SONIDOS DEL MUNDO

viernes, 25 de febrero de 2022

VLADIMIR EL SANTO: Aquel que convirtió a Rusia al cristianismo

También conocido como Vladimir el Grande o el Gran Príncipe, fue quien con su conversión al cristianismo ortodoxo en el año 988 inició la cristianización de la Rus de Kiev, el estado eslavo antiguo que Rusia - y de la cual también formaban parte Belarus y Ucrania - reivindica hoy como el origen de su legado cultural. En efecto, los orígenes de la actual Rusia hunden sus raíces en la historia a través de un personaje poco conocido para los occidentales y sobre el que realmente se sabe poco, el jefe Riurik, nacido en 830. Probablemente danés de Jutlandia, de la casa real de Haithabu, hay quien lo identifica con el príncipe Hrorek de Dorestad, hijo del noveno monarca de este linaje. Existe un debate sobre la forma en la que Rurik llegó a controlar el Ladoga y Nóvgorod. La única información sobre él se encuentra en la Crónica de Néstor del siglo XII, que afirma que chuds, eslavos, merias, veses y krivichs “llevaron a los varegos más allá del mar, rechazaron pagarles tributo, y se establecieron para gobernarse a sí mismos”. Cabe precisar ante todo que los varegos eran los vikingos y que con ese nombre eran conocidos en la zona. Luego las tribus comenzaron a pelear entre sí y en 862 decidieron invitar a Rurik para restablecer el orden. Éste acepto la invitación y, tras someter la zona del lago Ladoga, fundó en 859 la ciudad de Veliki Novgorod, que gobernó hasta su muerte en 879. De este modo tuvo inicio el principado que, trasladada su capital a Kiev, en 882 por Oleg, uno de sus descendientes, fue conocido como la Rus de Kiev, que perduró hasta 1240, la época de la invasión mongola. Una serie de familias principescas supervivientes descienden por vía patrilineal de Rurik, hasta el último pariente suyo que gobernó Rusia, Basilio IV, quien murió en 1612. De modo independiente, cuenta la tradición que poco tiempo de la fundación de Kiev, mucho antes que la conquistase Oleg, llegó de Grecia a dicha ciudad un obispo ortodoxo que comenzó a predicar a sus habitantes el Evangelio y a hablar de los milagros de Dios relatados en el Antiguo y Nuevo Testamento. Sigue narrando la tradición que los rusos , al oír decir que los tres niños no se quemaron en el horno encendido de Babilonia según el libro de Daniel, interrumpieron al predicador y dijeron: “Si no vemos algo parecido, no creeremos en tu historia”. El obispo, luego de rezar a Dios, se atrevió a poner el Evangelio en el fuego y el libro sagrado permaneció intacto, hasta las cintas que marcaban las hojas preparadas para la lectura, no se quemaron. Parece ser que debido al impacto de este milagro, muchos de ellos se bautizaron. Luego de Riurik, fue su pariente Oleg quien gobernó el país. Éste fue tomando el control de las ciudades del Dniéper y capturó Kiev, controlada anteriormente por los varegos Askold y Dir, a donde finalmente trasladó su capital desde Nóvgorod. La nueva capital era un lugar idóneo para lanzar una incursión contra Constantinopla en 911. Según la Crónica de Néstor o Primera Crónica Rusa, los bizantinos intentaron envenenar a Oleg, pero el líder varego demostró sus poderes proféticos rechazando beber de la copa con vino envenenado. Tras haber clavado su escudo en la puerta de la capital imperial, Oleg ganó un tratado comercial favorable, que finalmente fue muy beneficioso para ambas naciones. Aunque las fuentes bizantinas no registraron estas hostilidades, el texto del tratado ha sobrevivido en la Crónica de Néstor. Lo que sí sabemos es que en Constantinopla concertó Oleg un tratado muy ventajoso para Rusia, un contrato comercial con los griegos. Según la Crónica de Néstor, Oleg murió en 913 y su sucesor, Igor de Kiev, gobernó desde entonces hasta su asesinato en 944. El nuevo príncipe sitió dos veces Constantinopla, en 941 y 944, y, debido a que su escuadra había sido destruida por el enigmático fuego griego, firmó un