SONIDOS DEL MUNDO

viernes, 26 de junio de 2020

EL BUDA DORADO DE WAT TRAIMIT: Todo lo que brilla es oro

Es la estatua de oro macizo más importante del mundo y se encuentra en el templo Wat Traimit en Bangkok(Tailandia). La historia de este Buda - de unos 3 metros de alto y un peso de 5,5 toneladas - es una de las más fascinantes de Tailandia. No solo por lo curioso de su historia, si no por la manera en que fue descubierta. Corría el año 1955 cuando durante una construcción en las cercanías del río necesitaron derribar un viejo templo abandonado, en cuyo interior se encontraba un Buda de estuco (yeso) pintando de color dorado. Como todas las representaciones de Buda son sagradas, las autoridades decidieron que lo llevarían a otro templo. Pero durante su transporte, un cable de la grúa cedió haciendo que el Buda se cayese al suelo. Como en este país, son muy supersticiosos, se consideró como una señal de mala suerte y todos corrieron del lugar lo más deprisa posible. Esa misma noche, casualmente, cayó una intensa lluvia que inundó la ciudad. A la mañana siguiente, el monje superior decidió que había que ir a la zona para valorar los daños. Al mirar al Buda en detalle, se percató de que se había agrietado por varias partes, observando atónito algo extraño que había en su interior. Comenzó entonces a quitar el estuco roto, mirando con asombro lo que parecía un cuerpo de metal brillante. Continuó retirando el estuco hasta que descubrió que en su interior se hallaba un Buda de metal dorado, que más tarde se confirmó, que era de oro puro. Se estima que el Buda de Oro data del periodo del Reino de Sukhothai y que tiene más de 700 años. Se cree que la estatua fue trasladada hasta Ayutthaya donde fue encontrada a principios del S.XV. Como muchas otras estatuas de Buda valiosas, fue recubierta en estuco para ocultar su verdadero valor de los invasores birmanos en una de sus inclusiones al país. Desde la invasión y destrucción de Ayutthaya por parte de los birmanos en el 1767 la estatua permaneció entre las ruinas de la ciudad, abandonada y sin que nadie le prestase atención alguna. Posteriormente fue trasladada a Bangkok donde permaneció en el Wat Phrayakrai. Cuando este templo fue abandonado se ofreció la imagen de Buda a varios templos que la rechazaron por su apariencia y por su tamaño. El Wat Traimit, un templo de poca relevancia, que se encuentra ubicada en el barrio chino (Chinatown), aceptó la estatua y tuvieron que pasar muchos años hasta que una situación fortuita revelase su verdadero valor. El Buda está representado en la tradicional postura del Bhumisparshamudra (tocar la tierra como testigo, la mano derecha hacia el suelo). Las estatuas clásicas de estilo Sukhothai están sentadas en un zócalo ordinario. La llama que corona la protuberancia del cráneo o ushnisha es una innovación de Sukhothai que simboliza el resplandor de su energía espiritual. La línea de su peinado forma una larga “V” en la raíz de los cabellos, subrayada por la curva elegante de las cejas que se apoyan sobre el arco de la nariz aguileña en forma de « pico de loro », según las normas prescritas. Los tres pliegues en el cuello y los lóbulos de las orejas muy alargados, señal de su anterior status de príncipe, también forman parte del código, lo mismo que sus anchos hombros y el pecho henchido por una inspiración imaginaria. Por motivos que se desconocen cayó en el olvido durante 200 años hasta que el afortunado accidente hizo que volviera a salir a luz. Desde entonces el Wat Traimit goza de fama, riqueza y un gran número de visitantes cada día, convirtiéndose en una de los templos más populares para visitar en Bangkok. Si bien en toda Asia se pueden encontrar estatuas de enorme tamaño de Buda, siendo tan populares como la del Buda Reclinado o tan simbólicas y legendarias como el famoso Buda Esperalda, la cual es posiblemente la figura más venerada de Tailandia, el Buda de Wat Traimit destaca sobre las demás. Y es que no todos los días ni en todas partes se puede conseguir hecha completamente en oro macizo de 18 quilates con un precio que se estima diariamente y que ronda los 200 millones de libras esterlinas, siendo indudablemente una de las estatuas más caras jamás construidas por la humanidad.

viernes, 19 de junio de 2020

RIVALLING ROME - PARTHIAN COINS AND CULTURE: Explorando a su mayor enemigo en el Museo Británico

