Cuentan que el zar ruso Iván el Terrible poseía una legendaria colección de libros antiguos que provenían de la antigua Constantinopla. Aunque no haya pruebas claras de su existencia, su búsqueda continúa hoy día. Esta historia comienza en el siglo XV, cuando los otomanos conquistaron Constantinopla y acabaron con el Imperio Bizantino. Muchos griegos y cristianos ortodoxos abandonaron entonces la ciudad. Entre ellos estaba Tomás Paleólogo, hermano de Constantino XI, quien, según se cuenta, se refugió en Roma, pero antes de partir reunió todos los libros de la colección que habían acumulado los sucesivos emperadores bizantinos. Esta biblioteca contaba con unos 800 volúmenes, entre los que se incluían algunas obras maestras de la literatura grecorromana. La colección fue heredada por la hija de Tomás, Sofía Paleólogo, quien se fue de Roma a Rusia y se casó con Iván III, el gran príncipe de Moscú. Al parecer, fue ella quien llevó la colección a Rusia, que más tarde pasó a llamarse "la biblioteca de Iván el Terrible".El nieto de Sofía, el zar Iván IV, más conocido como Iván el Terrible, no solo heredó la biblioteca, sino que la amplió con manuscritos y raros ejemplares que mandó a traer de diferentes lugares de Europa. Algunos creen que Iván escondió la colección en Moscú o en otra ciudad de Rusia y que la biblioteca desapareció sin dejar rastro alguno tras su muerte en 1584. Por lo menos, así cuenta la leyenda. Christopher Von Dabélov, historiador del siglo XIX de la localidad de Derpt (actualmente Tartú, Estonia) declaró haber visto un catálogo de la perdida colección. Tal hallazgo sería equivalente a encontrar el Santo Grial del los libreros. El listado que supuestamente vio contaba con los 142 volúmenes de la 'Historia de Roma' de Tito Livio (actualmente solo se conocen 35), una versión completa de 'De re publica', de Cicerón (de la que solo se conservan fragmentos), un poema perdido de Virgilio, por nombrar algunos de los excepcionales ejemplares con los que contaba la biblioteca. Sin embargo, existen muchos especialistas que se muestran escépticos acerca de la existencia real de la biblioteca. Alexánder Filiúshkin, profesor de historia de Rusia en la Universidad Estatal de San Petersburgo, explicó al diario 'Komsomólskaya Pravda' sus dudas. En primer lugar, es muy probable que para conseguir fondos, la familia de Tomás Paleólogo vendiera parte de la biblioteca al abandonar Roma. Además, declara que no todas las fuentes que hablan de ella son fiables. Por ejemplo, Dabélov, que se jactaba de haber encontrado el listado, no enseñó a nadie el documento. Hay cronistas del siglo XVI y XVIII que hacen referencia a la biblioteca pero siempre parece que hablan de ella como si fuera algo mítico, sin pruebas concluyentes, considera Filiúshkin. Incluso si la biblioteca de Iván el Terrible hubiera existido realmente, hay muchas posibilidades de que esta hubiese sido destruida, creen los especialistas. En Moscú hubo tres grandes incendios en los siglos XVI y XVII (concretamente en los años 1547, 1571 y 1626), que podrían haber reducido a cenizas la 'oculta' biblioteca. Hay otra teoría todavía más rocambolesca, que cuenta que los polacos al invadir Rusia a principios del siglo XVII y quedarse sin comida durante el sitio del Kremlin de Moscú y acabaron comiéndose el cuero que cubría los manuscritos, destruyendo su contenido. En cualquier caso, hay entusiastas que siguen buscando la biblioteca en la capital rusa y mantienen la esperanza de poder hallar este tesoro literario del zar. Asimismo, se han hecho intentos de encontrar la colección fuera de la capital rusa, concretamente en Vólogda (465 km al norte de Moscú) y en el kremlin de Alexándrov (120 km al noroeste de Moscú) donde el zar Iván vivió entre 1565 y 1584. También hay quienes creen que la colección se esconde en el Kremlin de Moscú. Arqueólogos y aventureros han rastreado numerosos lugares a lo largo de los años. Los zares el siglo XIX, e incluso el dictador comunista Iósif Stalin, dejaron entrar a científicos en el Kremlin con la esperanza de que encontraran los perdidos e invaluables libros."Si alguien encuentra la biblioteca se haría tan famoso como Yuri Gagarin", admite Filiushkin. A pesar de que hay pocas opciones de que exista, se ha convertido en un mito popular. El arqueólogo Alexánder Véxler bromeaba en una entrevista: "Claro que la biblioteca de Iván el Terrible existe. ¿Cómo puede no existir si se han escrito tantos ríos de tinta sobre ella a lo largo de tanto tiempo?" expresó.