SONIDOS DEL MUNDO

viernes, 31 de julio de 2020

24K GOLD SONY PLAYSTATION 5: Nada es imposible

Seguramente, entre todas las ediciones especiales que se han ido viendo para PS5, no esperabas encontrarte con una bañada en oro. En efecto, desde que en junio se presentó oficialmente la nueva consola PS5 , se han dado a conocer algunos modelos distintos que los fan de la consola han ido creando por su cuenta. También el diseñador de la propia consola había confirmado una serie de ediciones especiales y limitadas de la consola; solo que a lo mejor no estaban esperando una edición exclusiva de este tipo. Truly Exquisite, una marca de joyas británica que se dedica a personalizar smartphones y regalos en artículos de lujo, ha mostrado una edición especial de PS5 de 24K, el cual se lanzaría en unidades extremadamente limitadas estas navidades - en torno a diciembre y luego del lanzamiento de la consola oficial - a compradores que quieran algo verdaderamente lujoso y fuera de lo común. Lo interesante del anuncio es que aún no ha comenzado su venta y de hecho aún no se conoce el precio definitivo de la consola, pero ya hay muchos interesados en tenerla. Como recordareis, hace varios años, en el 2014, otra firma de lujo vendió un Xbox One con detalles de oro que se vendió en un precio que supero casi 20 veces al original en tiendas. Por su parte, Sony ha anunciado que la consola tendrá opciones para personalización en cuanto al exterior, pero no ha hecho anuncios de los cambios que se podrán hacer. Lo cierto es que sus opciones serán seguras y buscarán que no impida su apropiado funcionamiento. Y es que, ese es el problema con el PS5 de oro: el material no es apropiado para un sistema tan poderoso que necesita una buena ventilación constante por el poder que maneja. Los expertos de TomsGuide señalan que el oro podría impedir que se refresque apropiadamente la consola, lo cual puede dañar sus componentes, así que los que lo compren podrían hacerlo para tenerla de adorno o usarla hasta que deje de funcionar (¿llevaría una consola de oro a reparación?). De hecho, con eso en mente, Sony no aceptaría garantías si su producto fue alterado. Pero el PS5 en oro no es el único producto que promociona Truly Exquisite, ya que también se han anunciado dos más, una PS5 Platino y una PS5 Oro Rosa; ambas acompañarán a la PS5 de Oro de 24K. Cabe destacar que la marca también trabaja realizando adaptaciones de Smartphones como el Samsung Galaxy S20, el iPhone XS, o productos como el Apple Watch, iPads y muchos mas, llevando al límite la obsesión o el gusto por el oro. Al respecto, Kunal Patel, fundador y CEO de Truly Exquisite, comenta: "PS5 es posiblemente la consola más esperada, por lo que ofrecer una edición limitada de lujo a aquellas personas que quieren destacar. Ya lo hemos presentado y hay clientes que la quieren aún sin haberla lanzado". Y añadió: "Va a ser muy popular, especialmente por las pocas unidades que se pondrán a la venta. Probablemente no serán más de 100 consolas en todo el mundo" expresó. ¿Os haríais con una de estas PS5 de oro de 24K si estuviera en vuestra mano?

