SONIDOS DEL MUNDO

viernes, 30 de abril de 2021

ENIGMAS DE LA HISTORIA: El jeroglífico de Abydos

Los teóricos de la conspiración siempre están buscando respuestas sobre el origen de la vida en la Tierra, y muchos de ellos afirman que anteriormente hemos sido visitados seres alienígenas quienes proporcionaron tecnología moderna a nuestros ancestros. Al respecto, una popular teoría asegura que unos jeroglíficos encontrados en el templo funerario de Seti I en Egipto, lo demuestran, pero ¿Todo esto es verdad? Cabe destacar que dichos jeroglíficos existen, pero todo lo que ahí se muestra tendría una explicación bastante lógica. Este jeroglífico supuestamente representaría un helicóptero moderno, junto a otras imágenes que recordarían la forma de un submarino, un avión, un zeppelín o un OVNI, según distintas interpretaciones. Dicho hallazgo ha despertado la curiosidad de los ufólogos, los esoteristas y los creyentes en la teoría de los antiguos astronautas, quienes piensan haber encontrado en Abydos una prueba más de la existencia de alta tecnología en las civilizaciones antiguas, posiblemente facilitada por los extraterrestres. No obstante, científicos y egiptólogos coinciden en que se trata de un efecto pareidólico (es cuando un objeto es percibido erróneamente como una forma reconocible) debido, en primera instancia, al deliberado retoque de las imágenes que se muestran en los medios y, en segunda, a que las caprichosas formas de los jeroglíficos son producto de un palimpsesto, es decir, de un re-grabado que, con el paso de los siglos, se hizo evidente gracias a la erosión, uniendo dos escritos diferentes en una sola imagen. La costumbre de reaprovechar documentos para reescribirlos se hizo bastante frecuente en la Edad Media, a partir del siglo VII d.C., debido a las dificultades que experimentó la importación de papiro egipcio y lo escasa -por tanto cara -que resultaba su alternativa, el pergamino. Como el papel todavía no había llegado a Europa, se recurrió a raspar la tinta de viejos libros manuscritos -faltaban ocho siglos para que Guttemberg inventase la imprenta- y tener así hojas en blanco. A esos volúmenes se los denomina palimpsestos pero, por extensión el término puede aplicarse a otros formatos como la arquitectura o la escultura. De hecho, era casi una tradición en el antiguo Egipto que los faraones aprovechasen templos, tumbas, sarcófagos e incluso estatuas de predecesores, cambiándoles el nombre para poner el suyo. A veces era una versión sibilina y descarada de la damnatio memoriae, pero otras simplemente se terminaba lo empezado por otro, adaptándolo al nombre del que lo concluyó. Hay muchos ejemplos, siendo sin duda Ramsés II el mayor usurpador artístico que ha existido. Él era hijo de Seti I y cuando el padre falleció sin llegar a terminar el Memnonium (el templo funerario, llamado así por el nombre de coronación del faraón, Men-Maât-Rê), su vástago y sucesor se encargó de ello. Se trata de un complejo estructurado sobre terrazas para salvar el desnivel del terreno, con planta en forma de L invertida, al que Ramsés II añadió dos patios hípetros porticados - el primero con jardín - y un enorme pilono del que apenas quedan restos. El templo, que estaba dedicado a siete dioses (Ptah, Osiris, Amón-Ra, Isis, Horus, Ra-Harajty y el propio faraón), contaba con otras tantas puertas y capillas, habiendo sido excavado y estudiado en el siglo XX por Dorothy Eady. La parte del complejo que nos interesa aquí es la primera sala hipóstila, donde en 1987 la caída de una capa de yeso de un arquitrabe sorprendió a un matrimonio estadounidense, dejando al descubierto los jeroglíficos. Los turistas se llamaban Ruth McKinley-Hover y su esposo Harry, aunque la que alcanzaría la fama sería ella. No era egiptóloga sino una trabajadora social y psicoterapeuta que además, vaya por dios también tenía una gran afición al esoterismo y los OVNIS. De hecho, su especialidad era el tratamiento a base de terapia de grupo de personas que aseguraban haber sido abducidas por extraterrestres. Como podéis imaginar, en Abydos encontró un filón que explotaría el resto de su vida (falleció en el 2012). Si los antiguos egipcios hubieran tenido helicópteros, submarinos y aviones, uno esperaría encontrar alguna evidencia de esto en los descubrimientos realizados en ese país. Este tipo de maquinaria tan grande requiere una gran cantidad de componentes (incluyendo combustible, piezas, fábricas, etc.) pero no hay rastro de tal en todo Egipto. La literatura egipcia también carece de cualquier alusión a que hayan tenido estos objetos, y mucho menos mención pasajera, de aviones avanzados. Pero entonces ¿qué significarían los jeroglíficos? Se cree que la inscripción que se halla superpuesta, fue modificada por el hijo de Seti I, Ramses II, quien retoco la inscripción original que decía “El que rechaza a los nueve [enemigos de Egipto]” mientras que Ramsés, una vez retocada la inscripción y aplicando yeso, lo hace aparecer como “El que protege a Egipto y derrota a los países extranjeros” Ése es la parte que se cayó, dejando visible la inscripción original. Si bien hay quienes están firmemente convencidos de su origen extraterrestre, lo cierto es que la explicación dada no dejara satisfechos a todos.

