SONIDOS DEL MUNDO

viernes, 27 de octubre de 2023

SAMHAIN: El origen celta de Halloween

Bajo el nombre de Samhain (etimológicamente, ‘fin del verano’) se esconde la celebración de origen celta más importante que hubo en la Europa pagana, sólo desplazada por el cristianismo que fiel a su falta de originalidad, la transformó en el Día de Todos los Santos. En esta fecha, la noche del 31 de octubre al 1 de noviembre, los celtas celebraban principalmente su devoción y culto a los fallecidos, así como el fin de la temporada de las cosechas. Era importante ya que coincidía con el Año Nuevo Celta y daba paso a la estación oscura, al frío del invierno y al recogimiento en casa hasta la llegada del buen tiempo y las cosechas de nuevo. Anunciaba, dentro del año pastoril, el momento en el que los animales eran traídos desde los campos, algunos para ser sacrificados y adobados para el invierno, y otros para ser cuidados como animales de cría. La fiesta de Samhain aparece registrada con el nombre de Samonios en el Calendario de Coligny, fechado en el siglo I a.C. de origen Galo que dividía el año en dos mitades, la mitad oscura cuyo comienzo se situaba en el mes de Samonios (lunación octubre-noviembre o noche de Samhain), y la mitad clara, que comenzaba en el mes de Giamonios (lunación abril-mayo o noche de Walpurgis). Los celtas consideraban que el año comenzaba con la mitad oscura, igual que para los vikingos el paso de un día a otro o de un mes a otro se producía por las lunas. La celebración del año nuevo se prolongaba durante las “tres noches de Samonios”, la luna llena más cercana entre el equinoccio de otoño y el solsticio de invierno y que daba lugar a las celebraciones. El Samhain era una época de de luto ritual y simbólico por la muerte del verano y un momento de gran peligro para la mentalidad céltica ya que coincidían las más poderosas fuerzas reales con el más allá. Desaparecían transitoriamente las barreras temporales y se producía el desequilibrio espacial; un límite entre dos periodos en el que el tiempo y el espacio quedaban temporalmente congelados y las leyes normales suspendidas. Las barreras se rompían y se abría la puerta al reino de los muertos y era un momento en el que se aprovechaba para que los vivos se encontrasen con sus familiares fallecidos. En este estadio cósmico tenía su reino Don, el dios irlandés de la muerte, representado en el subconsciente colectivo como un ser agresivo, sin piedad y sombrío. Sin embargo, tras la tormenta siempre llega la calma; la paz y la felicidad con la que comenzaba un nuevo ciclo y con la que se inauguraba el año céltico. Esta noche también daba inicio el periodo que el dios Lugh pasaría bajo el poder de las tinieblas, de las que saldría cuando llegase la celebración de Imbolc, el festival de la fertilidad celebrado entre el 31 de enero y el 1 de febrero. Por ello, es tanto una fiesta de transición - el paso de un año a otro - como de apertura a otro mundo, y de ahí su importancia sobre el resto de festividades. Al final de la celebración se producía un banquete en el que había carne -principalmente cerdo - y bebida en abundancia, mientras la noche se iluminaba con grandes fogatas y el druida se dirigía a todo el pueblo augurando un año de felicidad para todos. Cabe destacar que las grandes fiestas del fuego en la Europa celta se celebraban en reconocimiento del fuego como réplica terrestre de sol que brilla en el cielo. Como el sol, el fuego no sólo produce vida, sino que también la destruye. El fuego es un agente de limpieza, un purificador, y de las cenizas surge una vegetación nueva y fértil. Las ceremonias del fuego eran una forma de magia benévola, llevadas a cabo para persuadir al sol a que volviese a salir después de su huida durante el invierno. La festividad céltica del Samhain, como hemos mencionado, se describe como una comunión con los espíritus de los difuntos que, en esta fecha y como excepción, tenían autorización para caminar entre los vivos, otorgando a la gente la oportunidad de reunirse con sus antepasados muertos. Para mantener a los espíritus contentos y alejar a los malos de sus hogares, dejaban comida, dulces y velas fuera de las casas, una tradición que evolucionó convirtiéndose en lo que hoy hacen los niños yendo de casa en casa pidiendo dulces en Halloween. Parece ser que los celtas iban recogiendo los alimentos de fuera de las casas para realizar la ofrenda a los dioses, rituales para los que se preparaba también un nabo hueco o vacío con carbones encendidos dentro de él, para iluminar el camino de regreso al mundo de los vivos de sus familiares difuntos. De esta tradición de vaciar los nabos deriva la costumbre de vaciar calabazas para ponerles dentro velas. Este cambio se debe a que los irlandeses al traer la celebración a América no podían encontrar nabos y los reemplazaron por calabazas, cuya abundancia generalizó su uso. Pero ¿cómo una festividad ancestral celta y pagana termino por convertirse en Halloween? Tras la conquista por los romanos de gran parte de los territorios celtas y la consiguiente romanización de estos pueblos el mundo céltico se vio inevitablemente influenciado por las tradiciones romanas, como los festivales dedicados a la diosa romana de la cosecha, Pomona. Más tarde, con la cristianización del Imperio Romano, la Iglesia Católica califico las celebraciones celtas como prácticas heréticas y al no poder erradicarla, la “cristianizaron” y transformaron en una festividad cristiana; Así, el Samhain celta) paso a ser el Día de Todos los Santos, el 1 de noviembre, que en inglés se tradujo como All Hallow´s Eve, o lo que es hoy en día Halloween. Se destruyó así todo un importantísimo legado ancestral, sin embargo, en algunos lugares el manto de influencia del Imperio Romano no llegó, como en el caso de Irlanda donde, aunque la religión de los druidas acabó por desaparecer, el primitivo Samhain se siguió celebrando y sobrevivió conservando gran parte de su espíritu a lo largo del tiempo hasta el día de hoy.