tratado con el emperador bizantino. Al relatar este hecho, el cronista recuerda que la guardia de Igor juró en Kiev la observancia de este tratado: los paganos delante del ídolo Perún, y los cristianos ortodoxos en la catedral de San Elías, lo que indica que en Kiev, en aquel tiempo, hasta en la guardia había cristianos y existía una catedral. El joven príncipe Igor contrajo matrimonio con Olga, de origen varego, probablemente nacida hacia el 890, quizás en Pskov. Aunque no tenemos muchas noticias sobre sus orígenes, si se ha conservado la tradición sobre su gran belleza y gran inteligencia. El matrimonio se debió realizar hacia el 903 y se sabe poco de la princesa hasta la muerte de su marido, asesinado en 945. La crónica de Néstor asocia la muerte del príncipe a sus excesivas ganancias, indicando que intentaba recolectar tributos por segunda vez en el mismo mes. Como resultado de esto, Olga modificará después el sistema de recolección de tributos. Al enviudar, debido a la corta edad de su hijo Sviatoslav, la princesa viuda gobernó la tierra rusa. Mujer de carácter, una de las primeras cosas que hizo fue vengar la muerte de su marido. Cuenta la crónica que para los enemigos de su patria era temible pero el pueblo ruso la amaba y la estimaba como a su propia madre por su misericordia, su sabiduría y su sentido de justicia. Cuando Sviatoslav se hizo hombre, en 964, la princesa Olga pudo dedicarse más a la beneficencia. Predispuesta hacia el cristianismo por sus conversaciones con los sacerdotes de Kiev, pudo conocer la fe cristiana. En un viaje suyo a Constantinopla para tratar sobre la paz, en el año 957, decidió bautizarse, con el nombre de Elena. La historia cuenta que el sacramento lo celebró el patriarca Poliecto, en el trascurso de una magnífica recepción que ofreció la corte a la princesa, siendo El emperador Constantino VII su padrino. Y como nos movemos en el campo de las tradiciones, no está demás citar una proveniente del mundo ortodoxo, según la cual el Emperador, viendo su belleza exterior y la grandeza interior, le pidió que se casara con él. Ella dijo que ella no podía hacerlo antes de que ella fuera bautizada; ella le pidió además que fuera su padrino. Luego de que ella fue bautizada, el Emperador repitió su propuesta de matrimonio. Ella contestó que ahora él era su padre espiritual, y que incluso entre paganos era nunca oyó hablar de un padre que se casara a su hija. Constantino, aceptando ser burlado por ella airosamente, él la envió a su tierra con sacerdotes y sagrados textos e iconos como regalos. Como era de esperar, Olga, de vuelta a su tierra y ya cristiana, trató de convencer a su hijo a hacerse cristiano, pero con escaso resultado, ya que el príncipe Sviatoslav, no cedió a sus persuasiones. Sin embargo, por aquellas vueltas que da la vida, la persuasiva viuda obtuvo resultados a los pocos años en su nieto Vladimir, hijo de Sviatoslav y la princesa Malusha, al que se preocupó de educar cristianamente. Gran labor la de las abuelas en la transmisión de la fe ortodoxa, sobre todo cuando los padres se despreocupan de esta importante misión. No fue fácil la cosa y, de hecho, siendo ya príncipe de Kiev todavía Vladimir permanecía como pagano a pesar de que el cristianismo había ganado muchos adeptos. La citada Crónica de Nestor afirma que “la lujuria de Vladimir era insaciable”. Se cuenta, quizás con cierta exageración que llegó a tener 800 concubinas y numerosas esposas, erigiendo además estatuas y templos paganos por la Rus. Sin embargo, por consejo de sus allegados, envió a varios emisarios a estudiar las religiones de varios de los países vecinos que le habían pedido que se uniera a sus respectivas religiones. Finalmente, recordando las enseñanzas de su abuela y movido por sus buenos ejemplos, se convirtió al cristianismo ortodoxo, influyendo también en su decisión la maravilla de sus emisarios al llegar a Constantinopla y ver las ceremonias que la Iglesia Bizantina había