Era el año 53 a.C. cuando el ambicioso Marco Licinio Craso, quien junto a Pompeyo y Julio César conformaban en el triunvirato que regía Roma en ese momento, se puso al frente de un enorme ejército, formado por siete legiones, 4.000 soldados de infantería y otros tantos de caballería, y emprendió la marcha hacia Oriente. Su propósito era la conquista del Imperio Parto, ubicado en territorios de Mesopotamia e Irán, al cual los romanos - creyendo la interesada versión dada por los griegos - suponían tan débil y afeminado como los “bárbaros del este” como calificaban a los persas que fueron conquistados por Alejandro. Tras cruzar el Éufrates, Craso y sus hombres avanzaron por un territorio desolado, hasta que llegaron a la llanura de Carras, cerca de la actual ciudad turca de Harrán, situada entre las cabeceras del Tigris y el Éufrates. Allí divisaron por fin al enemigo, unos destacamentos de jinetes sucios y cubiertos de polvo que sumaban apenas 10.000 hombres, en contraste con los 50.000 soldados de los invasores. La victoria parecía al alcance de la mano. Pero entonces los legionarios escucharon el sonido ronco y terrible de unos tambores de bronce, “mezcla del rugido de fieras y estampido del trueno”, según escribió Plutarco; a continuación, los jinetes enemigos se quitaron las raídas capas que los cubrían dejando al descubierto destellantes yelmos, corazas y cotas de malla de hierro y acero. Cuando Craso ordenó atacar, los partos fingieron retirarse para luego realizar una maniobra envolvente que les permitió acribillar a flechazos a los legionarios. El combate duró todo el día y terminó en un desastre completo para los romanos, con nada menos que 20.000 muertos, mientras los sobrevivientes terminaron convertidos en esclavos. El propio Craso pereció ignominiosamente en la batalla. Su cuerpo fue arrastrado y llevado ante el monarca parto, quien ordenó introducirle por la garganta oro fundido como castigo por su legendaria avaricia. La humillante derrota de Craso fue la peor que habían sufrido los romanos desde las guerras púnicas y se la puede comparar con la de Cannas, ante Aníbal, en 218 a.C. Fue, en todo caso, el comienzo de una larga historia de enfrentamientos entre Roma y Partia, que no terminaría con la caída de este último en 224 d.C. ya que sus sucesores los sasánidas, fueron los enemigos más temibles que tuvieron que enfrentar tanto romanos como bizantinos durante siglos. Si bien en 116 d.C., tras una inesperada invasión, Trajano pudo llegar a tomar la capital parta, Ctesifonte, los partos resistieron todas las acometidas y terminaron por expulsarlos de Mesopotamia. Como escribía Marco Cornelio Frontón, “los partos fueron los únicos que llevaron el nombre nunca despreciable de enemigos del pueblo romano”. Y esto no era una hipérbole propia del arte de la oratoria, sino una realidad palpable. Desde la derrota de los cartagineses – el gran enemigo en la historia política y en la memoria colectiva de los romanos – Roma no encontró un antagonista como Partia, ni un rival con un potencial equivalente en cuanto a su extensión, población y capacidad económica. Para entender los orígenes de los partos es necesario retroceder a la conquista del Imperio persa por Alejandro Magno. A la muerte del conquistador, en 323 a.C., surgió en Irán y Mesopotamia el gran Imperio Seléucida, fundado por Seleuco, uno de los generales del monarca macedonio. Muy pronto, los seléucidas tuvieron dificultades para mantener la integridad de su territorio, especialmente en el este, donde se independizaron los sátrapas (gobernadores provinciales) de Bactria y Partia. Aprovechando esta situación, la tribu irania de los parni se apropió del territorio de Bactria en el año 247 a.C. Los partos estaban dirigidos por Arsaces, a quien se considera el fundador de la dinastía arsácida; En las décadas siguientes, a través de un proceso largo y tortuoso, los partos se apropiaron de todo el territorio seléucida. Resultó determinante la conquista de Mesopotamia, con sus grandes centros urbanos – como Seleucia, Ctesifonte, Nippur, Uruk y Babilonia – que se convirtió en el núcleo del Imperio parto. Los soberanos partos extendieron su dominio desde el Éufrates hasta Bactria y desde la India y Asia Central hasta el golfo Pérsico y el océano Índico. No exageraba Justino Frontino, historiador