viernes, 23 de abril de 2021

INACEPTABLE DESDE TODO PUNTO DE VISTA: Inician una campaña para incluir estatuas de Lenin como “Patrimonio Mundial de la UNESCO”

Responsable del terror rojo que baño de sangre a Rusia para imponer una ideología criminal que asesino a 150 millones de seres humanos, es inconcebible que el pleno siglo XXI existan descerebrados que aun veneren a Lenin, cuyos monstruosos crímenes pueden equipararse a las realizados por Josef Stalin, Mao Tse Tung, Kim Il-sung, Nicolae Ceausescu y Pol Pot (todos comunistas igual que el) para eternizarse en el poder al precio que fuera necesario. Como sabéis, con la instauración del régimen comunista tanto en Rusia en 1918, como luego en los países de Europa del Este - que cayeron en la órbita de Moscú tras la II Guerra Mundial - se erigieron miles de estatuas suyas en todas las ciudades, como una muestra de sometimiento al comunismo.Era nauseabundo ver por esos tiempos el llamado culto a la personalidad por el que Lenin y otros jerarcas comunistas estaban presentes en todo momento de la vida cotidiana. Pero con el colapso y la desaparición de la Unión Soviética, así como del derrocamiento de las dictaduras comunistas en Europa del Este en 1991,se desato en aquellos
paises una incontrolable ola de destrucción que barrieron toda clase de símbolos comunistas - en especial las estatuas de Lenin que eran las mas numerosas - para eliminar cualquier recuerdo que los asociara con ese nefasto personaje. Solo en Ucrania fueron destruidas 5000 estatuas en pocos días y números similares se dieron en el resto de países de la región, a tal punto que hoy no queda ninguna en pie. Solo partes destrozadas de algunas estatuas pudieron ser salvadas de aquella furia espontánea de la multitud que “cazaron” a Lenin hasta en los pueblos mas pequeños y hoy pueden verse tirados junto a desperdicios en los parques temáticos, donde se muestra los crímenes del comunismo. Si bien en Rusia tras la caída de la dictadura no sucedió lo mismo y aun pueden verse algunas en plazas y parques, su numero es mucho menor que antes porque varios fueron retirados y almacenados al ser ‘molesta’ su presencia. Es por ese motivo que algunos nostálgicos ante el peligro que terminen retirándolas todas, y coincidiendo con el cumpleaños número 151 de ese criminal, han hecho un insólito llamamiento a la ONU y la UNESCO para que incluyan sus
monumentos “en la lista del patrimonio cultural de la humanidad” (?) Así como lo lee. En efecto, en declaraciones al canal de televisión 360, el líder del minoritario y casi fantasmal PC ruso Maksim Suraykin expresó su opinión de que Lenin era "uno de los más grandes pensadores del planeta" y "cambió el curso de la historia para mejor". Venga ya, ¿Qué se habrá fumado este tipo? Para quien no lo sepa,los comunistas de Rusia son un insignificante partido político, sin escaños en ninguna de las dos cámaras del parlamento. Refundado en el 2009 y registrado oficialmente en el 2012, sus octogenarios miembros creen que representan el verdadero marxismo, el mismo que tanto dolor y sufrimiento ha causado al mundo. Desde que llegó al poder en 1918 las manos de Lenin están manchadas de sangre ya que ordeno asesinatos en masa para asegurarse en el puesto. “Lenin fue un gobernante cruel e inmisericorde que hizo uso sin reserva de la violencia. No tenía escrúpulos. Hizo triunfar la revolución pisando cabezas e imponiendo una autocracia similar a la de los zares pero de corte comunista, ordenando más asesinatos en seis meses que los zares en siglos pasados” afirman unánimemente los historiadores.
Lenin abogaba por la crueldad como forma de combatir a sus enemigos. “¡Una revolución sin pelotones de fusilamiento carece de sentido!”, señaló en una ocasión. Uno de los vestigios más claros de su barbarie no salió a la luz hasta 1991, cuando se descubrió una misiva que Lenin envió a sus subordinados en Ucrania ordenando que ahorcaran, a la vista de todos los habitantes, a un centenar de kulaks (campesinos adinerados) como un escarmiento por no haber querido enviar grano a las grandes ciudades de Moscú y Petrogrado. “Hacerlo de una forma que, en cientos de kilómetros a la redonda, todos puedan ver, temblar, saber y gritar: están estrangulando y estrangularán hasta la muerte a los kulaks chupasangres”, escribió. La matanza fue completa, tanto así que murieron 8 millones, un genocidio que en Ucrania aun se recuerda con horror, y eso que recién comenzaban. Así y todo ¿Aun quieren conservar sus monumentos? Según el periódico ruso Moskovsky Komsomolets, en el 2003 había alrededor de 1.800 estatuas en todo el país, pero desde entonces su número ha estado disminuyendo. Es obvio que la UNESCO no hará el más mínimo caso a ese ridículo pedido y antes de lo que sus desquiciados propulsores imaginan, todas terminaran en el basurero, allí donde pertenecen.