viernes, 24 de julio de 2020

GENGHIS KHAN: El implacable conquistador mongol

A principios del siglo XIII, los ejércitos mongoles, liderados por Genghis Khan, protagonizaron una de las expansiones militares más importantes de la historia. En poco más de veinte años, los mongoles conquistaron buena parte del norte de China, entonces ocupado por el reino de Xi Xia y el imperio yurchen, y destruyeron el imperio musulmán de Juarezm, situado en Asia Central. Los sucesores del conquistador mongol continuaron las conquistas, y en unos años sus ejércitos amenazaban países tan distantes entre sí como Hungría, Egipto y Japón. A primera vista, la fulgurante expansión mongol resulta difícil de explicar. Es cierto que los pastores nómadas eran unos guerreros formidables: su estilo de vida los había convertido en excelentes jinetes y arqueros, y un clima atroz los había curtido para soportar las interminables penurias de la vida militar. Pero ninguno de los pueblos nómadas que les habían precedido como conquistadores surgidos de las estepas había tenido un éxito remotamente parecido al suyo. Más aún, los ejércitos de Genghis Khan no disfrutaron de ninguna ventaja tecnológica sobre sus predecesores. De hecho, su arma principal, el potente arco compuesto, sólo presentaba pequeñas diferencias con el usado por los escitas más de dos mil años antes. Por otra parte, la organización del ejército mongol, estructurado en unidades de 10, 100, 1.000 y 10.000 hombres, tampoco era ninguna novedad y había sido empleada por muchos pueblos nómadas, desde que los Xiong Nu, fundadores del primer imperio en Mongolia, la adoptaron por primera vez en el siglo III a.C. Un elemento determinante para entender este éxito es la figura del propio Genghis Khan. Fue uno de los mejores generales de su época y se le considera, merecidamente, como uno de los grandes generales de la historia. Las hazañas de Genghis son impresionantes y entre sus víctimas se cuentan dos de los Estados más poderosos del momento: los imperios yurchen y juarezmio. Sus batallas campales se cuentan por victorias: contra el reino de Xi Xia en Keyimen (1209); contra los yurchen en Fuzhou (1211), en Xijiang (1212) y en Yizhou (1213), y contra los juarezmios en el Indo (1221). Además, durante esos años varios ejércitos mongoles mandados por un grupo de subordinados de talento, como Jebe, Subetei y Mujali, infligieron a estos mismos enemigos al menos media docena más de grandes derrotas. Son precisamente estos hombres quienes nos recuerdan otro ingrediente de la receta del éxito de Genghis Khan: la instauración de una meritocracia en el ejército o, lo que es lo mismo, la selección de los hombres para puestos de responsabilidad por sus cualidades personales y no por su pertenencia a la aristocracia mongol. Pero Genghis Khan no sólo dispuso de un nutrido grupo de excelentes subordinados, sino que éstos le fueron absolutamente fieles, incluso hombres como Jebe, que había matado de un flechazo al caballo de Genghis Khan durante una batalla, hombres que habían sido sus enemigos y a los que había perdonado. Fue el carisma del conquistador mongol lo que le permitió disfrutar de la lealtad incondicional de sus soldados, como en aquella ocasión en que, tras una confusa batalla contra los tayichiut, una tribu mongol que se negaba a reconocerle como khan, acabó tirado en el campo de batalla con una herida en el cuello y fue salvado por Jelme, uno de sus guerreros, que le cuidó toda la noche y llegó a infiltrarse en el campamento enemigo para conseguir leche de yegua para su sediento y malherido khan. Otro pilar del ejército de Genghis Khan fue la durísima disciplina que implantó. En 1202, justo antes de una expedición para vengarse de los tatar, que habían asesinado a su padre unos cuarenta años antes, el conquistador mongol impartió esta rotunda orden a sus tropas: "Si vencemos, que ninguno tome botín en ese momento, pues ya será repartido más tarde; y si tenemos que retirarnos, tornemos al lugar de donde hayamos partido y, formados otra vez, volvamos a atacar con brío. Todo aquel que no vuelva a la formación será decapitado". De esta manera eliminó uno de los principales puntos débiles de los ejércitos nómadas, que muchas veces veían cómo, tras ganar una batalla, los guerreros victoriosos se detenían a saquear el campamento contrario, lo que permitía escapar a los enemigos. A menudo si algún soldado de una unidad de diez hombres (arban) huía en plena batalla, era ejecutado