viernes, 20 de octubre de 2023

OLIVER CROMWELL: Un regicida que lideró la república inglesa

Con la muerte de Isabel I, la Reina Virgen, terminó la dinastía Tudor, tan respetada y querida por la mayoría de los ingleses. A partir de entonces, estos tuvieron que soportar la inex-periencia y la tendencia al despotismo de los dos primeros re¬yes de una dinastía extranjera, la de los Estuardo, procedente de la veci¬na Escocia. El primero de ellos, Jacobo I, úni¬co pariente vivo aunque lejano de Isabel I, fue aceptado y mantenido en el trono sin protestas ni dificultades insuperables. Pero el segundo, Carlos I, mal orientado por sus consejeros, implantó lo que se conocería como la “larga tiranía”. Quiso convertirse en un rey absoluto prescindiendo de la tradición y la voluntad de sus súbditos ingleses. Estos ya conta¬ban con una ley fundamental, la Common Law, y un Parlamento legíti¬mo con dos cámaras, Lores y Comu¬nes, que no renunciarían a la defensa de los derechos y libertades del pueblo que represen¬taban. Entonces, Carlos I clausuró el Parlamento en 1629. Quería reforzar el poder político de la monarquía por encima de cualquier otra institu-ción. Al mismo tiempo, impuso el anglicanismo en Escocia e Irlanda, de mayoría presbi¬teriana y católica respectivamente. Ello acarreó una vio-lenta reacción, especialmente de los escoceses, que decidieron invadir Inglaterra. Para financiar su ejército, el rey recurrió al Parlamento, que reabrió en 1640. La tensión entre el monarca y la institución se hizo en última ins¬tancia intolerable. Se produjo una ruptura abierta que desembocó en un largo enfrentamiento militar. Carlos I, rodeado de enemigos en Londres, se retiró con toda su corte a Oxford, y la capital quedó entonces a mer¬ced del Parlamento, en cuyas tropas destacaban por su valor unos soldados conocidos como Ironsides (costillas de hierro). Estos, que no bebían alcohol, no jugaban ni blasfemaban, aparecían agrupa¬dos en torno a un hombre singular, valiente y puritano hasta el fanatismo: Oliver Cromwell. Este personaje, capaz de con¬vencer a gran¬des masas de población, y espe¬cialmente eficaz como jefe militar, había nacido en el seno de una fa¬milia de la clase media en Hun¬tingdon. Al frente de sus Ironsides y al ser¬vicio del Parlamento, la inter-vención de Cromwell fue decisiva en las batallas de Marston Moor y de Na¬seby contra los realistas. Estas accio¬nes militares debilitaron la fuerza y los ánimos de los defensores de la monarquía absoluta. El mismo rey, que había rechazado un acuerdo razonable con Cromwell, se encontró al final prisionero, desasistido e impotente frente al Parlamento. Algunas voces reclamaban la instauración de una república, pero todavía no tenían demasiado apoyo. Sin embargo, el intento del rey de aliarse con los escoceses y franceses para salvar su trono a costa de la libertad del pueblo inglés fue pronto descu¬bierto, y desacreditó de un modo de¬finitivo a todos los monárquicos. El Parlamento abrió en ene¬ro de 1649 un proceso al rey, respon¬sable de la guerra civil y por tanto “culpable de todas las traiciones, muertes y rapiñas cometidas durante la misma”. En él se resolvió su conde¬na a muerte. Carlos I de Inglaterra fue ajusti¬ciado en la horca levantada junto al palacio de Whitehall, en Londres, el 30 de enero de 1649. La