SONIDOS DEL MUNDO

viernes, 4 de septiembre de 2020

AN AGE OF LUXURY - THE ASSYRIANS TO ALEXANDER: La historia de Oriente Medio contada a través de su lujo

Se trata de una exposición itinerante organizada por el British Museum que recorre el mundo para dar a conocer las vastísimas colecciones que atesora. Como sabéis, la vida de lujo de hace tres mil años se parece mucho a la de hoy, que sigue siendo fuente de placer y afirmación de status tal como se puede apreciar en esta muestra que comparte fascinantes objetos como elaboradas vajillas, exóticos perfumes y delicadas joyas. En total son 217 piezas procedentes de las colecciones del British Museum, que conforman la exposición An age of luxury: the Assyrians to Alexander (Una era de lujo: De los asirios a Alejandro) una muestra que descubre los tesoros más deseados y excepcionales de asirios, fenicios, babilonios y persas aqueménidas. "Entonces, como ahora, un objeto de lujo era extravagante, altamente deseado y difícil de conseguir. En aquel tiempo la opulencia buscaba el poder económico, pero también político", nos explica Alexandra Fletcher, conservadora del British Museum. La exposición, que recorre los años del 900 al 300 A.C. rastrea los orígenes del lujo entre las principales civilizaciones de Oriente Medio que comenzó con el surgimiento del Imperio Asirio y culminó con la conquista del Imperio Persa por Alejandro Magno. . “El conquistador transformó el mundo tal y como lo conocían el resto de estas culturas”, indicó Fletcher. Como sabéis, el florecimiento de estas civilizaciones, y todo el comercio ligado al lujo con rutas comerciales que se prolongaban desde Asia hasta Europa, llegó tras siglos de oscurantismo y cuando la estabilidad política consiguió que el comercio renaciera y se establecieran rutas de comercio. Entre las piezas excepcionales que se pueden ver se encuentra la figura de un pez, meticulosamente labrada a partir de una lámina de oro, que se usaba como frasco para aceites perfumados. "Se pueden ver todas y cada una de las escamas", explica Fletcher, que considera este como el objeto fundamental de la muestra. El espectador también puede ver piezas únicas como un huevo de avestruz labrado y usado como recipiente, encontrado en la tumba de Isis, o una gran concha laboriosamente cincelada, que se usaba para cosmética. Entre las piezas que pueden verse en la exposición, se encuentran algunas procedentes del tesoro de Oxus, el tesoro mejor conocido de objetos de oro y plata de la antigua Persia. La exposición recorre asimismo las estrategias para hacerse con estos objetos preciados como el pillaje en la guerra; la importancia de los fenicios en el sector, que se establecieron como comerciantes en la zona, o los lujos personales de la clase alta, con cosméticos y primorosas botellas de perfume, hechas con materiales como vidrio o piedras preciosas. Todos los objetos de la muestra, constituyen un viaje por la historia de las conquistas, las luchas incesantes y los saqueos; pero también son prueba del gran intercambio comercial y cultural de unos imperios que ocuparon un área comprendida entre Europa y Asia. Fletcher los ha seleccionado para demostrar que el lujo antiguo no es tan diferente del actual. “Espero que la gente que venga a ver la exposición se sienta identificada y comprenda por qué las cortes asirias y babilónicas del 700 a.C., por ejemplo, elegían vestir con esas joyas o decoraban sus túnicas con tanta opulencia”, señaló. Otra semejanza con el mundo actual es la sección que la exposición dedica a las imitaciones. Hace 3.000 años, los humanos ya se preocupaban por la riqueza y las apariencias. Demostraban su condición social a través de los artículos de lujo con los que vestían y decoraban sus casas. En el 900 a. C. ya se producían objetos de imitación a partir de materias primas que abarataban su precio. Un ejemplo es la producción de un tradicional tinte púrpura que se realizaba a partir de unos muy específicos caracoles de mar. Asimismo, se puede encontrar una pequeñísima tabla del 600 A.C. que explica una forma alternativa y de bajo coste para conseguir una copia del ansiado color. El equipamiento militar también llama la atención en la citada muestra. “En una sociedad tan obsesionada con el poder y la guerra, la decoración lujosa del armamento servía para demostrar la superioridad de un imperio sobre otro”, comenta Fletcher. La ostentación cubría de oro los carros de caballos: arneses de bronce, marfil y plata servían para deslumbrar al enemigo. “Aunque no son tan ruidosos como los Ferrari de hoy, el efecto es el mismo” añadió.
actualidad cultural
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