SONIDOS DEL MUNDO
viernes, 3 de enero de 2020
UN ENIGMA POR RESOLVER: La misteriosa ruta de los Reyes Magos
Quizá la noche más mágica del año sea la de Reyes. Como sabéis, la historia de tres Reyes Magos que viajaron miles de kilómetros para adorar a un recién nacido impregna de cierto enigma el final de las fiestas navideñas. Un relato que despierta el interés, no sólo por quienes eran realmente Gaspar, Melchor o Baltasar, sino por descubrir cuál fue el camino que eligieron para llegar desde Oriente a Belén. Para los historiadores de la Biblia existen diversos elementos para deducir cuál fue la ruta elegida para transportar el incienso, la mirra y el oro que sirvieron para adorar al niño Jesús. No hay unanimidad. El debate gira en torno a cuatro posibles rutas. El evangelio de San Mateo, un cuadro, astrónomos chinos y la historia son las herramientas con las que los expertos han intentado esclarecer el camino elegido por los tres sabios que este domingo visitarán todas las casas para dejar sus regalos. “Cuando Jesús nació en Belén de Judea en días del rey Herodes, vinieron del oriente a Jerusalén unos magos, diciendo: ¿Dónde está el rey de los judíos que ha nacido? Porque su estrella hemos visto en el oriente, y venimos a adorarle. Oyendo esto, el rey Herodes se turbó, y toda Jerusalén con él. Y convocados todos los principales sacerdotes, y los escribas del pueblo, les preguntó dónde había de nacer el Cristo. Ellos le dijeron: En Belén de Judea; porque así está escrito por el profeta: Y tú, Belén, de la tierra de Judá, no eres la más pequeña entre los príncipes de Judá; Porque de ti saldrá un guiador, que apacentará a mi pueblo Israel. Entonces Herodes, llamando en secreto a los magos, indagó de ellos diligentemente el tiempo de la aparición de la estrella; y enviándolos a Belén, dijo: Id allá y averiguad con diligencia acerca del niño; y cuando le halléis, hacédmelo saber, para que yo también vaya y le adore. Ellos, habiendo oído al rey, se fueron; y he aquí la estrella que habían visto en el oriente iba delante de ellos, hasta que llegando, se detuvo sobre donde estaba el niño. Y al ver la estrella, se regocijaron con muy grande gozo. Y al entrar en la casa, vieron al niño con su madre María, y postrándose, lo adoraron; y abriendo sus tesoros, le ofrecieron presentes: oro, incienso y mirra. Pero siendo avisados por revelación en sueños que no volviesen a Herodes, regresaron a su tierra por otro camino”. Estos versículos constituyen la única referencia evangélica a los tres “magos”. Para los historiadores religiosos el evangelio de Mateo es la principal pista de toda la investigación, ya que estos versículos narran la visita de unos sabios venidos de Oriente en un tiempo sin determinar que siguen una estrella, pero con detalles fundamentales para averiguar su procedencia. Precisamente el tiempo es una de las claves para deducir la ruta que siguieron Melchor, Gaspar y Baltasar. Según explica Mateo, la residencia de José y Maria en Belén culmina con la visita de los “Sabios de Oriente”, en un momento impreciso después del nacimiento. Mateo escribe que los sabios encuentran al niño y a su madre en una “casa” y no en un establo. Además, Mateo convierte en coprotagonista de la visita de los Reyes Magos al infame rey Herodes. Una aparición nada badalí, ya que este ordenó la masacre de los niños inocentes nacidos desde dos años antes al enterarse del regreso sigiloso de los magos a Oriente sin avisarle del lugar del nacimiento de Jesús tal como habían quedado, por lo que en su mente enferma creyó que todo era parte de una conspiración para derrocarlo. A todo esto hay que sumar un aspecto filológico que es el participio aoristo particular del griego que utiliza Mateo con el verbo nacer del versículo 2. Esta forma verbal tiene un matiz de indeterminación temporal que tanto podría traducirse como “nació” o “ha nacido” y, por tanto, no significa que Jesús sea un recién nacido. De estos tres datos se deduce que José, María y Jesús estuvieron un período más largo que corto en Belén, quizá de dos años, que facilitaría la visita de tres sabios orientales tras un largo viaje siguiendo una estrella. Una vez establecido que los Reyes Magos pudieron tomarse su tiempo para llegar a Belén, dos teorías explican su origen persa y un detalle histórico lo confirmaría, y es el cuadro de la Natividad en la iglesia de Belén. Cabe recordar que en el año 614, los persas no la destruyeron durante su invasión a Tierra Santa porque vieron en ella imágenes de los tres sabios con atuendos típicos de su país. De otro lado, en el libro The Star of Bethlehem del astrónomo Mark Kidger (Princeton University Press, 1999), se concluye que la estrella que Melchor, Gaspar y Baltasar utilizaron como GPS no fue ningún cometa, sino probablemente una Nova - que Kidger bautiza como DO Aquilae - que además fue constatada por astrónomos chinos y coreanos a mediados de marzo del año 5 antes de Cristo. Teniendo en cuenta que Jesús nació entre el invierno del año 7 y marzo del 6 tiene todo el relato que escribe Mateo sobre cómo los tres sabios siguieron la estela y llegaron a tiempo de adorar el niño Jesús. Un tiempo que hubiera permitido a los tres sabios cruzar Oriente para llegar antes que la familia de Jesús abandonara Belén. Los astrónomos chinos y coreanos que detectaron “un objeto celeste muy brillante” se situaría en las modernas constelaciones de Capricornio y Aquila y hubiera sido visible aproximadamente durante tres meses. Primero al este, cuando la hubieran visto en una posición baja; y luego al sur - Belén está al sur de Jerusalén - según un cambio astronómico de 90 grados de sureste a suroeste. La Nova que propone Kidger es un elemento de plausibidad histórica alrededor del nacimiento de Jesús, no del momento de su nacimiento, sino que dataría la llegada a Belén de unos sabios astrónomos (o astrólogos) de Oriente entre marzo-mayo del año 5 aC, cuando Jesús nació muy probablemente entre el 7 y 6 aC. Este intervalo de un año y medio a dos años cuenta con un aliado extraordinario y es el plazo que Herodes marcó para masacrar a los niños luego del nacimiento de Jesús: dos años (Mt, 2, 16). Finalmente, ahora cabe definir qué ruta eligieron los sabios para adorar al niño. Los historiadores se debaten entre dos posibles rutas que utilizaron para realizar tal viaje. Una primera, la que en un principio tuvo más adeptos fue que los Reyes utilizaron la Ruta del Incienso, una vía comercial que unía Egipto y la India por la península Arábiga. Siguiendo esta ruta, se establece que Melchor, Gaspar y Baltasar procedían del norte del actual Yemen, de la ciudad de Hadramut. Atravesaban la península Arábiga hasta Egipto y de este penetraban en Judea hasta Belén. El conocimiento, su uso común y su paso seguro hacían plausible que los Reyes Magos utilizaron esta vía. Sin embargo, la teoría que más ha ganado en los últimos estudios es la que afirma que partieron de Persépolis, capital del Imperio Persa, hasta Babilonia, atravesando luego Siria, Líbano y Palestina para llegar en Belén, una ruta con un trecho de casi 2.000 kilómetros. Ello debido a que las propias Escrituras los describen como procedentes de Persia y no de Arabia o Yemen, siguiendo a una misteriosa estrella. En cualquier caso, sea cual haya sido la ruta elegida, la magia llega de un modo u otro cada mañana del seis de enero al momento de abrir los regalos que sus Majestades dejaron al pie del Árbol. ¡Feliz Día de Reyes!
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