SONIDOS DEL MUNDO
viernes, 8 de marzo de 2024
LA PIRÁMIDE DE LOS ITALIANOS: El otro Valle de Los Caídos
¿Una pirámide en España? Efectivamente, para ser más precisos, ubicada entre Burgos y Cantabria - construida durante el gobierno del Generalísimo Francisco Franco en homenaje a los soldados italianos que murieron durante la Gran Cruzada Española, que libero al país de las garras del comunismo - vuelve a ser noticia, ya que luego de largos años de injusto abandono, ha sido declarada Bien de Interés Cultural por la Junta de Castilla y León, por lo que su preservación está asegurada. En efecto, la Pirámide, también conocida como el mausoleo de El Escudo, fue diseñada por un arquitecto, escultor y grabador de origen dálmata Attilio Radic y realizada por un capellán militar, el fraile Pietro Bergamini di Varza. Cuando el conde Galeazzo Ciano, ministro italiano de Asuntos Exteriores y yerno de Mussolini, desembarcó en el puerto de Santander el 13 de julio de 1939, acompañado por una nutrida caravana de automóviles, se dirigió por la carretera nacional hacia el término municipal del Valle de Valdebezana (Burgos). Allí, en medio de un paisaje semialpino, se había erigido, con la aprobación de Franco, un cementerio para inhumar los restos de más de 300 soldados fascistas del Corpo Truppe Volontarie (CTV) caídos en la sangrienta batalla del Escudo, un choque decisivo en julio de 1937 que condujo a las pocas semanas a la liberación de Santander . Concebida como un mausoleo que se reconvertiría en santuario - los cuerpos de los combatientes, enterrados en tumbas excavadas alrededor del edificio escalonado de 20 metros de altura, se exhumaron en los años 70 y se enviaron a la iglesia de San Antonio de Padua, en Zaragoza, o se repatriaron -, su diseño incluyó elementos del futurismo, el fascismo y el racionalismo arquitectónico. Llama la atención su entrada en forma de gran "M", una clara alusión a Mussolini, como otros monumentos italianos de la época. La disposición de la Pirámide de los Italianos presenta un perfil escalonado en sus lados Norte-Sur, que se contrapone con el perfil liso del talud de los otros dos paramentos Este-Oeste, ofreciendo una variedad de puntos de vista estilo art decó y que, para Pietro di Varzi, simboliza el camino de subida al cielo y la dureza de la batalla del Escudo. Por estas fechas se diseñan en Italia otros edificios en los que está presente esta simbología ascensional, como la Villa Malaparte en Capri o el cementerio erigido en honor de los muertos en la Primera Guerra Mundial en el Monte Grappa, obra de Giovanni Greppi. Todo el conjunto de la Pirámide de los Italianos se llevó a cabo conforme a los planos de Radic, y siguiendo la valoración simbólica de Di Varzi, asociando la idea de pirámide con la del panteón romano en su interior. El ingreso al interior del panteón se realiza a través de una cancela de hierro de forja geométrica, de dos hojas, cerrada con un cristal esmerilado en su lado interno, decorado con elementos alusivos a la guerra y a la naturaleza. En su interior a modo de un pequeño panteón, se abre un espacio circular y cupulado que sirve de capilla religiosa para el culto, cubierto por una semiesfera con linterna que permite pasar la luz del exterior a través de dos claraboyas en forma de cruz. Todo el espacio circular se presenta como un columbario con una bella cuadricula, con cientos de loculi (nichos) destinados a acoger las cenizas de los soldados italianos del Corpo Truppe Volontarie, en hornacinas dispuestas en diez pisos, en su día cerradas con pequeñas lápidas con el nombre del soldado y con un número correlativo de orden de las 360 lápidas que conforman el conjunto. A través de una escalerilla vertical de hierro, se accedía a la cripta con los sepulcros de gran tamaño de los oficiales caídos en el combate. Desde el final del franquismo, el mausoleo fascista quedo en el olvido y lucia descuidado en medio de la nada, pero su rescate ha llegado ante la acertada decisión adoptada por el Gobierno de Castilla y León de PP y Vox: declarar el conjunto Bien de Interés Cultural (BIC) al tratarse de un monumento único. "Es un sitio muy especial y de marcado corte fascista porque no sigue la norma de los monumentos a los caídos de la España franquista", señalo Miguel Ángel del Arco, profesor titular en la Universidad de Granada. En su obra Cruces de memoria y olvido, el historiador analizó los homenajes en piedra que hizo el régimen franquista a sus muertos en la Cruzada. Fueron generalmente conjuntos conmemorativos situados en el espacio público - en mitad de las plazas, en la entrada de los pueblos y las ciudades, en medio de grandes avenidas - para ser vistos y que no albergan cuerpos, sino que tenían una forma en la cual la cruz era la absoluta protagonista. Pero la Pirámide de los Italianos, que refleja además la mirada a la época clásica en la que el fascismo se inspiraba, no casa con esta política memorialística. Del Arco recuerda que en la posguerra fue un sitio recóndito que presenció concentraciones y encuentros de veteranos fascistas que se instalaron en España luego de la II Guerra Mundial. "Creo que la polémica no es tal", opina por su parte Gutmaro Gómez Bravo, doctor en Historia por la Universidad Complutense de Madrid e investigador especializado en la historia social de la violencia en la España contemporánea. "Es un Bien de Interés Cultural y está bien que sea así, siempre y cuando se explique adecuadamente: por qué se hizo, cuándo, quién y lo que representa". Una iniciativa similar reclama Antonio Cazorla, catedrático de Historia Contemporánea de Europa en la Universidad de Trent en Ontario (Canadá) y autor de varios libros de historia social del franquismo: "Declararlo BIC y dejarlo así no tiene ningún sentido. Declararlo BIC y musealizarlo, explicando lo que fue, sería otro tema. ¿Lo van a hacer los de Castilla y León? Tengo mis serias dudas. Yo no tengo ningún problema con que se proteja el monumento, que ha sido muy maltratado, pero que se haga algo con él". Por su parte, el vicepresidente de la Junta de Castilla y León, Juan García-Gallardo (Vox), ha justificado la decisión asegurando que el monumento a la memoria de los soldados italianos que lucharon con Franco es de una belleza singular y que estaba amenazada por el sectarismo de la controvertida ‘Ley de Memoria Democrática’ asegurando sin embargo que no chocará con ella. “Se cumplirá con la ley”, ha afirmado. La titularidad del edificio se ha registrado en 1964 y pertenece a la Hermandad de la Rivera de Herbosa. “Una medida que responde a la petición de un particular (doctor en Historia), registrada a en enero del 2023, y que ha estado muy bien argumentada”, así lo manifestó el consejero de Cultura, Gonzalo Santonja. "Se trata de una pieza singularísima dentro del patrimonio arquitectónico castellano, cuyo valor artístico es indiscutible ya que se trata de una obra única en España, que le otorga singularidad cultural y estética" asevero. Queda ahora restaurarla y conservarla para la posteridad.
actualidad cultural