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viernes, 27 de junio de 2014
GRANDES FRAUDES DE LA ARQUEOLOGIA: La Tiara de Saitafernes
El 1 de abril de 1896, el Louvre anunció haber comprado una tiara de oro que perteneció al rey escita Saitafernes, pagando por esta pieza 200.000 francos de oro. Una inscripción en griego antiguo sobre la tiara decía "El Consejo y los ciudadanos de Olbia honran al gran e invencible Rey Saitafernes". Para los expertos del Louvre, la tiara confirmaba un hecho que tuvo lugar a finales del siglo III A.C. o a inicios del siglo II A.C., cuando según la historia, las tropas escitas del rey Saitafernes habían asediado la colonia griega de Olbia, situada sobre el Mar Negro, y el monarca atacante solamente pudo ser convencido por los griegos para retirarse mediante la entrega de costosos regalos. Sin embargo, al poco tiempo de ser expuesta en el Louvre, varios expertos pusieron en tela de juicio la autenticidad de la tiara. Entre ellos estaba el arqueólogo alemán Adolf Furtwangler, quien observó problemas estilísticos en los grabados y diseños de la tiara y cuestionó la aparente falta de signos de envejecimiento en la misma. Aun así, por varios años, el Museo del Louvre defendió la autenticidad de su tesoro. Al parecer, dos años antes de la compra del Louvre, dos comerciantes le encargaron al orfebre ruso Israel Rouchomovsky, elaborar la tiara. Le explicaron que era un regalo para un arqueólogo amigo suyo, suministrándole detalles de excavaciones recientes de estilo griego para ayudarle con el diseño. No fue sino hasta que este se enteró de las noticias del escándalo del Louvre, cuando supo del destino de su creación y viajó hasta París presentándose en el Museo del Louvre como el verdadero creador de la tiara. En un primer momento los expertos del museo se negaron a creerle, hasta que Rouchomovsky les demostró su habilidad al reproducir de modo exacto un fragmento de la tiara. Avergonzados por el descubrimiento, los directivos del Louvre ocultaron la pieza en el depósito. En 1997, el Museo de Israel en Jerusalén pidió prestada al Louvre la tiara de Saitafernes para una exhibición sobre la obra de Israel Rouchomovsky. Finalmente en el 2009, el Museo Superior de Arte de Atlanta pidió prestada la tiara para una exhibición sobre el Louvre, Desde entonces, no ha vuelto a salir de la bóveda donde se conserva, para ser exhibida como el fraude que es.
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