con sus compañeros. Y si era todo un arban el que huía, entonces era ajusticiada la unidad de cien soldados (yaghun) a la que pertenecía. Los mongoles también destacaron por su gran capacidad de adaptación, demostrando una magnífica predisposición para probar nuevas estrategias a la hora de hacer frente a situaciones desconocidas. Quizás el campo en donde más se notó esta actitud fue en el de la guerra de asedio, el gran talón de Aquiles de muchos de los ejércitos nómadas. Durante el primer asedio de una gran ciudad fortificada, Zhong-xing, la capital del reino de Xi Xia atacada en 1209, el ejército de Genghis Khan, sin máquinas de asedio ni conocimientos técnicos, intentó derruir las murallas de la ciudad desviando el curso de un río para que socavara los cimientos. Las lluvias provocaron el desbordamiento del río, que acabó inundando el campamento de los mongoles, pero la determinación que éstos habían demostrado convenció al rey de Xi Xia para rendirse y entregar la capital. Con todo, fue en el norte de China, en su lucha contra los yurchen, donde los mongoles se adaptaron a este tipo de guerra. Durante la primera campaña, en 1211, sólo pudieron apoderarse de ciudades pequeñas o mal defendidas, principalmente a través de ataques por sorpresa. Pero en los años siguientes desarrollaron un potente tren de asedio por el sencillo sistema de reclutar a miles de desertores chinos, que aportaron los conocimientos e incluso las máquinas de asedio de las que los mongoles carecían. En este caso, la capacidad de adaptación se combinó con la meritocracia, que no sólo se aplicaba a los mongoles: cualquiera podía servir en el ejército de Genghis Khan, desde un humilde pastor de la estepa con aptitudes para el mando hasta un desertor chino con conocimientos en la guerra de asedio. El componente más polémico del estilo de guerra mongol fue el terror. En sus conquistas de Estados sedentarios, Genghis Khan aplicó premeditadamente una política del miedo, difundido a través de la violencia. Pero esta práctica no era la acción descontrolada de unos "bárbaros" sedientos de sangre, sino un instrumento calculado para facilitar las conquistas: cuanto más se resistía una zona, más cruel era la actuación de los mongoles, y los aterrorizados supervivientes de las represalias -a los que a menudo dejaban escapar los propios mongoles- eran los involuntarios portadores del mensaje de que toda resistencia contra el invasor era inútil. Desde luego, los mongoles no fueron los primeros en pasar a cuchillo a todos los habitantes de una ciudad, ni serían los últimos, pero es probable que nadie lo hubiera hecho antes a semejante escala. ¿Por qué? Superados ampliamente en número por las poblaciones sometidas, no podían permitirse el lujo de dejar fuertes guarniciones para vigilar las zonas problemáticas, por lo que para ellos tenía sentido arrasarlas por completo. Pero para sus víctimas y para los historiadores que nos han dejado relatos de las conquistas mongolas, para quienes el objetivo de las guerras era la conquista de poblaciones trabajadoras que eran la base de la riqueza, se trataba de un comportamiento demencial. De lo que no hay duda es de que las zonas conquistadas por los ejércitos de Genghis Khan, especialmente el norte de China y el Imperio juarezmio, perdieron una parte significativa de su población. En definitiva, las campañas llevadas a cabo por Genghis Khan a pesar de su crueldad fueron impresionantes y constituyen, junto con las conquistas del Islam, una de las expansiones militares más importantes jamás vistas. Pero quizá son más fáciles de comprender si tenemos en cuenta que fueron conseguidas por un general brillante, que dirigía un ejército de sufridos y disciplinados guerreros nómadas, ayudado por unos subordinados capaces y leales, dotado de una gran capacidad de adaptación y que no tuvo escrúpulos a la hora de emplear el terror como arma. La grandeza de Genghis Khan no se limito al ámbito militar. El caudillo mongol sentó las bases del nuevo imperio, creando una administración basada en consejeros y funcionarios procedentes de los territorios conquistados (otra vez la meritocracia) que dio continuidad a aquel inmenso Estado. De esta forma, evitó que sus conquistas fueran simplemente una gigantesca operación de saqueo y logró que se convirtieran en la base de lo que, al cabo de unas pocas décadas, bajo el gobierno de su nieto Mongke Khan, llegó a ser el Imperio terrestre más extenso de la historia.