romano del siglo II, cuando afirmaba que “ahora [en el siglo II] el dominio de Oriente está en poder de los partos, como si hubiesen hecho una distribución del mundo con los romanos”.Cabe destacar que el gran baluarte del poder parto era su ejército. Estudios recientes demuestran que los arsácidas disponían de guarniciones estables en las fronteras, además de puntos fortificados, cuyo mantenimiento requería un gobierno central organizado. En cualquier caso, el arma fundamental de los partos fue la caballería. Los jinetes partos destacaban por su extraordinaria habilidad de monta y por su destreza en el uso del arco. También disponían de una caballería pesada, formada por los llamados catafractos o clibanarios, que actuaban como fuerzas de choque. Agrupados en nutridos contingentes, los jinetes estaban protegidos por pesadas cotas de malla – que también cubrían a los caballos – e iban armados con largas lanzas que sembraban el caos y la muerte entre la infantería enemiga. Debido a los altos costes del equipamiento, estas tropas estaban formadas por aristócratas. En cambio, la infantería arsácida parece haber sido débil. Situado en el corazón del continente euroasiático, el Imperio parto fue una auténtica encrucijada de tradiciones culturales, religiosas y artísticas. Sin olvidar nunca su pasado nómada, los partos absorbieron elementos de la cultura persa, de la mesopotámica y también de la griega, que había arraigado en Asia Central durante el dominio seléucida; así, utilizaron el griego como lengua de burocracia y comercial, junto con el pártico. Sin embargo, poco a poco fueron afirmando los valores específicamente persas; los monarcas adoptaron el título de Rey de Reyes y se consideraron sucesores directos de los aqueménidas, la última dinastía persa derrocada por Alejandro. En el plano religioso imperaba también una enorme diversidad, demostrando su tolerancia. La casa real parta, como buena parte de la población irania, era adepta del zoroastrismo, la religión oficial del antiguo Imperio persa aqueménida. En las ciudades mesopotámicas se mantenía la devoción a antiguos dioses orientales, como Bel, Nabu, Assur, Inanna, Anu, Shamash o Sin, muchos de los cuales se identificaban a su vez con las divinidades griegas. Así, Nabu, el dios babilonio de la sabiduría, se identifica con Apolo; Nanaya, la diosa sumeria del amor, con Artemisa, y Nergal, el dios sumerio del inframundo, con Hércules. El cristianismo también estuvo presente difundiéndose desde el siglo I d.C., como prueba la existencia de un obispo en Seleucia. Los partos tuvieron, asimismo, un papel decisivo en la creación de la Ruta de la Seda, la gran vía comercial que unía China con el Próximo Oriente y, desde allí, con el Imperio romano, por la que circulaban toda clase de valiosos productos, en particular los tejidos de seda. Tras establecer relaciones diplomáticas con la dinastía Han, los partos promovieron la ruta a través de sus dominios, garantizando la seguridad y las paradas para las caravanas y, a la vez, recaudando peajes y aranceles. El año 224 marcó el final del dominio parto. Ardashir, príncipe de una pequeña ciudad de Persia, se alzo contra el rey Artabano IV y lo derrotó en la batalla de Hormuzjan, ocupando la capital, Ctesifonte. Proclamado Rey de Reyes e invocando la protección del dios Ahura Mazda, Ardashir dio inicio a un nuevo imperio persa y mesopotámico, el sasánida, que durante cuatro siglos se alzaría ante Roma y Constantinopla como una amenaza no menos temible que la representada por sus predecesores partos. Pero esa ya es otra historia. Hicimos este largo prologo para anunciar la próxima exposición preparada por el Museo Británico sobre este gran imperio de oriente, titulada Rivalling Rome - Parthian coins and culture (Rivalizando con Roma - Partia monedas y cultura) que originalmente se esperaba inaugurar el pasado mes de abril, pero como consecuencia de la pandemia del Coronavirus que asola actualmente al mundo, se ha pospuesto para mas adelante. Esta extraordinaria muestra incluirá especialmente monedas de ese periodo que revelan importante información sobre los partos, así como otros invaluables objetos, ofreciendo una visión equilibrada de su arte y su cultura, como legado duradero de aquel imperio. Estaremos atentos para ofreceros mas detalles sobre esta exposición.