victoria de Cromwell planteó serios problemas a todos los ciudadanos ingleses. Ha¬bían eliminado a su rey absoluto, pero no tenían la menor experiencia republicana ni habían conocido una dictadura militar. Inventaron un sis¬tema que bautizaron con el nom¬bre de Commonwealth (término que entonces no aludía, ni mu¬cho menos, a lo que significa hoy). Y dejaron que Cromwell, convertido en Lord Protector y asesorado por un grupo de partida¬rios, conocidos como los “san-tos”, asumiese la responsabilidad del gobierno. La sociedad cambió rápidamen¬te. El puritanismo, hasta entonces un movimiento minoritario, al ser defendido en aquel momento por el poder militar y por el civil, pudo aplicarse –de buen grado o por la fuerza– en la vida cotidiana, econó¬mica, social y política de todo el te¬rritorio británico. Como según Calvino, maestro de todos ellos, la Biblia era la ley de Dios, debía vivirse literalmente de acuerdo con ella. Se prohibieron los pla¬ceres favoritos de los ingleses: el teatro, las carreras de caballos, las riñas de gallos... Para respetar el descanso del domingo, el Parla¬mento impidió que en ese día se vendiesen mercancías, se viajase, se tocasen campanas, se abriesen cantinas, se practicasen bailes y juegos... Los puritanos o “santos” presi¬dían entonces la vida inglesa. Pero no todos los ciudadanos estaban de acuerdo con aquella rígida tute¬la moral. El gobierno de Cromwell fue discutido. Pero él, que era mejor jefe militar que go¬bernante, supo crear las gue¬rras necesarias para aumentar su prestigio. Venció a los católicos irlandeses en 1649 tras una matanza en la que murieron más de cuaren¬ta mil personas, a los monárquicos escoceses entre 1650 y 1651 y se enfrentó con éxito, en el conti¬nente, a los holandeses, los espa-ñoles y los franceses. Las victorias militares en el exterior hacían per¬donar sus acciones más dudosas en política interior. Al mismo tiempo, el Lord Pro¬tector se mostró como un eficaz impulsor del crecimiento econó¬mico. El Acta de Navegación dictada en 1651, que reservaba a las naves británicas la entrada en exclusiva a los puertos del país, estaba destinada a convertir In-glaterra en una gran potencia co¬lonial y en la dominadora del co¬mercio marítimo mundial. Al mismo tiempo, se mostró como un eficaz impulsor del crecimiento econó¬mico. El Acta de Navegación dictada en 1651, que reservaba a las naves británicas la entrada en exclusiva a los puertos del país, estaba destinada a convertir In-glaterra en una gran potencia co¬lonial y en la dominadora del co¬mercio marítimo mundial. Cuando murió Oliver Cromwell, enfermo de fiebres palúdicas y precozmente envejecido, su tercer hijo, Richard, ocupó su puesto en el gobierno, con un respeto absoluto a los de¬seos paternos, aunque con escasa fortuna. Apenas pasaron dos años del fallecimiento del Lord Protector, no les resultó difícil a los partidarios de Carlos II, primogénito del ajusticiado Carlos I, traerle a In¬glaterra y ayudarle a consolidar la monarquía restaurada. Cuando ello sucedió, el cadáver del regicida fue desenterrado, colgado de cadenas y decapitado, mientras su cabeza fue expuesta durante años para escarnio público, convirtiéndose en ‘protagonista’ de historias de terror. Empezaban así los treinta años de gobierno de los dos últimos Estuardo (Carlos II y Jacobo II).

