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viernes, 17 de diciembre de 2021

CODEX EPHRAEMI RESCRIPTUS: Un testimonio de la fe

El último en el grupo de los cuatro grandes manuscritos unciales de la Biblia Griega, recibió su nombre de los tratados de San Efrén el sirio (traducido al griego) que se escribieron sobre el texto original en el siglo XII, ya que la tinta del texto de la Escritura se había borrado parcialmente por descoloración o por fricción. Cabe precisar que varios códices bíblicos son palimpsestos, entre los que el Códice Efrén (como también se le denomina) es el más importante. Tras la caída de Constantinopla en 1453 fue traído a Florencia; desde allí Catalina de Medicis lo llevó a París, y pasó a pertenecer a la Bibliothèque nationale, siendo encuadernado en 1602. Pierre Alix, Montfaucon y Boivin llamaron la atención sobre el texto subyacente, y dieron algunas de sus interpretaciones al mundo. Wetstein (1716) realizó la primera colación completa del Nuevo Testamento. En 1834-1835 se utilizó ferricianuro de potasio para resaltar tinta descolorida o erradicada, que tenía el efecto de desfigurar la vitela de verde y azul a negro y marrón. Tischendorf publicó el Nuevo Testamento en 1843 y el Antiguo Testamento en 1845. Muchas hojas estaban rotas, la tinta descolorida y el texto nuevo que cubría al texto original hicieron extremadamente difícil la tarea de descifrarlo; Es más, algunas partes son completamente ilegibles. Aunque Tischendorf trabajó a simple vista, su desciframiento del texto del palimpsesto fue notablemente preciso. Tischendorf, que era entonces joven, consiguió su reputación con este logro. Sin embargo, sus resultados no han sido comprobados por ningún otro erudito y no pueden ser aceptados sin precaución. Incluso con ayudas modernas como la fotografía ultravioleta, no todo el texto es legible de forma segura. Robert W. Lyon publicó una lista de correcciones de la edición de Tischendorf en 1959. Este también fue un trabajo imperfecto. El códice, de buen pergamino, mide 12 ¼ por 9 pulgadas y sólo hay una columna por página, de los que C es el más temprano ejemplar. La escritura es algo más grande que la de los códices Sinaítico, Alejandrino y Vaticano; la primera mano no insertó pausas o acentos y sólo algún apóstrofe ocasional. El período se señala con un solo punto. Son frecuentes grandes mayúsculas como en el Alejandrino. El margen de los Evangelios tiene las Secciones Amonianas pero no los números de los cánones de Eusebio, que fueron probablemente escritos con bermellón y se han difuminado. Faltan los capítulos eutalianos y las suscripciones son breves. Por estas indicaciones y por el carácter del escrito, el códice C se coloca en la primera mitad del siglo V, al igual que en el A, Tischendorf distingue dos escribas (contemporáneos) uno para el Antiguo Testamento y otro para el Nuevo, y dos correctores, uno (C2) del siglo VI y otro (C3) del IX; supuso que el lugar de origen era Egipto. Aparte de Tischendorf, nadie más ha estudiado el manuscrito. Originalmente parece que contuvo toda la Biblia. Al presente, del Antiguo Testamento sólo sobreviven algunos de los libros en un estado imperfecto, a saber, casi todo el Eclesiastés, cerca de la mitad de Eclesiástico y Sabiduría, con fragmentos de los Proverbios y Cantar de los Cantares, en total 64 hojas. Quedan cerca de dos tercios del Nuevo Testamento (145 hojas), que incluyen porciones de todos los libros excepto 2 Tesalonicenses y 2 de Juan, pero no hay ningún libro completo. Se dice que el texto de C es muy bueno en el Libro de la Sabiduría, muy malo en el Eclesiástico, dos libros para los que su testimonio es importante. El texto del Nuevo testamento está muy mezclado. Parece que el escriba tuvo delante manuscritos de distintos tipos y siguió unos u otros en distintos momentos. “A veces”, dice Kenyon, “está de acuerdo con el grupo de manuscritos neutrales, a veces con los occidentales, con frecuencia con el Alejandrino y quizás aún más frecuentemente con el Siríaco”. Según Edward Miller (1886), el Codex C se produjo "a la luz del período más intelectual de la Iglesia primitiva". Para Frederic Kenyon, "el manuscrito original contenía toda la Biblia griega, pero el escriba de las obras de San Efrén utilizó sólo hojas dispersas, y el resto probablemente fue destruido". Hort infiere de ciertos desplazamientos en el Apocalipsis que fue copiado de un códice de hojas pequeñas. Tal ejemplar no sería utilizado en los servicios eclesiásticos y no tendría garantía de ser un buen texto. Posiblemente el resto del manuscrito fue copiado de códices similares.
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