Como sabéis, las calabazas esculpidas (Jack O'Lantern) son un clásico en Halloween, como lo es el árbol decorado en la fiesta de la Navidad. No hay celebración en el cual ese rostro de mirada demoníaca esculpido en una calabaza no aparezca, ya que se trata de un símbolo imprescindible en esta época del año. Sus orígenes se remontan a la antigua Irlanda, donde un hombre apodado Stingy Jack (Jack el Tacaño) invitó al diablo a tomar un trago con él. Como era de esperar, Jack no quiso pagar la ronda y engañó a su Majestad Infernal para que se convirtiese en unas relucientes monedas de oro para pagar; monedas que se guardó en el bolsillo rápidamente junto a una cruz para apresarlo. Luego, lo volvió a engañar para que subiese a un árbol y marcó la corteza con una cruz para que Lucifer no pudiera bajar. De engaño en engaño. Jack fue logrando que el diablo no reclamase la deuda y dejase su alma en paz. Sin embargo, cuando Jack murió no fue recibido en el cielo por ser un gran pecador y también fue rechazado en el infierno, ya que el diablo le había prometido no buscar su alma. Desde entonces, Jack puso un carbón en un nabo ahuecado y ha estado como un alma en pena dando vueltas alrededor de la tierra desde ese entonces y los irlandeses comenzaron a llamar a este fantasma como Jack of the Lantern. En los países anglófonos de Europa la gente comenzó a crear sus propias versiones de las linternas tallando caras en nabos ahuecados que colocaban cerca de las aberturas para ahuyentar a Stingy Jack y a otros espíritus malignos. Con los inmigrantes, la tradición llegó a Estados Unidos, donde debido a su abundancia y gran tamaño, las calabazas reemplazaron rápidamente a las otras hortalizas. Con el tiempo, tallar en calabazas fue convirtiéndose en un arte cada vez más sofisticado. Del simple rostro con expresión maléfica, en la actualidad, se realizan todo tipo de dibujos, que van desde momentos políticos a la cultura pop. Entre los artistas más destacados de los EE.UU. se encuentra Edward Cabral, quien realiza trabajos tan elaborados que merecerían, por lo menos, un rincón en un museo. Cabral, de 28 años y oriundo de Chicago, comenzó a trabajar con esta técnica hace solo tres años, cuando participó del show de tres semanas de duración conocido como el Jack-O-Lantern Spectacular, en Louisville, Kentucky. "Trabajo con materiales que no pueden ser guardados, como la comida o cerámica blanda, porque disfruto mirar cómo mi trabajo decae", dijo en una reciente entrevista, preparándose a tallar unas calabazas para la Noche de Brujas.