viernes, 13 de octubre de 2023

FILISTEOS: Desmontando la “leyenda negra” creada alrededor de ellos

Como sabéis, los sionistas, expertos en falsificar la historia a su conveniencia, han difundido una serie de mitos acerca de los filisteos, enemigos irreconciliables de Israel, tal como se detalla en el Antiguo Testamento y de quienes los hoy martirizados pobladores de Gaza se consideran sus descendientes. En el folklore judío se les trata de la peor manera cuando lo cierto es que los filisteos eran de raíces griegas y crearon una sofisticada civilización ya que trajeron su cultura desde Creta, de los cuales se cree que eran originarios. En efecto, el pueblo filisteo ha sido retratado históricamente como una comunidad ignorante y belicosa asentada hace 3.000 años en el Levante mediterráneo. Su figura más conocida conduce al gigante Goliat, símbolo del poder por la fuerza que según el Antiguo Testamento fue derrotado por la honda de un tal David. Su mala reputación ha sido interesadamente moldeada durante siglos, pero lo cierto es que la historia de Filistea ha sido escrita por sus enemigos, los israelitas. Pero en el 2018, un estudio de restos de ADN de esqueletos humanos extraídos de un yacimiento de la ciudad filistea de Ascalón, situada a 73 kilómetros al suroeste de Jerusalén, resolvió el misterio de su origen y contrarrestar la ‘leyenda negra’ que han acompañado a este pueblo desde siempre. La investigación, liderada por un grupo internacional de expertos, determino que los orígenes de los filisteos se hallan en migrantes de una serie de comunidades del sur de Europa como Creta (Grecia) o incluso Cerdeña. Estos antepasados habrían emigrado a través del Mediterráneo en el periodo de transición de la Edad de Bronce tardía a la Edad de Hierro, hace unos 3.000 años; una época agitada y en la que se registraron movimientos masivos de personas y cambios culturales que desembocaron en el colapso de imperios como el hitita o el micénico. Los resultados de los análisis, además, han avivado la hipótesis de que los filisteos son descendientes de los griegos, lo que da pábulo a una enigmática teoría: que fueron antepasados de los guerreros de la Guerra de Troya - registrada en esta misma época de migraciones, en torno al siglo XII a.C.- que nunca lograron regresar a sus hogares, y tras ser derrotados al intentar invadir Egipto, se instalaron en los territorios que hoy forman parte de Gaza. Pero estos rasgos europeos duraron poco. Según señalo en esa ocasión el arqueólogo Choongwon Jeong, uno de los coautores del estudio, basado en las excavaciones realizadas con sigilo durante tres décadas en el yacimiento del puerto de Ascalón, "esta huella genética que se introdujo durante la primera Edad de Hierro ya no es detectable dos siglos más tarde, y parece estar diluida con los genes locales del Levante mediterráneo". En concreto, se analizaron restos óseos bastante bien conservados de diez individuos que habitaron en esta zona entre 3.600 y 2.800 años, y los resultados revelaron que la filistea fue una sociedad rica, sabia y más compleja de lo que se creía. Las excavaciones mostraron además que los compatriotas de Goliat construyeron ciudades con ingeniosos diseños, elaboraron exquisitas cerámicas y mostraron aprecio por el buen vino. Ellos habrían llevado un estilo de vida cosmopolita