viernes, 17 de julio de 2020

LA RECONVERSION DE SANTA SOFIA: Una grave amenaza para la civilización cristiana

Desde hace más de 1.500 años, sobre el lugar donde se unen Asia y Europa, sobrevuela la majestuosa Basílica de Santa Sofía o Haiga Sophia, en Constantinopla. Se construyó por orden del emperador Justiniano y fue la más grande de la cristiandad en el siglo VI; sin embargo, se transformó en mezquita con la caída de la capital del Imperio Bizantino en 1453 a manos de los invasores turcos y así quedo hasta los años treinta del pasado siglo, cuando el fundador de la república turca Mustafa Kemal Atatürk, ordenó convertirla en museo, como símbolo de que su valor artístico está por encima de las religiones. Así se inscribió en el Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO en 1985. Sin embargo, su inmediata transformación en una mezquita, ordenada el viernes pasado por el dictador Recep Tayyip Erdogan (quien en su insania se cree un nuevo “sultán” y que además no esconde sus retorcidos deseos de restaurar los limites del imperio otomano) tras anular un tribunal su condición de museo, ha desatado un agudo enfrentamiento entre el régimen turco y la UNESCO, que a través de su directora general, Audrey Azoulay, y de diferentes portavoces, sostiene que este cambio de uso se ha realizado sin ningún diálogo previo y que cualquier transformación en el estatuto de un monumento inscrito en la lista del Patrimonio de la Humanidad debe ser cuidadosamente negociado y aprobado, si fuese necesario, por el Comité del Patrimonio Mundial. Cabe aclarar que la Convención del Patrimonio Mundial o de la Humanidad sostiene en su artículo 11 que podrán entrar en la lista del patrimonio en peligro bienes que “estén amenazados por peligros graves y precisos” entre los que incluye “la destrucción debida a cambios de utilización o de propiedad de tierra”. El sátrapa insiste en “la soberanía turca” y en que la conversión de la basílica cristiana en una mezquita - un viejo empeño suyo que culminará el próximo 24 de julio - “no supondrá un problema para el acceso”, lo cual es falso ya que debido a ello todos los símbolos cristianos serán retirados y sus famosos mosaicos que adornan el recinto eran borrados, ya que están prohibidos por el Islam. “Lamentamos que el cambio de estatuto de Haiga Sophia, un monumento inscrito como museo en la lista del Patrimonio Mundial, haya sido decidido por las autoridades turcas sin consultar”, explicaba por teléfono desde París Matthieu Guevel, director de comunicación de la UNESCO. “Tienen la obligación de informar y notificar a la UNESCO para discutir antes de cualquier cambio y esto no ha ocurrido a pesar de las numerosas cartas y correos enviados. Se trata de una obligación, y las autoridades turcas no lo han respetado”. “Que un monumento esté inscrito en el Patrimonio Mundial significa que es único y universal, que solo existe uno en el mundo”, prosigue Guevel. “Haiga Sophia, que se inscribió como parte del centro histórico de Constantinopla, constituye sin duda un lugar único entre otras cosas porque ha sido un símbolo del diálogo entre Europa y Asia, un testigo de culturas y pueblos. Monumento fundamental de la religión ortodoxa, fue profanada y convertida mezquita, para luego ser convertida en un museo. Es precisamente la superposición de estas capas lo que le da su especificidad, porque encarna una llamada al diálogo. Modificar esta condición, que es un símbolo de su universalidad, es muy lamentable”. Como podéis imaginar, las críticas de la UNESCO no han sentado bien en Turquía y su viceministra de Cultura, Özgül Özkan Yavuz, respondió en un hilo de tuits que la reconversión de Haiga Sophia  “en ningún caso supone una violación” de la Convención de la UNESCO, poniendo como ejemplo que la Catedral de Córdoba “continúa en la lista como Patrimonio de la Humanidad”. Sin embargo, este monumento fue inscrito cuando ya era una catedral y no se ha producido un cambio de uso, aunque sí una intensa polémica ante los intentos de la Iglesia Católica de minimizar su pasado islámico, ya que se construyo sobre una iglesia visigoda que originalmente existía allí. A su turno, el portavoz del régimen dictatorial turco, Ibrahim Kalin, aseguró en una entrevista con la cadena pública TRT que sacar a Haiga Sophia de