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viernes, 5 de enero de 2024
ÇATAL HÜYÜK: El nacimiento de la civilización
Las primeras comunidades humanas de tipo sedentario aparecieron, hacia 7500 a.C., en una amplia zona que se extiende desde el Levante mediterráneo hasta la cadena de los Zagros iraníes. De este período, conocido como Neolítico, se han encontrado yacimientos importantes: Aïn Gazal en Jordania, Tell Halula en Siria y Jarmo en Iraq. Pero quizás el más impresionante sea Çatal Hüyük en Turquía, prototipo de lo que iba a ser el próximo gran paso en la historia de la humanidad: la aparición de las ciudades. Çatal Hüyük se encuentra a unos 40 kilómetros al sureste de Konya. A principios de la década de 1950 llegó a la zona un joven arqueólogo británico, James Mellaart, que, con apenas 26 años y bajo los auspicios del British Institute of Archaeology de Ankara, dirigió los trabajos de excavación de varios yacimientos. Una gran intuición, el acierto en sus elecciones y una buena dosis de casualidad y fortuna hicieron famoso a Mellaart entre sus colegas, que lo consideraban una especie de "zahorí" de la arqueología, ya que apenas iniciadas las excavaciones enseguida daba con hallazgos importantes. Inicialmente, Mellaart excavó diversos yacimientos de la zona como Hacilar, otro importante centro neolítico. Çatal Hüyük había sido localizado ya en 1952, pero no se pudo explorar de inmediato a causa de la disentería y la falta de medios de transporte. Como Mellaart relató, fue "un frío día de noviembre de 1958, justo antes de la caída de la noche, cuando yo mismo, acompañado por Mr. Alan Hall y por Mr. David French, alcanzamos el doble montículo de Çatal Hüyük". En efecto, dicho asentamiento está formado por dos pequeñas elevaciones, la mayor de las cuales, situada al este, mide entre 17,5 y 22 metros de altura con una base de 500 por 300 metros. Las excavaciones se iniciaron ese mismo año y, como siempre, a Mellaart le acompañó la suerte. Él mismo lo contó: "La importancia de nuestro descubrimiento fue clara desde el principio, por el hallazgo tanto de la cerámica como de las puntas de flecha de obsidiana que estaban estrechamente relacionadas con el material neolítico excavado por el profesor J. Garstang en los niveles más profundos de Mersin, en la costa de Cilicia". El descubrimiento refutaba la creencia, muy extendida hasta 1958, de que en la llanura anatólica no existían asentamientos neolíticos. Aun así, la excavación exhaustiva del yacimiento tuvo que esperar hasta 1961, debido a que en ese momento Mellaart estaba excavando en Hacilar. Hasta que no terminó sus trabajos allí en 1960 no pudo comenzar las excavaciones en Çatal Hüyük, que siguieron en los años 1962, 1963 y 1965. A lo largo de estas campañas se descubrieron hasta 15 niveles de ocupación, con una cronología entre 6700 a.C. y 5650 a.C., lo que hizo de Çatal Hüyük uno de los más antiguos asentamientos no solo de Anatolia, sino de todo el Próximo Oriente. Destacan los niveles II-VIII, en los que las casas eran de planta regular con habitaciones unidas entre sí pared con pared. Habían sido construidas con ladrillos de adobe secados al sol, con las paredes y el suelo encalados y un techo plano de vigas, maderas ligeras y una gruesa capa de barro. De este modo se creaba una protección entre las casas a través de sus paredes exteriores, dejando solo libre un espacio central para llevar a cabo tareas comunales o como lugar de reunión. Pero el rasgo más llamativo de todos era la forma de acceso a las casas: a través del techo. Además, en por lo menos 40 de las 139 casas excavadas se hallaron pinturas murales con motivos geométricos, animales y humanos (aislados o formando conjuntos), así como escenas de caza, de baile, rituales (buitres descarnando cadáveres). Destaca la decoración a base de relieves de figuras de barro en las paredes, que representaban cabezas de animales (testas o cuernos de toro), animales enteros (leopardos, jabalíes) o figuras femeninas (seguramente alguna diosa de la fertilidad). También se hallaron figuritas de animales y diosas de la fertilidad, cerámica y otros materiales. Todo ello llevó a Mellaart a pensar que esas dependencias eran espacios de culto donde se realizaban ritos en honor de los dioses; en ocasiones incluso se utilizaron como lugar de enterramiento. Mellaart las definió como santuarios y capillas. De este modo, los edificios de Çatal Hüyük quedaron clasificados en tres tipos: las casas de habitación, los grandes santuarios y las pequeñas capillas. A partir de esto, Mellaart planteó la hipótesis de que Çatal Hüyük era un centro religioso donde "los santuarios mayores servían para el culto público y podían ser habitados puntualmente durante las grandes celebraciones, las capillas eran las residencias habituales de los altos sacerdotes y las casas normales, las de los sacerdotes de menor rango". Los 8.000 habitantes que debió de tener Çatal Hüyük presentaban una gran especialización laboral: había campesinos, ganaderos, artesanos, constructores, comerciantes y una casta sacerdotal que seguramente se situaría en lo alto de la cúspide social. Así, para Mellaart, "la civilización neolítica de Çatal Hüyük representa algo único en la larga historia del desarrollo humano: un nexo de unión entre los remotos cazadores del Paleolítico Superior y el nuevo orden de productores de alimentos que resultará ser la base de nuestra propia civilización". Pero el idilio de Mellaart con la arqueología también tuvo un capítulo oscuro: el llamado "caso Dorak", un asunto relacionado con excavaciones clandestinas, en el que, sin saber muy bien cómo, Mellaart se encontró involucrado y por el que fue acusado de comercio ilegal. A pesar de ser absuelto en 1965, el Gobierno turco no le concedió más permisos de excavación. Un triste final para la carrera de un gran y afortunado arqueólogo que desveló al mundo los secretos de uno de sus más antiguos asentamientos: Çatal Hüyük.
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