preparado para ellos en la impresionante Basílica de Santa Sofia. Es así como en el año 988, negoció la mano de la hermana del emperador Basilio II, Ana Porfirogeneta, segunda hija del emperador de Oriente Romano II. Fue la primera boda realizada entre una princesa griega y un bárbaro, para lo cual Vladimir fue bautizado antes de poder formalizar el matrimonio. El bautizo y el matrimonio le hicieron a Vladimir grandes cambios en su carácter. A su regreso a Kiev, derribó todos los monumentos paganos y construyó numerosas iglesias, entre ellas la iglesia de la Dormición de la Virgen, la primera iglesia de piedra de Kiev, y ordenó su construcción entre 989 y 996 para conmemorar el bautismo de la Rus de Kiev. No todas las fuentes coinciden con esta versión de la conversión del príncipe Vladimir. Sin embargo, existe otra versión sobre la conversión de Vladimiro al cristianismo. En el año 987, Bardas Sclerus y Bardas Phocas se rebelaron contra el emperador Basilio II. Los dos rebeldes unieron fuerzas por un tiempo, pero posteriormente Bardas Phocas se autoproclamó emperador. Basilio pidió al Rus de Kiev ayuda, aunque en esa época se consideraban enemigos. Vladimir accedió a cambio de la mano de su hermana, y aceptó convertirse al cristianismo ortodoxo, que sin duda conocía por influjo de su abuela, además de por la presencia creciente del cristianismo en la vida pública de Kiev. Cuando los arreglos para la boda terminaron, Vladimir envió 6000 soldados al imperio bizantino y pusieron fin a la revuelta. Pero, sea cual sea la ocasión próxima de esta especie de bautismo por la fuerza o por conveniencia, sin duda fue el impulso que hizo que el cristianismo se llegase a extender por toda Rusia, incluso a imponerse. Ciertamente no fue una cosa automática, ni siquiera rápida. Durante la época de Vladimir la nueva religión no llegó probablemente más que a los nobles y a los comerciantes ricos y tampoco el desarrollo posterior del cristianismo fue tan rápido como se ha pretendido, ya que el paganismo fue cediendo el terreno poco a poco. Sin embargo, tradicionalmente se ha considerado la conversión de Vladimir el punto de inflexión, con el comienzo del declinar del paganismo y el imponerse del cristianismo. Es por ese motivo que Vladimir es considerado desde antiguo un santo por los cristianos ortodoxos rusos. El culto que se tributó desde el antiguo se debió no sólo a que había sido un pecador arrepentido, sino a que había iniciado la reconciliación del pueblo ruso con Dios y había sido el Apóstol de Rusia, elegido por el cielo. La Crónica de Néstor explica que San Vladimir recibió el perdón y la gracia de Dios, en tanto que “muchos otros hombres rectos y religiosos se apartaron del camino de la verdad y perecieron“. A lo que parece, el arrepentimiento y la fidelidad del príncipe fueron sinceros y, a este propósito, un cronista afirma: “Cuando se dejaba llevar de la pasión y había caído en pecado, trataba inmediatamente de compensarlo con la penitencia y la limosna”. Incluso hay quien afirma que Vladimir, luego de su conversión, se preguntaba si tenía derecho a castigar con la pena de muerte a los bandoleros y a los asesinos. Tales escrúpulos sorprendieron a los misioneros griegos, quienes apelaron al testimonio del Antiguo Testamento y de la historia de Roma para probar que los príncipes cristianos tenían el de deber de castigar a los malvados. Pero parece ser que tales argumentos no convencieron del todo a Vladimir. Aunque su pueblo dependió en lo religioso del patriarcado de Bizancio, envió embajadores a Roma, ayudó al obispo alemán San Bonifacio durante su misión entre los paganos y aún llegó a copiar ciertas costumbres canónicas del occidente, como la de los diezmos, que no existía entre los bizantinos. En realidad, Rusia no interrumpió sus relaciones con la Iglesia Católica sino hasta la época de las invasiones de los mongoles. Expulsados estos, se convirtió en el más importante bastión de la Iglesia