mientras sus enemigos israelitas daban de pastar a las ovejas. "Lamentablemente no hay rastro de textos de los filisteos. Las descripciones que nos han llegado, incluyendo el Antiguo Testamento, fueron escritas por sus enemigos, por lo que no son dignas de confianza", señalo Michal Feldman, del departamento de Arqueogenética del Instituto Max Planck y coautor del estudio publicado en la revista Science Advances. Lo cierto es que los historiadores y los arqueólogos llevan décadas intentando trazar los orígenes del pueblo filisteo, que también aparecen referenciados en escritos egipcios. Cruzando estas citas en fuentes hebreas y egipcias, los expertos han logrado situar Filistea en una época y una extensión que incluye el puerto de la ciudad de Ascalón, actualmente en territorio palestino ocupado por Israel. La ciudad fue destruida por los ejércitos del rey babilonio Nabucodonosor II en el año 604 a.C. Los arqueólogos han desenterrado altares de piedra, cerámica refinada y vestigios de edificios minuciosamente decorados que refuerzan la hipótesis de que este pueblo fue refinado, y no ignorante como se ha hecho creer durante siglos. "Los filisteos fueron comerciantes que tomaron prestadas cosas de otras culturas y las hicieron suyas; es decir, se mantuvieron en la vanguardia cultural", señalo por su parte Daniel Master, del Wheaton College, Illinois. Otros objetos recuperados sugieren que los filisteos alcanzaron unos niveles de maestría en la fundición del cobre que no se igualaría hasta siglos más tarde, durante el auge de Roma. Un resumen de los hallazgos recogidos en la zona de Ascalón concluye que los filisteos fueron "grandes comerciantes, maestros de la construcción y uno de los pueblos más civilizados de su tiempo" puntualizó. Los filisteos fueron un pueblo que se estableció en cinco ciudades al suroeste de la tierra de Cannán y dominaba la Via Maris, el camino que venía de Egipto, por la costa, y discurría hacia Líbano y Damasco. Pueblo aguerrido, que monopolizaba la fabricación de armas de hierro y cuyos habitantes aparecen en las inscripciones egipcias como hombres altos, totalmente afeitados, que llevaban cascos coronados de plumas y grandes lanzas. Quizás por eso, Dios no condujo a su pueblo hacia la tierra prometida "por el camino de la costa que conduce a la tierra de los filisteos, aunque es el camino más corto" (Éxodo, 13,17). Sabemos poco del lenguaje de los filisteos. Algunos fragmentos de cerámica contienen inscripciones no semíticas. Unas pocas palabras y nombres filisteos se asocian con términos indoeuropeos (que se podrían haber tomado de la cultura egeo-griega). Cabe destacar que los dioses y diosas de los filisteos incluían a Baal, Astarté, Asera y Dagón. Los nombres y características de esas deidades también formaban parte de la religión cananea. Su decadencia comenzó con la invasión de los territorios de Canaán por el Imperio neoasirio en 722 a.C. Cuando el rey asirio Sargón II (que reinó de 722-705 a.C.) invadió Filistea, Egipto promovió y financió rebeliones contra los asirios. En los siguientes diez años, el hijo de Sargón, Sednaquerib (que reinó de 705-681 a.C.), aplastó las rebeliones y destruyó las ciudades de la región. Solo Jerusalén resistió, pero fue destruida más tarde por los babilonios en 587 a.C. Y no se volvió a saber de los filisteos.

