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viernes, 14 de diciembre de 2018

LA TORRE DE PISA: Un monumento que desafía al tiempo

A primera vista la célebre Torre de Pisa, uno de las atracciones más visitadas de Italia, domina como siempre las colinas de la Toscana, pero de cerca se ve que está cada vez menos inclinada gracias a la ingeniería. Símbolo de poder de la República de Pisa durante la Edad Media, su situación geográfica comparte terreno con la impresionante Catedral o Duomo, construida entre 1064 y 1122, el Baptisterio y el Camposanto (Cementerio Monumental). Formando en su totalidad un impresionante complejo arquitectónico de estilo románico en mármol blanco. La torre, de unos 58 metros de altura y un peso de más de 14.000 toneladas, comenzó a inclinarse rápidamente tras el inicio de su construcción, en 1173, debido a la debilidad de los cimientos y al terreno maleable, por lo que se suspendieron las obras debido al hundimiento. Lo cierto es que en el año 1275 se volvió a poner en marcha su construcción y también los primeros intentos por enderezar su estructura. Hacia 1301 ya se habían levantado los seis niveles principales y a finales del siglo XIV se terminó de construir definitivamente. La torre cuenta con seis pisos compuestos por arquerías de mármol blanco tallado, que presentan excelentes relieves decorados con figuras de animales. Además de sus 294 escalones que conllevan al campanario, en donde se puede apreciar siete campanas que, según su historia, corresponderían a las siete notas musicales, aunque éstas nunca se tañen. Famosa en todo el mundo por su forma, se temía que la torre llegara a derrumbarse en algún momento. Por ello, el gobierno italiano creó hace 30 años una comisión internacional de expertos y emprendió una campaña de trabajos de consolidación. El monumento declarado en 1987 Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, tuvo que permanecer cerrado al público durante once años, entre 1990 y 2001, para frenar ese fenómeno, debido a que la inclinación llegaba hasta los 4,5 metros con respecto a la vertical. Bajo la supervisión de un comité internacional encabezado por el ingeniero Michele Jamiolkowski, la torre logró enderezarse rápidamente de 41 cm. con respecto a la vertical, a la que se sumaron otros cuatro centímetros, según medidas anunciadas recientemente."Hemos instalado una serie de tubos subterráneos, en el lado donde se inclina la torre", explicó Roberto Cela, director de la Ópera Primaziale Pisana (OPA), la asociación a cargo de los principales monumentos de Pisa. "Eliminamos el material del sótano gracias a perforaciones realizadas con mucho cuidado. Gracias a ese sistema recuperamos la mitad de la pendiente", dice. Nunziante Squeglia, un profesor de ingeniería de la Universidad de Pisa, quien forma parte del grupo de monitoreo del monumento y lleva estudiando y midiendo la torre desde hace 25 años, afirma que para comprender el movimiento de un monumento que pesa 14.500 toneladas, las mediciones se realizan cada hora, algunas con relojes automáticos, otras utilizando instrumentos manuales. "La torre tiende a deformarse y a reducir su inclinación en verano, cuando hace calor, porque se inclina hacia el sur, de modo que la cara sur se calienta y la piedra se dilata. Al dilatarse se endereza", explica Squeglia. "La torre era un misterio cuando llegué, no sabíamos realmente por qué se inclinaba y por qué el fenómeno se acentuaba", confiesa el experto. Según el ingeniero, pese a que ha sido estudiada desde todos los ángulos posibles desde hace más de un siglo, la torre aún conserva muchos secretos, como los restos de una edificación interna cuya función se desconoce. Solo en el 2017 fue visitada por 3,2 millones de personas, atraídas por su peculiaridad, que a su vez es un riesgo para su preservación. Si bien nunca la veremos recta - como es el deseo de muchos - con los trabajos realizados y un continuo mantenimiento, podrá conservarse en ese estado durante siglos.
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