viernes, 16 de abril de 2021

SALVATOR MUNDI: La obra maestra del engaño

La autoría del cuadro más caro de la historia tras ser subastado en el 2017 por 450 millones de dólares como una obra perdida de Leonardo da Vinci, se ha convertido en un auténtico “secreto de Estado” con intereses geopolíticos que van mucho más allá de la relevancia artística de la pintura y que han tensado las relaciones entre París y Riad. Es lo que afirma el autor del documental Da Vinci a subasta: la historia del Salvator Mundi, el periodista francés Antonie Vitkine, según el cual el Louvre confirmó en el 2018 que la pintura procede del taller del maestro renacentista, pero que no es obra suya, aunque el museo decidió no hacer públicas sus conclusiones. Pese al veredicto de los expertos, Arabia Saudita presionó a Francia para que el cuadro adquirido por el príncipe heredero saudita Mohamed Bin Salmán(MBS), como reveló la prensa, fuera incluido en la retrospectiva de Da Vinci que la pinacoteca parisina inauguró a finales del 2019. Ello habría validado una obra cuyos orígenes son objeto de controversia desde hace años y con la que el régimen de Riad buscaba apuntalar su imagen de modernización y cambio. “El Louvre rechazó exponer el cuadro bajo la firma de Leonardo Da Vinci, como exigía Bin Salmán, y el caso llegó hasta el Elíseo para que se tomara la decisión, pero pese a todo se guardó el secreto sobre los descubrimientos científicos”, explica Vitkine en entrevista en París con periodistas. “Ganó la verdad, pero al precio de un secreto de Estado”, agrega Vitkine, cuyo documental fue difundido en la televisión francesa esta semana. Para comprender la gran cantidad de intereses que están en juego tras el Salvator, hay que remontarse a abril del 2018 y la visita oficial de Bin Salmán a París. Francia es un socio clave de Arabia Saudita en general y, en particular, en el jugoso proyecto de Al Ula, la ciudad preislámica que Riad quiere convertir en un complejo turístico y cultural. El príncipe heredero saudí fue recibido - y agasajado - por el presidente Emmanuel Macron. Y hablaron de Salvator Mundi. “El Elíseo nos explicó que para MBS era importante presentarse como la persona que abrió culturalmente Arabia Saudita y como un símbolo de modernidad”, explica en el filme Pierre, nombre tras el que se oculta un alto miembro del Ministerio de Cultura que asistió a las reuniones. El Salvator Mundi era la pieza clave de esta estrategia. Pero había un problema: para entonces, crecían las voces de los expertos internacionales que dudaban de que fuera de Da Vinci. Riad decidió enviar en junio del 2018 a París el Salvator para un proceso de autentificación en el Louvre, que preparaba una gran exposición sobre el maestro renacentista para finales del 2019. El cuadro permaneció tres meses en el museo, que posee un acelerador de partículas único en el mundo que permite realizar análisis en profundidad de las obras. “Yo mismo lo vi”, afirma en el documental Jacques, la otra alta fuente anónima del Gobierno francés. El veredicto fue contundente: “El peritaje científico permitió demostrar que Leonardo solo contribuyó a esa pintura, así que informamos a los saudíes”. No era la respuesta que deseaba Riad y, sobre