Ortodoxa - tras la caída de Constantinopla en 1453 a manos de los turcos - con el casamiento del príncipe Iván III con Sofía Paleólogo, sobrina del último emperador bizantino Constantino XII, asumiendo el titulo de Zar (César en ruso) y proclamando a Moscú como heredera de Bizancio, denominándola desde entonces como “la tercera Roma” en 1472… Pero no adelantemos acontecimientos. En cuanto a Vladimir murió en Berestovo, en 1015, luego de haber repartido todos sus bienes entre sus amigos, según se cuenta. Su cuerpo fue desmembrado y distribuido ente sus numerosas fundaciones sagradas y venerado como una sagrada reliquia. Desde entonces, los rusos ,ucranianos y bielorrusos, quienes forman parte del mismo pueblo tal como acertadamente afirmó el presidente ruso Vladimir Putin, celebran solemnemente su fiesta... Larga vida a la Santa Rusia.

viernes, 18 de febrero de 2022

DELHI PURPLE SAPPHIRE: La amatista maldita

Una de las joyas malditas que peor fama tienen alrededor del mundo es el Delhi Purple Sapphire. En su historia, podremos encontrar lúgubres suicidios ocasionados, según la creencia popular, porque se trata de un objeto embrujado. Y, aunque lleva por nombre zafiro, en realidad esta piedra es una amatista. Su inicio se remonta al coronel de caballería W. Ferris, el cual llevó a Gran Bretaña esta gema. Cuentan las leyendas que la amatista fue robada - que se podía esperar de un inglés - del templo de Indra en Cawnpore (India) durante la revuelta hindú de 1857. Al ser portador del Delhi Purple Sapphire, Ferris tuvo muy mala suerte al perder tanto su salud como su dinero, algo que también pasó con su hijo quien heredó la piedra robada. Para 1890, pasó a las manos del escritor y afamado científico, Edward Heron-Allen, quien al poco tiempo perdió la mayoría de su fortuna. En su desesperación y enojo, Edward lo arrojó al canal Regent. Lo más extraño es que a los pocos días, un joyero local se lo devolvió luego de comprarlo a un extraño que de alguna manera tropezó con la gema en el canal. Imaginen la situación de Edward, el cual tratando de proteger a su hija recién nacida, decidió que lo mejor era rodear esta amatista con varios hechizos de protección. Por eso creó una caja llena de sigilos mágicos y talismanes protectores. No conforme con eso, la sepultó con otras siete cajas y la enterró en lo profundo de su sótano. Incluso Heron-Allen decidió escribir una carta para advertir a quien quisiera poseer el Delhi Purple Sapphire: “Cualquiera que abra las cajas leerá esta advertencia, y luego hará con la gema lo que considere oportuno. Mi consejo es que la arroje al mar”. La experiencia, aunque sin duda debió de ser traumatizante, le sirvió al escritor para escribir el libro con una recopilación de relatos sobrenaturales: The Purple Sapphire, que fue publicado en 1921. Tras su muerte, su hija Mair Jones, donó la joya al Museo de Historia Natural de Londres. Aunque todos habían leído la advertencia de Heron-Allen, los curadores del museo se encontraban reacios a deshacerse de tan importante joya. En el año 2000, John Whitakker era el responsable el departamento de Micropaleontología del museo y decidió llevar la pieza a la reunión anual de la Heron-Allen Society. Cuando regresaba a su casa con su esposa, Whitakker narró una extraordinaria historia: “El cielo se puso de repente completamente negro y nos vimos atrapados en medio de la más espantosa de las tormentas. Pensamos abandonar el coche y salir corriendo mientras mi mujer gritaba: ¿Por qué tuviste que traer esa maldita cosa?”. Para la segunda reunión, Whitakker cayó enfermo por una infección intestinal y para la tercera se lo impidió un tremendo cólico renal causado por una piedra. La mejor decisión para todos fue que para la cuarta reunión, nadie movería la gema y mejor se desplazaron al museo para no tener más desagradables sorpresas. Llama la atención es que desde que se encuentra bajo custodia, cesaron las muertes ¿Maldición o coincidencia?