viernes, 6 de octubre de 2023

UNA EPOPEYA HISTÓRICA: El descubrimiento y conquista de América

Como sabéis, el 12 de Octubre de 1492 es una fecha en la que cambio para siempre la historia de la humanidad gracias a una heroica gesta liderada por España que descubrió - y posteriormente conquisto - un nuevo mundo del cual nadie tenía conocimiento de su existencia, integrándola a la civilización. Desde hacía siglos, los otros continentes conocidos por los europeos eran Asia y África. Se conectaban por el comercio de especias a través de la Ruta de la Seda, pero con la caída del Imperio Bizantino en el siglo XV los otomanos pasaron a controlar puertos y ciudades comerciales clave. Esto obligó a los reinos europeos a buscar otra alternativa. En esa carrera entró en escena Cristóbal Colón, quien planteaba llegar por el oeste a Asia -Pacífico y el actual Japón. Los Reyes Católicos, Isabel de Castilla y Fernando de Aragón, aceptaron patrocinar su viaje luego de que prometiese expandir el cristianismo, y en abril firmaron las Capitulaciones de Santa Fe, por las que Colón sería virrey en los nuevos territorios y recibiría el 10% de los beneficios. De esta manera, el 3 de agosto zarparon desde la península ibérica hacia el Atlántico dos carabelas y una nao: la Pinta, la Niña y la Santa María. Colón creía que la Tierra era un 25% más pequeña, así que cuando el 12 de octubre llegó a la isla de Guanahani, en las Bahamas, pensó que era el archipiélago de Japón. La oportunidad animó a los Reyes Católicos a financiar otros tres viajes que afianzaron la teoría de que se trataba de otro continente, aunque Colón moriría sin saberlo. La primera expedición abarcó cuatro islas del Caribe que Colón y sus hombres bautizaron Santa María de la Concepción, la Fernandina, Isabela y Juana (Cuba). También arribaron a Haití, a la que llamaron La Española, donde 39 marineros fundaron la primera colonia en el continente, Villa Navidad. En enero de 1493 partieron a Castilla sin oro ni piedras preciosas, pero con especies de flora y fauna y algunos nativos. Las promesas de más hallazgos impulsaron una segunda salida el 25 de septiembre, con mayores recursos materiales y 1.200 personas. Los Reyes Católicos buscaban colonizar las nuevas islas, convertir a los indios al cristianismo, encontrar oro y metales preciosos y monopolizar su comercio entre los continentes. En este segundo viaje siguieron el recorrido por las Antillas y llegaron a las actuales Puerto Rico y Jamaica. Por temor a perder la delantera, Castilla firmó con Portugal el Tratado de Tordesillas de 1494, que reservaba las Antillas a los castellanos y la ruta del cabo de Buena Esperanza, bordeando África hacia la India, a los portugueses. La tercera expedición llegaría a la isla de Trinidad y la desembocadura del río Orinoco, y la cuarta a las costas caribeñas de Honduras, Nicaragua, Costa Rica, Panamá y las islas Caimán. De esta manera, los territorios y poblaciones americanos pasaron a formar parte del reino de Castilla, con hitos como la conquista del Imperio Azteca en 1521 y del Imperio Inca en 1532. También se cruzaron la evangelización de los nuevos súbditos con la explotación de las minas de oro y plata. Esa introducción al comercio y contexto internacional se vio, por ejemplo, en el impuesto del quinto real, una política que obligaba a entregar al rey el 20% de la riqueza extraída en las colonias. La plata, el oro y materias primas como el cacao, el tabaco o la patata, enviadas a Castilla, eran el pago de los colonos al reino por las manufacturas que recibían desde Europa. Por cierto, tras el descubrimiento de América, el principal sistema de colonización castellano fue la encomienda. Era una institución feudal que le adjudicaba una porción de tierra e indígenas a un colono para que la trabajasen la tierra. A cambio, el encomendero los educaba en el cristianismo y velaba por ellos, una fórmula parecida al coatequitl con los aztecas y la mita con los incas. Sin embargo, las enfermedades y epidemias que los colonos llevaron sin saber al continente diezmaron a la población nativa, así que las potencias europeas optaron por llevar esclavos de África como mano de obra para el campo y las minas. Pero a diferencia de América del norte - donde los ingleses y posteriormente los estadounidenses, exterminaron a millones de indios, encerrando a los sobrevivientes en las denominadas “reservas indígenas” ubicados en lugares remotos - en la América española por el contrario, se dio la mezcla de razas entre blancos e indios, dando origen al mestizaje, donde los castellanos, por ejemplo, tomaron como parejas a mujeres indígenas para poder heredar sus posesiones. Pero el monopolio comercial que España mantenía en América se rompería con el Tratado de Utrecht de 1713, que puso fin a la guerra de Sucesión Española y concedió ventajas comerciales a Inglaterra, como el transporte de esclavos. Asimismo, Francia y Holanda también adquirían mayor presencia en el Nuevo Continente. Con el tiempo, el eje económico, político y cultural en Europa giró del Mediterráneo al Atlántico Norte, y la comunicación entre continentes favoreció la globalización mientras en América surgían nuevas sociedades. Pero fue España, quien gracias al empeño de sus audaces exploradores - como Cortes, Pizarro, Belalcázar, Balboa, Alvarado, Ponce de León o Valdivia - hizo una gran aportación a la historia universal. Y ello no se puede negar.
actualidad cultural
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