la lista por convertirla en mezquita sería una “discriminación” y llevaría al mundo musulmán a cuestionarse las normas de la UNESCO, olvidando que muchos otros países también han sido apercibidos por no respetar la convención de patrimonio. Precisamente, la UNESCO ha pedido oficialmente a Turquía que, en cualquier caso, se respete el acceso igualitario al monumento y que se mantengan intactas todas las obras de arte cristianas que contiene. El mayor problema lo representan los mosaicos y pinturas bizantinas con figuras humanas, ya que el islam no permite representaciones figurativas dentro de los templos. De hecho, estuvieron encaladas durante los casi 500 años en que Haiga Sophia fue una mezquita. Si este cambio afecta a su condición como patrimonio universal es un asunto que será discutido en la próxima reunión del Comité del Patrimonio de la Humanidad, que estaba prevista para junio pero que se pospuso sin fecha a causa de la pandemia del Coronavirus, que azota al mundo. Por lo pronto, la basílica de Haiga Sophia ha cerrado sus puertas hasta “su reapertura” como mezquita el próximo 24 de julio con un gran rezo, si bien el proceso de adaptación a su nuevo uso se prolongará durante seis meses, según anunció el dictador turco. El último fin de semana, un equipo de técnicos del Ministerio de Cultura - al que ya ha dejado de pertenecer el monumento para pasar a la Dirección de Asuntos Religiosos del Gobierno- trabajó para idear un plan de preservación de las obras de arte de su interior. “Haiga Sophia, con todas sus pinturas, mosaicos, iconos y obras de arte, estará abierta a todo el mundo”, aseguró el portavoz del Ejecutivo, pero nadie se fía de sus palabras. Las autoridades turcas no han dado aún directrices públicas sobre cómo se preservarán los mosaicos, medios locales han adelantado algunas posibilidades. Según fuentes del Ministerio de Cultura citadas por el diario Habertürk, se baraja un sistema de cortinillas que cubra los mosaicos visibles desde el lugar del rezo. El rotativo Hürriyet apunta por su parte que, para imágenes más difíciles de tapar, como las del ábside, se estudia un sistema de luces que permita oscurecer su visión durante la oración. Lo que sí es cierto de la defensa del régimen turco de su actuación es que cuenta con amplio consenso interno. Las encuestas señalan que más del 60% de la población aprueba su apertura al culto, aunque también la mayoría de la opinión pública cree que es una maniobra de distracción política tras el desastre económico originado por el Coronavirus. También es verdad que la narrativa en los medios de comunicación - controlados férreamente por la dictadura - ha sido unidireccional. Los académicos e intelectuales - como el premio Nobel Orhan Pamuk o la escritora Elif Shafak - que han lamentado la medida, han tenido que hacerlo a través de las redes sociales, la prensa extranjera o pequeños medios alternativos., Pamuk se remitió a unas declaraciones a la BBC del pasado sábado en las que afirmó: “Millones de turcos seculares como yo lloran contra esta medida, pero sus voces no son escuchadas”. En Bizancio, un libro clásico sobre la civilización bizantina, la profesora del King’s College de Londres Judith Herrin explica todas las vicisitudes de un monumento que llegó a tener la cúpula más grande del mundo durante casi un milenio y que, tras la conquista de Constantinopla por los turcos en 1453, lo que significó el final del Imperio romano de Oriente, fue transformado en mezquita y ‘adornado’ con cuatro imponentes minaretes. “Lo cierto es que no hacen sino reforzar la peculiaridad de Haiga Sophia, y la enorme envergadura de la estructura que yace bajo su cúpula sigue siendo un símbolo físico de la aspiración de Constantinopla de gobernar el mundo. Mientras permanezca en pie, Bizancio estará siempre presente”. A su turno, el historiador turco-francés Edhem Eldem expresó el mismo problema con otras palabras en su lección inaugural como profesor del Collège de France, una de las instituciones científicas más respetadas de Francia, donde ocupa una cátedra: “El pasado turco no es solamente otomano y la historia otomana no es solamente turca”. Sin embargo, la repudiable conversión de Haiga Sophia en mezquita por los deseos expresos de un genocida, parece querer borrar este axioma.