viernes, 11 de febrero de 2022

EL DESTINO DE LOS PALACIOS DE SADDAM HUSSEIN: Reflejo de un Irak desgarrado

Las iniciales "S.H." aún se pueden leer en algunas paredes y molduras. Pero la mayoría de decenas de palacios construidos por el presidente iraquí, Saddam Hussein, por todo el país están en ruinas o fueron convertidos en bases militares. Solo algunos se rehabilitaron. Derrocado en el 2003 tras la invasión militar estadounidense y asesinado en 2006, Saddam Hussein hizo construir una serie de suntuosos palacios y monumentos en su honor desafiando ostentosamente el embargo occidental de los años 90. En efecto, más de un centenar de mansiones, residencias y palacios presidenciales desperdigados por todo Irak muestran su megalomanía y sus delirios de grandeza. A algunos de ellos, Saddam Hussein fue como mucho una o dos veces. Como si se tratara de un emperador de Mesopotamia, su perfil grabado en bajorrelieve, al lado de Nabucodonosor II, aún es visible en el gran Palacio de Babilonia. "Podríamos transformar los palacios en museos, al menos el de Bagdad: un museo de tapicería, por ejemplo, o sobre la familia real o el arte islámico", dice Laith Majid Hussein,
director del Consejo iraquí de Antigüedades y Patrimonio. Pero admite que rehabilitar estos gigantescos palacios requeriría millones. Tras la invasión estadounidense en el 2003, la mayoría de estos palacios fueron saqueados, algunos sirvieron como bases militares de las tropas extranjeras y casi todos terminaron muy dañados, un reflejo de la violencia que ha sacudido Irak en los últimos años. Hoy en día, los palacios rehabilitados son la excepción. Otros están en ruinas o han sido tomados por grupos terroristas. "La burocracia y la corrupción también dificultan la restauración de estos palacios para convertirlos en lugares turísticos o en patrimonio" del país, indicó. Por ejemplo, en Bagdad tres palacios construidos por Saddam Hussein albergan actualmente la sede de la presidencia y el despacho del primer ministro. Asimismo, el suntuoso complejo Al Faw, usado algún tiempo como base militar estadounidense, es desde el 2021 sede de una universidad estadounidense. El lugar posee impresionantes zonas verdes y un lago artificial y también tiene auditorios y una zona de comedor en un suntuoso edificio de piedra y mármol. El director de ese centro de estudios, Michael Mulnix, no esconde su orgullo al ver "este hermoso palacio convertido en una institución de enseñanza superior.