todo, un Bin Salmán que se jugó mucho al apostar fuerte por un cuadro de origen tan controvertido. “Hablamos de una compra de prestigio”, explica Viktine. “Se inscribe en un contexto de la voluntad de Arabia Saudita de convertirse en un centro cultural con la construcción de museos. Y cuando se construyen museos, hacen falta cuadros. Pero Bin Salmán se topó con un problema, el hecho de que Arabia Saudita no es tan rica como parece. Y eso le supuso un problema político. Era complicado de asumir”. Sobre todo cuando la adquisición del Salvador por 450 millones de dólares (380 millones de euros en la época) coincidió con el arresto ordenado por MBS de dos centenares de hombres fuertes del reino acusados de haber malversado 86.000 millones de euros. ¿Por qué arriesgar tanto por una obra con tantos claroscuros? “Al comprar ese cuadro, un cuadro europeo, una imagen de Cristo, quería enviar también un mensaje a Occidente demostrando su modernidad y occidentalización”, según Vitkine. En septiembre del 2018, más o menos cuando se conoció la opinión del Louvre, el Salvator Mundi fue retirado sin explicaciones de la exposición con la que se inauguró el Louvre de Abu Dabi. Sin embargo, su presentación en la pinacoteca parisina un año más tarde fue duda hasta el último momento. El documental revela que el Louvre se mostró dispuesto a exhibir la controvertida obra, pero no como pretendía Riad. “La demanda de MBS era muy clara”, cuenta Jacques en la cinta. “Exponer el Salvator Mundi al lado de la Gioconda sin explicaciones, presentarlo como un Da Vinci al 100%”. A cambio, Riad prometió a Francia “negocios, un fondo”, señala la fuente, sin concretar. El caso llegó al Gobierno, donde el entonces ministro de Cultura, Franck Riester, y su par de Exteriores, Jean-Yves Le Drian, abogan por ceder ante Riad, afirma la fuente. “Mi posición, que hice saber al más alto nivel del Estado, es que exponerlo bajo las condiciones saudíes equivalía al blanqueo de una obra de 450 millones de dólares”. La decisión final la toma Macron a finales de septiembre del 2019: no se aceptarán las condiciones saudíes. “Estaba en juego la credibilidad de Francia y del Louvre”, defiende Jacques. El Salvator Mundi se convierte en el gran ausente de la exposición del museo parisino. Pero se guarda silencio sobre los motivos. Un silencio que perdura. Consultado, el Louvre ha enviado este jueves la misma respuesta que dio en su momento al realizador: “Decidimos no responder a sus preguntas, ya que el cuadro no fue prestado para la retrospectiva de Leonardo da Vinci. No comentaremos tampoco su película”. Un silencio que Vitkine dice comprender. “Había que proteger los intereses de Bin Salmán y sobre todo los intereses de Francia ante él. Son intereses muy importantes”, recuerda. “Desde el momento en que el Louvre rechaza que se socave su credibilidad, el acuerdo, supongo, fue guardar el secreto. Por eso no ha hablado jamás el Louvre. Guardar el secreto es salvar la cara de Bin Salmán, que se siente engañado por adquirir a un elevadísimo precio lo que creía que era un Leonardo, pero que no lo es” indicó.

viernes, 9 de abril de 2021

THE PHARAOH´S GOLDEN PARADE: El espectacular viaje de los reyes de Egipto a su última morada

