SONIDOS DEL MUNDO
viernes, 11 de marzo de 2022
EL BATALLÓN AZOV: Crímenes sin nombre
Si bien la semana pasada nos referimos al genocidio cometido por el régimen fascista de Kiev desde el 2014 contra la minoría rusoparlante en la región del Dombáss (ubicada en el este de Ucrania) tras el golpe organizado por la CIA que los encumbro al poder, y que por cierto, ahora con motivo de la intervención militar especial rusa vive sus horas de agonía, toca referirse a uno de esos grupos que perpetraron esos atroces crímenes: el Batallón Azov, que desde el momento mismo de su creación opera como una empresa para la guerra y cuyo único objetivo es exterminar a los rusos allí donde se encuentren. Tiene su página de reclutamiento donde ensalza “la gloria” de sus muertos en la campaña del Donetsk. Llamado igual que el mar cercano donde nació al este de Ucrania, tiene una fama temible de la que no puede ufanarse ni el mismo ejército regular ucraniano. Su crueldad y sadismo no conoce límites. Se trata de un mosaico de jóvenes cautivados por el ultranacionalismo más radical que fueron originalmente barrabravas de clubes ucranianos, caracterizados todos ellos con un odio extremo a todo lo ruso. Con su parafernalia fascista, donde su símbolo recuerda al Wolfsangel nazi, una especie de esvástica estilizada sobre fondo amarillo y cuyos uniformes son una copia exacta de los utilizados por los grupos irregulares ucranianos que fueron aliados de los alemanes en la II Guerra Mundial, adiestran a inexpertos en el uso de armas, pero también reclutan a militares curtidos. No son en modo alguno improvisados y sí el presidente ruso Vladimir Putin habló de desmilitarizar a su país vecino, se refería sin duda a ellos. Según confesó el periodista Oleksiy Kuzmenko para la revista estadounidense Newsweek, "desde la revuelta del Maidán del 2014, el gobierno, el ejército y las fuerzas de seguridad han institucionalizado en sus filas antiguas milicias y batallones de voluntarios vinculados a la ideología neonazi". Calificados como un grupo de odio nacionalista, la siniestra reputación que se ganaron los integrantes de Azov no es solo una obsesión atribuida al líder ruso para revalidar su campaña contra el régimen golpista de Kiev. El primer comandante del batallón fue Andriy Biletsky - apodado el Fuhrer blanco - exparlamentario y uno de los líderes de Cuerpo Nacional, agrupación política ultranacionalista que le permitió alcanzar un escaño en la Rada Suprema (el parlamento de Ucrania) entre el 2014 y 2019. "El propósito de Ucrania es liderar las razas blancas del mundo en una cruzada final contra las razas inferiores", llegó a decir al inaugurar su mandato. Cuando este finalizó y no pudo revalidarlo en las elecciones, se integro al partido Svoboda, también ultranacionalista y que tiene como referente histórico al despreciable asesino Stepan Bandera. Este fue un dirigente que colaboró con la ocupación alemana de Ucrania en la II Guerra Mundial. Pero su sadismo y crueldad para con la población civil espanto incluso a los alemanes que rompieron lazos con él y su grupo, quienes se ocultaron en los bosques para seguir combatiendo por su cuenta a los rusos. Con el final de la guerra huyo a Alemania protegido por los EE.UU. donde la KGB lo mandó a asesinar en 1959 en Múnich. Hoy los ultranacionalistas lo reivindican como a “un héroe” en Ucrania y en su “honor” se levantaron estatuas por todo el país. Cabe destcar que el Batallón Azov se confiere “legalidad” desde su propia constitución en el 2014, durante el levantamiento contra el golpe de Estado en Kiev de las repúblicas ahora reconocidas por Rusia de Donetsk y Lugansk. “El Batallón Azov se estableció el 5 de mayo de ese año en Berdyansk como un batallón del servicio de patrulla policial especial (BPSMOP) del Ministerio del Interior sobre la base de una decisión del Ministerio del Interior de Ucrania”. Las referencias que pueden leerse en su página oficial abundan en detalles sobre su declamada legitimidad jurídica: “El 17 de septiembre del 2014, por orden del Ministro del Interior de Ucrania, el Batallón Azov se reorganizó y se integro al Regimiento de Policía Especial Azov del Ministerio del Interior”. El Batallón Azov recibió además la bendición por parte del régimen colaboracionista de Petro Poroshenko como apoyo en la lucha contra los separatistas prorrusos de Donetsk. Tuvieron financiación del magnate de la energía, el judío Igor Kolomoisky o de Serhiy Taruta. "Son nuestros mejores guerreros", llegó a decir Poroshenko. Los ultracionalistas de Azov glorifican a sus integrantes caídos en combate y las acciones militares que emprendieron en la región del este de mayoría rusófona. Dicen de Serhiy Ambros que “era un hombre muy inteligente y culto. Se graduó de la escuela secundaria con medalla de oro, se interesó por el deporte y la vida patriótica de su ciudad natal”. Cuentan de Mykola Troitsky que “murió bajo el seudónimo de Akela y dio su vida por Ucrania. Permanecerá para siempre en nuestra memoria como un verdadero lobo de Odessa”. De otros muertos en escaramuzas con las fuerzas prorrusas se remarca su pertenencia como “ultras” de diferentes clubes de fútbol como el Poltava, de la Primera División o el FC Sumy. Al respecto, un periodista canadiense, Michael Colborne, autor de un libro sobre este grupo armado, contó durante un seminario virtual organizado por la ONG Counter Extremism Project, que el Batallón Azov “dejó de ser solamente una unidad militar afiliada a la Guardia Nacional del país y generó extensiones como el llamado Cuerpo Civil Azov para alcanzar algo así como a los sectores no militares de la sociedad; en el 2016 se expandió en el partido político Cuerpo Nacional y surgieron otras ramificaciones afiliadas y no afiliadas de lo que se conoce como el Batallón Azov. La brutalidad de sus acciones hace que Ucrania realmente tenga un problema con este grupo que prácticamente actúa por su cuenta, cometiendo atroces crímenes con la complicidad de las autoridades de Kiev así como de los EE.UU. y ello no es una ficción de la propaganda del Kremlin. Y ya es hora de hablar de eso. No podemos seguir ocultándolo mas” asevero. Pero todo se paga en esta vida y con la entrada de las tropas rusas en Ucrania ya están siendo cazados inmisericordemente. Por ello, de una forma por lo demás cobarde, se sabe que están utilizando a civiles inocentes como “escudos humanos” para tratar de escapar al estar rodeados, pero nada ni nadie los salvará de su justo castigo.
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