viernes, 12 de junio de 2020

SHAMBHALA: El reino perdido del Himalaya

Entre los antiguos mitos budistas figura un paraíso perdido, conocido como Chang Shambhala, la fuente de la sabiduría eterna donde vivían seres inmortales en armonía perfecta con la naturaleza y el universo. En la India, oculto entre los Himalayas, se llama Kalapa, mientras que la tradición china lo ubica en los montes Kun Lun. Asimismo, en Rusia se hablaba de la legendaria Bielovodye, la Tierra de las Aguas Blancas, donde vivían santos ermitaños de inmensa sabiduría. James Hilton, en su novela Horizontes Perdidos, recreó el mito y lo llamó Shangri-La. El Hinduismo, el Shamanismo y el Budismo, todos ellos conservan tradiciones que postulan a Shambhala como la fuente misma de su religión. Por miles de años se han escuchado relatos acerca de algún lugar oculto más allá del Tibet, entre los majestuosos picos y apartados valles del Asia central, que persiste como un paraíso inaccesible, un oasis de sabiduría universal y paz, llamado Shambhala. La existencia de túneles bajo el palacio de Potala en Lhasa se entreteje con otro mito tibetano cultivado por escritores europeos. En su novela Shambhala, el espiritista ruso Nikolai Roerich habla de Agharti (deformación de Agharta, nombre del paraíso subterráneo budista) como del lugar donde estaba Chang Shambhala, sede del rey del mundo. Según Roerich, Agharti estaba relacionado con todos los continentes por medio de pasadizos secretos. H. P. Blavatsky fue el primer ocultista occidental que escribió sobre la existencia de aquel santuario del Asia Central, al que llamó con ese nombre. Dijo que era una ciudad etérica ubicada en el desierto de Gobi que servía de cuartel invisible a los Mahatmas, la Gran Fraternidad de Maestros Espirituales que trabajan detrás de la escena, guiando y protegiendo a la humanidad. También sabemos que, en los años treinta, Nicholas Roerich, el artista e instructor espiritual ruso, pasó muchos años en expedición por aquella parte del globo, en busca de Shambhala y su Sabiduría. Por las mismas fechas, también se le conocía por el nombre de Shangri-la, así mencionada por James Hilton en Horizontes Perdidos (1933). Tanto en la novela, como en el film que le siguió, esta tierra fue retratada como un centro de felicidad, propósito y eterna juventud. En varias tradiciones religiosas Shambhala es un reino mítico escondido en algún lugar más allá de las montañas nevadas del Himalaya. La localización de Shambala y su naturaleza son objeto de disputa. Mientras algunas tradiciones afirman que existe realmente, otros afirman que es un lugar intangible al que sólo se puede llegar a través de la mente. Existe una localidad llamada Śambhala entre el río Ganges y el río Rathaprā, aunque algunos identifican la Shambhala mítica con Sambhal (en Moradābād). Según el budismo, se dice que cuando el mundo entre en una era de guerra y odio, y todo esté perdido, el rey de Shambala saldrá de su ciudad secreta con un gran ejército para eliminar el odio y comenzar una nueva era dorada. Según otros relatos, en Shambala habrá 32 reyes, que reinarán cada uno durante 100 años. Durante el reinado de Rudra Chakrin, el 32.º rey de Shambala, los seres humanos (que ya no creerán en la religión hinduista) atacarán Shambala con una armada enorme, equipada con armas terribles. En la última gran batalla, el rey Rudra Chakrin destruirá él solo a toda la humanidad perversa. Según Mipham (escritor tibetano, 1846-1912) en su Gran comentario sobre el kalachakra, el reino de Shambala se encontraría al norte del río Sita y estaría dividido por 8 cadenas de montañas. El palacio y la ciudad de Kalapa de sus gobernantes estaría edificado en la cumbre de una montaña circular llamada Kailasa (conocido monte de Tíbet), en el centro del país. El primer rey de Shambala se llamaba Suchandra y decía ser una emanación de Vashraiana. Existe una leyenda (que podría ser real) de que habría vivido en la época de Buda. En el día de la luna llena del tercer mes, en la estepa de Dhanyakataka, en el sur de la India, antes de una reunión de innumerables bodhisattvas, dakas, dakinis, dioses, magos y iakshas (duendes), Buda enseñó la doctrina kalachakra a pedido del rey Suchandra. Cuando volvió a Kalapa, el rey Sucandra construyó un mandala tridimensional de kalachakra. Las principales corrientes esotéricas occidentales sostienen además que en Shamballa reside la Fraternidad Blanca, un grupo de sabios inmortales y grandes iniciados que rigen los destinos del planeta. El mito persiste en la actualidad y muchos quieren descubrirla para la posteridad. ¿Sucederá algún día?

viernes, 5 de junio de 2020

LA TABLILLA DE GILGAMESH: ¿El final de una larga odisea?