viernes, 10 de julio de 2020

OMAN - THE LAND OF FRANKINCENSE: Un mundo desconocido en el Museo del Hermitage

¿Quién no ha soñado alguna vez con las maravillas de las misteriosas tierras de Arabia? Relatos como los de Simbad el Marino navegando por el Océano Índico, mercados de piedras preciosas y especias contados en las Mil y Una Noches, enigmas como el de los Reyes Magos que partieron con oro, incienso y mirra siguiendo la Estrella de Belén en busca del Niño Jesús, fértiles oasis y cascadas en las montañas con agua limpia y clara, o ciudades perdidas cubiertas por las arenas del desierto y el mítico reino de Saba. Mundos fantásticos y enigmáticos que a los occidentales siempre han llenado nuestra imaginación. ¿Dónde surgieron? ¿Quién los inventó? Hoy sabemos que toda esta cultura se desarrolló en la Edad Media, como consecuencia de la Ruta del Incienso, en un pequeño país situado en la esquina sudoriental de la Península Arábiga: el Sultanato de Omán. Desde aquí se organizaban las caravanas de camellos que atravesaban Yemen y Arabia rumbo a Petra y Damasco, y de allí, a los mercados europeos. Tras años de aislamiento este país tan enigmático ha abierto recientemente sus puertas a los viajeros que quieran visitarlo y está haciendo una apuesta decidida por la divulgación cultural y por el desarrollo sostenible, muy distinto a lo realizado en otros países de su entorno. La visita a los fuertes portugueses de barro en los oasis, la observación de las tortugas marinas en las playas, los baños de agua fresca en los whadis, el microclima que se produce al final del verano con el Monzón en la región de Dhofar, los bosques del árbol del incienso, o la posibilidad de conocer el Rub Al-Jali (espacio vacío), el mayor desierto de arena del mundo, son sólo algunas de las sorprendentes experiencias que se pueden obtener en este país de gente acogedora, amable y con una naturaleza espectacular. En efecto, un viaje por Oman nos permite conocer un país que se encuentra a camino entre dos mundos, un país auténticamente oriental, mezcla de las culturas de África, Arabia, Persia y la India, respetuoso con su tradición y orgulloso de un pasado glorioso, del comercio con Zanzíbar y la India, de sus caravanas de incienso, etc. Oman es un país de contrastes: desde la ciudad costera de Muscat con su bazar y su costa inexplorada, las fortalezas rodeadas de verdes palmerales del interior, los pueblos de barro aún habitados, montañas de 3000 metros, desiertos infinitos, desfiladeros con piscinas naturales, miles de kilómetros de playas verdes donde pueden verse a las tortugas verdes desovando en la arena cálida. Con cuatro millones de habitantes y un territorio del tamaño de Italia, Omán es una isla de calma en un mar de conflictos sectarios, lo que le ha valido el sobrenombre de la Suiza de Oriente Medio. Además destaca por su tolerancia religiosa, incluso para doctrinas politeístas prohibidas en otros países musulmanes. Y en una subregión, la del Golfo Pérsico, caracterizada por el lujo y la ostentación, exhibe una actitud más bien modesta y recatada. En el 5000 a.C., el sur de Omán (el actual Dhofar) era el centro del lucrativo comercio de incienso. Este preciado artículo, producido con la aromática savia de un árbol, se intercambiada por especias de la India y se transportaba en caravanas por toda Arabia. Aunque esos árboles también crecían en Yemen, lo hacían mejor en las colinas azotadas por el monzón de Dhofar, donde siguen cultivándose. Tan preciado era el incienso que incluso la reina de Saba se lo regaló al rey Salomón y, según la Biblia, fue uno de los regalos de los Reyes Magos al niño Jesús. La Biblia también menciona la ciudad con columnas de oro de Ubar, construida por la antigua civilización de Ad. Esta legendaria ciudad, que ha despertado la curiosidad de exploradores durante siglos, prosperó gracias al comercio de incienso y se convirtió en una de las más poderosas de la región. Los restos de la ciudad fueron descubiertos en la década de 1990 por el explorador inglés Ranulph Fiennes. Los supuestos descendientes de Ad todavía viven en el desierto circundante y hablan la antigua lengua shehri (o jibbali), conocida como “la lengua de las aves”. Tras la introducción del islam en el s. VII d.C., Omán estuvo gobernado por la dinastía Bani Nabhan durante medio milenio (1154-1624). Ese período estuvo marcado por frecuentes guerras civiles entre las fuerzas del sultán y las facciones tribales, lo que hizo que el país fuera vulnerable a agresiones externas, como la de los portugueses que tras incruentas guerras, fueron expulsados. Entre los siglos. XVII y XIX Omán fue un país unificado, con un considerable nivel de riqueza y grandes logros culturales, que controlaba partes estratégicas de la costa africana, incluidas Mombasa y Zanzíbar, y partes de los actuales India y Pakistán. Durante el siglo pasado, cuando el país era gobernado por un déspota oscurantista, la capital cerraba las puertas de su muralla cada noche y algunos aparatos básicos de la vida moderna como la radio estaban prohibidos. El descubrimiento de ingentes yacimientos de petróleo y la llegada al poder del sultán, Qabús Bin Saïd, en 1970 abrió el país al mundo. Sin embargo, ignorado por el turismo de masas, Omán aun conserva aquel halo de misterio que cubre una identidad y paisajes únicos. Precisamente por todo ello, el Museo del Hermitage de San Petersburgo ha preparado una exposición titulada Oman: The Land of Frankincense (Oman, la Tierra del Incienso) la cual está dedicada a los tesoros arqueológicos entre el tercer y el primer milenio antes de Cristo, con catorce hallazgos descubiertos durante excavaciones arqueológicas históricas que tuvieron lugar a través del Sultanato de Omán en los últimos 50 años. El último hallazgo es un conjunto único de armas de metal que incluye los primeros carcaj y arcos recuperados en Arabia. Además de dichos objetos metálicos, la exposición exhibe antiguos mijmars de piedra (quemadores de incienso), un sello del Indo con una inscripción y un notable grabado en la cara de piedra del templo del pecado, dios de la luna. Esta muestra - prevista inicialmente para estar abierta desde el pasado 3 de junio y que iba a durar hasta el 1 de junio del 202 1- ha sido pospuesta debido a la pandemia del Coronavirus que afecta al mundo, por lo que más adelante se dará a conocer su fecha de apertura.

