Es la primera muestra monográfica que se le dedica en España y la más completa hasta la fecha a Jheronimus van Aken (mejor conocido como el Bosco) uno de los artistas más enigmáticos e influyentes de la tradición occidental, en una gran exposición que sin duda alguna pasará a la historia del arte, montada en el Museo del Prado desde el pasado 31 de mayo y que estará abierta hasta el 11 de septiembre. Nacido en ‘s-Hertogenbosch, en la actual Holanda y enterrado en su ciudad natal el 9 de agosto de 1516, hace 500 años, el Bosco creó un universo onírico y grotesco, fascinante e imperecedero, protagonizado por una humanidad que incurre reiteradamente en el pecado y que es condenada al infierno. Como sabéis, el Museo del Prado posee la mejor colección del Bosco a nivel mundial, gracias al interés que mostró Felipe II. La exposición reúne más de medio centenar de obras, entre ellas 21 pinturas y ocho dibujos originales del Bosco, así como grabados, relieves, miniaturas y pinturas de otros autores que permiten conocer el contexto en el que vivió el artista. Las obras se presentan al público mediante un montaje expositivo innovador, que permite contemplar sus trípticos más relevantes tanto por el anverso como por el reverso. Los préstamos proceden de Lisboa, Londres, Berlín, Viena, Venecia, Rotterdam, París, Nueva York, Filadelfia y Washington, entre otras ciudades, e incluyen a obras excepcionales, como el Tríptico de las Tentaciones de San Antonio del Museo de Arte Antiga de Lisboa, así como La coronación de espinas (Los improperios), de la National Gallery de Londres, o Cristo con la cruz a cuestas de El Escorial, obras que sólo se podrán ver juntas en el Prado. A estas se unirán piezas procedentes de instituciones como el Albertina y el Kunsthistorisches Museum de Viena, el Museum of Fine Arts de Boston, The Metropolitan Museum of Art de Nueva York, la National Gallery de Washington, el Musée du Louvre de París o el Polo Museale del Veneto de Venecia, entre otros. De las que custodia el Museo del Prado, destacan los trípticos de El jardín de las delicias, una de las obras más analizadas e interpretadas del arte occidental, la Adoración de los magos y el Carro de heno. El heno es símbolo de la avidez del hombre y todas las clases sociales, incluidos emperadores reyes y papas, quieren conseguir su parte de heno. El Prado se ha preparado para esta exposición desde hace años, entre otras cosas emprendiendo una restauración sistemática de sus originales, que ha culminado hace poco con la renovación de la Adoración de los magos, una de las obras maestras del artista, y las Tentaciones de san Antonio, que refleja las torturas y tentaciones que sufrió san Antonio. El visitante también puede contemplar parte de los resultados de un estudio de reflectografía infrarroja y radiografía de El jardín de las delicias, que permite verificar el proceso creativo de la obra. La muestra del Prado cogerá el testigo de la celebrada en el Noordbrabants Museum de Bolduque, de Hertogenbosch, ciudad natal del artista, que desde que se inauguró el 13 de febrero hasta su clausura el 8 de mayo recibió 421.700 visitantes. Como complemento se incluirán también pinturas, miniaturas, dibujos, entalladuras o grabados en los que se representan algunos temas tratados por el pintor, como el infierno o los pecados, para hacer comprender al visitante el entorno en el que se idearon las pinturas de este gran artista holandés.