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viernes, 28 de abril de 2023
STONE OF SCONE: La Piedra del Destino
Con motivo de la coronación el próximo sábado de Carlos III como Rey de Inglaterra, toca tratar en esta oportunidad de una pieza de 150 kg, en la que se habían coronado los reyes escoceses durante siglos, hasta que les que fue arrebatada por el rey Eduardo I al anexionar Escocia a Inglaterra en 1239. Es la llamada Piedra de Scone, también conocida como Piedra del Destino o de la Coronación, considerada símbolo nacional de Escocia y que les fue devuelta en 1996. El "martillo de los escoceses", tal como era conocido Eduardo I, se la llevó a Londres como botín de guerra para ser usada en la coronación de los soberanos ingleses. El mismo Eduardo I mandó construir en Westminster un trono especialmente diseñado para contener en su parte inferior a la Piedra del Destino. Creía que quien estuviera en posesión de la milenaria piedra sería el legítimo soberano de Escocia. En 1950, unos estudiantes escoceses e irlandeses - para quienes también tiene rango de signo nacional de identidad y la conocen como Lia-Fàil ("la piedra que habla"), por su mágica cualidad de gritar en la aprobación de un candidato real - la rescataron de la Abadía de Westminster, pero fue recuperada a los pocos meses, justo a tiempo para presidir la coronación de la reptiliana Isabel II. Cuando en 1996, los herederos de la corona británica decidieron devolverla al castillo de Edimburgo “como gesto de buena voluntad”, ante el auge político del movimiento nacionalista escocés, pusieron la condición de que volviera a Londres para su uso en futuras coronaciones, conservándose desde entonces junto a las joyas de la corona escocesa. Demás está decir que ya se encuentra en la capital británica y sobre ella será coronado Carlos III, a pesar del rechazo mayoritario de los escoceses a prestarla para la ceremonia. La piedra solo tiene como inscripción una cruz latina. Aunque en el libro “Monumentos celtas” del cronista medieval Giraldus Cambrensis (1146-1223), dice que vio el siguiente lema escrito en ella: “Si el destino es verdadero, luego los escoceses serán conocidos por haber sido reyes donde sus hombres encuentren esta piedra”. La leyenda cuenta que esta piedra se remonta a la época de Jacob - nieto de Abraham -, patriarca de las tres grandes religiones monoteístas: la cristiana, la islámica y la judía. La Biblia narra como Jacob tuvo un sueño profético en el que Dios le entregaba la tierra sobre la que estaba durmiendo y le prometía que tendría una progenie tan abundante como el polvo de la tierra. Jacob durante este sueño habría apoyado su cabeza sobre una piedra. Cuando despertó la bendijo, la unció con aceite y la colocó sobre un pedestal. Siendo conservada por los judíos como objeto de culto. De acuerdo con esta tradición, la piedra estuvo en el Templo de Jerusalén hasta la invasión de Nabucodonosor, rey de Babilonia, en el 597 a.C. Se cuenta que el profeta Jeremías junto con dos hijas del rey Sedequias escapó con la piedra a Egipto, de allí fue llevada a España y luego a las Islas Británicas. Sin que aún se sepa muy bien cómo, la Piedra del Destino recaló en Irlanda –la tradición dice que fue un rey llamado Simon Brec quien la transportó– y se colocó en la entonces capital Thernor, hoy Tara. Se la llamó Liath Fàil –Piedra de la Coronación– porque siguió utilizándose con el mismo fin que antaño. Lo cierto es que esta reliquia pudo formar parte de un conjunto algo mayor que acabó diseminándose por diferentes lugares de Irlanda, ya que no es la única piedra a la que se le atribuye el mismo poder, aunque sí la más famosa. De hecho, el nombre de Liath Fàil parece corresponderse más a una forma de nombrar a este tipo de rocas que a una en exclusiva –hoy pueda verse en la misma Tara una columna pétrea con ese mismo nombre–.Otras piedras semejantes se localizan en Londonderry (Irlanda del Norte) y en Lituania –conocida como Zasliai–. Todas presentan en su cara superior huellas talladas, posiblemente para sostener en ellas los pies desnudos del rey durante la investidura. Lo que no variaba en demasía, dentro de la tradición irlandesa, era el procedimiento, consistente en que ante la piedra o sobre la misma se situaba el candidato a ostentar la corona. Tras una serie de rituales, si ésta "gritaba" para hacer oír su aprobación, ya se tenía nuevo rey; si "callaba", se buscaba otro candidato. Por eso se la conoció posteriormente como la Piedra del Destino. Lo que realmente quería señalarse, es que el pretendiente al trono obtenía su corona por aprobación divina. De ahí que la piedra "gritara" si le gustaba el candidato o viceversa. Esta creencia poseía una importancia capital, ya que si el rey era nombrado con la aprobación divina, significaba que sus decisiones también estaban avaladas por Dios y, por tanto, ningún mortal debía cuestionarlas fueran cuales fueran. Por eso se le mostraba una profunda veneración a la Piedra del Destino, porque ella designaba el futuro de todo un pueblo a través de un único elegido. Se convirtió así en la piedra sagrada sobre la que fueron coronados los reyes irlandeses, y posteriormente los escoceses, quienes veneraron y adoptaron la pieza como un símbolo nacional. Ahora, la piedra esta de “regreso” en la Abadía de Westminster, donde volvió a ser colocada debajo de la Coronation Chair (Silla de la Coronación), un trono de madera de 700 años de antigüedad sobre el cual Carlos III se sentará para recibir la corona. Cabe precisar que el primer ministro escocés Hamza Yousaf es objeto de duras críticas por haber permitido que se llevaran la piedra a Londres, ignorando el llamado de su predecesor Alex Salmond, que buscó evitar que Stone of Scone salga de Edimburgo para la coronación. “El gobierno de Westminster ha negado el legítimo deseo del pueblo escocés de celebrar al menos un referéndum sobre la autodeterminación”, dijo. “No veo por qué un gobierno escocés debería simplemente decir dócilmente le devolveremos la propiedad que nos robaron hace 700 años” expreso. El viaje de regreso de la piedra será organizado por el gobierno de Escocia, aunque es probable que este será su último viaje hacia el sur, ya que la Silla de la Coronación está en mal estado y deberán asegurarse de que pueda sostener una piedra extremadamente pesada. A su llegada a Westminster, la roca fue colocada debajo del trono de coronación en un procedimiento que llevo varias horas para garantizar que ambos objetos no sufran daños. Sobre ella se sentará Carlos III para ser ungido por el Arzobispo de Canterbury y luego se le ofrecerán las denominadas ‘joyas de la corona’: la Espada, el Cetro, el Orbe y la Corona.
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