22 momias, 18 reyes y cuatro reinas fueron los protagonistas del faraónico desfile en El Cairo desde el Museo Egipcio hacia su nuevo destino, el Museo Nacional de la Civilización Egipcia. Un evento nacional conocido como The Pharaoh’s Golden Parade (El desfile dorado de los faraones) en el que se ha querido emular la época de esplendor antiguo con todo boato. Un traslado de tan solo 5 kilómetros, la distancia que separa ambos museos, retransmitido en directo por 300 canales de televisión como un acto de Estado y que fue llevado con un estricto operativo de seguridad dado el estatus de tesoro nacional del contenido. Las momias fueron reubicadas en el nuevo Museo Nacional de la Civilización Egipcia el pasado sábado 3 de abril, siguiendo el orden cronológico de sus reinados: desde el gobernante de la dinastía XVII, Seqenenre Taa II, hasta Ramsés IX, que reinó en el siglo XII a. C. Uno de los principales atractivos del evento fue el rey Ramsés II, el faraón más célebre del "reino nuevo", o la infame Hatshepsut, la usurpadora que se hizo con el trono. Y todos transportados en vehículos dorados acondicionados para la total seguridad de los sarcófagos. La caravana no se limitaba a las tumbas reales, ya que el desfile contaba con réplicas de carros de guerra tirados por caballos, actores ataviados con las antiguas indumentarias egipcias, sacerdotes y sacerdotisas, bailarines, músicos... Y todo ambientado con un amplio despliegue lumínico y sonoro que transportaba también sus tesoros más ocultos, junto a los sarcófagos. Para este desfile se ubicó las momias en cajas especiales llenas de nitrógeno que ayudó a protegerlas contra las condiciones externas. Las momias fueron descubiertas en 1881 y 1898 en dos escondites ubicadas en las ruinas de Tebas, la antigua capital de Egipto, como en la actual Luxor en el Alto Egipto. El recorrido comenzó en la emblemática plaza Altahrir donde las carrozas dieron varias vueltas alrededor del obelisco de Ramsés II recién instalado y siguió con un paseo por las calles de la ciudad de El Cairo hasta llegar al nuevo Museo. El desfile contó con público en las gradas luego de que la situación sanitaria haya mejorado en el país, y se espera que esta mejora contribuya a que el nuevo museo, que se inaugurará completamente este mes, revitalice el turismo, tan afectado por la pandemia del Coronavirus en todo el mundo. Las nuevas exhibiciones ahora se ubicarán en la Sala Real de las Momias y estarán abiertas al público en general a partir del 18 de abril. La sala ha sido diseñada para que los visitantes experimenten la ilusión de estar en el Valle de los Reyes en Luxor. Por otra parte, el próximo año se abrirá un nuevo Gran Museo Egipcio que albergará la famosa colección de Tutankamón, cerca de las pirámides de Giza. Si bien fue considerado como un evento grandioso, e incluso entretenido, las momias de Egipto han sido asociadas históricamente con la superstición y los malos augurios. Recientemente, Egipto ha sufrido una serie de desastres. La semana pasada, decenas de personas murieron en un accidente de tren en Sohag, Alto Egipto, mientras que al menos 18 personas murieron cuando un edificio se derrumbó en El Cairo. Luego, mientras los preparativos estaban en su apogeo para el traslado de las momias, el canal de Suez quedó bloqueado por el carguero MS Ever Given durante casi una semana. Es por ello que algunos usuarios de las redes sociales se preguntaron si el mito de "la maldición de los faraones" podría estar tras todo eso. También durante mucho tiempo se ha debatido si es ético exhibir momias egipcias antiguas. Muchos eruditos musulmanes creen que los muertos deben ser tratados con dignidad y respeto, no exhibidos como curiosidades. En 1980, el presidente Anwar Sadat ordenó el cierre de la Sala de la Momia Real del Museo Egipcio, argumentando que profanaba a los muertos. Quería que volvieran a enterrar a las momias, aunque no consiguió su deseo. Ahora han sido trasladadas a la que será - esperemos - el lugar de su descanso eterno.

