SONIDOS DEL MUNDO
viernes, 1 de julio de 2016
CHRISTO JAVACHEFF: Un arte conceptual fuera de lo común
La obra de Christo Javacheff se inscribe en el land art, tendencia conceptual de los años sesenta que rompe con los límites del soporte tradicional para proyectar instalaciones a gran escala, interviniendo espacios públicos y naturales. En efecto, la característica que define la obra de este artista es el "empaquetamiento" con telas, toldos y paraguas - entre tantos otros materiales - de grandes edificios, parques, puentes y extensas áreas naturales como bosques, lagos, montañas e islas, en acciones monumentales que requieren complejas producciones para su realización. Nacido en Gabrovo (Bulgaria) en 1935, sus obras las realizaba en colaboración con su esposa Jeanne-Claude,fallecida en el 2009, con quien compartía las responsabilidades de cada proyecto. Así, la idea y propuesta creativa quedaba a cargo del artista, mientras que los aspectos operativos eran dirigidos por Jeanne-Claude. El trabajo en conjunto fue una consideración de peso para los proyectos llevados por ellos, puesto que cada uno requería una logística, en la que incluso invirtieron años en su planificación por los diversos aspectos a considerar, desde el diseño del proyecto, el lugar donde se iba a realizar, los burocráticos permisos ante la autoridades, las grandes dimensiones de las telas a utilizar - que en algunos casos llegan a medir kilómetros - y el proceso mismo de montaje e intervención. La producción se iniciaba con las visitas al lugar donde se hará la instalación. El artista realizaba entonces bocetos, dibujos, collages, planos, mapas en los que asienta la información relativa a la geografía, las dimensiones o cualquier otra observación atmosférica de importancia. Esos datos eran mostrados en afiches, al igual que las fotografías de las intervenciones. Los afiches eran obras-documento que les permitían a los Christo no sólo buscar financiamiento para sus producciones, sino también dejar constancia material del antes y después de sus monumentales intervenciones. El interés en dejar constancia gráfica de las intervenciones se debía al carácter efímero de las obras, ya que muchas de ellas sólo permanecían horas o pocas semanas. El artista empezó en los años cincuenta con pequeños objetos envueltos en tela, arena, pigmentos, pegamento y amarrados con mecate. En 1964 se trasladó a Nueva York donde participó en galerías e intervino vitrinas. Ya con los años, sus propuestas se hicieron progresivamente más complejas, osadas y monumentales. Entre ellas se encuentran el “arropamiento” del Pont Neuf de París (1985); el célebre “empaquetamiento” del edificio del Reichstag alemán en Berlín (1995) o The Gates (2005) el cual consistió en instalar 7.503 marcos metálicos en el Central Park de Nueva York. Cada proyecto requiere grandes inversiones y genera un despliegue técnico, cientos de ayudantes y un proceso de instalación muy complejo. El artista rompe con las dimensiones tradicionales de la obra y con los habituales espacios expositivos. Asimismo, propone intervenciones volumétricas distintas a la escultura moderna al invadir los espacios exteriores y trastocar la habitual convivencia urbana de los sujetos y su relación con el paisaje. Sin embargo, la aproximación a las instalaciones genera también una doble lectura que dependerá de si se está cerca o lejos. En ambas situaciones el tiempo y el espacio se integran para propiciar el disfrute de un espectáculo completamente sensorial, a modo de un gran “lienzo” coloreado. La obra de Christo asiste a los aspectos que definen gran parte de las obras conceptuales de carácter público: sustitución de las técnicas tradicionales de las artes visuales por la asistencia de un equipo de trabajo que ejecuta la obra; reemplazo de los habituales instrumentos y materiales por maquinarias y otro tipo de herramientas; desplazamiento del virtuosismo del artista en la ejecución por la capacidad de “idea” y “conceptualización” de una obra; la monumentalidad de las propuestas ameritan, asimismo, arrancarlas de los espacios cerrados. No es la pura visualidad el elemento distintivo en la obra de Christo. También son los contenidos críticos e implicaciones sociales que hace de sus planteamientos un desafío, pues los lugares seleccionados en su mayoría tienen significaciones simbólicas de poder e históricas. El impacto visual está relacionado con dos contradicciones que se hacen presentes en la percepción de la obra: el inmenso despliegue técnico y humano unido a la condición efímera de los proyectos. Las instalaciones abarcan los sentidos y desequilibran momentáneamente las estructuras políticas, sociales y culturales establecidas, al revestir los espacios de nuevos discursos plásticos.Infiltradas en la cotidianidad y el ritmo de la ciudad,la obra de Christo permanece en la memoria como un acontecimiento único e irrepetible. Su última creación, unas pasarelas amarillas de tres kilómetros sobre el lago Iseo (ubicado en el norte de Italia) permite a los visitantes “caminar” sobre las aguas entre dos islas, invitándolos a pasar una experiencia única. No cabe duda de que se trata de otro “milagro” de Christo, el cual podrá ser apreciado hasta el 3 de julio.
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