viernes, 3 de julio de 2020

CATEDRAL DE DURHAM: La máxima expresión del arte normando en Inglaterra

La muerte del rey anglosajón Harold Godwinson (1022 – 1066), retratado para la posteridad en el Tapiz de Bayeux, anunció un cambio en las islas británicas de tal envergadura que algunos historiadores lo calificarían como el más dramático de toda su historia. El principal artífice de esta nueva y extensiva orden socio-política y cultural fue Guillermo Duque de Normandía (1028 – 1087), que más adelante se convertiría en Guillermo I de Inglaterra. Cabe destacar que entre los años 1042 y 1052 fue iniciada la construcción de la primera Abadía de Westminster por monjes benedictinos a las órdenes de Eduardo I, apodado por ello “El Confesor”. Lo único que queda hoy en día de este edificio es una imagen en la primera parte del Tapiz de Bayeux, donde se puede ver el primer templo de estilo tardo-románico (también románico normando) que se conoce en Inglaterra. No existen templos de las primeras etapas del románico quizás debido al hecho de que los sajones fueron reacios a construir nuevos templos solo para verles destruidos por invasores daneses y sus riquezas expoliadas. Eduardo I fue hijo de Emma, hermana de Ricardo Duque de Normandía, y seguramente conocía la tierra de su madre y estilo románico que allí se encontraba en pleno auge y por eso querría que su abadía fuese edificada siguiendo las nuevas tendencias. Fue precisamente este parentesco entre la familia real anglosajona y los duques de Normandía que facilitó un pretexto a Guillermo para reclamar el trono de Eduardo, que murió en enero de 1066. Le sucedió su hermanastro Harold, pero Guillermo desembarco en el sur el 14 de octubre del mismo año y ambos ejércitos, los del desafortunado Harold y Guillermo, chocaron cerca de Hastings, donde tras todo un día de lucha, Harold fue derrotado y muerto en combate. Se dice de Guillermo en los días posteriores a la batalla, a modo de penitencia, mandó construir la Abadía de Battle, (batalla en inglés) cuyo altar está en el supuesto lugar donde cayó su adversario Harold. Rápidamente, emprendió la implementación de un ambicioso programa de construcción de complejos palatinos con edificios eclesiásticos para proclamar a los anglosajones vencidos la llegada de la dinastía normanda. De esta manera se inicio el poderoso “siglo de los normandos “y el estilo del románico normando se difundió por todas las islas británicas. Guillermo de St. Calais que murió en 1096, fue monje normando, abad de Saint Vincent de Le Mans de Maine. Su compatriota, el nuevo Rey Guillermo I de Inglaterra le nombró Obispo de Durham en 1080 y los historiadores cuentan que se encontró con una catedral en decadencia en manos de canónigos sajones. Les reemplazó por monjes benedictinos y en seguida puso manos a la obra, iniciando la construcción de una nueva catedral monástica. Un monje contemporáneo de William St. Calais, Symeon de Durham en su libro Libellus de Exordio atque Procursu istius, hoc est Dunelmensis, Ecclesie ( El Pequeño Libro sobre los Orígenes y Progreso de esta iglesia, que es de Durham) cuenta como, en el año 1092, St. Calais ordenó la demolición de la iglesia de Ealdhun, situado en lo alto de un impresionante acantilado formado por un meandro del Rio Wear que atraviesa la ciudad, y el día 11 de agosto de 1093, el obispo y los monjes comenzaron a construir los cimientos de lo que iba a ser la magnífica catedral de estilo románico normando de Durham, famosa por su aspecto interior regio y sólido, que ha llegado casi intacto a nuestros días. Se dice que St.Calais estuvo directamente involucrado en el diseño, queriendo que su proyecto fuese un digno rival, en cuanto a escala y decoración, de las iglesias más grandiosas de Europa en esos momentos. Lo que iba a ser el monumento a la nueva orden eclesiástica normanda, tenía que superar en escala y suntuosidad a la Catedral de Winchester, cuya construcción había terminado el 8 de abril de 1093. La planta de la nueva catedral era en forma de cruz latina con ábside central flanqueado por dos ábsides