viernes, 2 de abril de 2021

FABERGÉ: El secreto mejor guardado de los zares

En muchas culturas alrededor del mundo que en el Domingo de Resurrección, también conocido como el de Pascua, es una tradición regalar huevos adornados con diseños de colores, ya sea pintados a mano o envueltos en diversos materiales. Aunque esta costumbre se relaciona con el cristianismo, su origen es antiquísimo, ya que el regalar huevos - que simbolizan vida y fertilidad para quien lo recibe - era una práctica de la época de los faraones en Egipto, así como de los reyes de Persia. Desde entonces cada año, amigos y familiares se obsequian los coloridos huevos cocidos o de chocolate que actualmente gozan de mayor popularidad sobre todo entre los niños. Sin embargo, el extravagante gusto de la familia imperial rusa por decorar los huevos de Pascua que se regalaban, hizo de esta tradición un arte valorado y resguardado hasta nuestros días. Todo empezó en 1885 cuando el zar Alejandro III decidió regalar un huevo de Pascua a su esposa, la emperatriz María Fiódorovna Romanova. Pero en este caso resulta evidente que cuando la realeza hace obsequios a los integrantes de su estirpe, el lujo es imprescindible. El huevo que también se cree fue un regalo por los 20 años de compromiso de la pareja, constaba de varias capas, la primera era un “cascarón” de oro esmaltado con pintura blanca, en su interior resguardaba una yema de oro, que al abrirla revelaba una gallina también de oro pintada a mano con diversos colores, misma que en su interior escondía un anillo del que colgaba una piedra de rubí en forma de huevo.Desde ese año y hasta 1916 los huevos de Pascua con detalles distinguidos se siguieron obsequiando entre los integrantes de la dinastía Romanov. El diseño de estos obsequios, que están valuados en varios millones de euros, fue obra del reconocido joyero ruso Carl Fabergé. Para elaborar los huevos, era necesario empezar a diseñarlos desde un año antes o más “involucrando a un equipo de artesanos altamente calificados, quienes trabajaban bajo mucho secretismo”. El objetivo de Fabergé era sorprender a la familia imperial cada año con sus creaciones en las que llegó a incluir los retratos miniatura de los Romanov. Luego de la muerte de Alejandro III, su hijo Nicolás II continuó con la tradición y cada año obsequiaba un huevo a su esposa, Alejandra Fiódorovna, y otro a su madre. El huevo más costoso de esta colección fue diseñado en 1913 y es conocido como Huevo de Invierno, tallado en una piedra preciosa conocida como Cristal de Roca y adornado con diamantes que formaban figuras de copos de nieve, colocado en una base de cristal y en su interior guardaba una cesta de flores blancas elaboradas con oro y cuarzo blanco. Este huevo se vendió en el 2002 en la casa de subastas Christie’s, en Nueva York, por un precio que alcanzó los 9.6 millones de dólares. Durante 1904 y 1905 se suspendió la elaboración de los huevos debido a la inestabilidad política que se desató durante la Guerra Ruso-Japonesa, y en 1916 la producción se detuvo totalmente cuando la Revolución Rusa que acabo con la dinastía Romanov, pero también con la Casa joyera Fabergé. No obstante, los huevos han sido valorados y resguardados hasta nuestros días, aunque sólo se sabe el paradero de 42 de los 50 existentes. El dictador comunista Iósif Stalin contribuyó a su desaparición, ya que en un intento de recaudar fondos ordenó vender 14 de ellos, algunos de los cuales fueron a parar a los EE UU. El primero (1885) y el último (1916) de los famosos huevos se encuentran en el lujoso palacio de Shuválov de San Petersburgo, destacado por acoger los bailes más frecuentados por la aristocracia zarista a principios del siglo XIX. Ese fue el lugar elegido para la apertura en el 2013, del Museo Fabergé, que alberga nueve huevos imperiales, que fueron encargados personalmente por Alejandro III o su hijo, Nicolás II, cuando estaban en el trono. Esos huevos fueron adquiridos por el multimillonario ruso Víctor Vekselberg, que se los compró en 2004 a la familia estadounidense Forbes. “La colección tiene un valor incalculable. Su significado para la historia rusa es enorme”, dijo Vekselberg al adquirirlos. El resto de huevos se encuentran en la Armería del Kremlin, un imponente edificio situado dentro del recinto amurallado moscovita. Entre ellos figura el Memoria de Azov, que acoge el buque en el que Nicolás II y su hermano Jorge viajaron al Lejano Oriente antes de que el primero asumiera el trono. Está hecho a partir de jaspe y heliotropo, e incluye como adornos un rubí y dos diamantes. El Bouquet de Lilas, el más alto de la colección, con 270 milímetros, y El Kremlin, que consiste en un huevo sostenido por las murallas y torres de la legendaria fortaleza moscovita, son de los pocos huevos que nunca abandonaron territorio ruso. Otros huevos se conservan tanto en el Hermitage de San Petersburgo, como en colecciones privadas del Reino Indo, EE.UU. y Suiza. Cénit y ocaso de la monarquía rusa, lo que empezó siendo un encargo de Alejandro III para su esposa, el huevo de Febergé acabó siendo una tradición admirada en todo el mundo.
actualidad cultural
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