SONIDOS DEL MUNDO

viernes, 25 de octubre de 2019

LÉONARD DE VINCI: El Louvre reúne lo mejor de su obra en una muestra única

Luego de diez años de preparativos, el Louvre inauguro este jueves la mayor exposición dedicada a la pintura y el dibujo de Leonardo da Vinci que haya tenido lugar hasta la fecha. La muestra - titulada Léonard de Vinci - fue organizada con motivo del 500º aniversario de la muerte del genio renacentista, el cual concentrará 11 de sus cuadros, si se le suma La Gioconda, que permanecerá en la recién renovada Sala de los Estados, además de 88 dibujos y una veintena de manuscritos, sumados a un puñado de lienzos de sus contemporáneos. Aun así, las ausencias dieron más que hablar que esta asombrosa suma de botines en la visita previa para los medios que organizó el museo el pasado domingo. En las salas de la muestra, no figura el Salvator Mundi, vendido por la cifra récord de 450 millones de dólares (380 millones de euros) al príncipe saudí Bader al Saud en el 2017 y que desde entonces no se sabe sobre su paradero, aunque se cree que se encuentra colgado en uno de sus yates. “Hicimos todo lo posible para que nos sea prestada, pero la negativa de su dueño fue rotunda”, admitió resignado el comisario de la muestra, Vincent Delieuvin, que podrá visitarse en el Louvre hasta el 24 de febrero del 2020 (solo con entradas reservadas por Internet, para evitar las previsibles aglomeraciones). Como sabéis, la atribución del codiciado cuadro a Leonardo ha despertado dudas entre algunos especialistas. El museo parisiense asegura que sentará cátedra sobre su autoría cuando pueda inspeccionar exhaustivamente el lienzo. “Si la obra llega alguna vez al Louvre, los especialistas se pronunciarán sobre la cuestión”, precisaba el conservador jefe de pintura del museo, Sébastien Allard, erguido junto a la Madona Benois, un préstamo excepcional del Hermitage. Cabe destacar que la exposición sí concentra otra versión del Salvator Mundi, propiedad de una colección privada y atribuida al taller del artista. Además de los cinco leonardos que posee el Louvre en su colección, como La Belle Ferronnière o San Juan Bautista, la muestra ha logrado préstamos como El músico (de la Pinacoteca Ambrosiana), La despeinada (de la Galería Nacional de Parma) o el llamado Cartón de Burlington, cedido por la National Gallery de Londres. En cambio, no aparecen obras como la Ginevra de Benci, que permanece en Washington, así como tampoco se solicitaron lienzos como La adoración de los magos por motivos de conservación, ya su estado es delicado. A quienes esperaban una retrospectiva con aires de blockbuster definitivo, el Louvre les responde con una muestra sobria y erudita, que cede un lugar protagonista al proceso creativo del artista y a la drástica evolución de su técnica gráfica y pictórica. En sus pasillos cuelgan abundantes estudios previos y reflectografías infrarrojas, método que revela las capas escondidas bajo la pintura, lo que permite visualizar los cambios realizados por el pintor durante la concepción de sus obras. La primera sala ya se distancia de las expectativas. La muestra no arranca con un gran formato cautivador, sino con un bronce de Andrea del Verrocchio, gran escultor del siglo XV, en cuyo taller florentino Leonardo estudió el movimiento y el claroscuro. A su alrededor, cuelgan estudios sobre el drapeado que el aprendiz realizó hacia 1473. “Cuando un museo habla de un artista conocido, se da por sentado que tiene la cínica ambición de ganar dinero. Esta exposición demuestra que eso es falso”, respondía Allard, subrayando que el museo ha hecho una apuesta por “la seriedad” de sus tesis científicas y no por el mero espectáculo. La principal es que la pintura sigue siendo fundamental para entender su poliédrica obra. “Desde hace medio siglo se ha presentado su obra de manera fragmentada. Se ha hablado más del arquitecto o del científico que del pintor, porque parecía reductor presentarlo así. Queremos recordar que la pintura siempre fue su puerta de acceso al conocimiento”. El recorrido de la exposición refleja a un artista empeñado en alejarse de las convenciones para inventar una nueva manera de pintar. “Se distancia del imperativo de la forma perfecta, porque se da cuenta de que eso supondrá la muerte de la pintura, al ser una forma inmóvil”, señala Delieuvin. Leonardo emprende entonces su conquista del movimiento sobre el lienzo. Las finas capas de óleo del sfumato le permitirán “reproducir la vibración de la vida”, en palabras del comisario, que recuerda que sus cuadros causaron “terror” en una época que desconocía la imagen en movimiento. “Abrió los ojos a sus contemporáneos sobre el poder de la obra inacabada, inaugurando una vía que conducirá hacia la abstracción en el siglo XX”, añade Delieuvin. Allard no dudo en calificar la exposición como la “más difícil” en la historia del museo. “Las obras son escasas y frágiles. Es un proyecto muy caro que era esperado con expectación, pero también suspicacia”. ¿Alguna vez se planteó dejarlo correr? “No, porque el Louvre nunca se rinde”, zanja el conservador jefe. A esas dificultades se les sumó la polémica generada por la reticencia del Gobierno italiano a mandar sus obras a París, seguida del recurso judicial de una asociación veneciana que intentó frenar estos préstamos. “Lamento la polémica, pero Italia ha acabado siendo nuestro principal socio en el proyecto”, recuerda Allard. “Hemos tenido dificultades. Pero, en el fondo, son las mismas que vive la propia Europa” puntualizó.
actualidad cultural
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...