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viernes, 28 de octubre de 2022
SAMHAIN: Una festividad ancestral de oscuros orígenes
El Samhain (pronunciado "SOW-in" o "SAH-win"), era un festival celebrado por los antiguos celtas entre el equinoccio de otoño y el solsticio de invierno. Comenzaba al anochecer alrededor del 31 de octubre y probablemente duraba tres días. El Samhain marcó la transición entre las mitades más luminosas y las más oscuras del año y se celebró en todas las comunidades antiguas célticas de Europa, incluidas Irlanda, Gales y Escocia. Considerado por los antiguos celtas como un tiempo liminal en el que se levanta el velo entre los reinos humano y espiritual, muchos consideran que el Samhain es el precursor de las celebraciones contemporáneas de Halloween. Samhain es también la palabra irlandesa moderna para el mes de noviembre. En Irlanda, la colina Ward en el condado de Meath fue el sitio sagrado del festival del fuego de Samhain y, en los últimos años, la gente se ha reunido allí en Halloween para participar en un resurgimiento del Samhain moderno. Cabe precisar que los antiguos celtas dividían el año en dos mitades, la mitad más luminosa y la mitad más oscura, y realizaban cuatro celebraciones para marcar el cambio de estaciones: Imbolc - celebrado entre el solsticio de invierno y el equinoccio de primavera; Beltane - celebrado entre el equinoccio de primavera y el solsticio de verano; Lughnasadh - celebrado entre el solsticio de verano y el equinoccio de otoño; Samhain - celebrado entre el equinoccio de otoño y el solsticio de invierno. De estos cuatro tiempos sagrados, el Samhain era quizás el más significativo, ya que se cree que representaba el año nuevo celta. Para los antiguos celtas, el tiempo comenzaba en la oscuridad, y cada día de 24 horas comenzaba al anochecer. Marcando el comienzo de la mitad más oscura del año, el Samhain representaba el final de un año y el comienzo del siguiente. Con sus orígenes en el calendario pastoral, las celebraciones del Samhain probablemente fueron anteriores a la llegada de los celtas a Irlanda hace unos 2.500 años. Era el momento de hacer los preparativos para el invierno; se recogían las cosechas y los animales de los campos para sacrificarlos o alojarlos durante el invierno y utilizarlos para la cría. Se celebraban festines abundantes tanto en comida como en alcohol para celebrar la cosecha. El Samhain también era un momento sagrado para reunirse y poner en marcha asuntos importantes, como la toma de posesión de nuevos reyes. Se saldaban las deudas y se llevaban a cabo juicios por los delitos más atroces y se hacía justicia en consecuencia. El historiador irlandés del siglo XVII EC, Geoffrey Keating, escribió en su obra principal, The History of Ireland, que todos los fuegos debían extinguirse al comienzo del festival de Samhain. Los druidas, antiguos sacerdotes celtas, encendían una nueva hoguera, en la que se arrojaban los huesos de los sacrificios de animales (este "fuego de huesos" nos da la palabra moderna inglesa "bonfire", que significa hoguera). De este fuego, las personas encendían sus antorchas y llevaban las llamas a casa para volver a encender el fuego sus propios hogares. Quizás con razón, mucho misterio envuelve al festival del Samhain desde nuestro punto de vista moderno. No podemos saber con certeza lo que sucedía exactamente, pero los historiadores creen que las festividades incluían sacrificios de animales, bailes y el uso de disfraces hechos con pieles de animales y posiblemente también con sus cabezas. El Samhain era considerado un momento auspicioso para que los druidas practicaran la adivinación, ya que la conexión con el mundo espiritual era más fuerte de lo habitual. El levantamiento del velo entre el otro mundo y el mundo físico significaba que el Samhain también se consideraba una época peligrosa para los antiguos celtas. El otro mundo celta se describe a menudo como un lugar que existe en conjunto con el mundo humano en lugar de estar completamente separado de él. Durante el Samhain, estos reinos convergían y el paso entre ellos era más fácil. Los espíritus, tanto amables como malévolos, podían actuar de manera más poderosa en el mundo humano. El concepto de liminalidad, o "del intermedio", era un componente integral de la antigua espiritualidad celta, y muchos eventos importantes de la mitología celta tuvieron lugar en espacios liminales, como la orilla de la costa, o en momentos liminales, como el anochecer o el amanecer. El Samhain no marcaba simplemente el cambio del verano al invierno, sino que representaba un período de transición entre las dos estaciones. Por lo tanto, el Samhain no tenía tiempo, no pertenecía ni al verano ni al invierno. El reino humano ya no estaba sujeto a las reglas del mundo físico, y quizás por esta razón, también se creía que el Samhain era una época de paz. Estando el reino espiritual tan cerca, este no era el momento para peleas humanas triviales. Quizás, como era de esperar, muchos eventos sobrenaturales importantes descritos en la mitología celta ocurren durante la época del Samhain. La segunda batalla de Moytura (Cath Maige Tuired), momento crucial en la mitología irlandesa y uno de los textos medievales más importantes que quedan sobre el tema, se libró entre los seres espirituales conocidos como Túatha Dé Danann y el Fomoire, se dice que tuvo lugar durante el Samhain. También es durante este tiempo que los aos sí (pronunciado "IS CHI"), seres mágicos (a veces descritos como hadas, a veces como Túatha Dé Danann yendo bajo tierra y, a veces, como los habitantes pre celtas de Irlanda) que eran conocidos por pasar libremente de sus moradas en el otro mundo al reino humano. Los aos sí, o "gente de las colinas huecas", vivían en los montes de sídh (pronunciado "CHI"), antiguos montículos funerarios que se