Tras un año de luto nacional, este jueves se realizaron en Tailandia los funerales del rey Bhumibol Adulyadej, conocido como Rama IX, que oficialmente concluirá el domingo. Para muchos tailandeses fue la primera experiencia en relación a un funeral en la monarquía, ya que el monarca estuvo al frente del país durante más de siete décadas, en un país sumido en intermitentes crisis políticas. Tradicionalmente, los funerales de los reyes de Siam (como se conocía anteriormente a Tailandia) estaban estrictamente prohibidos para los plebeyos. Los súbditos del monarca no podían atravesar las puertas del Gran Palacio de Bangkok para rendir homenajes ante la urna que contenía los restos del soberano y tampoco tenían permitido participar en los rituales budistas en honor al rey difunto. Aunque ahora estas normas quedaron en el pasado, y los súbditos pueden acercarse a rezar ante la urna real, Tailandia conserva todavía muchas tradiciones ligadas a los enterramientos de sus monarcas, que durante siglos fueron considerados deidades por su pueblo. La tradición de funerales públicos se inició durante el reinado de Vajiravudh (1910-1925), quien introdujo una serie de cambios significativos tras la muerte de su padre Chulalongkorn, en 1910, y modernizó varios aspectos de los funerales reales tailandeses. El rey Vajiravudh permitió a los plebeyos rendir homenaje formalmente ante la urna real de Rama V rezar oraciones budistas por su alma. Desde entonces, los
funerales reales se volvieron espectáculos masivos y esto lo demuestra el hecho de que hasta 100.000 personas hayan formado fila diariamente ante el palacio para rezar ante la urna de Bhumibol Adulyadej, que no está visible. La Oficina de la Casa Real señaló que unas 11,9 millones personas pasaron por el salón del trono desde la muerte del monarca. El rey Vajiravudh hizo aquel cambio porque creía que su padre era muy querido por sus súbditos y creía apropiado permitirles acercarse a rendir tributo ante sus restos mortales. Hasta el reinado de Rama IV (1851-1868), los plebeyos sólo podían contemplar la urna real luego de que fuera transportado a la pira funeraria para la cremación. Otro gesto de modernización de los funerales reales impulsado por el rey Vajiravudh en 1910 fue abolir la antigua ley que obligaba a todos los súbditos tailandeses a raparse la cabeza como señal de luto. Las únicas personas que estaban exentas de este mandato eran las que vivían en territorios fronterizos, para que su aspecto no animara a las potencias extranjeras a aprovecharse de la situación. En cuanto a la vestimenta apropiada para el período de luto, antiguamente los tailandeses utilizaban el color blanco durante los funerales reales y no fue sino hasta la abolición de la monarquía absoluta, en 1932, cuando el negro se convirtió gradualmente en el color preferido para las solemnidades fúnebres. El día de los funerales, la urna es transportada en un carruaje a Sanam Luang, un gran parque ubicado en el casco antiguo de la capital tailandesa, frente al Templo Wat Phra Kaew
(Templo del Buda Esmeralda) y el Gran Palacio, en Bangkok,donde sus restos son incinerados en un pira funeraria construida especialmente para la ocasión. En esta oportunidad, se ha construido un impresionante complejo crematorio (“Phra Meru” o “Phra Sumeru”) parecida a un altar con una base de 60 m2 y una altura que supera los 50 metros, decorado con criaturas míticas como garuda (el vehículo del dios Vishnú), ángeles y criaturas del Bosque de Himmapan. Arquitectónicamente, representa el Monte Meru, centro del universo y hogar de los dioses según el budismo y el hinduismo. Se trata de un recordatorio de que los reyes tailandeses eran considerados semidivinos, reencarnaciones de dioses hindúes, y, por tal condición, regresarían al cielo tras su muerte. Tras su cremación, las reliquias y cenizas del rey Bhumibol fueron trasladadas hacia el Gran Palacio de Bangkok. Desde allí, el día 29 los restos del monarca serán trasladados en procesiones solemnes hacia dos templos de Bangkok (el Wat Ratchabophi Salut Maha Simaram y el Wat Bowonniwet Vihara), escogidos especialmente por el fallecido. De esta forma concluirán los complejos rituales fúnebres del monarca que más tiempo se ha mantenido en el trono de Tailandia. Una ceremonia digna de verse, sin duda alguna.