El palacio principal sobrevivió más o menos intacto, dijo, pero "todos los otros edificios aledaños fueron destruidos", explica. "Las ventanas estaban rotas, había pájaros volando dentro, había hasta serpientes.Tuvimos que hacer muchas renovaciones", recuerda el responsable señalando las iniciales de Saddam Hussein, escritas en caligrafía árabe, en uno de los techos. De otro lado, en Basora al sur del país - subsisten tres palacios. Dos de ellos fueron usados por el Hashd al Shaabi, grupo paramilitar proiraní actualmente integrado en las fuerzas de seguridad iraquíes. El tercero se convirtió en el 2016 en un prestigioso museo de antigüedades. "Hemos logrado transformar este palacio en un símbolo de cultura", comentó Qahtan al-Obeid, responsable de antigüedades y patrimonio en la ciudad. Basora es la única provincia iraquí que ha "transformado un palacio en edificio patrimonial", según este experto, subrayando que Irak tiene un total de 166 residencias y mansiones de la era Saddam. "Los gobiernos iraquíes, tras la invasión estadounidense no han construido nada, debido a su incapacidad manifiesta no han podido llegar al nivel de lo erigido por Saddam", afirma, nostálgico, un arquitecto de aquella época pasada que ve con trizteza el estado actual de la mayoria de aquellos
suntuosos edificios y monumentos que fueron a no dudarlo, el orgullo de la nación. Laith Majid Hussein afirma también que en la provincia de Babilonia, las autoridades piensan convertir en museo el gran Palacio situado cerca de las famosas ruinas de la ciudad declaradas como Patrimonio Mundial de la UNESCO.Luego de años de abandono, el imponente edificio, situado en una colina artificial que si bien ahora tiene sus muros cubiertos de grafitis y pintadas y los adornos en techos y paredes están muy dañados, su reconstrucción es posible y puede recuperar en breve su gloria del pasado. "Cuando llegamos en el 2007, el sitio estaba en condiciones deplorables. Las autoridades decidieron hacer un centro recreativo para los habitantes", explica su director, Abdel Satar Naji. Las imágenes de estos palacios son aún más impresionantes en Tikrit, ciudad natal de Saddam Hussein, al norte de Bagdad. A orillas del Tigris hay unas 30 mansiones y residencias en ruinas. “Reconstruirlas es decisión de quienes hoy gobiernan el país porque al fin y al cabo son patrimonio del Estado. Y deben ser recuperados porque pertenecen a todos los iraquíes” indicó. Y no le falta razón.

viernes, 4 de febrero de 2022

ÁVALON: La leyenda de una isla mística

En el imaginario británico, Ávalon es una enigmática isla que se alza entre las brumas de los pantanos. Su notoriedad reside en sus aparentes privilegios sobrenaturales: en esta tierra las reglas de la naturaleza se ven alteradas para dar paso a la magia. Un lugar similar al paraíso de Adán y Eva. Muchos la sitúan en Glastonbury, otros en la isla de Man. Se ha hablado también de su posible ubicación en la costa de Bretaña en Francia, en algún lugar del océano Atlántico e incluso en la isla de Mallorca en España. Pero, ¿dónde se encuentra realmente Ávalon? ¿Es solamente un mito o existió realmente? Como sabéis, muchas veces los mitos tienen algo de verdad. Los orígenes de Ávalon se remontan a la antigua mitología de los Celtas, quienes la situaban en algún lugar de las islas Británicas. Desde que el clérigo escritor Geoffrey de Monmouth la mencionara por primera vez en el año 1136 en su obra “Historia Regum Britanniae” (Historia de los reyes de Gran Bretaña), Ávalon ha cautivado a generaciones de autores, propagando así la leyenda hasta nuestros días. En las tierras de Ávalon los manzanos dan sabrosas frutas durante todo el año y crecen cereales en abundancia. Sus habitantes no tienen la necesidad de trabajar en el campo y viven una existencia idílica, gozando de una longevidad muy superior a la media en aquellos tiempos. Así mismo, en Ávalon habitan nueve reinas hadas, entre ellas la popular Morgana, hermanastra del Rey Arturo. Geoffrey de Monmouth postuló que probablemente el nombre de Ávalon derivara de la traducción de manzana, ya que en el idioma Bretón manzana es aval. Su raíz la encontramos siglos atrás, en la palabra proto-céltica “abal” cuyo significado es manzana. Según las leyendas del rey Arturo, entre las brumas