edificios anexos dependientes del principal denominados skites. Toda esta disposición es simétrica y cruciforme. La iglesia está inspirada en la del monasterio de Arges en Rumanía. Destaca el trabajo pictórico en su interior. Fue acabado en 1692 por el maestro griego Constantinos y es el primer ejemplo de la escuela de pintura de Horezu. Dentro del nártex hay un mural donde se muestra toda la familia Brancoveanu y motivos religiosos. En los alrededores hay estancias monásticas, la residencia del príncipe y otras iglesias anexas. Entre ellas destaca la de Bolnica, ideada por la mujer de Constantin Brancoveanu. Con el paso de los siglos se fueron añadiendo otras iglesias y skites. El monasterio se encuentra en los Cárpatos. Está cerca de la capital de provincia Ramnicu Valcea, a unas tres horas en coche de Bucarest. El estado actual del monasterio permite una visita no muy larga y se puede organizar de forma guiada. A tres kilómetros del pequeño pueblo de Horezu está el complejo museístico de Maldaresti, con varias mansiones fortificadas con arquitectura de la zona. Para completar el viaje, a pocos kilómetros está también el Parque Nacional Buila-Vanturarita. Tiene un bonito cañón y un interesante monasterio. Toda esta zona es famosa por su cerámica, patrimonio intangible de la humanidad por su proceso de fabricación.
actualidad cultural
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