Robada del Museo de Mosul durante la Guerra del Golfo y tras sus ajetreados 3.500 años de vida, la tablilla de Gilgamesh ha acabado en un almacén del gobierno estadounidense en el barrio de Queens de Nueva York, a la espera de que un juez de Washington decida si puede volver, por fin, al lugar donde se la creó, que entonces era Babilonia y hoy es Irak. En efecto, en una demanda presentada el 18 de mayo, el ministerio fiscal norteamericano alega que varios comerciantes de antigüedades ocultaron el origen real de esta tablilla, que fue objeto de contrabando antes de su última venta registrada, por importe de 1,5 millones de euros y para ser expuesta en el Museo de la Biblia en Washington. La tablilla en sí es todo un tesoro arqueológico, histórico y literario. Mide unos 15 centímetros de largo y 12 de ancho, una de las mayores que sobreviven de su época. De hecho, quedan apenas una treintena de fragmentos similares del poema épico de Gilgamesh tallados durante el periodo babilonio antiguo o medio, y los demás son más pequeños que el de este ejemplo. El cuneiforme que contiene esta tablilla es claro y fácil de leer para los expertos, y narra una conversación entre la prostituta Shamhat con el salvaje Enkidu, en la que le revela unos sueños que ha tenido Gilgamesh, el héroe de la mitología mesopotámica. Se la conoce por ello como la Tablilla del Sueño de Gilgamesh. La policía federal norteamericana requisó la tableta del Museo de la Biblia en Washington el 24 de septiembre del 2019 y la entregó a la agencia de Aduanas del gobierno, que la tiene bajo su custodia. En 2014 la había adquirido en una venta privada con un precio de cierre de 1,5 millones de euros la cadena de tiendas Hobby Lobby, cuyos dueños, la familia Green, impulsaron y financiaron el Museo de la Biblia. Esa familia y esa cadena de tiendas ya se han visto obligadas a devolver miles de antigüedades a Irak por haber sido fruto del expolio del patrimonio artístico de ese país. En el 2017, Hobby Lobby tuvo que pagar una multa de 2,7 millones de euros por contrabando. La demanda presentada narra el periplo de la tablilla desde que en el 2001 un comprador estadounidense la vio en el suelo del apartamento de Londres de un comerciante de antigüedades jordano llamado Ghassan Rihani, quien murió a los pocos meses de la visita. En el 2003, sus descendientes, que decían no saber su origen, la vendieron a un coleccionista dentro de un lote mucho más amplio por el que cobraron unos 50.000 euros, convencidos de que era un artefacto menor, dado que la cal incrustada en la superficie la hacía ilegible. Enviada a los EE.UU. por correo, el coleccionista la limpió y la envió para su examen a un profesor de Princeton, que certificó su antigüedad y origen. Aquel coleccionista que trajo la tablilla a los EE.UU. le vendió en el 2007 por poco menos de 50.000 euros, un precio irrisorio dado su valor real, pero sin añadir un certificado de origen, necesario para asegurar al comprador que no era un objeto de contrabando. Este comprador exigió el certificado y el coleccionista lo falsificó, según la fiscalía, inventándose que la Tablilla del Sueño de Gilgamesh fue adquirida en 1981 en una subasta de la casa Butterfield & Butterfield en San Francisco como parte de un lote del que no había registros detallados. Luego, comenzó a aparecer en todo tipo de libros y catálogos como uno de los mayores tesoros de su índole y su época, siempre como un objeto adquirido “siguiendo todas las leyes de antigüedades vigentes en EE.UU.” cuando ello no era cierto ya que era producto de un robo al patrimonio de Irak. Entre 2007 y 2014 fue cambiando de manos, hasta que la empresa Hobby Lobby la compró para el Museo de la Biblia, que abriría sus puertas en el 2017. La idea era exhibirla como parte de literatura escrita antes del periodo bíblico. Esa última adquisición fue una venta privada, pero según ha revelado Hobby Lobby en otra demanda, al vendedor le representó Christie’s. Según esa denuncia de Hobby Lobby, la célebre casa de subastas creó la falsa impresión de que la tablilla había sido introducida en los EE.UU. “con todos los permisos legales”. Tras varios años de pesquisas, la fiscalía norteamericana está convencida que es patrimonio robado a Irak introducido ilegalmente en los EE.UU. y pide su devolución definitiva a Bagdad. Según Richard P. Donoghue, fiscal de distrito en Nueva York que ha instruido la causa, “siempre que identifica patrimonio cultural saqueado, el gobierno estadounidense hace todo lo posible para devolverlo donde pertenecen, como va a hacer en este caso concreto” aseveró. "En este caso, Christie’s no cumplió con sus obligaciones minimizando la preocupación de que la procedencia había sido inventada y no facilitó esa información al comprador y debe ser sancionada por ser cómplice del delito", añadió. Es de esperar que este tesoro expoliado inicie el camino de retorno a Irak lo antes posible.
actualidad cultural
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