de los pantanos que rodeaban el montículo conocido como Ávalon, el rey Arturo se abrió paso hasta esta isla para descansar eternamente. Tras la batalla de Camlann, donde luchó contra Mordred, el monarca fue transportado en una barca ya moribundo hasta Ávalon por su hermanastra Morgana. Se dice que en la barca lo acompañaban más mujeres, entre ellas Igraine, Elaine, Nimue, la reina de Gales del Norte, la reina de las tierras Baldías y la reina de las tempestades. Otras versiones hablan solo de unas cuantas hadas. Sea como fuera, el rey Arturo falleció en Ávalon, lugar del que algunos dicen regresará cuando Inglaterra lo necesite de nuevo. La tradición sitúa Avalon en la localidad de Glastonbury, en el condado de Somerset. En las afueras de la ciudad se eleva una prominente colina entre las llanuras verdes, donde destaca la Glastonbury Tor justo en la cima. Es aquí donde se supone estuvo ubicada la isla, en plena campiña inglesa. Donde ahora hay verdes prados salpicados por casas de campo, se sabe que antaño estuvo todo cubierto de aguas pantanosas.La base de esta creencia la tenemos que buscar en el cronista medieval Giraldus de Cambrai, que nos cuenta como durante el reinado de Enrique II, el abad Henry de Bois patrocinó una búsqueda de Ávalon. Esta campaña le llevó al descubrimiento de una tumba en la zona que hoy en día es Glastonbury. Dicha tumba contenía un enorme ataúd de roble con la inscripción “Hic iacet sepultus iclitus rex Arthurus in insula Avalonia” (Aquí yace sepultado el rey Arturo en la isla de Ávalon). De Cambrai relata que los restos encontrados en el ataúd fueron trasladados en una gran ceremonia a la que asistieron Eduardo I y su consorte y según él, en la actualidad se encontrarían bajo el altar mayor de la abadía de Glastonbury. La abadía, hoy en ruinas, se convirtió en un importante lugar de peregrinaje hasta la reforma anglicana del siglo XVI, cuando fue destruido. Hoy en día sigue siendo un lugar muy frecuentado por turistas que acuden para admirar sus ruinas y la famosa tumba del rey Arturo. En la actualidad muchos estudiosos consideran falso que Ávalon se encontrara situada en Glastonbury. Existen sospechas de que este descubrimiento no fue más que un fraude urdido por el propio abad y llevado a cabo con la única intención de aumentar la popularidad de la abadía de Glastonbury. Algunos especialistas sitúan la isla en la costa de la Bretaña Francesa, otros en Burgh-by-Sands en Cumberland, junto a la muralla de Adriano. Incluso se habla de algún punto cercano a Camboglanna, en lo que hoy en día se conoce como Castleheads. También la isla de Man, hoy en día una isla situada a medio camino entre Irlanda y Gran Bretaña, es el blanco de las sospechas. Pero las teorías sobre las posibles localizaciones de Ávalon no se quedan en las islas Británicas, sino que traspasan fronteras, llegando incluso hasta el mar Mediterráneo. El novelista, poeta y mitólogo Británico Robert Graves considera en su obra “El Vellocino de oro” que la verdadera isla de Ávalon se encontraba en la actual Mallorca (España). Curiosamente, el escritor fijó en la isla Balear su residencia habitual. A pesar de las sospechas de que Glastonbury no sea realmente la ubicación de Ávalon, esta localidad atrae a curiosos turistas cada año que buscan acercarse a un lugar considerado sagrado. Desde adeptos a la historia y las leyendas del rey Arturo, hasta personas que buscan desarrollar su espiritualidad en la Inglaterra mística, donde Ávalon está considerado un poderoso centro energético. Glastonbury, Tintagel (en la costa de Cornualles, lugar donde supuestamente nació el rey Arturo), Shaftesbury (zona que se cree constituyó el reino de Camelot), Stonehenge, Cadbury Hill (donde se encuentra el famoso castillo de Cadbury, desde donde reinaron Arturo y su esposa Ginebra), West Kennet, Long Barrow y Avebury Henge, forman un entramado de puntos energéticos que atraen a muchos adeptos a las filosofías de vida espirituales. Y es que Glastonbury y el condado de Somerset, donde popularmente se sitúa Ávalon, está considerado por muchos como uno de esos puntos. Casi nada, ¿verdad? ¿Habéis visitado alguno de estos lugares? ¿Creéis que Avalon pudo ser en parte real?
actualidad cultural
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