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viernes, 20 de junio de 2025
ENTRE EL MITO Y LA HISTORIA: ¿Fue la Torre de Babel un zigurat?
La historia de la Torre de Babel del Libro del Génesis cuenta “cómo luego del diluvio, los descendientes de Noé se asentaron en Babilonia y trataron de construir una ciudad con una torre que llegase al cielo”. Creyeron que la obra era posible ya que todos se entendían al existir un solo idioma, pero Dios lo interpretó como un acto de soberbia y confundió las leguas de la gente, provocando la incomprensión y el abandono del proyecto. El mito bíblico se construye en el siglo VI a.C., durante el periodo conocido como neobabilonio, cuando Nabuconodosor II conquistó el reino de Judá y destruyó Jerusalén siendo muchos hebreos deportados a Babilonia. Hasta el comienzo del estudio de los textos cuneiformes y de la excavación de Babilonia en el actual Iraq realizada entre 1898 a 1917 por el equipo del arqueólogo alemán Robert Koldewey elegido por la Deutsche Orientgesellschaft, todas las noticias que se tenían de Babilonia provenían o de la Biblia o del Libro I de las Historias de Herodoto (m.425 a.C.), quien describe un templo de ocho torres con una escalera exterior. Estas fuentes fueron usadas hasta el siglo XVIII por viajeros occidentales que desde la Edad Media visitaban la zona impulsados por la fuerza del mito sin llegar a una ubicación correcta. Uno de los primeros viajeros que creyó identificar la torre describe las ruinas de Babilonia, que “todavía se encuentra allí el palacio derruido de Nabuconodosor, y los hombres temen entrar en él debido a los alacranes y serpientes que hay en su interior”. Este anónimo visitante no identifica la Torre de Babel entre la ruinas de Babilonia, pero si lo hace a pocos kilómetros al sur asociándola a las ruinas del zigurat Birs Nimrud que describe como un edificio imponente con una base dos millas, ancho de cuarenta codos y alto de doscientos: “cada diez codos hay caminos y por ellos se sube en espiral hasta arriba viéndose allí una extensión de veinte millas ya que el país es llano”. En tanto, en El Libro de las maravillas del mundo, escrito entre 1357 y 1371, atribuido al viajero Jehan de Mandeville, quien en 1322 haría un viaje de 34 años, se mencionaba que la Torre de Babel fue construida por Nemrud, un bravo cazador que ejerció su dominio entre Noé y Abraham. Si bien Herodoto visito realmente la Babilonia histórica, en los siglos XVI y XVII se pierde la memoria real de estos lugares proponiéndose otras alternativas tanto para la ciudad como para la torre. Entre 1563 y 1581 Cesare de Federici, un comerciante veneciano que realiza un viaje a la India oriental, identifica Bagdad con Babilonia y la Torre de Babel con unas ruinas en ‘Aqarquf a las que llamó Nimrud, confundiendo las ruinas del zigurat de Dur-Kurigalzu con la ansiada torre. Esta interpretación fue mantenida por los viajeros que visitaban la zona, llegando el comerciante inglés John Elred a medir el monumento y tomar notas de la técnica constructiva sobre las ruinas de Birs Nimrud en su viaje en 1583. Esta teoría cobró fuerza, ya que entre 1761-1767 el matemático danés Karsten Niebuhr visita la zona y llega a la misma conclusión con la obra de Herodoto en la mano. Pero no fueron estas los únicos emplazamientos propuestos: en 1616 el caballero romano Pietro della Valle exploró el sitio de Tell Babill, al norte de Bagdad pensando que la toponimia podría ser un indicador de la presencia de la torre. Esta localización fue puesta en duda por el abad Joseph de Beauchmap vicario general en Bagdad en 1781 quien localiza el emplazamiento clásico de Babilonia llegando incluso a sacar algunos ladrillos de colores de la puerta de Isthar. Desde principios del XIX con el crecimiento de los intereses económicos de los británicos en Oriente se instalan en Bagdad y en Basora las oficinas de la Compañía de las Indias Orientales para controlar el comercio de la India, acudiendo a la sede de Bagdad intelectuales como el pintor Robert Ker Porter, quien llegó incluso a describir las fases de construcción de la Torre de Babel a la que identificaba con Bis Nimrud. Cabe precisar que la rivalidad comercial entre Inglaterra y Francia se reflejó en sus misiones arqueológicas en Oriente disputándose el hallazgo de la Torre de Babel, pero no sería hasta la intervención del alemán Koldewey cuando se identificaron, tanto la ciudad de Babilonia con su avenida procesional, con leones y dragones esmaltados ( que se conservan en el Museo de Pérgamo, Berlin); como las estructuras de adobe del zigurat Etemenaki, el Templo de la Creación del Cielo y la Tierra dedicado al dios Marduk mencionado en el Código de Hammurabi. De finales del siglo XII a.C. es un texto conocido como “Tintir”, donde se describe Babilonia como centro del mundo y dentro de la topografía religiosa de la ciudad el barrio de Eridu, donde se sitúa el Etemenaki , la réplica del Ešarra, la “Casa de la totalidad”. Este templo fue destruido por Senaquerib en el 689 a.C. y reconstruido por Nabucodonosor II como un zigurat de siete pisos con un templo de lapislázuli dedicado a Marduk en una cima que llegaba hasta el cielo como se menciona en diversas inscripciones del periodo. Aunque el edificio parece que estuvo en pie en la visita de Herodoto en el 469 a.C., luego del castigo del persa Jerjes tras la sublevación del 482, en el 331 a.C. cuando Alejandro establece en Babilonia la capital de su imperio, el edifico estaba en ruinas. A pesar de las imágenes sobre la torre de Babel que existen, tanto en la literatura como en el arte, no se ha encontrado ningún registro que indique como lucía. El relato del Génesis no hace mención a su destrucción ya que solo habla que la construcción quedo abandonada. Sin embargo en otras fuentes, como el Libro de los Jubileos (cap. 10 v.18-27), Alejandro Polihistor (frag. 10), Abideno (frags. 5 y 6), Flavio Josefo (Antigüedades 1.4.3) y los Oráculos sibilinos (iii 117-129), se dice que Dios derribo la torre con un gran viento. En el Midrash, se dice que la parte superior de la torre fue quemada, la parte inferior fue tragada por la tierra y el medio se dejó en reposo para erosionarse con el tiempo, por lo que hoy al igual que el Arca de Noe, “desapareció” de la historia.
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