cree que son portales al otro mundo. Una vez al año, en el Samhain, estos portales se abrían al mundo humano, y uno podía observar los fuegos encendidos dentro y a la gente de sídh yendo y viniendo. Tal es el caso de la historia del forajido Fionn mac Cumhaill, una figura legendaria y popular en la Irlanda medieval. Cuando Fionn estudiaba poesía con Cethern, hijo de Fintan, se dio cuenta de que una vez al año en Samhain, Cethern viajaba a un montículo en particular de sídh en donde vivía el hada Éle. Se rumoreaba que ella era la más bella de todas las hadas en la isla de Irlanda y que tampoco estaba impresionada por su plétora de pretendientes, muchos hombres perdían la vida en cada Samhain en sus tontos intentos de cortejarla. Fionn estaba perturbado por estas muertes, en el siguiente Samhain se escondió en el valle cerca del montículo del sídh de Éle y esperó. En la oscuridad, pudo ver los montículos de sídh brillando con la luz del fuego que emanaba de sus puertas. De acuerdo a la leyenda, Fionn fue capaz de vengar la muerte de sus amigos y de ganarse el respeto de las hadas en esta fatídica noche. En el Samhain, los seres humanos podían viajar al mundo de la gente sídh, pero los seres sídh también podían caminar en el mundo físico. Se dice que Aillen, un guerrero sídh destruyó Tara, centro espiritual de Irlanda y sede de los reyes supremos, todos y cada uno de los Samhain durante nueve años. Aunque es asesinado nada menos que por Fionn mac Cumhaill, quien lo atravesó con una lanza encantada momentos antes de que este pudiera escapar a través del montículo de sídh para regresar a la seguridad del otro mundo. Otra leyenda habla de una joven llamada Caer Ibormeith, cuyo padre era uno de los Túatha Dé Danann. Cada Samhain, Caer se transformaba en un cisne. Su pretendiente, Oenghus mac Oc, deseaba ganarse su afecto, pero sabía que solo podía hacerlo durante el Samhain, por lo que esperó aquella época del año en la que se pueden romper las reglas del mundo físico y fue capaz de volverse él mismo un cisne. Aunque la evidencia escrita de gran parte de la mitología irlandesa se remonta a la época medieval, y habiendo sido registrada por monjes cristianos que posiblemente alteraron sus significados, se cree que muchas de estas leyendas tienen sus raíces en la espiritualidad irlandesa pre celta. En Irlanda, los antiguos celtas celebraban el festival del fuego de Samhain en la colina de Ward, también conocida como Tlachtga, llamada así por una poderosa druidesa que murió allí luego de dar a luz a trillizos. Ubicada en el valle de Boyne en el condado de Meath, Irlanda, la colina Ward está aproximadamente a doce millas de la colina de Tara. Sin embargo, ha recibido comparativamente menos atención que sus vecinos más famosos, como Newgrange. Algunos estudios arqueológicos del sitio se llevaron a cabo hace casi un siglo en la década de 1930 EC, pero no se volvió a visitar hasta el 2014 EC cuando comenzaron las excavaciones dirigidas por el Dr. Stephen Davis del University College Dublin. El equipo descubrió que la colina Ward probablemente se construyó en tres fases separadas, la más antigua data del final de la edad del bronce alrededor del 1200 AEC y la más reciente data del período medieval temprano, alrededor del 400 EC. Los arqueólogos encontraron evidencia de quemas a gran escala en el sitio, así como fragmentos de huesos de animales quemados. Algunos de los sitios vecinos de la colina Ward son mucho más antiguos y ofrecen pistas sobre las prácticas paganas en Irlanda que son anteriores a la llegada de los celtas hace unos 2.500 años. Newgrange y el montículo de los rehenes, por ejemplo, datan aproximadamente de 5.000 años atrás. Así como el pasadizo de Newgrange está alineado con el amanecer del solsticio de invierno, cuando su cámara interior y su pasadizo están iluminados; el montículo de los rehenes está alineado con el amanecer del Samhain, lo que sugiere que esta época del año en particular ha jugado un papel importante en la antigua espiritualidad irlandesa durante al menos 5.000 años. Cuando el cristianismo llegó a Irlanda en el siglo V, a la Iglesia católica le resultó más fácil convertir a los celtas incorporando ciertas celebraciones paganas en el calendario católico. Intentando incluir al Samhain bajo una festividad cristiana de contexto similar, el Día de Todos los Santos fue creado e inicialmente asignado al 13 de mayo. Probablemente en parte debido a la reticencia celta a abandonar el Samhain, el Día de Todos los Santos finalmente se trasladó al 1 de noviembre. Así el 2 de noviembre se convirtió en el Día de los Fieles Difuntos, que algunos ven como un intento de absorber los elementos del Samhain que el Día de Todos los Santos no pudo capturar. El Día de Todos los Santos se convirtió en una festividad católica extendida en el siglo XIV, y para el siglo XV, comenzamos a ver escritos que describen celebraciones que se parecen más al Halloween que celebramos hoy. Durante el siglo XIX, la hambruna provocó el traslado de muchos irlandeses a los EE.UU., que trajeron consigo creencias y tradiciones asociadas al Halloween moderno, como el tallado de linternas de calabaza (aunque, históricamente, los irlandeses habrían utilizado nabos, no calabazas). No importa cuán diferente pueda parecer el actual Halloween del festival pagano del fuego de Samhain, el sentimiento de transformación y el deseo de invocar lo sobrenatural a través de disfraces o de otras maneras parece regresar cada año con la luz menguante y el enfriamiento del aire. Estos sentimientos trascienden el tiempo, conectando las celebraciones modernas con el Samhain, aquel tiempo liminal de transformación que era sagrado para los paganos del mundo celta hace miles de años, y quizás también para los de un mundo aún más antiguo.
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