Una triste noticia dada a conocer esta semana nos obliga a ocuparnos en esta ocasión de quien al frente de una Cruzada por la Religión, la Patria y la Civilización en 1936, salvo a España de la barbarie comunista y que gracias a su aguda visión de estadista, supo mantenerla al margen de la II Guerra Mundial, gobernando hasta su muerte en 1975. Nos referimos al Generalísimo Francisco Franco, quien fuera enterrado solemnemente en el monumental Valle de los Caídos, ubicada en las inmediaciones de Madrid, convertida desde entonces en un centro de peregrinación de miles de visitantes fascinados por el lugar y no sólo de los nostálgicos del franquismo. Sucede que este martes, en una polémica decisión, el Tribunal Supremo ha avalado los reales decretos del gobierno socialista de Pedro Sanchez relativos a su exhumación y a la negativa de que sus restos puedan ser trasladados a la cripta de la catedral madrileña de la Almudena y reinhumarlos en el cementerio de El Pardo en contra del deseo de la familia del Caudillo. La sentencia del Supremo es directamente ejecutable por sí misma, por lo que al margen del recurso que se pueda interponer ante el Tribunal Constitucional, el Gobierno, aunque esté en funciones, no tiene ya ningún obstáculo legal que le impida llevar a cabo una de sus promesas durante la anterior legislatura, sin interesarle en lo mas mínimo que reabre viejas heridas entre los españoles. Al respecto, el líder de Vox Santiago Abascal, ha criticado duramente la medida, calificándola como una profanación de la tumba de Francisco Franco ya que aseguro que dicha decisión judicial - aberrante desde todo punto de vista - ataca la libertad de una familia para enterrar a sus muertos donde quieran. "Empezó la campaña socialista: Profanar tumbas, desenterrar odios, cuestionar la legitimidad de la monarquía. Solo Vox se opondrá frontalmente, porque solo Vox tiene el valor para defender la libertad y el sentido común frente al totalitarismo y los trucos de propaganda electoral", escribió en su cuenta de Twitter. "Nos da igual que sea ‘legal’ o no la intención del gobierno de profanar tumbas contra el deseo de las familias. Estaremos siempre en contra de desenterrar muertos y odios del pasado. Miramos al futuro. Porque amamos a España y deseamos la convivencia entre los españoles", ha continuado. Si se analiza desapasionadamente la historia del siglo XX hasta 1989 - con el derrocamiento de las tiranías comunistas en Europa del Este - el único líder en el mundo que venció al comunismo fue Francisco Franco, y en su etapa más cruel, eficaz y virulenta: el monstruoso estalinismo. El Caudillo impidió que España se hundiera en la barbarie y en un genocidio que nos hubiera exterminado a todos. La sublevación de parte del Ejército en 1936 fue no solo legítima sino inevitable, como elemental sentido de supervivencia dentro del derecho de resistencia. La izquierda había desatado la dinámica de la violencia en 1931 con la quema de iglesias y la había elevado con el golpe de Estado de 1934. No hubo dirigente que quisiera y propusiera más la guerra civil que Francisco Largo Caballero. El Lenin español, ya el 8 de noviembre de 1933, en un mitin manifestó sin medias tintas su ambición totalitaria: “Queremos todo el poder; vamos por todo el poder político. Tenemos que luchar como sea, hasta que en las torres y en los edificios oficiales ondee no una bandera tricolor de una República burguesa, sino la bandera roja de la revolución socialista”. Se manifestaba con frecuencia sobre la guerra civil como algo deseable: “Estamos en plena guerra civil aunque esta guerra no ha tomado aún los caracteres cruentos que por fortuna o desgracia tendrá inexorablemente que tomar”. A diferencia de lo que propalaba la propaganda republicana - roja hasta la médula - Franco no fue un golpista profesional. Eso era repudiado por sus más íntimos instintos de disciplina y orden. Ante el peligro que se acecinaba, dictó la siguiente orden en la Academia de Zaragoza: “Si en todos momentos han reinado en este centro la disciplina y el exacto cumplimiento en el servicio, son aún más necesarios hoy, en que el Ejército necesita, sereno y unido, sacrificar todo pensamiento e ideología al bien de la nación y la tranquilidad de la Patria”. Lo que destaca en Franco es su sentido del deber y su responsabilidad, su autodisciplina. Franco había establecido su límite en el comunismo: “Los frentes son el socialismo, el comunismo y las restantes fórmulas que atacan a la civilización para reemplazarla por la barbarie”. En agosto de 1935, Dimitrov en el VII Congreso del Comintern explico la estrategia del Frente Popular con la sugerente imagen del caballo de Troya. Se trata de imponer la dictadura del proletariado en España. Exterminar a la mitad de la nación, en una primera etapa. Luego proceder a purgas cada vez más amplias. Eso es el marxismo, una ideología de odio, que propugna el genocidio como una ley histórica. El día 13 de julio, el líder conservador Joaquín Calvo-Sotelo es vilmente asesinado en un crimen de Estado por los comunistas. Ante la indignación general que ello causó, Franco se sumo al levantamiento consciente de las dificultades. Su intervención va a ser decisiva para la victoria, ya que la clave para que el bando nacional ganara la guerra fue Franco, lo que, obviamente, no se le perdona. Pero hizo un gran bien a España que generaciones de españoles bien nacidos le agradecemos por haber generando una España de progreso continuado y de paz. La llamada República era bolchevique, que practicaba el totalitarismo más sanguinario. Que el Frente Popular sumiera al país en una orgía de crímenes, incendios y arbitrariedades es algo innegable. Que el exterminio no se hubiera detenido en sacerdotes, monjas, líderes políticos conservadores, propietarios, oficialidad es un hecho totalmente comprobado. De esta forma, Franco ejerció el derecho de resistencia frente a la barbarie comunista. Y la ganó. Fue el único líder mundial que frenó y erradicó a la peste roja .Toda una proeza. Es por ello condenable que el actual gobierno socialista busque profanar y ultrajar la tumba de quien tan merecidamente lo derrotó en la guerra y trajo paz, orden, progreso y libertad personal a nuestra sociedad. Franco como artífice personal de la nueva España, debe seguir descansando en el Valle de los Caídos por imposición de la historia. En estos convulsos tiempos donde el separatismo vasco y catalán con la complicidad del gobierno, quieren volver a dividirnos, su presencia se hace más que necesaria. Si el Generalísimo volviera a levantar la cabeza...