más pequeños donde terminaban los laterales. Tiene elementos estructurales derivados de la época bizantina, como el gran crucero con cuatro vanos masivos, reminiscente de las iglesias centralizadas cuya inspiración parece ser el Panteón de Roma, solo que en el románico normando, la enorme cúpula se transforma en torre cuadrada. Las dos torres (una destinada a ser campanario) de la parte oeste también definen el estilo normando de la época. La longitud externa de la catedral (123,09 m.) es comparable con la de la Antigua Basílica de San Pedro, estimado en 122,38 m. La anchura del coro y sus pasillos es de 23,52 m. y la anchura de la nave correspondiente de 24,71 m. mientras que el del tramo central de la basílica es de 23,65 m. Las columnas en forma de espiral de las columnatas del presbiterio y del crucero, se pueden relacionar de manera convincente con columnas parecidas que componen el baldaquín del santuario de San Pedro y es posible que la crucería de Durham también debe su original diseño a la antigua Basílica. Según E.C. Fernie, de la Universidad de Edimburgo, todo parece indicar que, con la excepción de las bóvedas en el crucero y la nave, la catedral fue diseñada en (ó poco antes de) 1093 para parecerse a lo que se veía en el momento de su terminación en 1133. Es decir que no hubo modificaciones importantes ni improvisaciones durante el transcurso de su edificación. El trazado general es el que estaba en existencia desde la época de las basílicas romanas cristianas del Emperador Constantino (siglo IV). Se añadieron el transepto y crucero entre los siglos 8 y 10 y este diseño pasó, con algunas variaciones, a la arquitectura del norte de Francia, y por lo tanto a Normandía. Las iglesias normandas construidas en Inglaterra luego de la conquista son cada vez más grandes que sus homólogos continentales. Se podría esperar que Durham, por lo tanto, fuese de longitud similar a otras estructuras contemporáneas como la Abadia de Bury St. Edmonds ó la Catedral de Canterbury, pero está limitado por su ubicación en un terreno con solo 15 m. de separación entre su fachada y el precipicio hacía el oeste, y una distancia similar entre el ábside y la caída del terreno en el este. El posicionamiento del santuario de San Cuthberto nos revela otro aspecto importante acerca de cómo el diseñador enfocó su tarea. El lado este de las grandes iglesias normandas está en forma o bien de un ábside flanqueado de ábsides más pequeños al final de los laterales, o de deambulatorio. Para poder acceder a las reliquias en el sitio de costumbre detrás del altar mayor, no quepa duda de que el deambulatorio es la forma más sensata, pero en Durham, los restos de uno de los santos más importantes de Inglaterra fueron colocados en lo que aparenta ser un punto muerto, dificultando considerablemente el acceso. La explicación de esto es probablemente que la idea del deambulatorio está incorporada en el edificio en sí, detrás del altar mayor en el cuarto vano después del crucero y dando acceso al santuario hacía el este. Por último, a pesar de lo interesante de sus bóvedas, es la nave que más llama la atención del visitante. La versión normanda del románico transmite ideas de fuerza bruta, resistencia y masa, y estas cualidades saltan a la vista en Durham en la forma de gigantescas columnas talladas que centran la mirada nada más entrar. Están agrupados en parejas alternando con pilares compuestos y son de más de 9 m. de altura por 9 m. de circunferencia. Su sección transversal cubre más que 17 veces la de las columnas góticas de la Catedral de Canterbury, construida en 1175, aunque el peso que sostienen es más ó menos el mismo. Están decoradas con profundas incisiones en forma de “chevron”, rombos, acanalados y espirales, y originalmente destacaban aún más que ahora por la pintura que llevaban y el hecho de que los surcos estaban incrustados con latón brillante. La nueva orden normanda había llegado con fuerza y majestuosidad y la Catedral de Durham es posiblemente la mejor manifestación de ello.
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